Por Ricard Lloria Llauradó
Marie Von EBNER
Últimamente con cada post, artículo intento hacer algo diferente y a su vez correlativo con lo anterior, cosa que me dice hacer y decir no a muchas cosas, tareas y acciones que me vienen a la cabeza o en mí día a día, por lo que hoy invito a la reflexión.
La semana pasada os hablaba sobre la impaciencia, cómo además una de las causas del estrés. A lo largo de nuestras vidas, hay algo en nosotros que muchas veces nos provocado ciertos estados de ánimo que no nos dejan descansar.
Hay una razón por la que muchos de nosotros terminamos cansados, estresados, quemados y sobre todo con sobrecargas de trabajo. Aunque se nos enseña lo largo de nuestras vidas cómo hacer felices a los demás, a través de nuestras palabras y acciones, ese mismo tipo de educación rara vez se extiende para ayudarnos a cuidar nuestras necesidades propias, objetivos, prioridades. A aprender a tener un reconocimiento de nuestras propias acciones. (Hablando tanto en entornos de empresa como en nuestra vida).
Como resultado de ello, decimos “Sí”, siempre con él “Si” que sale sin pensar de nuestra boca, para asumir tareas adicionales en el trabajo – incluso cuando estamos agobiados con otros trabajos o tareas qué también estamos llevando a cabo durante el día o en el mismo momento. Decimos “Sí” para estar en las reuniones familiares, sociales, en fiestas, en reuniones de trabajo a menudo improductivas, en la asistencia de eventos, etc., simplemente porque no podemos soportar decepcionar a a las personas que nos invitan a participar.
Podemos incluso decir “Sí” a las obligaciones familiares que de un modo u otro no llegamos hacer nada, además de producir en nuestros sensaciones negativas en nuestros limitados recursos y su vez nos causan un estrés excesivo – todo porque no hemos descubierto la manera de decir “No” de forma ¡efectiva!
Bueno, ¡Pongamos nuestros pies en el suelo! De aquí en adelante, vamos a decir “no” cuando nos necesiten. De hecho, por lo general encontraremos que decir “no” cuando se nos necesita a su vez nos permite decir “Sí” a las cosas correctas, a las cosas importantes de hacer, lo que realmente es ayudar, lo que hace que si colaboramos o asentamos con la cabeza, es porque creemos desde nuestro racionamiento que es lo correcto e importante de hacer. Esto produce en nosotros un ahorro de tiempo y energía, los cuales los podemos dirigir hacía la alineación de nuestros objetivos deseados, o los objetivos del conjunto de la empresa.
Por supuesto, no es tan simple como que acabamos de empezar a decir “No”, después de toda una vida de estar complaciendo a la gente de nuestro alrededor. Por lo que a veces cambiar este hábito puede que necesitemos un poco más de tiempo, de práctica, para encontrar la manera de rechazar situaciones y expectativas que los demás necesitan de nosotros, con cierta gracia, educación y soltura. Así que si la idea de decir “no” nos hace sentir más incómodos a menudo, tomemos las siguientes medidas con el fin que aprendamos a llevar a cabo con eficacia, nuestras tareas:
Paso # 1 – Identifiquemos nuestros valores principales, nuestras prioridades.
Antes de ver cómo vamos a decir “no” más a menudo, es importante que entendamos porqué esto puede empezar siendo un problema en primer lugar, así como llegamos a indicar nuestras prioridades internas y externas, con las que vivimos a menudo en nuestras vidas, en el trabajo.
El problema con decir “sí” a todo lo que se requiere un tiempo que podría ser mejor aprovechado por las principales prioridades que establecemos o que nos establecen (En casos cómo en el trabajo, una situación familiar, etc.). Por ejemplo, tomemos una situación en la que nos han dicho en varias ocasiones a participar en la organización de una fiesta, una reunión en la cual realmente no queremos ni ir, dado que en las anteriores no nos ha aportado nada y realmente ha sido una pérdida de tiempo para nosotros mismo. Si nosotros tenemos una causa en particular que nos preocupa más que mero hecho de asistir o apoyar, diciendo “Sí” a este hecho, oportunidad, significa que en realidad queremos decir “No” a lo que realmente creemos. Como resultado de ello, nuestras acciones caen fuera de línea con nuestros valores, que nos llevan a generar un malestar general.
Realmente, cualquier momento de comprometernos con algo, lo estamos haciendo a expensas de tener una oportunidad nueva o algo que haga el llamado causa- efecto- consecuencia. Un ejemplo trasladado al mundo laboral se puede dar incluso asumiendo nuevos proyectos en el trabajo podría significar la pérdida de vapor en iniciativas que son más importantes para el éxito general de la compañía.
Este concepto se llama el “coste o costo de oportunidad” de experiencias perdidas, y es un componente importante en la comprensión de por qué es importante decir “No” en ciertas situaciones con el fin de liberar tiempo para las prioridades más altas.
Para ello necesitamos aprender a usar los costes/costos de oportunidad para así tener nuestra propia ventaja, empecemos por hacer una lista de nuestros principales valores y prioridades (por ejemplo, nuestra carrera, nuestra situación financiera, nuestras relaciones con nuestros familiares, pareja, amigos, amistades, etc.). A continuación, seleccionemos de 3 a 5 los mejores valores de nuestra lista que más nos importa. En el futuro, sopesaremos las solicitudes de nuestro tiempo o dinero en contra de estas prioridades y consideraremos si diciendo “No” apoyan o no a nuestros valores más importantes.
Paso # 2 – Identificamos las áreas donde nosotros estamos estresados.
Al mismo tiempo, tratemos de identificar cualquier fuente de exceso de estrés en nuestra vida, como la sensación de estrés a menudo puede ayudarnos en darnos una pista de las situaciones que no están sirviendo a nuestros mejores valores. Os hablaba de la impaciencia en nuestras vidas, y los efectos que esta puede acarrear tanto en nosotros como a nuestro alrededor.
A modo de ejemplo, supongamos que nosotros hacemos un inventario de nuestra vida actual y encontraremos que la cantidad de viajes requeridos por nuestro trabajo nos está alejando de nuestros amigos y miembros de la familia – dos prioridades que hemos identificado como valores superiores de nuestra vida en nuestra carrera. La cantidad de estrés que nos hace sentir a causa de esta situación es indicativa de las áreas que has dicho “Sí” cuando deberíamos haber dicho “No”.
Por supuesto, nuestros puntos de tensión no necesitan ser bastante grandes. Incluso algo tan simple como una fiesta en la que nos sintamos obligado a asistir cuando nosotros no deseamos ir, esto podría indicarnos prioridades fuera de lugar. No entremos en pánico sobre la búsqueda de estas instancias de valores fuera de la orden en nuestra vida – simplemente los podemos usar como oportunidades de aprendizaje para realizar actividades, asistir a reuniones, eventos que se acercan más en la línea de nuestras prioridades e intereses que hemos establecido en nosotros mismos en el futuro.
Paso # 3 – Digamos “No” para situaciones de poca importancia o inversión de tiempo.
Pasos # 1 y # 2 durante este proceso, ya hemos cubierto los dos pasos, por lo que encontraremos las maneras de identificar las situaciones que causan estrés excesivo en nuestras vida como resultado de nuestro costo o coste de oportunidad desproporcionada. Desafortunadamente, este trabajo de investigación fue la parte fácil – ahora nosotros vamos a mirar de ponernos hacer algo al respecto.
Si la idea de decirle a nuestros superiores que por ejemplo deseamos viajar menos (o hacer otros cambios importantes en las cosas que hemos marcado como las prioridades en nuestra vida) puede que nos encontremos en una situación complicada por no decir abrumadora, empecemos por decir “No” en situaciones que para nosotros represente poco esfuerzo para construir nuestra confianza en esta área.
Decir “No” a una reunión que no deseamos asistir, por ejemplo, será mucho más fácil que decirle a nuestra familia padres que no vamos a casa para las fiestas. Tratemos de acumular al menos un par de “No” gana bajo su cinturón antes de abordar las cuestiones más importantes en nuestra vida. Con el tiempo y con la práctica, nosotros encontraremos más fácil decir “No” a las cosas que están nos están sacando el tiempo de nuestros principales valores y decir “Sí” a las prioridades que realmente importan.
Hay veces que ir haciendo cambios pequeños en nuestras vidas, trabajo, etc. Pueden llevar a efectuar una mejor productividad en nosotros mismos, marcando siempre tanto nuestras prioridades como las prioridades requeridas en un entorno de trabajo.
¿Cuántas veces hemos dicho “Si” en que vamos a hacer algo, que realmente no sirve ni para ayudar a esa persona?, sino que le decimos si, cuando en realidad, lo que vamos hacer es hacerle todo el trabajo. Cuando le hubiéramos dicho “No” y hubiéramos podido realizar otras cosas totalmente diferentes y con prioridades diferentes. Nunca es tarde pero tampoco encontramos el momento.
La actitud lo es todo, es una opción, para nuestra toma de decisiones.
Digamos “No” para decir “Sí” con más frecuencia.
Gracias por leerme, por difundir, por disfrutar, y sobre todo que te haya ayudado.
Seguiré escribiendo, y aportando.
Ricard Lloria by @Rlloria
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Publicado en Liquadora de Ideas y Pensamientos. Post original aquí.
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