Empatía y simpatía

Por Antonio Esquivias

Resumen: hay una cierta confusión entre las dos nociones. Empatía es la capacidad o habilidad que lleva a sintonizar con el sentimiento del otro, permaneciendo conscientes de que se trata de un sentimiento de otro. Por simpatía se entiende: «vivencia positiva del mundo emocional de otra persona, que lleva a un cierto contagio o conexión en los mismos sentimientos». Confundir empatía y simpatía lleva a algunas dificultades. Por un lado sobre-implicación y por otro negación del mundo de los sentimientos de los alumnos. Adquirir de una manera práctica la capacidad de la empatía es una urgencia para los profesores y para todo el sistema educativo, es una de las claves del sistema.huellas3

A lo largo de muchos cursos a docentes de la educación, desde infantil a bachillerato, he visto que hay una cierta confusión entre las dos nociones y me gustaría aportar mi personal idea del tema porque es algo que me parece central para los docentes en la educación.

Empatía es la capacidad o habilidad que lleva a sintonizar con el sentimiento del otro, permaneciendo conscientes de que se trata de un sentimiento de otro. Esta es una clave, en la empatía no nos identificamos emocionalmente con el sentimiento, sencillamente lo detectamos. Por ejemplo, detectamos que la persona con la que hablamos se ha enfadado, pero nosotros no nos hemos enfadado, sencillamente hemos detectado ese enfado y lo aceptamos. Desde esta postura podemos gestionar de una manera constructiva ese enfado. El diccionario de María Moliner recoge lacónicamente este significado: «capacidad de una persona de participar afectivamente en la realidad de otra.

huellas4Se puede entender con facilidad que esta capacidad es una de las más importantes para los docentes, ya que la educación, en realidad la comunicación misma, necesita de esta conexión y aceptación de los sentimientos de la otra persona. Se trata de una de los elementos del respeto a cada persona: el respeto a sus sentimientos. Debo añadir que aceptar un sentimiento no es aceptar una conducta, los sentimientos siempre son aceptables, la conductas depende.

En nuestra definición, por simpatía se entiende: «vivencia positiva del mundo emocional de otra persona, que lleva a un cierto contagio o conexión en los mismos sentimientos». Por su parte simpatía en el diccionario de la RAE, es: «inclinación afectiva entre personas, generalmente espontánea y mutua». Etimológicamente procede del griego (sym-pathos) y significa: comunidad de sentimientos.

Confundir empatía y simpatía lleva a algunas dificultades y entiendo también resistencias por parte de los profesores.

Si por empatía se entiende identificación y «simpatía» hacia los sentimientos, quien huellas_thulo haga así entenderá que debe hacerse cargo de esos sentimientos, hacerse cargo es responsabilizarse. Vista así la empatía es una puerta hacia esa sobre-implicación, que hace que los profesores carguen con los problemas y dificultades de sus alumnos, no sepan poner límites y terminen llevándose esos problemas a casa. Esto evidentemente genera mucho estrés. No olvidemos que la profesión de docente es una de las que mayor estrés padece.

El modo de evitar esto sería un cerrarse a los sentimientos de los alumnos, poner barreras. Es decir, limitarse a una actitud que solo está atenta a los aspectos objetivos y no a los afectivos de las relaciones. Profesores que afirman que ellos enseñan inglés, o matemáticas, o… Algo que evidentemente choca con la realidad de los alumnos día a día. Implica además obviar el mundo de las emociones y sentimientos de los alumnos, es decir actuar solo en las conductas. Esto a mi entender conlleva muchas dificultades.

En tal caso los profesores se encontrarían en dos posiciones en las que una les lleva a la sobre-implicación y la segunda les lleva a poner límites un tanto arbitrarios. En mi percepción la mayor parte de los profesores se sitúa en el lado de la sobre-implicación, pero esto tampoco es una vHuellas5entaja, sino una sobrecarga de estrés.

Adquirir de una manera práctica la capacidad de la empatía se convierte de este modo en una urgencia para los profesores y para todo el sistema educativo, es una de las claves del sistema. La empatía es una capacidad y una habilidad y necesita tiempo y mucha práctica para adquirirse. Ese tiempo y esa práctica actualmente no está incluida de forma íntegra en la formación de los docentes.

Desde luego si queremos impartir una educación integral, si queremos que la educación emocional forme parte central de la educación, de la escuela, nos encontramos con esta prioridad: formar en la capacidad de la empatía dedicándole todo el tiempo y esfuerzos necesarios.

Publicado en Antonio Esquivias. Post original aquí.

Para seguir leyendo:

Inteligencia emocional. Cómo la empatía permite mejorar tus relaciones.

Competencias Básicas: Autoestima, Asertividad y Empatía

El poder de la resonancia colectiva

Si te ha interesado este post, no olvides dejarnos tus comentarios. También apreciamos que los compartas con tus amigos y contactos en las redes sociales. Muchas gracias.

Share

Importancia de la inteligencia emocional en el crecimiento personal

por Ing. Carlos Mora Vanegas

Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo”.

Todos los que nos presentamos en este planeta Tierra con esta forma a fin de aprovechar la oportunidad de vida que se nos ha legado, sabemos que estamos invadido de emociones que dan paso a los sentimientos y estos actúan de acuerdo a los estímulos que lo activan, para ello nos apoyamos en nuestra inteligencia, que permite administrarlos de tal forma, que no nos afecten, todo lo contrario nos permita disfrutar la oportunidad de vivir y aprovechar intensamente el potencial positivo que cada emoción genera.

En los últimos años, se ha dado mucho énfasis en la relevancia y alcance de la inteligencia emocional y como ella nos puede favorecer en nuestro crecimiento, al respecto se señala, que la inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tal como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatia, la agilidad mental, etc. Esa configura rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resulta indispensable para una buena y creativa adaptación social.

No nos sorprende escuchar preguntas como: ¿por qué algunas personas les va mejor en la vida que a otras? ¿Por qué algunas, con alto coeficiente intelectual y que se destacan en su profesión, no pueden aplicar esta inteligencia en su vida privada, que va a la deriva, del sufrimiento al fracaso?

Lo cierto, que el nuevo concepto que da respuesta a estas y otras interrogantes es la inteligencia emocional, una parte a menudo negada y desdeñada, opacada por el brillo de la razón, del coeficiente intelectual mas fácil de definir y medir, la misma que viene hacer una a ser una destreza que nos permite conocer y manejar nuestros propios sentimientos, interpretar o enfrentar los sentimientos de los demás, sentirse satisfechos y ser eficaces en la vida a la vez que crear hábitos mentales que favorezcan nuestras propia productividad.

Téngase en cuenta, que aunque la psicología conoce desde siempre la influencia decisiva de las emociones en el desarrollo y en la eficacia del intelecto, el concepto concreto de la inteligencia emocional, en contraposición al de coeficiente intelectual, fue planteado hace unos años por el psicólogo Peter Salovey, de la Universidad de Yale. Y si bien no existe tests para medirla con exactitud, varían pruebas o cuestionarios que valoran este aspecto pueden ser muy útiles para predecir el desarrollo futuro de una persona.

Hace treinta años, un psicólogo de la universidad de Stanford realizo un experimento con niños de cuatro años. Le mostraba a cada uno golosinas y le decía que podía comerlas, pero que si esperaba a que volviera le traería dos; luego lo dejaba solito con el caramelo y su decisión. Algunos chicos no aguantaban y se comían la golosina; otros elegían esperar para obtener una mayor recompensa. Catorce años después, hizo un seguimiento de esos mismos chicos: los que habían aguantado sin tomar el caramelo y, por lo tanto controlaban mejor sus emociones en función de un objetivo, eran más emprendedores y sociables. Los impulsivos, en cambio tendían a desmoralizarse ante cualquier inconveniente y eran menos brillantes.

He este tránsito leve por esta vida, hemos oído muchas veces “controla tus emociones” y en demasiadas ocasiones nos hemos confundido y, en vez de controlar, lo que hemos hecho es simplemente ahogar nuestras emociones.

Esto es un craso error porque las emociones no son en si misma ni buenas ni malas. La que puede ser buena o mala es nuestra respuesta. En todo caso las emociones nos dan pistas que nos permitirán analizarlas para lograr finalmente que trabaje a nuestro favor.

Dentro de la inteligencia emocional se sitúan 5 habilidades: la capacidad de reconocer los sentimientos propios, de administrarlos, la automotivación, el reconocimiento de los sentimientos de los demás y la empatia o capacidad para reaccionar correctamente entre los sentimientos de los demás. Estas herramientas nos permiten movernos entre la marejada de sentimientos y emociones propias y ajenos. dentro de este parámetro es clave averiguar como hacemos nuestras evaluaciones con alguna serie de reflexiones y tener la valentía de explorar como reaccionamos ante las personas y los sucesos de la vida real. Para un buen manejo de este parámetro de la inteligencia emocional necesitaríamos tomar el mando de nuestros pensamientos, dirigir oportunamente nuestras excitaciones nerviosas y llegar a ser buenos solucionadores de problemas; algunas de la pautas a seguir que nos pueden ayudar a realizar esta difícil tareas serian, en primer lugar, comprender la naturaleza del problema y posteriormente la idea de que son las respuestas a las situaciones lasque causas los problemas. Es vital admitir realmente que los problemas son parte de la vida y no hemos de sentirnos obsesionados por ello cuando los tenemos. La clave no esta en negar los problemas sino en solucionarlos.

La motivación es otro aspecto en la inteligencia emocional que nos ayuda a catalizar todo el sistema y mantenerlo en funcionamiento. Hay cuatro fuentes principales de motivación:

– Nosotros mismos (pensamientos positivos, visualización.)
– Los amigos, la familia y colegas, son nuestro soporte más relevante.
– Un motor emocional (real o ficticio)
– El propio entorno (aire, luz, sonido, objetos motivacionales).

No olvidemos que las personas somos generalmente más emotivas que racionales y, por tanto, empatia, paciencia creativa y claridad mental son dimensiones que nos ayudaran a sacar el máximo partido de nuestra habilidad en gestión de la inteligencia emocional. En ocasiones, la única manera de obtener un rendimiento significativo es llevar a cabo importantes cambios en la organización, cambios que suponen un intento previamente planificado por la dirección de mejorar el rendimiento general de las personas, de los grupos o de la propia organización, mediante la modificación de la estructura, el comportamiento y los procesos de la misma. Si el cambio se lleva a cabo de una forma correcta, personas grupos deben mejorar su rendimiento. Cualquier esfuerzo decidido, planificado y evaluado que sirva para mejorar el rendimiento, cuenta con grandes posibilidades de alcanzar el éxito.

Definitivamente, en el mundo moderno, con la nueva manera de hacer negocios, elementos como la inteligencia personal cobra una importancia crucial.

A medida que las organizaciones se desenvuelven en mercados más competitivos y dinámicos, reducen personal por reestructuración o comienza a ser parte de la globalización lo que significa fuertes modificaciones en el estilo de gestión, debido alo anterior, los empleados deberán desarrollar nuevas características para adaptarse o mejor aun destacarse. Para las organizaciones, conseguir al más brillante en algún ámbito es cuestión de tiempo y dinero, pero será mucho más complicado encontrar al más apto. Lo anterior significa competencia técnica e inteligencia emocional. Es interesante destacar que un coeficiente intelectual alto en una determinada materia puede llegar hacer paradójicamente negativo para el éxito laboral en la empresa moderna. lo anterior se explica por la común falta de capacidad de aceptar criticas, consejos y trabajar en equipo de las “estrellas”.

Aprovechar la inteligencia emocional no implica estar siempre contento o evitar perturbaciones, sino mantener el equilibrio: saber atravesar los malos momentos que nos depara la vida, reconocer y aceptar los propios sentimientos y salir airosos de esas situaciones sin dañarse ni dañar a los demás. La difusión de este alfabetismo emocional, pocas veces valorado en su justa medida, haría al mundo y por ende a las organizaciones un lugar más agradable, menos agresivo y más estimulante. No se trata de borrar las pasiones, sino de administrarlas con inteligencia.

*Apuntes de la cátedra crecimiento personal, Escuela de Administración, Faces, UC.

Autor Ing. Carlos Mora Vanegas – cmoraarrobapostgrado.uc.edu.ve

El Dr. Mora es Ingeniero – Administrador, Profesor Titular en el Área de estudios de Postgrado de la Universidad de Carabobo (Venezuela)

Publicado originalmente en Grandes Pymes. Post original aquí.

Share