Según la publicación Business Review, dividir a una organización en microempresas independientes y promover el emprendedurismo son herramientas efectivas para acelerar procesos. Se basó en el modelo Rendanheyi, de la multinacional de electrodomésticos Haier, basada en China
La burocracia es poco querida en el mundo de los negocios. Doug McMillon, CEO de Walmart, dice que es un fenómeno villano; Charlie Munger -vicepresidente de Berkshuire Hathaway- ilustra que sus tentáculos deben ser tratados como el cáncer, y el número uno de JP Morgan Chase, Jamie Dimon, la califica de enfermedad.
Una encuesta de Harvard Business Review, una publicación de la prestigiosa universidad, mostró que dos tercios de los ejecutivos consultados dijeron que sus organizaciones se volvieron más burocráticas en los últimos años. Y, particularmente en los Estados Unidos, la productividad en las compañías ha disminuido su crecimiento: mientras que desde 1948 y hasta 2004 fue de 2,5% anual, desde entonces solo alcanzó el 1,1%. “La burocracia es particularmente virulenta en las grandes empresas, que llegaron a dominar la economía de EE.UU.”, dijeron desde la publicación.
Pero, según Gary Hamel y Michele Zanini -autores del informe-, hay formas de resolverla, especialmente en el entorno digital. “El modelo más prometedor puede encontrarse en una empresa que, a primera vista, no parece ser un niño de la era digital”. Se trata de Haier, de China, actualmente el fabricante de electrodomésticos más grande del mundo, con ingresos por u$s 35.000 millones y 75.000 empleados, 27.000 de los cuales están fuera de ese país.
El modelo de Haier para evitar la burocracia se llama Rendanheyi, una mezcla de caracteres chinos que habla de la estrecha relación entre el valor creado por los clientes y el valor recibido por los empleados.
El primer método es pasar de una compañía monolítica a transformarla en micro empresas, ya que, según los autores, “las grandes corporaciones a menudo consisten en unas pocas empresas dominantes” que las convierten en “vulnerables a competidores no convencionales y la ciegan ante nuevos tipos de oportunidades”. Haier, en contraposición, formó pequeñas organizaciones que “comparten el mismo enfoque para el establecimiento de objetivos, la contratación interna y la coordinación entre unidades”.
En segundo lugar, las metas no deben pensarse sobre lo logrado el año anterior, sino en objetivos principales, basados en estadísticas de un determinado mercado en todo el mundo. Se espera que las empresas que se enfrentan al mercado aumenten sus ingresos y ganancias de cuatro a diez veces más rápido que el promedio de la industria.
Luego, las microempresas pueden contratar servicios de otras firmas internas o de otras organizaciones. “Los altos ejecutivos casi nunca interfieren con las negociaciones internas”, dijeron los autores sobre Haier. Esto desalienta monopolios internos, como recursos humanos, investigación y desarrollo, manufactura, finanzas, tecnología de la información y asuntos legales. También, desalienta la mediocridad. “Los nodos que no ofrecen altos niveles de servicio pierden sus clientes internos”, explicaron.
Para organizar este tipo de disposición, en Haier pasaron de la coordinación de arriba hacia abajo a la colaboración voluntaria y organizaron a las microempresas en plataformas, que en general reúnen a 50 equipos cada una. En sexto lugar los autores recomiendan promover el emprendedorismo a escala dentro de una compañía. Los servicios se desarrollan al “aire libre”, reunió a más de 400.000 solucionadores que opinan de los productos y utiliza crowdsourcing para recopilar información sobre los productos y sufragar los costes de desarrollo.
Por último, Haier busca que sus empleados actúen como dueños.
Publicado en El Cronista. Post original aquí.
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