Mucho se ha hablado sobre el liderazgo, pero para conseguirlo es fundamental el autoliderazgo, ya que sólo se logra ser un buen líder si consigue una sociedad consigo mismo y el concepto de liderazgo, un estado de confianza avalada por valores éticos y profesionales. A continuación consejos y pautas para conseguir el autoliderazgo.
1
Siempre piensa
El autoliderazgo está ligado estrechamente con la autoayuda, para lograrlo se necesita pensar mucho, plantearse interrogantes y buscar las soluciones. Un buen líder se proyecta primero en su mente.
2
Siempre haz lo que dices
Y podríamos terminar la frase con “decir lo que haces”. No sólo se trata de decir lo correcto, también las acciones son importantes, además del ejemplo que se refleja.
3
Aventurero sí, turista no
El turista visita y el aventurero descubre. La innovación es un rasgo importante de un buen líder, además es una manera importante de hacerse de un buen nombre.
4
El camino es importante
Muchos líderes se trazan metas, y es bueno e importante, pero no debemos olvidar el camino para lograrla. Muchas veces este trayecto es más importante para nuestro autoaprendizaje de ser líder.
5
Equivocarse es parte del proceso
Un buen líder puede cometer errores, pero depende de nosotros mismos superarlos y aprender de ellos. Debemos entender que equivocarnos es parte del proceso, pero debemos sacarle el mejor provecho a cada mala decisión, para así en un futuro no volverlas a cometer.
6
Los valores
Mucha veces ser líder nos hace olvidar algunos simples valores como por ejemplo la puntualidad o el respeto a los demás. Debemos tener siempre los pies sobre el suelo y ser conscientes de que estamos en los ojos de todos y debemos inculcar los valores con el ejemplo.
7
Empatizar
Empatizar no significa caerle a todos bien, significa que debemos crear un buen ambiente de trabajo y hacer entender a los demás que vean el mundo como tú lo ves.
8
Aprender
La soberbia suele ser uno de los defectos más comunes en los líderes, nos lleva a cometer excesos, errores y obviar a todos. Un líder debe entender que nunca se deja de aprender, pero esta lección la debemos aprender de nosotros mismos, para tener conciencia de que somos y qué podemos hacer.
Publicado en Coyuntura Económica. Post original aquí.
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“Amor significa colocar la propia felicidad en la felicidad de los otros”
Pierre Teilhard de Chardin
Hace unos días, hablaba con una buena amiga mía, sobre la difusión del positivismo, sobre el tener una actitud positiva, nos centramos en lecturas, vivencias que los dos teníamos, de un modo u otro, los dos concebíamos que la positividad, al igual que el sentimiento de estar positivos, por muchos factores externos negativos, es en su fin algo que nos ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva, ninguno de los dos somos psicólogos ni coachers, los dos con grandes experiencias y sentimientos en nuestras espaldas, los dos hemos leído hasta artículos donde se proclama que basta ya con la positividad, pero realmente, si estamos cansados de ver cada día en las noticias, en los medios noticias tergiversadas, sacadas de contexto, sensacionalistas, captamos lo peor de todo ser humano. Esto me llevó a hacer un alto en camino, para a pensar, mirar hacia atrás, mirar dónde estoy, y mirar que podemos hacer nosotros para poner de nuevo ese 1% que siempre puede ayudarnos a cada uno de nosotros.
Muchos de nosotros, empezamos las vacaciones en breve o ya lo estamos, no es mi caso, aún me quedan unos meses, pero pienso en ellas como todo mortal en la tierra, por ello, en estas épocas, es como el fin de de año, todo son buenos propósitos, es por ello que quiero hacer una reflexión, un pensamiento. La felicidad, si nos paramos a reflexionar, es momentánea, nace de hacer, lograr y adquirir. Es lo que nos quieren vender en los anuncios, y es lo que la mayoría de nosotros por desgracia hemos sido socializados a querer. Es el billete sencillo, el viaje rápido a un placer temporal. Es la manzana envenenada que nunca nos llevará a un lugar donde la satisfacción sea sostenible, pero por el camino del jardín del deseo sin cumplir. Cuanto más consumimos alegrías momentáneas, más queremos, a medida que avanzamos, ansiamos la próxima solución rápida en obtener la satisfacción.
La Alegría nos transforma, por otro lado, no puede ser aprendida, ni comprada, ni vendida o adquirida. No está de moda, o no es una obligación. Alegría transformacional es la esencia de todo lo que somos y todo lo que nunca podremos ser, pensamientos contradictorios, pensamientos íntimos, pensamientos llenos de sensación, sensaciones positivas. Es amor. Es eterno y nos permite vivir cada momento, cada día sin miedo. No la encontramos en nuestra la soledad, la autocompasión o consuelo. Nos la encontramos cuando damos y compartimos para llegar a otra persona, nos la encontramos en la recuperación de los valores que realmente nos importan. Nos la encontramos cuando vivimos en nuestra verdad. Verdad que se encuentra no en lo que tomamos, pero si en lo que compartimos. La felicidad, la alegría que nos transforma, con la que nos encontramos es en lo que contribuimos; en saber que somos y estamos todos a una. Juntos podemos, sentimos que contribuimos en el crecimiento, en prosperar y florecer a todas las personas que nos rodean, a nuestros seres queridos. Pero si nos dividimos caeremos.
Esta semana os reto a dejarnos ir sobre lo que nosotros pensamos, sobre lo que queremos y paremos a reflexionar sobre lo que realmente necesitamos. Os reto a que lancemos el miedo hacía al viento y abracemos el amor, al hacerlo, para empezar cada día pidamos que lo que no consigamos a día de hoy, que lo aprendamos, para compartir y contribuir. Nuestra mayor esperanza, nuestro mayor poder reside en nuestro interior. Soñamos, creamos, actuamos y logramos.
“Todo cuanto puede hacer un hombre, ciertamente, es dar su afecto a un solo ser o a algunos contados seres humanes.”
Pierre Teilhard de Chardin
Mientras que muchos de nosotros estamos ganando más o menos dinero que antes, muchos de nosotros estamos en constantes desafíos por un malestar persistente, un anhelo de satisfacción personal y la conexión emocional que de alguna manera se nos escapa. Terminamos nuestro día de trabajo cansado y agotado. Anhelamos la energía, la pasión para hacer frente a lo que realmente queremos y necesitamos. Anhelamos a las personas más amables, más vida “humana”, situaciones más suaves y sin embargo nos empujamos hacia adelante y hacia adelante, dejando de lado una voz interior que anhela desesperadamente que seamos escuchados porque estamos atrapados en la Tierra “de la falta”.
La tierra de la falta es el lugar de la desconexión social y emocional. Es el espacio de la cabeza y el corazón de las personas que tienen buenas educaciones, bonitos trabajos y casas bonitas. Las personas que han trabajado duro, jugaron duro, y siguió todas las reglas en el juego de salir adelante. Han estado, improvisando y hecho su camino en la jungla de la vida a un buen lugar en la cadena alimentaria social y económica. Aunque su aspecto exterior habla en voz alta a todo lo que tienen, sus ojos reflejan todo lo que no tienen.
Cada día nos puede librar un individuo y una batalla colectiva para salir de la Tierra de la falta. Tenemos la voluntad y el poder de reclamar nuestro propósito, pasión y alegría. Difícil de conseguir más allá de la Tierra de la falta… nos apuesta! Duro, pero lejos de ser imposible. Podemos seguir adelante, hacia arriba y hacia adelante al recordar las tres lecciones pequeñas y sin embargo grandes que podemos aprender de la naturaleza. Tres hechos de la naturaleza que nos puede inspirar a dejar ir de la negatividad, dedican una nueva y mejor uno mismo, ser el milagro que queremos ver.
El abejorro- es un insecto que desafía las leyes de la aerodinámica de volar. Decidimos irnos más allá de la Tierra de la falta. Imaginémonos si nosotros fuéramos simplemente este abejorro ¿no podemos fallar? ¿Qué haríamos? ¿A dónde iríamos?
La oruga alcanza la madurez por el derramamiento de la piel que ya no encaja. Podemos transformar nuestras vidas todos los días, todos los sentidos será decidir arrojar los hábitos, creencias y relaciones que no hablan a nuestros valores y propósitos verdaderos.
La mariposa que bate sus alas en Tokio está reconocida científicamente para tener un impacto en los patrones climáticos en todo el mundo. Decidimos hacer un pequeño paso para tener un impacto positivo, para hacer una diferencia positiva en la vida de otra persona. Sepamos que en la adopción de este pequeño paso que vamos a tomar va a ser un gran paso para crear el cambio que queremos ver.
Vivamos el milagro, dónde cada uno es una oruga que en su debido tiempo se convierte en un caparazón para salir volando como si de una mariposa fuera, o ese abejorro que lucha sin piedad para lograr por propia naturaleza el mero hecho de querer volar, desafiando toda ley aerodinámica
¿Tanto nos cuesta contagiar una sonrisa, el decir un gracias, el efectuar una acción de gratitud hacia los demás, tanto nos cuesta, mostrarle a alguien de nuestro alrededor que sentimos enormemente esa energía que nos impulsa a todos hacía aportar ese 1% de ayudar a los demás? Si nosotros producimos energía de felicidad hacía los demás, estos se contagian y contagian a los demás como de si de un tsunami se tratara. Expresa tu corazón.
“No hay que esperar que los demás hagan. Hay que hacerlo uno mismo“
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Empresas con alexitimia. Por Marta Romo. Blog de Marta Romo.
La alexitimia es un trastorno neurológico que consiste en la incapacidad de la persona para identificar sus emociones y, por tanto, la imposibilidad para expresarlas verbalmente. Es un trastorno muy extendido entre la población: afecta a una de cada siete personas, aunque normalmente no se habla de ello.
De hecho, puede que nunca hayas escuchado esta palabra. Las consecuencias de este mal, –la ausencia de emociones en la mente y en nuestro lenguaje-, imposibilita que las relaciones interpersonales sean plenas y satisfactorias, dificulta la adaptación y la integración en sociedad.
Podemos afirmar que además de personas, existen entornos alexitímicos, donde las emociones están bloqueadas, donde no se tienen en cuenta, ni está bien visto hablar de ellas. ¿Os suena? Efectivamente, parece que la alexitimia es una pandemia en el mundo de las organizaciones y los negocios. El hecho de que no se tengan en cuenta o no se hable de ellas, no implica que no estén presentes. Y lo peor es que la ausencia de gestión emocional, provoca que afloren emociones tóxicas, desadaptativas y que estas se contagien de forma colectiva.
En realidad, podemos considerar la empresa como un espacio generador de emociones colectivas de forma automática, que pueden ser facilitadoras o tóxicas para el objetivo empresarial. Más allá de las emociones individuales, en las empresas se generan a través de determinados mecanismos y rituales organizados.
Por ejemplo, se busca que los profesionales se sintonicen en las mismas percepciones sobre el trabajo, el mercado, los clientes, la estrategia…, que compartan unos mismos valores y que persigan unos mismos objetivos. Que exista una cultura organizativa compartida y un orgullo de pertenencia, que en suma fortalecen la identidad de la empresa. Las metas, motivaciones, evaluaciones están cargadas de emociones colectivas vinculadas también a necesidades igualmente básicas, como las de pertenencia e identidad. Todas estas aspiraciones de las organizaciones están rodeadas de emociones.
Podríamos afirmar que las emociones son el pegamento social para que estos anhelos sean compartidos por el mayor número de profesionales en una organización. ¿Por qué, entonces, las emociones parecen ser un tabú en muchas empresas? ¿Por qué ignorarlas o taparlas, cuando están ahí queramos o no?
Así como en las personas existen deterioros o lesiones neurológicas que pueden provocar la incapacidad emocional, también podríamos hablar de lesiones o accidentes que hacen aflorar la alexitimia en los contextos empresariales. Por ejemplo, hay muerte emocional mucho más frecuente en los entornos presididos por la incertidumbre, el sentimiento de superioridad, la presión ante los objetivos por encima de todo, la sumisión y la obediencia sin contemplaciones, por la despersonalización… Este caldo de cultivo es delicioso para las emociones tóxicas que paralizan y bloquean.
Recientemente, Shlomo Hareli y Brian Parkinson han hecho una exhaustiva investigación en el campo de las emociones sociales y nos ofrecen una interesante argumentación: “Las emociones sociales existen como consecuencia de la interacción y contribuyen a la supervivencia del individuo dentro de un grupo, son el resultado de los asuntos, preocupaciones y eventos relacionados con las demandas de la vida social y también de las valoraciones que de ellos hacemos”.
Veamos algunas funcionesadaptativas de tres emociones básicas en la empresa y con qué objetivos podemos gestionar en clave emocional, es decir, para qué:
Alegría
– Afiliación:
Incrementar la capacidad para disfrutar de diferentes aspectos.
Generar actitudes positivas hacia uno mismo y hacia los demás.
Establecer nexos de unión entre las personas y favorecer las relaciones interpersonales.
Fomentar compromiso con un proyecto o idea.
Tristeza
– Reintegración:
Aumentar la cohesión con otras personas, en especial con quienes se encuentran en la misma situación.
Reducción del ritmo de la actividad general del organismo.
Reclamar la ayuda de otras personas.
Aparición de la empatía.
Valorar las cosas importantes.
Ira
– Autodefensa:
Movilizar energía.
Eliminar obstáculos que impiden la consecución de metas y objetivos deseados.
Inhibir las reacciones indeseables de otras personas y evitar la confrontación.
Poner límites y ser asertivos.
Responder en situaciones de urgencia.
Además, dirigir una empresa atendiendo a la gestión emocional tiene otros beneficios como:
• Identificar información sobre la naturaleza de los eventos o circunstancias.
• Conocer emociones, ideas e intenciones de los otros.
• Evocar emociones reciprocas y complementarias.
• Servir de incentivo o de freno para la conducta social de los otros.
• Definir las fronteras del grupo y a identificar a sus miembros.
• Ayudar a negociar las tareas que realizamos dentro de los grupos y, en cierta medida, a definir el estatus.
• Aprender las normas y valores de una determinada cultura.
• Perpetuar la cultura y las estructuras de poder.
Si no sentimos confianza, pasión, miedo, rabia o envidia… no podemos competir, ni tampoco colaborar. Incluso, tampoco podríamos tomar decisiones con agilidad, ni respetar los protocolos o convencionalismos sociales, porque todo nos daría igual. Además, gracias a las emociones, podemos generar vínculos como el apego, la afiliación, o el apoyo: necesidades básicas y universales que afectan a nuestro bienestar y constituyen escenarios de primera para la experiencia creativa, el desarrollo del talento, la visión compartida, en definitiva, para dar lo mejor de nosotros como profesionales.
Estamos de acuerdo entonces, en que las emociones son un ingrediente básico en la vida de las personas y, por extensión, en la vida de las organizaciones. Se han desarrollado filogenéticamente para ayudarnos a manejar asuntos y tareas vitales. Desde ese punto de vista, resultan decisivas para nuestra supervivencia; nos acompañan en los momentos más importantes de nuestra vida; son el instrumento del que nos servimos para regular una parte importante de nuestras interacciones sociales, etc. Aunque pueda sonar algo cursi, tenemos que aceptar que nuestra vida, también la profesional, es un mosaico de emociones.
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La autoconfianza es un sentimiento basado en la fuerte conciencia del propio poder para afrontar las posibles dificultades.
La autoconfianza se construye desde la infancia, todos nacemos con la capacidad de poder confiar en nosotros mismos y la primera oportunidad que tenemos de desarrollarla es en la relación con nuestros padres, ellos nos la enseñan creyendo en nosotros, creen que somos capaces de hacer muchas cosas y de resolver dificultades. Cuando no creen en nosotros es cuando se suele producir la autoprofecía cumplida, si creen que vamos a suspender asignaturas entonces con más probabilidad las suspenderemos porque es lo que nos transmiten y eso ejerce un fuerte poder en nosotros.
Los padres nos dejan en definitiva un enorme capital emocional, ya sea con sus aciertos o con sus errores, de las dos partes sacamos muchos tesoros para nuestro autoconocimiento.
La autoconfianza está en construcción permanente, con cada reto de la vida, ésta nos pone a prueba inevitablemente en muchas situaciones; se va forjando con cada dificultad, sin dificultades no aprendemos, debemos ver las dificultades como retos porque en realidad también lo son.
La autoconfianza nos resulta necesaria, sin embargo, una autoconfianza excesiva no resultaría sana pues confiarse demasiado nos lleva a estancarnos, a no seguir aprendiendo e incluso a exponernos a peligros sin la precaución necesaria. Siempre que hablemos de una característica lo más sano es tenerla en la medida justa.
Igualmente tener metas inalcanzables nos aleja de construir una sana autoconfianza.
Ingredientes de la autoconfianza
Motivación
Encontrar una pasión en la vida, algo que te gusta hacer o diferentes tareas que te agradan, es como lagasolina de un coche, es la energía que necesitamos para ponernos en funcionamiento hacia un objetivo, algo que nos ilusiona y nos satisface.
Tener algo que nos gusta hacer nos enseña a automotivarnos, a regenerar esa energía que en algunos días es baja pero que, con motivación, nos reponemos más rápido de cualquier contratiempo.
Autoeficacia
La autoeficacia sería como el motor del coche, es el mecanismo específico que hace que el coche funcione, hace referencia a las creencias de las personas acerca de sus propias capacidades para el logro de determinados resultados.
La autoeficacia es un término específico, no nos sentimos eficaces en todo sino en determinadas tareas, es un término que nos aleja de evaluaciones globales y polarizadas hacia nosotros y que, muchas veces, se alejan de la realidad.
A lo largo de la vida son muchas las dificultades con las que nos hemos encontrado y muchos éxitos y logros los que hemos conseguido, desde aprender a montar en bici, saber ayudar y dar ánimos a un amigo en momentos duros hasta entrar en la universidad o cuidar de un gorrión malherido, cada una de las cosas que hemos sido capaces de hacer para estar hoy donde estamos son muy importantes, incluidos los errores, de los que aprendemos las mejores lecciones.
Todo esto es lo que conforma lo que yo llamo currículum positivo de experiencias, incluyendo las experiencias negativas o tareas no conseguidas pero de las que sacamos un aprendizaje. Y es este currículum positivo el que debemos tener presente en los retos de nuestra vida o ante cualquier tarea nueva.
Autoestima
La autoestima sería el carruaje del coche, la estructura que nos sostiene en el día a día, es la percepción evaluativa que tenemos de nosotros mismos, el grado de estima que nos tenemos basado en un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros.
En definitiva es cómo nos tratamos a nosotros mismos tanto con la conducta, los pensamientos como con las emociones.
El problema es que a veces tenemos unas creencias y hábitos de pensamiento que nos juegan malas pasadas, se trata del diálogo interior destructivo e irracional, cuando sin tener pruebas e incluso teniendo pruebas objetivas de todo lo contrario pensamos que las cosas van a salir mal, anticipamos un posible fracaso en una tarea basándonos en una especie de currículum negativo que sólo se acuerda de cuando no nos ha salido algo o cuando hemos sufrido, pero exagerando el recuerdo y distorsionándolo de diferentes maneras.
Las exigencias excesivas suelen ser la causa también de que nuestra confianza se vea mermada, debemos ajustar nuestras expectativas y así las exigencias se ajustan a retos viables para nosotros.
Cuál es el papel de las emociones
Cada una de las emociones tiene un papel muy importante, incluso las que consideramos negativas porque nos hacen sentir mal o son incómodas, pero nunca tanto como cuando actúan desde el rechazo.
Cuando sentimos vergüenza por sentirnos de una forma determinada o cuando tratamos de anular o falsear una emoción en nosotros lo que hacemos es anular una parte importante que contribuye a hacernos sentir confianza.
El miedo nos ayuda a planificar bien y controlar todo lo que está en nuestras manos para que tengamos éxito, anticipará los verdaderos peligros y riesgos y nos ayudará a protegernos ante ello. Si lo rechazamos nos bloqueará o utilizará toda su creatividad para inventar los peligros más insospechados, eso sí, tendrás material como para una novela.
El enfado nos ayuda a ser enérgicos y asertivos, a poner los límites necesarios para nuestro respeto y bienestar. Si no le dejamos hacer su trabajo y lo rechazamos entonces se manifestará de formas encubiertas y destructivas.
La tristeza nos conecta con nuestro dolor y nos ayuda a ser honestos con nosotros mismos, con lo que sentimos, nos ayuda a hacer duelos y sobrevivir en las crisis. Si no la dejamos hacer su trabajo y la rechazamos entonces estaremos tristes más tiempo del que desearíamos.
La inseguridad nos ayuda a cuestionarnos dónde tenemos posibles fallos, qué parte de la tarea aún no dominamos y tenemos que reforzar, gracias a ella nos cuestionamos algunas cosas que nos hacen aprender y crecer. Si no la dejamos hacer su trabajo y la rechazamos entonces la inseguridad será intensa y podrá mantenernos en un mar de indecisiones.
Es crucial también desarrollar una buena tolerancia hacia la frustración, la única manera de hacerlo es exponiéndonos a problemas y afrontando dificultades, vernos solos ante el peligro, una vez que ya hemos hecho todo lo que podíamos en una situación, si aún así no está resuelto todo es porque ya no depende de nosotros, eso nos crea una gran frustración y sólo queda aceptarlo.
Pero si la vida se nos ha presentado demasiado fácil entonces sí podemos vernos ante un verdadero problema con la primera dificultad, por pequeña que sea, no la vamos a soportar bien. Gracias a tener una buena tolerancia a la frustración podremos practicar nuestra resiliencia, la capacidad de sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas.
Para terminar y como resumen podemos decir que aumenta la confianza en nosotros:
Encontrar una pasión o cosas que nos gusta hacer.
Conocernos bien: tanto las fortalezas como los límites.
AceptarAutoestima, base de la empresa y el liderazgo 3.0
nuestros defectos y fortalecer la tolerancia a la frustración.
No ponernos metas inalcanzables y dividirlas en pequeños pasos.
Planificación, esfuerzo y perseverancia en lo que realizamos.
6.Tener presente siempre nuestro currículum positivo y actualizarlo día a día.
Publicado en el blog de Lourdes Garrido. Post original aquí.
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3 efectos de la Inteligencia Emocional sobre tu comportamiento. Por Jennifer Delgado. Rincón de la Psicología.
Desde que en 1995 Daniel Goleman popularizase la Inteligencia Emocional, muchos estudios se han realizado para intentar desvelar el alcance de este concepto. Una de las investigaciones más interesantes se llevó a cabo en Oriente Medio e incluyó a más de 400 directivos que desempeñaban diferentes cargos dentro de sus organizaciones.
Los investigadores concluyeron que la Inteligencia Emocional podía predecir con una fiabilidad del 58% las probabilidades de tener éxito en la carrera profesional.
Otro estudio realizado en Canadá con 372 estudiantes universitarios, constató que el 80% de los alumnos que habían alcanzado buenas calificaciones también tenían una elevada Inteligencia Emocional.
Sin embargo, el hecho de que la Inteligencia Emocional esté vinculada al éxito y, de cierta forma, lo facilite, es tan solo una de las múltiples repercusiones de esta competencia ya que en realidad sus tentáculos se alargan a muchas otras esferas de nuestra vida e inciden en nuestro comportamiento.
¿Cómo influye la Inteligencia Emocional en nuestro día a día?
1. Nos ayuda a tomar mejores decisiones
Las emociones pueden sernos de gran ayuda cuando nos enfrentamos a un problema ya que pueden advertirnos de un peligro y hacernos asumir una postura más cauta. Sin embargo, a veces se convierten en un obstáculo, sobre todo cuando no guardan relación con la situación que debemos enfrentar. No obstante, la Inteligencia Emocional nos ayuda a tomar mejores decisiones, así lo desveló un estudio realizado en las universidades deYale y Toronto.
Estos investigadores idearon un experimento muy curioso: hicieron que algunas personas se sintieran ansiosas al pedirles que prepararan un discurso improvisado. Luego, les preguntaron si estarían dispuestas a apoyar un proyecto de una clínica de salud.
Los resultados mostraron que las personas con mayor Inteligencia Emocional eran más conscientes de que la ansiedad que experimentaban no estaba relacionada con la decisión que debían tomar. Por eso, el 66% dio su apoyo al proyecto pero solo el 7% de quienes tenían una escasa Inteligencia Emocional lo dieron.
Lo que sucede es que, al contrario de la creencia popular, una buena toma de decisiones no implica eliminar las emociones porque estas también son una fuente de información ya que actúan como marcadores somáticos. La clave está en descubrir de dónde provienen esas emociones, qué las causa y saber cómo pueden influir en nuestra percepción del problema.
2. Nos hace confiar en los demás
Aunque en los últimos años la desconfianza se ha puesto de moda y ha llegado a instaurarse como un patrón de comportamiento social, lo cierto es que confiar en los demás tiene múltiples beneficios. Se conoce que la confianza no solo nos hace más felices e incrementa nuestro nivel de satisfacción sino que también está vinculada a una mejor salud física y a una mayor propensión a emprender nuevos proyectos.
Ahora un estudio realizado en la Universidad de Oxford nos desvela que las personas con Inteligencia Emocional tienden a confiar más en los demás. Estos investigadores están convencidos de que la clave se encuentra en su capacidad para empatizar y detectar con rapidez las características más positivas de las personas con las cuales se relacionan. ¿Por qué?
Por una parte, la Inteligencia Emocional les ayuda a formarse una imagen bastante precisa de la persona que tienen frente y esto les ayuda a minimizar la incertidumbre permitiéndoles adoptar una actitud más abierta. Por otra parte, la Inteligencia Emocional también implica cierto grado de autoconfianza, la cual, indiscutiblemente, se proyecta sobre los demás.
3. Disminuye el estrés
Numerosos estudios han encontrado una correlación positiva entre la Inteligencia Emocional y niveles de estrés más bajos. Por ejemplo, investigadores de la Universidad de Cincinnati reclutaron a 200 personas y las sometieron a diferentes tareas que generaban distintos grados de estrés. Así pudieron apreciar que quienes tenían una mayor Inteligencia Emocional también se estresaban menos. La clave radica en que estas personas ponen en práctica estrategias de manejo del estrés muy efectivas que le permiten regular la intensidad de las emociones negativas y controlar sus efectos.
Un estudio aún más interesante realizado en la Universidad de Yale fue un paso más allá para descubrir cómo responde el organismo de las personas emocionalmente inteligentes ante el estrés. En esta ocasión los investigadores pudieron notar que incluso ante situaciones estresantes, estas personas presentaban niveles más bajos de cortisol (la hormona del estrés) y una presión arterial más baja.
Esto nos indica que enfrentar los conflictos y problemas recurriendo a la Inteligencia Emocional realmente nos ayuda a paliar los efectos del estrés, incluso a nivel físico y aunque no seamos conscientes de ello.
¿La Inteligencia Emocional se puede desarrollar?
La Inteligencia Emocional es un conjunto de competencias que nos permiten reconocer y regular tanto nuestras emociones como las de los demás. Eso implica que no se trata de una habilidad innata sino que se puede desarrollar a lo largo de la vida. De hecho, existen cursos de Inteligencia Emocional en los cuales se trabajan diferentes habilidades. Lo mejor de todo es que con estos talleres no solo se logran resultados muy rápidos sino que estos son estables a lo largo del tiempo.
No obstante, si decides apostar por alguno de estos cursos, será mejor que te cerciores de que son impartidos por una universidad o centro psicológico acreditado ya que estos temas son pasto fácil de los gurús que promueven recetas facilonas y sin fundamento científico.
La mayoría de estos cursos le dedican algunas horas al análisis del concepto de Inteligencia Emocional y sus pilares fundamentales para después pasar a las actividades prácticas, donde te enseñarán a detectar tus emociones y sus causas así como a manejarlas para sacarles el máximo provecho. Desde el punto de vista social, se trabaja la empatía y la capacidad para enfrentar los conflictos sin que las emociones negativas se desborden.
Fuentes:
Carl, N. & Billari, F. C. (2014) Generalized Trust and Intelligence in the United States. PlosOne; 9(3).
Freedman, J.; Morrison, J. & Olsson, A. (2010)Leadership Success and Emotional Intelligence in theMiddle East.6 Seconds.
Gerald, M. et. Al. (2006) Emotional intelligence, personality, and task-induced stress. Journal of Experimental Psychology: Applied; 12(2): 96-107.
Parker, J. et. Al. (2004) Emotional intelligence and academic success: examining the transition from high school to university. Personality and Individual Differences; 36(1): 163-172.
Salovey, P. et. Al. (2002) Perceived Emotional Intelligence, Stress Reactivity, and Symptom Reports: Further Explorations Using the Trait Meta-Mood Scale.Psychology & Health; 17(5): 611-627.
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¿Para qué quieres la inteligencia emocional? Por Emilio Moraleda Sintetia.
“Si no controlas tus habilidades emocionales, si no eres capaz de controlar tus emociones estresantes, si no puedes tener empatía ni relaciones afectivas, entonces no importa lo inteligente que seas, no vas a llegar muy lejos”. -Daniel Goleman.
Pues así es. O al menos así lo creo yo también. Hay mucha gente que profesionalmente llega a poco simplemente porque tiene un déficit importante de inteligencia emocional.
No me voy a meter en el terreno afectivo y personal porque es muy delicado, y es también harina de otro costal. Al hablar de inteligencia emocional voy a referirme en este artículo exclusivamente al ámbito profesional y empresarial.
Y llegar a poco significa que no han accedido a posiciones de relevancia en su entorno laboral, no por falta de inteligencia e incluso de trabajo duro, sino por no utilizar su inteligencia emocional o por tenerla escasamente desarrollada. Por no darse cuenta que para triunfar en el terreno laboral no hace falta ser un killer a la antigua usanza. Eso ya pasó de moda hace tiempo y es un concepto tan obsoleto como decadente.
Lo que sí hace falta es entender algo tan sencillo como que todo el mundo tiene emociones y mil formas de expresarlas. También en el trabajo. Que quienes te rodean en tu entorno laboral, aunque sean tus subordinados, tienen sentimientos y te observan y te valoran. Y en función de tu conducta con ellos te seguirán o, simplemente, simularán que lo hacen mientras te van dejando solo.
Hace solo unos días leía una crónica de un periódico económico que calificaba como killer a un presidente recién nombrado de una importante compañía. Desconozco si ese flamante presidente merece o no tal calificativo, si lo merece es mejor que alguien de su confianza le diga con sinceridad que eso ya no se lleva y que si quiere triunfar eche mano de su inteligencia emocional por lo menos de puertas para adentro. Si no lo hace, la factura que pagará, él y la empresa que empieza a liderar, será muy alta.
Talentosos sin éxito
A veces en las organizaciones aparecen jóvenes promesas que apuntan a ser excelentes líderes, que su preparación, su inteligencia y su trabajo duro hacen de ellos estrellas nacientes con serias posibilidades de escalar a lo más alto del organigrama. Se les llama high potentials que es muy anglosajón y queda muy bien. Tienen luz propia y son identificados como talento emergente de primera.
Exhiben mucha energía, conocimiento y pensamiento innovador, y en ellos es rutina trabajar doce horas diarias, cuando menos. Literalmente se comen el mundo, o eso creen ellos y sus mentores. Todo va bien, y las previsiones de éxito de los resplandecientes astros se mantienen intactas durante un tiempo.
Al menos mientras no tengan a su cargo equipos de alto rendimiento. Sus carencias y su desnudez, si las tienen, suelen dar la cara cuando tienen que liderar equipos competitivos. Equipos potentes que no se conforman con tener un jefe. Aspiran a algo más, y prefieren a un líder que, aunque sea muy exigente, tenga buena carga emocional con capacidad para motivarles, darles cancha, reconocer su trabajo, guiarles y desarrollarles como profesionales.
Cuando los equipos no ven esto en sus líderes, por brillantes que parezcan, se desenganchan y lo que era un ejecutivo agresivo y prometedor se desinfla y se queda a la deriva o en la nada. O simplemente alguien lo fulmina un día al darse cuenta de su visible incompetencia para liderar gente.
Inteligencia emocional
Por otra parte, hay quien confunde a un directivo emocionalmente inteligente con otra cosa. Un auténtico líder con buen equipaje de inteligencia emocional no es un líder blando, ni flojo, ni laxo. No nos despistemos. Es alguien que puede ser duro y exigente con sus equipos a la hora de pedir resultados y marcar metas muy altas, pero sabe muy bien cómo funciona el componente emotivo de las personas para sacar lo mejor de ellas en toda circunstancia.
Y sabe que liderar equipos es un arte y lleva tiempo y trabajo duro hacerlo. Saben muy bien que lo de “ordeno y mando”, lo de “ejecutivo agresivo”, aquello de killer y cosas parecidas solo funciona a corto plazo y no siempre. Son actitudes del pasado y de falsos líderes incapaces de que sus equipos les sigan.
Los líderes que utilizan bien el componente emocional de su inteligencia son mucho más productivos y rentables para las compañías, y para cualquier organización.
Ejecutivos autistas
Más rentables que esos ejecutivos autistas que parecen saberlo y dominarlo todo, que se sienten tocados por la mano de su dios, que aceptan opiniones de otros siempre que coincida con la suya, que les cuesta premiar y reconocer, que solo se concentran en el objetivo a conseguir sin apercibirse que sin cuidar el talento que le rodea no va a llegar lejos.
Estos “ejecutivos de piñón fijo” y de sensibilidad escasa suelen fracasar y quedarse en el camino. Como debe ser. El entorno les termina expulsando o, cuando menos, relegando a tareas y posiciones menos glamorosas.
Todavía se encuentra uno por ahí con ejecutivos desbocados y, literalmente, desbordados sin tiempo para cuidar y desarrollar a su equipo, siempre mirando hacia arriba preocupados de cada gesto de su jefe, sin darse cuenta que si su equipo no le sigue, él o ella se quedan colgados. Sin darse cuenta que él o ella necesita más a su equipo que su equipo a él o a ella.
Líderes emocionales
Los líderes que, además de preocuparse de la cuenta de resultados, se preocupan de su gente mezclándose constantemente con los equipos, animándoles, dando la cara por ellos, ayudándoles en la adversidad, mostrando un punto de empatía y humanidad, reconociendo el trabajo bien hecho, y muchas cosas más, esos líderes normalmente triunfan donde otros fracasan.
Y cuidar y preocuparse de los equipos no significa ser pusilánime ni blandengue. La exigencia de resultados ambiciosos a los equipos es totalmente compatible con mostrar una actitud integradora y motivadora que hace a la gente más productiva y comprometida con los proyectos.
En otras palabras, los líderes y los ejecutivos con un buen depósito de inteligencia emocional saben que cuanto mejor utilicen ese inagotable recurso, mejores serán sus resultados. Y esto puede decirse que es una constante universal que funciona en cualquier nivel jerárquico de una empresa u organización, en cualquier geografía y en cualquier cultura de nuestro planeta.
Hay compañías que ya dedican recursos para desarrollar mejor las capacidades de inteligencia emocional de sus empleados y ejecutivos. Son conscientes del valor añadido que esa actitud supone frente a sus competidores y lo hacen porque sus líderes están convencidos de que la práctica generalizada de la inteligencia emocional produce muchos beneficios que se terminan depositando generosamente en la cuenta de resultados.
Y estoy convencido que esta práctica se abrirá camino en todo tipo de organizaciones, no por paternalismo de sus líderes, sino por la evidencia de que la inteligencia emocional paga buenos dividendos y hace más rentables y competitivas a las empresas. Y si no, al tiempo.
Desconozco si existe alguna sesuda definición de lo que es la inteligencia emocional. En mi modesta opinión, inteligencia emocional es simplemente sentido común. No hay más secreto.
Presidente y Director General de Pfizer España (1998-2008). Emilio Moraleda es uno de los directivos españoles de mayor éxito internacional y experiencia. Su estilo de liderazgo, fundamentado en la gestión del talento, la planificación y la correcta coordinación de equipos de alto rendimiento le ha granjeado una carrera profesional extraordinaria.
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10 hábitos de los líderes atractivos.
Por Isabel Carrasco.
Hablemos de Liderazgo.
En el boletín del pasado 20 de octubre de Forbes.com,Travis Bradberry, autor de “Emotional intelligence 2.0″,defiende la idea de que si queremos ser líderes convincentes con alto poder de convocatoria debemos resultar atractivos.
Los tiranos y gruñones con una visión brillante pueden conseguir reclutar a unos seguidores reacios durante un corto periodo de tiempo, pero luego los pierden. Queman a sus colaboradores antes de que estos puedan llegar a mostrar sus capacidades.
Las investigaciones de TalentSmart analizando datos de más de un millón de personas muestran que los líderes accesibles, humildes y positivos, que por tanto tienen un alto nivel de inteligencia emocional resultan más atractivos y consiguen un mejor desempeño que los que no lo tienen.
Bradberry expone 10 comportamientos claves que hacen que los líderes emocionalmente inteligentes resulten más atractivos:
1.- Establecen conexiones personales.
Hasta en un local abarrotado logran que las personas sientan que están manteniendo conversaciones personales, como si fuesen la única persona en el lugar que les importa y en ese momento realmente lo son. Comunican a un nivel muy personal, emocional, nunca olvidando que quien tienen delante de ellos tienen sentimientos que hay que considerar.
2.- Son accesibles.
Están convencidos de que cualquier persona, independientemente de su rango o capacidad merece su tiempo y atención. Hacen que todos se sientan valiosos porque todos son valiosos.
3.- Son humildes.
Pocas cosas resultan menos atractivas que la arrogancia. Los líderes agradables no actúan como si fuesen mejores que los demás, porque no piensan que son mejores. En lugar de considerar el liderazgo como una fuente de prestigio, consideran su posición como una responsabilidad de servicio hacia sus seguidores.
4.- Son positivos.
Procuran siempre mantener una visión positiva, lo que muestran a la hora de describir las cosas y las situaciones. Incluso en situaciones indudablemente negativas emanan la confianza de que pueden contribuir a que el futuro sea mejor que el presente.
5.- Son equilibrados.
Saborean los triunfos sin que se suban a la cabeza y reconocen sus errores sin enredarse en ellos. Aprenden de ambos y siguen adelante.
6.- Son generosos.
Comparten sus conocimientos y recursos y no actúan como si temiesen ser desbancados por sus colaboradores si les facilitan todo lo que necesitan para hacer su trabajo. Creen que el éxito de éstos es su éxito.
7.- Son íntegros.
Inspiran confianza y admiración a través de sus acciones, no sólo de sus palabras diariamente.
8.- Son capaces de leer a las personas como si fuesen libros abiertos.
La comunicación no verbal es para ellos, con frecuencia, más importante que las palabras que las personas dicen. Se fijan en las expresiones faciales, en el lenguaje corporal y en el tono de voz para percibir lo que realmente está sucediendo a sus colaboradores.
9.- Reconocen y aprecian el potencial.
Robert Brault dijo:”El carisma consiste no tanto en conseguir gustar a las personas, sino en que las personas se gustan a sí mismas cuando estamos cerca”. estos líderes no sólo intentan captar lo mejor de los demás sino que se aseguran de que los demás lo vean, también. Hacen aflorar los talentos de sus colaboradores para que éstos sean mejores y lograr un mejor resultado.
10.- Son consistentes.
Daniel Quinn mantiene que “El carisma sólo logra captar la atención, una vez que se ha conseguido tiene que haber algo que decir”. Son líderes que conectan regularmente con sus colaboradores para compartir sus ideas ya que comprenden que su conocimiento y experiencia pueden ser críticos para el éxito de todos los que trabajan con ellos.
Publicado por Isabel Carrasco, miércoles, 4 de noviembre de 2015
Isabel Carrasco González
Médico. Especialista en Medicina del Trabajo, Gestión de Recursos Humanos y Gerencia de Hospitales. Experiencia en gestión de centros sanitarios y en el desarrollo de programas de formación en gestión, calidad, atención al paciente e inspección. El correo de contacto es:isabelcarrascog@gmail.com.
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Licencia de contenido del blog de “Hablemos de liderazgo”
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La empatía es una habilidad social que nos permite sentir o percibir lo que otra persona experimenta en una situación determinada, y esto se debe a que nos identificamos mental y afectivamente con su estado de ánimo.
Para el autor de la teoría de la Inteligencia Emocional, Daniel Goleman, la empatía es un componente fundamental para el desarrollo profesional dentro del ámbito laboral, ya que esta capacidad de entender y ponerse en el lugar del otro nos permite anticipar y solucionar conflictos interpersonales, tener una mayor influencia en los demás, lograr una mayor conexión emocional con las otras personas, ser más persuasivos y aumentar la probabilidad de que los demás confíen en nosotros.
Una persona puede incrementar su capacidad empática observando detalladamente a los demás mientras habla con ellos. Será necesario que preste toda su atención y observe el lenguaje no verbal que esta persona transmite, esforzándose en tratar comprender lo que está sintiendo en ese momento.
Sin embargo, la empatía es mucho más que saber lo que el otro siente, también implica responder de una manera apropiada a la emoción que la otra persona está expresando, demostrando un genuino interés de apoyo, comprensión y ayuda.
Entre los principales errores que comúnmente se cometen y obstaculizan la capacidad empática son:
• Restarle importancia a las preocupaciones y problemáticas que enfrentan los demás. Por supuesto que nuestro objetivo es un interés por darle tranquilidad a la persona, pero es muy probable que el mensaje sea de incomprensión y falta de apoyo.
• Poner ejemplos para aleccionar al otro. Con esta respuesta, pese a que nuestra intención es ayudar y dar ideas, le estamos trasmitiendo a la persona que no es válida y que debe aprender de los demás en un momento que emocionalmente necesita comprensión, no lecciones.
• Hablar sobre uno mismo y desviar el tema de conversación con frases tales como: “Pues a mí me paso algo similar el otro día mientras estaba en la oficina, y lo que hice…” Nuevamente estamos aleccionando al otro y peor aún, nos ponemos como ejemplo a seguir lo que seguramente no será bien recibido por alguien que pasa por un momento difícil.
• Juzgar y criticar la actuación del otro. Esta respuesta por supuesto producirá resultados negativos en la percepción del otro.
• Experimentar sentimientos de compasión y lástima.
• Seguirle la corriente.
Se ha observado que generalmente una persona puede desarrollar con mayor facilidad su capacidad empática cuando al interior de su familia y desde los primeros años de su vida, se han visto satisfechas sus necesidades afectivas y emocionales.
Si no viviste en un entorno así no te preocupes, esta habilidad social puede desarrollarse y potenciarse a lo largo de la vida, sólo basta comprender que para el desarrollo de la empatía tendríamos que ser capaces de salir de nosotros mismos e intentar entrar en el mundo del otro.
5 estrategias de comunicación para desarrollar la empatía
1.Aprende a escuchar lo que los demás te dicen sin palabras, esto es, intenta interpretar la comunicación no verbal de los otros buscando comprender sus estados emocionales.
2. Escucha con la mente abierta y sin prejuicios, mostrándote respetuoso con los demás.
3. Presta atención y demuestra interés por lo que te están contando. Recuerda que no es suficiente con saber lo que el otro siente, también es importante demostrárselo.
4.No interrumpas mientras te están hablando. Por lo general tratamos de dar consejos, en lugar de intentar sentir lo que el otro está sintiendo.
5. Si es necesario que des tu opinión, busca hacerlo de forma constructiva, siendo sincero y honesto, pero sin lastimar con comentarios directos y ofensivos.
6. Demuestra tolerancia y paciencia para aceptar las diferentes opiniones, enfoques y estilos de vida que puedan tener las personas que te rodean.
Practica regularmente estos sencillos consejos para que consigas incrementar tu capacidad para entender los pensamientos y emociones ajenas, de ponerte en el lugar de los demás, captar los mensajes verbales y no verbales, y compartir tus sentimientos de forma empática.
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“No dejes que el pasado te robe tu presente” – Cherralea Morgen
Llevo días leyendo varios artículos dónde se dice o se intenta explicar que hay sitios buenos para trabajar, “Great Place to Work”, que si desde los departamentos de RRHH deberían buscar formulas para intentar buscar la felicidad de los trabajadores para que estos estén bien, para que no se vayan, para que el talento de las empresas sea retenido y un largo etc.
En la teoría de gestión de carteras aplicadas a la felicidad me llama la atención, lo siguiente: (Cito textualmente) “Casi todo el mundo conoce a alguna persona que afirma disfrutar yendo a trabajar porque ello le sirve para salir del ajetreo de su vida casera o familiar, lo cual incluye desde los niños hasta las posibles discusiones. Este fenómeno encaja con el hecho documentado de que muchos desempleados, incluso compensando por su pérdida de nivel de renta, están más descontentos que cuando trabajaban. Los recientes estudios de la economía de la felicidad cuantifican que el efecto no vinculado a la renta es más de cinco veces superior al efecto vinculado a la renta.”
En al artículo “¿Por qué la felicidad debiera ser tu modelo de negocio?” me llama mucho la atención lo siguiente: (Cito textualmente) La psicología positiva se define como el estudio científico del funcionamiento óptimo humano, de las fortalezas y las virtudes que habilitan cultivar aquello que hace a las personas excepcionales. Su objetivo es descubrir y promover los factores que permiten a los individuos y a las comunidades prosperar. Este nuevo enfoque impulsó en la gente, los políticos y los gobiernos comenzar a reflexionar sobre la profunda definición de “el progreso” en el siglo 21. Al darse cuenta que los indicadores de la actividad económica simplemente no dicen lo suficiente sobre la calidad de vida de los ciudadanos y sus sociedades, varios gobiernos nacionales están llevando a cabo iniciativas para crear nuevas medidas de progreso. Es así como New Economic Foundation (NEF) creó en 2006 el Índice de Planeta Feliz o Happy Planet Index, que representa la medida global del bienestar sostenible. Es una nueva medida del progreso humano; mide lo que importa: bienestar subjetivo, la expectativa de vida y la huella ecológica del país. “
Analizando estos datos, resulta que no somos felices cuando trabajamos, tampoco lo somos cuando no tenemos trabajo, es curioso, a todo ello si nosotros somos felices en el trabajo creamos una economía de la felicidad, que luego la podríamos traducir en otra economía la de la gratitud, que si las juntamos las dos, creamos un entorno de empresa inteligente, con emociones, vibrante etc.
A todo ello, si reflexionamos, y nos damos cuenta, hay una cosa que es como natural, de casa se sale motivado, de casa se sale o se intenta salir de forma que al finalizar nuestro trabajo sea cual sea, lo hagamos bien, para que al final del día pensemos, ¿Todo esto lo hemos realizado nosotros? (El minuto de gloria, de éxito), el pensar hoy he podido aportar un 1% a las personas que me rodean tanto en entorno real como digital.
La semana pasada hablaba con una buena amiga y debatíamos sobre las 3 R´s (acciones creativas para fomentar las 3R: Reducir, Reusar y Reciclar, la sostenibilidad y el consumo responsable tanto a nivel personal como de organizaciones), a todo ello, nosotros dijimos “esto es como si juntamos además las 3 C” (Colaborar, compartir, Co-crear), con lo que se empiezan a crear las empresas B con un sistema B.
Nosotros pasamos muchas horas en el trabajo. Pensamos que deberíamos ser en algún momento felices, notar la felicidad dentro del trabajo.
Es cierto, los empleados felices son generalmente más comprometidos y productivos, y eso está “genial”. Pero no estamos tan preocupados por cómo nuestra felicidad beneficia a la empresa que pertenecemos.
Creemos que nosotros debemos ser felices en el trabajo, ya que es bueno para nosotros, para nuestra salud, para nuestras relaciones, para nuestro estado de ánimo o emocional.
Pero ser feliz, especialmente en el trabajo, no necesariamente ha de venir de forma natural. Es una elección que tenemos que hacer, un modo de pensar y la perspectiva que hemos de adoptar.
En estos tiempos de “crisis”, la felicidad en el trabajo, pocas veces se ve, hay quienes lo ven como un trabajo, un trabajo y agradecen de tenerlo, pero no nos engañemos, no tienen felicidad, tiempo atrás ocupaban puestos de trabajo con los que si que se sentían realizados, y por lo tanto la felicidad existía dentro de ellos.
Ahora bien, desde el momento de la desaparición de puestos de trabajo, personal sobre cualificado haciendo trabajos por no quedarse fuera de mercado, para seguir “viviendo”, sé que es duro de decirlo, pero este colectivo, precisamente la felicidad no la encuentran, pero luchan por ella, para salir tarde o temprano, todo así se les ve en sus ojos que no pierden la valentía, la valentía de sacar una sonrisa, para provocar más sonrisas, porque saben que si no, caerán en un agujero de tristeza.
He aquí algunas maneras por las que nos podemos apoyar a la hora de elegir si queremos o no ser felices en el trabajo:
1. Buscamos la felicidad
Pensamos mucho. Tiene que haber algo que nos guste de nuestro trabajo. Si no lo hacemos es, tal vez es por la gente que trabaja, la autonomía que tenemos o alguna otra cosa. Centrarnos en las partes de nuestro trabajo que nos hacen felices. Nosotros todavía vamos a tener que lidiar con los aspectos de nuestro trabajo que no son tan importantes, sino concentrarnos en las cosas que nos hacen felices y así conseguiremos que todo vaya a ser más soportable.
2. Huir de la negatividad
Tirémonos en el lodo, al barro, vamos a ensuciarnos. Lo mismo es si nos lo aplicamos en la negatividad. Si nosotros disfrutamos, vamos a conseguir pasar de ser negativos a positivos. Hagamos todo lo posible para evitar de relacionarnos con los compañeros de trabajo que habitan en los “vertederos”, esos compañeros tóxicos. Y cuando interactuemos con ellos, no alimentemos su negatividad. Escuchamos, si es necesario, pero no contribuyamos (incluso si tratamos de ser simpáticos). Si lo hacemos, puede que nos encontremos cayendo en su mentalidad negativa.
3. ¿En qué nos queremos centrar?
¿Por qué vamos a trabajar todos los días? Cavemos en algo más profundo que una simple idea o respuesta como:”para pagar las cuentas.” ¿Es para mantener a nuestra familia? ¿Para mantener un estilo de vida que nos gusta? ¿Proporcionar oportunidades para nuestros hijos? Concentrémonos en las cosas buenas que se derivan de nuestro trabajo. Si tienes un trabajo, hoy en día tienes un tesoro, si lo tenemos disfrutémoslo aunque sea un minuto al día, porque para tiempos peores ya volveremos.
4. Participamos
Hay un montón de excusas para no tirar hacia adelante, con el esfuerzo total en el trabajo: No me pagan lo suficiente; No voy a obtener un ascenso de todos modos; No me apasiona este trabajo.
Puede parecer fácil para pasar el día de trabajo haciendo lo mínimo, pero este desempeño mediocre puede perjudicar a nuestra mentalidad y la nutrición de nuestro descontento. Tratemos de obtener más, comprometidos en nuestro trabajo y nos enorgullecemos del mismo. Cuando sabemos que estamos haciendo lo mejor posible, tendemos a tener más a menudo buenos sentimientos los cuales siguen apareciendo.
5. Somos una fuerza para la felicidad
Hacer felices a los demás o al menos abstenernos de contribuir a su infelicidad, reforzaremos nuestra propia felicidad. Felicitemos a un compañero de trabajo. Reconozcamos la contribución de alguien para un proyecto. Simplemente sonreímos, demos las gracias, fomentemos la cultura de la gratitud y sobre todo saludamos. Nosotros tenemos el poder de traer un poco de alegría a la vida de alguien todos los días. Y cuando lo hacemos, encontraremos que también traemos alegría a nuestra. Empecemos a reconocer a los demás y a nosotros mismos.
6. Tomemos el Control
Si la cultura de nuestro lugar de trabajo es inherentemente negativa, es probable que nosotros vayamos a tener problemas para conseguir felices allí, no importa lo que hagamos. Si ese es el caso, puede ser el momento de empezar a planifiquemos una salida. Pensamos en donde estamos ahora y dónde queremos estar, lo que nos hará felices en el trabajo, y empezamos a buscar un nuevo trabajo. Aunque parece que hay un largo recorrido, cerca de un millón de kilómetros entre la búsqueda de un nuevo trabajo, y más ahora con la situación actual, el miedo que nos da salir de esta zona de confort, cuando realmente conseguir uno, tomando el control y la búsqueda activa de algo mejor puede aportarnos un grado de felicidad. Eso sí, nadie dice que vaya ser fácil para nosotros. Puede tardar hasta años, meses o días, pero paciencia, que si hay constancia al final se consiguen las cosas.
¿Queremos encontrar un lugar más feliz para trabajar?
Superamos los obstáculos a la Felicidad en el Trabajo.
Todo el mundo quiere ser feliz en el trabajo, sin embargo, muy pocas personas se encuentran en una base consistente. Entonces, ¿En qué caminos estamos? Los impedimentos para trabajar la felicidad son numerosos, pero en mis conversaciones y consultas con los profesionales, hay cinco temas recurrentes que he visto.
1. Lo poco realistas que somos durante nuestra vida en el trabajo. Hagamos una previa visión desde el exterior.
Todo el mundo nos dirá que hacer una vista previa del trabajo, de forma realista es generalmente una buena cosa, dado que nos lleva a ver lo que nuestro trabajo va a ser antes de empezarlo, antes de empezar el día. Pero para muchos de nosotros, nuestras mentes evocan exactamente lo contrario: una vista previa, realista de lo que vamos a ver entre la vida que llevamos y en el trabajo serán similares.
Nos imaginamos y fantaseamos con un trabajo en el que tenemos la cantidad “correcta” de tiempo para hacer nuestro trabajo, el jefe “derecho”, colegas “agradables” y clientes “amigables”. Pero la vida en el trabajo dentro de la fantasía a la vida real dentro del trabajo son dos cosas completamente diferentes. Y cuando empezamos a darnos cuenta con el trabajo que de verdad tenemos y no es lo que parece ser como en nuestras fantasías, nos preparamos para la decepción porque no nos dieron el trabajo que queríamos en nuestra imaginación.
Todos los sentimientos de la preocupación son los que nos quitan nuestra energía y nos agotan. La mayoría de las cosas no se hacen realidad. Algunos lo hacen, pero no es una cosa que podamos hacer al respecto. Es mejor permanecer consciente de dónde nos encontramos en este momento. Para centrarnos en lo que somos y trabajar en ello, sin imaginar calamidades y disfunciones.
Siempre nos pedimos: ¿Estamos satisfechos porque es que es o porque no es el que queríamos?
¿Parece que no podamos hacer esto? Aprendamos algunas técnicas de relajación y de atención plena.
3. El impulso a compararnos con los demás.
Hay pocas cosas más tóxicas a la felicidad que las comparaciones que podamos tener en curso con otras personas, otros departamentos, otras organizaciones, otros trabajos.
Para algunos, las comparaciones son constantes, la creencia que otras personas y lugares serán mejor que la nuestra, es una forma de vida. Se reproduce el resentimiento y el deseo. Pero es fácil de resolver. Siempre que pensemos que otros tienen opciones o cosas mejores, reconozcamos que no podemos simplemente elegir, qué aspectos son sobre los que deseamos con tanta ansiedad y anhelo, por lo que entontes ¿nosotros tendríamos que tomar todo lo que tienen? No lo creamos, aprendamos a vivir con lo que ya tenemos, porqué muchas veces, al no sentirlo ni agradecerlo, en el momento que lo perdemos esa felicidad de forma indirecta que estábamos viviendo se nos desvanece.
Algunas personas tienen grandes vidas de trabajo, pero están preocupados por terribles problemas familiares, enfermedades, y por las decepciones. Algunas organizaciones tienen grandes beneficios, pero las condiciones de trabajo son menos deseables, es decir más beneficios, pero el clima laboral es nefasto, casi rozando la tristeza, organizaciones sin alma, algunas hasta obtienen premios como uno de los lugares más buenos para trabajar, pero seamos realistas y van varios casos que se dan que no todo es oro lo que reluce, que tanto premio no puede ser verdad, porqué mucha veces como son “partners” importantes del premio o son clientes, se los dan a dedo. Algunos trabajos tienen mucha más flexibilidad, pero tienen entre ellos colegas de trabajo que pueden ser los menos deseables para trabajar. Si deseamos algo, apretamos el “interruptor”, lo ponemos en modo “On” on en modo “Off”, vivamos sin comparaciones con otra persona, recordemos que no podemos encontrar ni tener todo lo que tienen los demás, si lo hacemos a menudo, que será muy bueno para nosotros, para nuestra felicidad.
4. El conducir con el viento a favor.
Así que muchos de nosotros siempre estamos tratando de complacer a los demás, ya sea al jefe o a nuestros compañeros de trabajo. Aún así, a menudo, la acción de complacer a los demás nos deja cansados, agotados y hastiados. Sentimos que estamos siempre en modo “on”, y al hacerlo, rara vez llegamos a sentarnos y preguntarnos qué nos haría personalmente más felices.
Es importante que cada día hagamos, al menos una pequeña cosa, que nos haga un poco más felices, incluso si esta acción es tan simple como levantarnos de nuestro escritorio, en el lugar dónde estemos, salimos al sol durante 30 segundos, respiramos aire fresco para volver de nuevo al trabajo. ¡Encontremos una manera de complacernos a nosotros mismos!
5. Disfrutemos del aburrimiento.
A falta de la felicidad puede ocurrir a causa de lo que es y lo que no lo es. Con demasiada frecuencia, hay poco entusiasmo en el trabajo. Cada día parece que son dos días y el trabajo parece ser una sola lista monótona en la que hacemos lo mismo que hicimos ayer.
¿Cómo podemos cambiar?
Es poco probable que nuestro jefe vaya a tratar de encontrarnos nuevas y emocionantes maneras de hacer nuestro trabajo, por lo que nos tocará encontrar formas creativas de abordar nuestro trabajo. Pensemos en nuevos enfoques, diferentes estrategias y métodos innovadores para hacer lo que siempre hemos hecho de la misma manera. ¿Qué es probable que nos podamos encontrar? ¿Vamos a estar y trabajar con más energía, a sentirnos más felices?, pronto tendremos otras personas intentando emular nuestras técnicas, para que no nos aburramos ni nos cansemos de hacer siempre lo mismo.
¿Somos felices en el trabajo?
«El peor error que se puede cometer en la vida, es vivir temiendo que se va a cometer uno». – Elbert Hubbard.
Gracias por leerme, por disfrutar, y sobre todo que te haya ayudado.
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Cuando hablamos de inteligencia solemos pensar en el éxito obtenido en la escuela o en la universidad, el cual se mide a través de tests y cuestionarios. Pero parece que la inteligencia es un concepto plural. La teoría de las inteligencias múltiples de Gardner es toda una innovación en este campo donde la inteligencia es entendida como la capacidad para resolver problemas, o crear un producto valioso en distintas culturas.
Gardner es reconocido por su teoría de las inteligencias múltiples, por la cual, cada persona posee al menos ocho tipos de inteligencias u ocho habilidades innatas. Liberándose así de la visión tradicional y unificada sobre la inteligencia para dar paso a una visión múltiple de la misma.
La teoría de las inteligencias múltiples de Gardner defiende así una visión más amplia, donde todas las inteligencias tienen la misma importancia. Con esta teoría la inteligencia no se reduce al ámbito académico sino que es una combinación de diferentes inteligencias. En su libro “Inteligencia múltiple”, afirma la cantidad de inteligencias cognitivas que nos ocupan y las resume en 8 tipos.
“La inteligencia, lo que consideramos acciones inteligentes, se modifica a lo largo de la historia. La inteligencia no es una sustancia en la cabeza como es el aceite en un tanque de aceite. Es una colección de potencialidades que se completan”
-Howard Gardner-
Inteligencia Lógica
La inteligencia lógica es empleada en resolver problemas de lógica y matemáticas. Es la capacidad para utilizar números de manera precisa y de razonar correctamente. La inteligencia que suele corresponder a científicos, matemáticos, ingenieros y aquellos que emplean el razonamiento y la deducción, ( trabajar con conceptos abstractos, elaborar experimentos). Utilizan especialmente el hemisferio derecho.
Inteligencia Lingüística
En la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner se llama inteligencia lingüística ala habilidad para emplear las palabras de manera oral o escrita de manera efectiva. Un nivel destacado de esta inteligencia se observa en escritores, periodistas, comunicadores. Estudiantes con habilidades para aprender idiomas, escribir historias, leer, etc. Utilizan ambos hemisferios.
Inteligencia Corporal
Dentro de la teoría de las inteligencias múltiples de Garder, la inteligencia corporal corresponde con aquella que utiliza todo el cuerpo para expresar ideas y sentimientos, y la habilidad en el uso de las manos para transformar objetos. Las capacidades de equilibrio, flexibilidad, velocidad, coordinación, como también la habilidad cinestésica, o la percepción de medidas y volúmenes, se manifiestan en este tipo de Inteligencia. Atletas, cirujanos, artesanos, bailarines, son los más representativos.
Inteligencia Musical
Es la inteligencia que percibe, transforma y define la música y sus formas. La sensibilidad, el ritmo, tono y timbre se asocian a este tipo. La inteligencia musical se encuentra presente en compositores, directores de orquesta, músicos, etc. Personas que se sienten atraídas por sonidos de la naturaleza o melodías. Y que acompañan el compás, golpeando o sacudiendo algún objeto rítmicamente con el pie o mano.
Desde la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner también se la conoce como “buen oído”. Uno de los puntos que la caracterizan es que tiene que ser estimulada para poder desarrollar todo su potencial.
Inteligencia Espacial
La inteligencia espacial es la habilidad para pensar en tres dimensiones. Una capacidad que nos posibilita para percibir imágenes externas, internas, transformarlas o modificarlas, y producir o decodificar información gráfica. Pilotos, escultores, pintores, marinos y arquitectos, son un claro ejemplo. Sujetos a los que les gusta realizar mapas, cuadros, dibujos, esquemas, planos.
Inteligencia Naturalista
Es la capacidad de diferenciar, clasificar, y emplear el medio ambiente. Objetos, animales o plantas.( tanto en ambiente urbano, o rural). Habilidades de observación, reflexión y planteamientos sobre nuestro entorno. La posee la gente de campo, botánicos, cazadores, ecologistas. Se observa en gente que aman las plantas y animales.
Inteligencia Interpersonal
La inteligencia interpersonal lleva implícita la capacidad de empatizar con los demás, ya que nos permite entenderlos. Adoptando una sensibilidad especial para comprender las expresiones faciales, (voz, gestos, postura), y la habilidad para responder. Presente en políticos, vendedores y docentes de renombre.
La inteligencia interpersonal complementa a todas las demás. Ya que en la mayoría de actividades que realizamos en nuestro día a día se encuentra las personas de nuestro alrededor. Por ello, resulta fundamental que las personas líderes tengan más desarrollada este tipo de habilidad.
Inteligencia Intrapersonal
Es la inteligencia para construir una valoración exacta sobre el respecto de sí mismo y la capacidad para dirigir su propia vida. Incluye la reflexión, la autocomprensión y la autoestima. Se aprecia en teólogos, psicólogos, sociólogos, y filósofos, entre otros.
La inteligencia intrapersonal nos permite entender cuáles son nuestras necesidades y características, cuáles son nuestros sentimientos y cómo nos encontramos en cada momento. Este tipo de habilidad nos permite conectar con nosotros mismos, siendo conscientes de nuestras sensaciones y emociones.
La teoría de las inteligencias múltiples de Gardner considera que todos los seres humanos poseen las ocho inteligencias en mayor o menor medida, pero aclara que no hay estilos puros. Es una visión pluralista, donde la inteligencia es una habilidad cambiante a lo largo de la vida.
Gardner apoyado en su teoría de las inteligencias múltiples sostiene, que la enseñanza tendría que permitir orientar a los alumnos en función de la capacidad y estilo de inteligencia que más domina cada uno, para aprovechar sus puntos fuertes y formar a los jóvenes para enfrentarse a un mundo cada vez mas competitivo.
“El gran desafío, tanto para el docente como para el alumno, es encontrar ese equilibrio entre grado de desafío de una actividad y el grado de habilidad de la persona que la realiza”
-Howard Gardner-
Publicado en La Mente es Maravillosa. Post original aquí.
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