Estanislao Bachrach: “Si un CEO quiere proyectos innovadores debe tener empleados felices””

El especialista en biología molecular comparte en su libro técnicas para desarrollar la creatividad y la innovación y dice que si al empleado se lo cuida, éste será más productivo.

Salvador Dalí se sentaba en un sillón muy cómodo y colocaba un vaso en el piso. En el filo del vaso apoyaba una parte de una cuchara y la otra punta la sostenía en la mano. A medida que se iba relajando, cuando estaba por quedarse dormido, la mano relajada soltaba la cuchara y el ruido de ésta al caer dentro del vaso lo despertaba. Lo que hacía Dalí era dibujar de inmediato, al saltar por el ruido de la cuchara en el vaso, todas las imágenes bizarras y raras que le aparecían en su cabeza en ese estado de medio dormido, semiconsciente”, relata el especialista en biología molecular Estanislao Bachrach desde su libro ÁgilMente (Sudamericana).

Profesor de Liderazgo e Innovación en el MBA de la Universidad Torcuato Di Tella, Bachrach sintetizó años de experiencia en el campo de la neurociencia -aplicada al desarrollo de habilidades para el mundo laboral- en un volumen que, desde su lanzamiento, rankea entre los más vendidos por el Grupo Ilhsa. “Al conocer nuestro cerebro, su evolución y límites, podemos aprender más de nosotros”, observa Bachrach. Y, así, presenta su idea: hombres y mujeres podemos desarrollar la creatividad para pensar productos innovadores y generar nuevos negocios, haciendo, asimismo, más exitosa cada jornada laboral. Al menos, ése fue el objetivo que se propuso al regresar a la Argentina, en 2007, luego de vivir durante diez años fuera del país, desempeñándose como profesor de genética y biología molecular en Harvard y trabajando en hospitales y laboratorios.

Para explicarse, Bachrach vuelve a las fuentes. Cuenta que Leonardo da Vinci fue el primero en escribir sobre la importancia de introducir variaciones en el azar para poder crear patrones diferentes de pensamiento de aquellos establecidos por la educación y experiencia. El artista del Renacimiento italiano encontraba ideas maravillosas inspirándose en objetos sin conexión aparente entre sí. Uno de los aspectos más interesantes en relación con estas técnicas es que cuando uno se concentra en dos objetos o ideas diferentes por completo, el cerebro va a hacer una conexión. Al hacerlo, surgirán conceptos innovadores.

En este sentido, el especialista ofrece técnicas y ejercicios para desarrollar el pensamiento creativo así como mejorar la capacidad de atención y gestionar el enojo y el estrés cotidiano a partir de la libre asociación de ideas. Es que, asegura, la mente puede cambiar y la creatividad, expandirse. “Si un CEO quiere proyectos innovadores y empleados más felices, sin que exista tanta rotación en su empresa, no sirve castigarlos, pagarles mal y encerrarlos en una oficina. Si les da espacio, los cuida y les da tiempo libre, el cerebro de esas personas va a trabajar más exigentemente, siendo más productivo. El click es lograr que los proyectos nuevos no dependan sólo de personas talentosas. La cuestión es cómo hacer para que empleados comunes y corrientes puedan pensar creativamente. La neurociencia sabe cómo capacitar en este aspecto”, comparte.

Bachrach cita que más del 90% de los últimos productos y servicios que se consumen surgen de ideas que se les ocurren a los empleados fuera del ambiente laboral. De hecho, desde hace más de dos años, se dedica a investigar y trabajar con empresas. Y la conclusión a la que arriba es siempre la misma: las ideas aparecen en cualquier momento pero, en especial, lo hacen más seguido cuanto más relajados estamos. “Algunos lo llaman brainstorming reverso: en lugar de exigirle al cerebro que genere ideas en cierta situación, hay que aprovechar que la mente funciona las 24 horas de los 365 días. Tenemos al menos un lugar donde nos invade una tormenta de ideas: el auto, la ducha, el subte, la cama, el baño”. Por esta razón, parafrasea al especialista en neurociencia John Kounios, quien recomienda que, si alguien está trabado en algún problema difícil, ponga su despertador unos minutos antes que de costumbre para dedicarle un tiempo semidormido, acostado en la cama. “Es allí donde tenemos los mejores pensamientos. No te olvides de anotar lo que se te ocurra”, sugiere.

Asimismo, Bachrach rompe con el mito que asegura que cada persona utiliza apenas el 10 por ciento de su capacidad. “La gente usa todo su cerebro aunque no al mismo tiempo. Se puede ‘encender’ el cerebro el máximo de su 2 por ciento porque tenemos energía consumida en la emoción. La neurociencia investiga cómo hacer para bajar esa intensidad en la emoción negativa”, comenta. Y generar mejores ideas. El cerebro representa entre el 2 y el 5 por ciento del cuerpo pero consume hasta el 25 por ciento de su energía. Cuando éste está a toda máquina, usa más energía por unidad de tejido que un cuádriceps en ejercicio.

Una mente brillante
Bachrach fue convocado por el plantel de River Plate para preprarar a los jugadores en el aspecto mental en la semana previa a la final del torneo Nacional B que definió el regreso del equipo de Núñez a la primera división. En aquella oportunidad, el especialista trabajó puntualmente temas de confianza, equipo y concentración, así como la gestión de las emociones. Y, a los ojos del plantel que dirige Matías Almeyda, dio resultados. Pero el potencial del cerebro puede ir mucho más allá. “Cuanto más claro se tenga el desafío creativo, más efectivo será uno para resolverlo. El desafío creativo es como la imagen del rompecebezas terminado durante el juego; sin ella, sería difícil poder resolverlo”.

En el ámbito corporativo, desarrollar el pensamiento creativo ayuda a pensar productivamente. Sobre todo, si se considera que cerca del 80% de la creatividad de alguien puede ser aprendida y adquirida. “No obstante, si no lo ejercitamos, es difícil que se desarrolle”, advierte. La neurociencia da herramientas aún poco conocidas en la Argentina.

“Frente a lo nuevo, la gente tiene miedo. El cerebro es plástico y puede cambiar. Uno tiene fortalezas y debilidades, pero la ciencia muestra que las debilidades se pueden fortalecer”, comenta. Para lograrlo, una de las claves es el autoconocimiento, un tema al que antiguamente recurrían los filósofos griegos. “Cuando más explorás en vos, más capacidad tenés de cambiar tus pensamientos”.

El 50% de los productos surgen de ideas que vienen del tiempo libre. “No necesariamente hay que darles a los empleados recreos sino tiempo para capacitarse, para mirar el futuro, para pensar en cómo vamos a hacer de acá a dos años para diferenciarnos”. Y asegura que los Estados Unidos es, por lejos, el país más desarrollado en este campo (con compañías como 3M, Google, Starbucks y Nike a la cabeza). No obstante, las firmas argentinas, de a poco, se animan a transitar estas experiencias. “El tema más difícil de romper es la cultura empresarial”, confiesa. En este aspecto, es importante que el tema atraviese a toda la pirámide de la organización. “Se tiene que trabajar en el manager alto. Hay casos en los que se trata de provocar cambios importantes en los mandos bajos y medios pero faltan los de arriba. Hay que hablar con todos, incluso los idea killers. La gente by default rechaza el cambio”.

Frente a un desafío creativo, Bachrach recuerda que Walt Disney cambiaba de perspectiva tres veces, jugando a representar tres roles distintos y a relacionar la perspectiva de esos roles con su desafío. Beethoven, en tanto, experimentaba con 70 versiones diferentes de una frase musical antes de quedarse con la definitiva.

Cuando las ideas no fluyen, Bachrach tiene siete mandamientos: “No te juzgarás (sé flexible); no harás comentarios (cualquier crítica cambiará tu humor y eso afectará tu potencial creativo); no editarás (no dejes que tu editor interno interfiera en el proceso); no ejecutarás (se te ocurre una idea y, al segundo, otra parte del cerebro ya está distraída pensando cómo la implementarás); no te preocuparás (el miedo es un gran bloqueador); no mirarás hacia atrás (evitá decir ‘esa idea ya la probé hace años y no funcionó’), no perderás el foco”.

Publicado en Apertura. Post original aquí.

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El apasionante mundo de la neurociencia cognitiva aplicada al management

por Raúl Colorado Moreno

“Todo, absolutamente todo, está en el cerebro”. La frase bien pudiera provenir sencillamente de la sabiduría popular, pero adquiere un cariz científico cuando se sabe que es el título de una entrevista realizada a Manuel Martín-Loeches, profesor de psicobiología de la Universidad Complutense de Madrid y Director de la Sección de Neurociencia Cognitiva del Centro de Evolución y Comportamiento Humano. Este prestigioso investigador considera que nuestro cerebro es flexible para cambiar y aprender con las experiencias y que podemos activar y usar nuestro cerebro de una manera eficiente para conseguir una vida feliz.

El siguiente paso entonces es aplicar la neurociencia cognitiva al entorno profesional. Existe una tendencia interesante (¡apasionante!) que tiene en cuenta los avances en el conocimiento del cerebro para conseguir una mejora del rendimiento profesional. Lo podemos llamar ‘Neuromanagement’, ‘Neuroliderazgo’, ‘Neuroplasticidad’… pero lo que importa es contestar a esta pregunta: ¿Cómo podemos los comunes mortales aplicar estos avances en nuestro mundano día a día profesional?

Una aplicación de indudable valor añadido es la que se centra en el feedback. Si exploramos los mecanismos intelectuales y emocionales que condicionan una situación de esta naturaleza, sin duda podremos activar resortes que nos permitan orientarlas hacia el desarrollo real de nuestros colaboradores.

Imaginemos una situación de feedback delicado, ese momento muy común que afrontan todos los managers que gestionan equipos. Nunca es fácil comentarle a un profesional que considera que hace bien su trabajo, algún aspecto que no está realizando de la manera más correcta. ¡Es el momento estelar en que aparece la neurociencia cognitiva! Porque el cerebro reacciona de forma muy distinta ante un estímulo que entiende como amenaza u otro que percibe como una oportunidad. Si el manager lo tiene en cuenta, puede y debe adecuar su feedback a las posibles reacciones del cerebro de su colaborador-interlocutor.

Ante una amenaza, la reacción es primitiva e instintiva, de huida o protección. En estos casos, el cerebro segrega cortisol y adrenalina, se defiende y, lamentable e inevitablemente, se bloquea. Por el contrario, ante un estímulo considerado oportunidad, el cerebro genera dopamina y abre la perspectiva hacia el pensamiento racional y lógico. Parece claro, por tanto, que identificar los aspectos ‘amenazantes’ y ‘de oportunidad’ puede resultar tremendamente útil para orientar nuestra gestión hacia el desarrollo real de los profesionales.

El asunto es verdaderamente apasionante. Las últimas tendencias consiguen ya determinar metodologías de gran valor para el manager: Identificar los aspectos ‘sensibles’ de cada miembro de tu equipo, impulsarlos en positivo o evitarlos para no tocar áreas delicadas y generar un proceso conversacional adecuado… ¡Eureka! Es sólo el principio de este apasionante mundo de la neurociencia cognitiva aplicada al management.

Publicado en Psicosoft. Post original aquí.

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Creatividad: La evolución desde el brainstorming a la Intuición Estratégica.

caveman_wheelDel brainstorming a la intuición estratégica.
Por Innovacion.cl.

Blog Innovacion.cl.

Muchos consultores predican el concepto de lluvia de ideas o de discusiones grupales instantáneas para explorar nuevos productos o negocios. Desafortunadamente, no hay evidencia de que simplemente “lanzar ideas al aire” consistentemente produzca pensamientos innovadores.

En cambio, el repentino e inesperado pensamiento que combina elementos del pasado parece ser la mejor receta para las ideas más innovadoras.

La creatividad y la innovación están en boga hoy en día. Se escriben libros, se dictan charlas y se escriben historias donde se explica cómo las nuevas ideas están revolucionando nuestra vida diaria y cómo los avances tecnológicos son fruto de líderes visionarios que inventan el futuro. Sin embargo, realmente sabemos muy poco de cómo se genera una idea innovadora y cuál es la estructura básica del éxito detrás de la creatividad humana.

El tradicional brainstorming

Una de las técnicas más habituales para generar ideas innovadoras son las sesiones de brainstorming o “lluvia de ideas”. Su objetivo es generar una cierta cantidad de ideas, para luego seleccionar las más pertinentes al tema en cuestión.

¿Metodología? En general, se suele trabajar en grupos de al menos cinco personas, en salas grandes o mesas con una pizarra para ir apuntando las ideas. Se establece un número de ideas a las que se quiere llegar y el grupo empieza a producir, sin parar y en voz alta, todas las ideas que se les ocurran.

Mediante esta técnica es importante no censurar las respuestas de los compañeros y estimular la asociación de ideas con las de otros y no limitarse a ideas que parezcan locas. Luego se seleccionan un grupo más reducido  y se continúa trabajando sobre ellas hasta lograr un grupo de 10 ideas viables sobre las cuales trabajar.

Lluvia de (pocas) ideas

Pero pareciera que los tiempos donde el brainstorming era la mejor manera de potenciar la creatividad ha terminado. Como señala el profesor de psicología y educación de la Universidad de Washington en Saint Louis, Keith Sawyer, al estudiar extensamente los procesos de creación: “El único problema con el brainstorming es que no funciona”.

Algo similar opina el profesor Arturo Cifuentes, de la Universidad de Chile, en su artículo “Desmoronando el mito del brainstorming”, publicado en PULSO. “Existen varias investigaciones empíricas donde el desempeño grupal para resolver problemas e identificar nuevas ideas es notoriamente inferior a la capacidad individual y el trabajo independiente de cada persona.

Al parecer, frecuentemente los grupos se quedan “pegados” en ciertas ideas, lo que explicaría el bloqueo del proceso creativo, o se manifiesta la tendencia de las personas de poner menos esfuerzo cuando son parte de un grupo”, precisa.

El propio Sawyer, precisa que “cuando se hace lluvia de ideas en grupo se producen menos ideas que cuando esas mismas personas trabajan de manera individual y después comparten sus ideas“.

De igual manera, un estudio realizado por Charlan Nemeth, psicóloga de la Universidad de California en Berkeley, demostró que “un debate” es 25% más creativo que el brainstorming.

La intuición estratégica

Buscando entender como realmente se generan las ideas, el profesor de la Universidad de Columbia, William Duggan, por más de una década ha estudiado los grandes logros de la humanidad en los principales campos del saber y ha descubierto un elemento que los une. Él denomina a este concepto intuición estratégica. Ella se diferencia de la intuición común o la corazonada que todos hemos vivido, y se aleja de la intuición experta que reconoce instantáneamente algo que hemos aprendido repetidamente.

Al contrario, la intuición estratégica es un proceso lento que se forma en nuestra mente, con la combinación de experiencias y conocimientos, que se manifiesta repentinamente en un “ajá”, y donde de inmediato todo se vuelve claro. Viene esa genial idea que resuelve el problema que nos ha ocupado por meses y con ese destello todos los elementos, que parecían inconexos, están ahora en su lugar. Llega en cualquier momento, en la ducha, en el bus, o viendo una película. Si le ha pasado, usted ha tenido una intuición estratégica.

La intuición de Google

Ese momento de lucidez donde aparece la idea correcta y se apuesta a su implementación fue el sello de los fundadores de Google. Según relata Duggan, su historia parte al comenzar a trabajar en un tema académico, que era el data mining para el comercio electrónico.

Larry Page usaba AltaVista en la búsqueda de empresas para su investigación porque era el mejor motor de búsqueda del momento. Observó que la pantalla de búsqueda proporcionaba “enlaces inversos”, que permitían encontrar las páginas que enlazaban con un sitio web. Esto le recordó las citas académicas y cómo se clasifica a los académicos de acuerdo con el número de veces que les han citado en notas a pie de página en un año.

Él y Sergey Brin decidieron probar el mismo enfoque con los sitios web, para clasificarlos de acuerdo con el número de veces que otras personas habían establecido enlaces con ellos. Tomaron AltaVista y lo clonaron en los computadores de la Universidad de Stanford, añadieron un algoritmo de data mining, que por sí mismo no era nada nuevo, y la clasificación inversa de estilo académico otra vez nada nuevo en sí misma. Pensaron que tenían un tema para su trabajo, pero, puesto que utilizaban tanto espacio del servidor, se les pidió que pusieran el nuevo programa a disposición de la comunidad de Stanford.

La gente iba a verlos y les decía: “¿Se dan cuenta de que inventaron el mejor motor de búsqueda que existe?”. Entonces, Page y Brin cambiaron su objetivo, se autodenominaron Google y consiguieron capital de inversión. Con todo, no imaginaban cómo ganarían dinero. Afortunadamente, Larry Page tropezó con otro sitio web en el que había anuncios con opción de búsqueda, en lugar de anuncios en pop-ups o banners, lo que habría reducido la velocidad de la búsqueda. Este tipo de anuncios era el cuarto elemento que necesitaban y el resultado fue el Google que conocemos en la actualidad.

¿Cómo sucedió? Fue necesario que se produjera una serie de destellos de intuición para agrupar elementos existentes y dar lugar a una nueva combinación. Sin embargo, ninguno de los elementos era nuevo y el resultado final no tenía ninguna relación con el rumbo que habían emprendido al comienzo. Cambiaron su objetivo en cuanto vieron lo que debían hacer.

Es la forma en que los innovadores logran sus innovaciones, los artistas tienen sus ideas creativas, los visionarios logran su visión, los científicos hacen sus descubrimientos y las buenas ideas de toda clase surgen en la mente humana.

El soporte de la neurociencia

El concepto de la intuición estratégica se sustenta con las últimas investigaciones en el ámbito de la neurociencia, donde queda atrás el modelo de los dos hemisferios del cerebro. Este modelo señalaba que en el hemisferio derecho se daba el pensamiento creativo e imaginativo, mientras que en el izquierdo se manejaba el pensamiento lógico, analítico y racional.

Ahora, con la visualización del funcionamiento del cerebro en tiempo real, a través de resonancia magnética, se observa que el cerebro es un gran mosaico con interacciones entre los lados izquierdo y derecho, su parte frontal y posterior, zonas profundas y superficiales, materia gris y materia blanca, etc.

En simple, como señala el neurocientífico Barry Gordfon en el cerebro “…los trozos individuales, las conexiones y el procesamiento mental que las orquesta funcionan generalmente juntos, de modo que parecen ser un solo acto cognitivo. Eso ocurre cuando en su mente estallan o revientan ideas o conceptos”. Es decir, las ideas “estallan” en nuestra mente como lo hicieron para Brin y Page, coincidentemente con la noción de intuición estratégica.

Así funciona la intuición estratégica. Desde Picasso hasta la creación de Google, todas siguen el mismo patrón en la mente del creador. Un repentino e inesperado pensamiento, que combina elementos del pasado, para dar luz a nuevos campos de la creación humana.

*Texto cuenta con la colaboración de Jerko Juretić, Profesor de Estrategia, Ingeniería Industrial, Universidad de Chile.

06/11/2013 / Autor: Innovacion.cl

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Fuente: Innovacion  

Imagen: Caveman wheel

Publicado en Pensamiento Imaginactivo. Post original aquí.

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Origen del Pensamiento Estratégico y los mecanismos de la creatividad.

Por Xavier Ferrás Hernández

1340812731340-strategic-thinking1¿Qué tiene en común un científico que intenta resolver un complejo problema matemático, un artista en éxtasis creativo, un general tomando decisiones en el campo de batalla, un corredor de maratones, un luchador de aikido, o un directivo de empresa lanzando una visión estratégica e inspiradora? Muchísimo. Sus mecanismos mentales de elaboración del pensamiento son similares.

William Duggan, profesor de Columbia (NY) escribió un apasionante libro sobre la relación entre los mecanismos de funcionamiento del cerebro y los procesos creativos y de elaboración de estrategia: Strategic Intuition, The Creative Spark in Human Achievement.

Según Duggan, el cerebro funcionaría como una especie de memoria electrónica, en la cual se van almacenando recuerdos y experiencias mediante la sucesiva interconexión de grupos localizados de neuronas. De hecho, el cerebro se transforma (literalmente, se escribe) a medida que aprendemos, en un proceso similar al de una memoria RAM.

El pensamiento funcionaría de la siguiente forma: Cuando construimos pensamientos, se interconectan algunos grupos de neuronas, pedazos de experiencias y recuerdos previos, dando lugar a secuencias racionales y conceptualmente más complejas. En este sentido, existen patrones predeterminados de interconexión, que suelen responder a paradigmas previos o a automatismos adquiridos.

Así, un tenista reacciona rápidamente, ante un golpe del adversario, porque ya ha acumulado suficiente experiencia previa y es capaz de anticipar automáticamente los próximos movimientos. Las conexiones neuronales que se desencadenan, en este momento, lo hacen siguiendo patrones conocidos y experimentados antes miles de veces. Es lo que Duggan llama inteligencia experta.

Sin embargo, en situaciones inesperadas, desconocidas y complejas, los patrones de conexión no son los mismos (porque antes no se han experimentado). Patrones de interconexión anómalos son probados. Es el mismo proceso que genera una creación artística, novedosa y original: el cerebro interconecta grupos de neuronas (recuerdos y experiencias) que jamás antes habían sido puestas en conexión, en un rapidísimo rastreo de combinaciones extrañas y creativas, hasta dar con una solución que encaja en el problema inicial.

Este es el patrón de pensamiento que sigue un general en un campo de batalla, un ajedrecista, un directivo de empresa o un científico ante un problema complejo. Es un proceso de inteligencia estratégica. Y el supremo momento de la iluminación, el momento del Eureka!, se convierte en un instante de instintiva e inmensa satisfacción, de auténtica explosión creativa: la culminación de lo que el autor denomina strategic insight (iluminación estratégica).

La inteligencia estratégica es una inteligencia que debe ser incubada: el cerebro, en un proceso semiinconsciente, puede tardar horas o días en rastrear sistemáticamente infinitas posibilidades creativas para elaborar una estrategia o alumbrar una obra de arte. Es el momento de la introspección, de la inmersión obsesiva en un problema científico, del análisis repetitivo del problema hasta que inesperadamente se produce la conexión, la combinación cerebral adecuada.

Sin embargo, Duggan afirma que el mejor planteamiento para acelerar el proceso creativo es, justamente, abstraerse. No obsesionarse. Cuando nos obsesionamos en buscar una solución, el cerebro racional, experto, busca obstinadamente patrones de conexión conocidos (caminos ya “explorados” entre sus neuronas). En ese momento conviene dar rienda suelta a patrones desconocidos, novedosos… Y, para ello, nada mejor que una buena siesta, un paseo por el campo, o media hora de footing. No en vano, durmiendo se experimentan patrones de conexión novedosos (algunos, aberrantes), que dan lugar a los sueños.

Y, sorprendentemente, se demuestra que focalizando el cerebro en otros asuntos, éste continúa trabajando inconscientemente en la resolución del problema creativo: haciendo ejercicio (corriendo, por ejemplo), cuando estamos concentrados en nuestra propia respiración, el cerebro se desvincula de patrones de conexión obsesivos y da rienda suelta a su creatividad. Muchas ideas excelentes surgen de instantes de relax o de ejercicio ligero. ¿No es cierto que Newton, tras años de meditación -“incubación”- descubrió la teoría de la gravedad durmiendo bajo un manzano?

Los practicantes de artes marciales, o los expertos en budismo zen también saben que, concentrados en su propia respiración, en momentos de meditación introspectiva, de desvinculación del entorno, aparecen intensos fogonazos de éxtasis creativo.

Una explicación apasionante a la elaboración de la estrategia, ofrecida desde lo más profundo de la neurociencia. Y un apunte final: resulta que el mecanismo mental de los científicos que elaboran sus tesis y experimentos, y de los directivos que plantean estrategias innovadoras, no es tan diferente. Hacer una tesis doctoral y elaborar un business plan comparten un mismo proceso mental, una esencia creativa similar y una metodología rigurosa análoga… Entonces, ¿no será una falacia, la supuesta separación insalvable entre los dos mundos?

1 de junio de 2012

Xavier Ferràs Hernàndez (Manresa, 1969). Doctor en Administración de Empresas por la UB (2009). MBA por ESADE (2002). Ingeniero Superior de Telecomunicaciones por la UPC (1993).

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Fuente: Innovación 6.0

Imagen: Strategic thinking  

Publicado en Pensamiento Imaginactivo. Post original aquí.

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