Por Elsa Rodriguez Díaz
Muchas son las veces que he hablado de felicidad en este blog y tampoco es la primera vez que abordo el tema de la felicidad y el trabajo, por tanto, puede que os encontréis algunas ideas expuestas anteriormente, pero también veréis reflexiones nuevas y algunas de mis citas favoritas sobre la felicidad.
Como decía Aristóteles: “Todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices, pero en cuanto intentamos aclarar cómo podemos serlo empiezan las discrepancias”. Así que intentar resumir la Felicidad en siete claves es cuanto menos osado 😉
No es una receta única (seguro que cada persona añadiría o quitaría algún elemento) ni está listada por orden de prioridad. Lo que sí os puedo asegurar es que si mezcláis todos estos ingredientes (en diferentes dosis, dependiendo de cada persona y trabajo) seréis más felices en general y en/con vuestro trabajo. Allá vamos:
- Recuerda y comparte los fines de tu trabajo. Cualquier trabajo, sea el que sea, es útil y tiene algún fin. Conviene, como ya contaba en las historia de los tres canteros en el post Y tú ¿por qué trabajas? tenerlo muy presente y ver su utilidad más allá del día a día, su fin último. La diferencia entre el cantero que trabaja únicamente un bloque de piedra o el cantero que recuerda que está contribuyendo a construir una catedral… Y como decía discurso Steve Jobs en su famoso discurso en la Universidad de Stanford: Tenéis que encontrar lo que amáis. Lo ideal es que améis vuestro trabajo, lo que hacéis, que sea una parte fundamental de vuestra autorrealización como personas, pero esto no es siempre posible. Muchas veces uno no trabaja exactamente en lo que quiere, le gusta o está más capacitado, sino en lo que puede. Pero es fundamental compartir los fines de tu trabajo, que éstos no estén en contradicción con tus propias ideas y creencias. Es lo que las empresas llaman estar alineado con los objetivos de la organización.
- El trabajo tiene una importancia relativa. El trabajo es una faceta muy importante de nuestra vida, pero no lo es todo ni mucho menos, como señalaba en el post Despido y Felicidad. Siempre me ha asombrado cuando alguien se presenta diciendo “soy administrativo”, “soy gerente”, “soy funcionario” haciendo más bien referencia a un cargo o puesto de trabajo que lo que realmente es. Cargo que además puede ser más o menos in-estable en el tiempo y entonces cuándo dejes de “serlo” ¿qué eres? No somos lo que tenemos, somos cómo pensamos y cómo obramos. El trabajo que desempeñamos conforma una parte importante de nuestra personalidad pero no es la única. Como decía el escritor norteamericano Henry Van Dyke “La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos”. Para desarrollar “lo que somos”, lo que nos gusta y hacemos, además del trabajo están las aficiones, a qué dedicamos el tiempo libre que nos queda. Está bien poner esfuerzo, ilusión, dedicarle tiempo (mucho) al trabajo pero no hay que olvidar que hay otras muchas cosas importantes (pareja, familia, amigos, aficiones…) y desatenderlas. Como bien señala el dicho, no hay que poner todos los huevos (ilusiones, esfuerzos…) en una sola cesta, porque si ésta se rompe nos quedaremos sin nada.
- El salario no lo es todo. Es muy importante, claro que sí pero como decía Maslow una vez satisfechas nuestras necesidades más básicas el salario deja de ser motivador. Un trabajo es mucho más que un sueldo. Hay muchos otros factores que pueden contribuir tanto o más que el sueldo a nuestra felicidad. El llamado Salario emocional tiene una importancia vital a la hora de ser feliz o no en el trabajo. En esta época de crisis quizá nuestro salario no viva su mejor momento y seguramente estemos mal posicionados para pedir mejoras en el mismo, pero sí podemos mejorar el salario emocional e instar a la empresa a que lo mejore, ya que muchas de esas medidas no suponen gran coste económico para la empresa.
- Márcate metas sencillas. En la vida y en tu trabajo. No necesitamos ni muchas ni grandes cosas para ser felices, normalmente son las cosas más sencillas la que nos dan la verdadera felicidad. Está bien marcarse objetivos, metas, intentar superarse día a día… pero tenemos que ir paso a paso y como cuando subimos una montaña fijarnos en el camino que estamos recorriendo y no lo que nos queda todavía hasta alcanzar la cima. En un momento dado, hay que ser capaces de valorar si nos compensa el esfuerzo o el riesgo de llegar a la cima e incluso decidir si dar la vuelta o buscar otro camino. Marquémonos metas que podamos cumplir a corto y medio plazo. Aunque tu trabajo sea transitorio o un paso para conseguir otro objetivo, la felicidad se puede encontrar en lo que haces ahora, en este preciso momento, no lo que quieres hacer o lograr en el futuro. Decía Tolstoi: “Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo”. No estamos hablando de resignación o conformismo, sino de una actitud vital que se centra en valorar el presente, el día a día.
- Fíjate en lo positivo. Todo tiene su lado bueno y su lado…menos bueno;) Si quieres ser feliz céntrate siempre en lo bueno, en todo lo que tienes, más que en recordar aquello que te falta o lo que va mal. En el trabajo ocurre lo mismo. Siempre tendrá sus inconvenientes pero al menos es un trabajo, lo que en un país con casi seis millones de personas buscando empleo ya es mucho y además te proporciona un sueldo más o menos digno que te permite ser autosuficiente (recordar que la autosuficiencia era la clave de la felicidad según la corriente estoica y el cinismo). Ya tienes una base muy importante, y a partir de ahí, fíjate en todas las cosas positivas, aprende a mirar la botella medio llena. Si trabajas en una oficina sin ventana a la calle puedes verlo de dos formas: quejándote de no tener luz natural o agradeciendo no tener que estar bajo las inclemencias del tiempo… aprende a no compararte sólo en negativo. Bien es cierto que mal de muchos consuelo de tontos, que no debe ser consuelo que haya gente en peores condiciones que las tuyas (eso sí, si debe contribuir a que valoremos las que tenemos) pero desde luego no midas lo que tienes en función de lo que tienen los demás. Sé agradecido, como actitud vital te hará ser más feliz, a fin de cuentas no tenemos nada seguro, ni el trabajo ni la vida, disfrutemos de ambos mientras podamos.
- Cuida las relaciones personales y sé un buen compañero de trabajo. Sigue la regla de oro de comportarte con los demás como te gustaría que lo hicieran contigo. La felicidad crece cuando se comparte, nos sentimos bien al hacer que otros se sientan bien. Si algo tiene positivo el trabajo es que nos permite relacionarnos con distintas personas, bien sea compañeros de trabajo, clientes, proveedores, usuarios… El encuentro con otras personas siempre puede ser momento de alegría, de plenitud. No hay descubrimiento más maravilloso que otra persona. La verdad es que uno no se da cuenta de la importancia que tienen las relaciones con los compañeros hasta que se pierde el trabajo y se queda al margen de una parte importante de las relaciones sociales. Bien es cierto que las relaciones en el trabajo pueden ser motivo de conflicto y que hay mucho Procusto suelto;) pero también lo es que muchas amistades se han fraguado en el ámbito laboral. Un equipo funciona mejor siempre que sus integrantes se apoyen y respalden en la consecución de unos objetivos comunes, se respeten y valoren. Siempre es más agradable trabajar en un ambiente donde pueda haber momentos de complicidad e incluso, por qué no, de diversión, de risas… Puede que sean sólo tres minutos un día, ¡pero qué sería de nosotros sin esos momentos!
- Busca la Excelencia. Uno siempre puede hacer las cosas mal, regular o bien. Hazlas lo mejor posible. Los máximos de los demás deben ser siempre tus mínimos. “Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace” decía Jean Paul Sartre así que Ama lo que haces. Haz tu trabajo bien por la satisfacción del deber cumplido, del trabajo bien hecho, de la belleza que supone siempre, en cualquier ámbito, la excelencia. Sólo buscando la excelencia en lo que haces conseguirás la plenitud en lo que eres. Tienes capacidad para ello. Y hazlo por ti, sin preocuparte de lo que otras personas puedan pensar de ello, de recompensas o castigos externos. Sé tu propio juez y exígete siempre ser la mejor versión de ti mismo.
Como os decía al inicio, no se trata de una poción mágica pero combinar alguno de estos ingredientes con tu jornada diaria te hará ser más feliz. Puede que vosotros le tengáis que añadir otros ingredientes, si es así, ¿os animáis a compartirlos?
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