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La economía del comportamiento (behavioral economics) ha tomado fuerza como un instrumento para crear políticas públicas que se adapten a la manera de pensar y tomar decisiones de los ciudadanos. Esta rama de la economía busca comprender el raciocinio de las personas de una manera más “humana” para crear modelos económicos que se asemejen más a la realidad, entendiendo que las personas actúan de una u otra manera (no siempre racional) en base a diferentes “sesgos”.
El año pasado (2017), el economista Richard Thaler fue galardonado con el Premio Nobel de Economía por sus investigaciones relacionadas a la economía del comportamiento. Antes que él, otros economistas-psicólogos como Daniel Kahneman y Amos Tversky también habían sido reconocidos por sus investigaciones en esta rama.
La capacidad que la economía del comportamiento ha traído para innovar en políticas públicas ha traído un creciente interés en esta ciencia. Por ello, en el siguiente artículo, exploraremos algunos de los conceptos básicos de la economía del comportamiento; algunos ejemplos de cómo se están aplicando a las políticas públicas de nuestra región; y varios recursos para seguir aprendiendo sobre el tema:
Aunque quisiéramos pensar que sí, los seres humanos no somos racionales
En este corto video, Dan Ariely, Profesor de la Universidad de Duke, explica qué es la economía del comportamiento y en qué se diferencia de la economía clásica; resaltando que ambas responden a las mismas preguntas, pero para la rama que mezcla la economía con la psicología y sociología, los seres humanos no somos seres racionales.
Por otro lado, este artículo, “Homo economicus” vs. “homo sapiens”: Economía del comportamiento y Política fiscal”, ilustra cómo se ve en la práctica la persona racional de los modelos económicos clásicos y la persona irracional que se destaca en la economía del comportamiento.
Existen diferentes sesgos que determinan nuestras decisiones
Para la definición de los sesgos planteados por la economía del comportamiento, puedes leer la primera parte de publicación “Empujoncitos sutiles”, en la cual se habla sobre la economía del comportamiento en intervenciones de salud pública, pero comienza planteando los sesgos principales que afectan nuestra toma de decisiones.
También, en esta charla (disponible en inglés), conoce cómo fue avanzando la economía del comportamiento según Richard Thaler. En ella, el economista habla sobre cómo comenzó a medir algunos de los sesgos que tenemos las personas para tomar decisiones y cómo “solucionarlos”. Para una enciclopedia de los conceptos de la economía del comportamiento, puedes acceder a esta guía (disponible en inglés).
La economía del comportamiento está potenciando el desarrollo de América Latina y el Caribe
Ahora bien, desde el BID, hemos puesto a prueba estos conceptos para mejorar las políticas públicas y ayudar a los ciudadanos de América Latina y el Caribe a tomar mejores decisiones. Se han llevado a cabo experimentos e intervenciones en diversas áreas del desarrollo.
Por ejemplo, aprende sobre cómo la economía del comportamiento puede mejorar los servicios de agua y saneamiento en Haití; o cómo pagar impuestos puede volverse algo contagioso (lo que nos hace pensar que las recompensas, cuando se habla de políticas públicas, funcionan).
En cuanto a la salud, conoce cómo se les puede dar “empujoncitos” (nudges) a los latinoamericanos para que lleven una vida sana; y cómo se puede mejorar la salud materna o aumentar el número de niños que reciben vacunas utilizando recordatorios.
¿Y en cuanto al ahorro?, ¿cómo puede ayudarnos la economía del comportamiento a mejorar los sistemas de pensiones?
Sigue aprendiendo sobre la economía del comportamiento con estos cursos y charlas
Para concluir, si quieres aprender más a fondo sobre esta ciencia, te recomendamos acceder al material del curso “Behavioral Economics and Public Policy” (Economía del comportamiento y las políticas públicas) de la Universidad de Harvard (disponible en inglés).
También, puedes ver las 12 charlas del playlist de TedTalk sobre “Nuestros cerebros: predeciblemente irracionales” (Our brains: predictably irrational).
Publicado en Conocimiento Abierto. Post original aquí.
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