Por Isabel Soria del Río (@Isabelsoriar)
Hoy, me gustaría compartir con vosotros/as un cuento que siempre me ha gustado mucho. Lo leí hace tiempo y siempre me hace pensar en la gente maravillosa que nos hace perseguir un sueño. El cuento dice así:
La Ventana
Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupaban la misma habitación en un hospital. Una habitación amplia y diáfana, de paredes blancas, vacías de decoración.
A uno de ellos se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante unas horas, para ayudarle a drenar el líquido de sus pulmones. Su cama daba a la única ventana de la habitación. El otro hombre, tenia que estar todo el tiempo boca arriba.
Los dos charlaban durante horas. Hablaban de sus mujeres y sus familias, de sus hogares, sus trabajos y de su estancia en el servicio militar hasta que, cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana.
El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior.
Los relatos del hombre eran tan perfectos que su compañero ya no añoraba tener una ventana a su lado, le bastaba con oírle. Sus días de sufrimiento se transformaban, al menos por unas horas, en paseos por un parque con un precioso lago, con patos y cisnes jugando en el agua y niños haciendo volar sus cometas. Todas las tardes, podía ver a los jóvenes enamorados paseando de la mano entre las flores, mientras el arco iris teñía el cielo con todos sus colores. Grandes árboles adornaban el paisaje y se podía ver en la distancia, una bella vista de la línea de la ciudad. Le bastaba con cerrar los ojos e imaginar la idílica escena.
Una tarde calurosa, el hombre describió un desfile que estaba pasando. Aunque el otro hombre no podía oír a la banda, podía verlo con los ojos de su mente, exactamente como lo describía el hombre de la ventana con sus mágicas palabras.
Pasaron días y semanas.
Una mañana, la enfermera de día entró con el agua para bañarles y encontró el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía.
Tan pronto como lo consideró apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la otra cama, junto a la ventana. La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación.
Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo él mismo.
Se esforzó para girarse despacio y mirar por la
ventana… y se encontró con una pared blanca.
Haciendo aun más esfuerzo, se estiró para intentar sortear el blanco de la pared y ver más allá, toda aquella hermosura, los cisnes, la fuente, los niños… pero seguía la pared blanca, sólo se veía una enorme y fría pared blanca.
El hombre, disgustado, preguntó a la enfermera por qué habían construido allí una pared que impedía ver el parque. La enfermera, sonriendo, le contestó que la pared estaba allí hace años. El hombre le dijo que eso no era verdad, que su compañero, hasta el día de su muerte, había podido ver hasta la línea donde acaba la enorme ciudad.
La enfermera, tras unos segundos de silencio, sentenció: ¨ su compañero era ciego, nunca supo que estaba aquí la ventana ¨
Autor desconocido. (Extraído del libro “Otra taza de chocolate caliente para el alma”, de Canfield y Hansen)
Este cuento siempre me hace pensar en todas las personas que con su excelente actitud, sus ganas de vivir y disfrutar pueden contagiar y hacer soñar a los demás. ¡que importantes son estas personas en los equipo! ¡cómo movilizan a sus compañeros, incluso en momentos muy difíciles! ¡que importante encontrar jefes, líderes que tengan esta capacidad!
Como bien decía Miriam Subirana en un genial artículo en el Pais:
Hay personas que cuando se cruzan en nuestro camino nos inspiran. Su presencia nos abre la mirada a otra forma de ver, su ejemplo nos da la esperanza de que el cambio positivo es posible y sus palabras nos dan fuerzas para no tirar la toalla. En esos momentos, esa persona se ha convertido en una fuente de inspiración que despierta nuestra creatividad para ser quienes realmente somos y para atrevernos a decidir, hablar y actuar. Dejamos de ser víctimas de nuestras circunstancias y pasamos a ser responsables y creadores de nuestra realidad. …”
El líder debe hacer soñar a los demás, debe conectar con sus sueños, tiene que hacer que la gente crea en sus proyectos, los viva y los sienta . Tiene que motivar a los demás y ayudarlos a dar sentido a sus esfuerzos, aún en momentos en los que parece que todo está perdido.
¿Cómo conecta el líder con los sueños de su gente?
Brent Filson, autor de numerosos artículos y autor de más de 20 libros sobre liderazgo, nos dice que los mejores líderes no le ordenan a la gente a hacer el trabajo, los mejores líderes motivan a la gente para que quieran hacer el trabajo. Observa cuidadosamente a través de las metas, propósitos, aspiraciones, encuentra la verdadera fuente de la motivación: su sueño.
- Los sueños no son metas ni propósitos. Las metas son el resultado hacia el cual se dirigen los esfuerzos. La realización de un sueño puede contener metas, que pueden ser como escalones en el camino para alcanzar los sueños. Pero el cumplimiento de una meta no necesariamente tendrá como resultado el cumplimiento de un sueño.
- Los sueños no son aspiraciones y ambiciones. Las aspiraciones y las ambiciones son fuertes deseos de alcanzar algo.
El líder que le habla a la gente de aspiraciones y ambiciones, está hablando de algo que los motiva, pero no necesariamente toca el corazón mismo de su motivación. Uno puede aspirar o ser ambicioso para alcanzar un sueño. Pero la inspiración y ambición también pueden estar conectadas con cosa menos importantes que un sueño.
- Un sueño comprende nuestras más sentidas necesidades no satisfechas. Involucra nuestra identidad. Frecuentemente no nos sentimos realizados como seres humanos hasta que llevamos a cabo nuestros sueños. Si los líderes evitan los sueños de la gente, si los líderes nada más establecen metas (siendo importantes las metas), pierden la oportunidad de ayudar a aquellas personas lograr grandes de resultados.
El líder debe comprender los sueños de se gente. Ellos no le van a decir cuáles son sus sueños hasta que no hasta que ellos confíen y sientan que el líder les puede ayudar a lograrlos.
- Por supuesto, los sueños no deben ser fantasías. Ir a la montaña puede ser un sueño. Pararse en la montaña puede ser un sueño. Por otro lado, hacer que la montaña venga nosotros es una fantasía. Los sueños pueden ser realizados, las fantasías no. El líder debe enfocarse en los sueños objetivamente alcanzables, no en las fantasías.
Solamente un líder en que confíe la gente puede ayudarles a reorientar sus sueños.
Mucha gente tiene un sueño para su vida y para su trabajo. Aún las personas que se han encontrado en circunstancias adversas, tales como prisiones y campos de concentración, sueñan con una vida plena más allá de sus circunstancias actuales. Si ellos pierden sus sueños, ellos pierden una cualidad esencial de su humanidad, pero las persona no será transformada a través del liderazgo si su líder no confía en el/ella y tiene pocas expectativas acerca de sus sueños y/o si están convencidos que su líder no puede ayudarles a alcanzar su sueño.
- Mucha gente no es consciente de lo que sueña, pero eso no significa que no tengan sueños. Un sueño en el subconsciente puede motivar a actuar a la gente aún sin tener la claridad conceptual de porque actúan y el líder debe estar preparado para ayudarle a descubrir cual es su sueño.
- Cada sueño tiene un precio. Una cosa es pensarlo, otra cosa es hacerlo. El líder debe conocer el precio que la gente debe pagar para alcanzarlo y debe hacerles comprender el precio.
- El líder, debe soñar con su gente. Si nuestros vagones no llegan a las estrellas, los vagones y las estrellas perderán su verdadero significado en nuestras vidas.
Los sueños dan un verdadero significado a la emoción y el propósito de actuar. La gente que cree que están viviendo su sueño ven sus trabajos como parte de algo mucho más grande y trabajan de acuerdo con ello. De igual manera, aquellas personas que ven su trabajo como la antítesis de su sueño, sentirán que su trabajo es opresivo; y trabajarán de acuerdo con ello.
Conclusión
Y después de todo esto, solo puedo deciros que los líderes inspiradores, transformadores son aquellos que son capaces de transformar una pared blanca y fría en el paisaje de la ciudad más hermosa y, una vez hecho esto,lo comparte con su gente, les traslada allí: les conduce y le ilusiona para alcanzar su sueño.
Publicado en Inspiring Benefits. Post original aquí.
Del mismo autor en este blog:
Empatía para convivir en el entorno laboral
Empresas felices: “Happy companies”
Para seguir leyendo:
Sueños
Tengo cero posibilidades, ninguna
La motivación secuestrada
El líder debe multiplicar
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