Cómo entrenar al cerebro para mantener la esperanza

por Valeria Sabater

Lograr que el cerebro tenga un enfoque más esperanzado nos ayudará a reducir el impacto del estrés y la ansiedad. Asimismo, ser capaces de transmitir esperanza a quienes tenemos cerca posibilita el crear entornos más seguros y nutritivos emocionalmente.

Entrenar al cerebro para mantener la esperanza es posible. Siempre es buen momento para hacer un cambio, para hacer una revolución mental y emocional, para integrar nuevos esquemas de pensamiento con los cuales abrirnos paso por el presente con mejores recursos. Asimismo, no podemos dejar de lado un aspecto: potenciar esta competencia mejora de manera directa nuestra salud mental.

Por otro lado, hay otro factor no menos importante: no solo debemos ser capaces de mantener y potenciar la esperanza, también es recomendable saber trasmitirla a los demás. Hemos llegado a un punto en nuestra sociedad en el que todo lo relativo al tema del crecimiento personal se focaliza en el autocuidado, en procurarnos autobienestar y la propia felicidad.

Podríamos decir casi que estamos derivando en una especie de materialismo algo egoísta a instantes. Es momento también de salir más allá de nosotros mismos y de tener en cuenta al que tenemos cerca. Es hora de cultivar determinadas competencias psicológicas con las que ganar en calidad de vida y, a su vez, ser capaces de crear entornos nutritivos para todos.

Despertar la esperanza es, posiblemente, el valor y el recurso emocional más determinante ahora mismo. Veamos cómo lograrlo.

Entrenar al cerebro para mantener la esperanza: 5 claves

El psicólogo Dacher Keltner, profesor de la Universidad de Berkeley, es uno de los mejores expertos en la comprensión de la esperanza desde de un punto de vista neuropsicológico. En libros, como Born to be good, explica la mecánica de estas área que tanto revierte en el bienestar y la felicidad, además de en la salud mental.

Algo que explica en este trabajo es que las personas estamos biológicamente preparadas para experimentar esperanza. Este dato que, como tal, puede llamarnos la atención tiene una explicación detrás: es un mecanismo de supervivencia. El cerebro siempre va a priorizar el optimismo, la superación o la resiliencia frente al derrotismo, porque, de lo contrario, no avanzaríamos en el viaje de la vida.

También disponemos de investigaciones como las llevadas a cabo en la Universidad de Sichuan, en China, que nos demuestran algo muy ilustrativo. La esperanza es un antídoto contra el estrés y la ansiedad. Se ha podido ver a través de resonancias magnéticas cómo gracias a la terapia psicológica y al entrenar al cerebro para mantener la esperanza, este cambia.

Lo hace generando mayor activación en áreas como la corteza orbitofrontal medial bilateral y reduciendo el nivel de cortisol en sangre. Todo ello se traduce en una mayor motivación y confianza en uno mismo y en el propio futuro. Conozcamos por tanto qué claves pueden ayudarnos a potenciar esta dimensión.

Piensa a corto plazo

La esperanza funciona mejor en futuribles a corto plazo que en visiones a largo plazo. Para reducir el estrés y tener mayor sensación de control, es mejor poner la mirada hacia aquello que puede suceder la semana que viene o el mes que viene.

Lo que pueda pasar dentro de 12 meses es una incógnita y focalizarnos en ese vacío puede generarnos malestar. Es mejor poner el catalejo hacia unas zonas más cercanas.

De ahí que lo más recomendable sea ponernos metas sencillas para dentro de unos días. Un ejemplo, puedo decirme a mí mismo que para la semana que viene lo que quiero conseguir es reunirme con amigos o conocidos para compartir ideas sobre mi futuro laboral.

Es muy posible que, en alguno de esos encuentros, alguien sepa de alguna oferta de trabajo o me dé alguna idea que me haga sentirme mejor. El hecho de lograrlo, de que pase una semana y lo consiga, me hará sentirme ganar en bienestar y en sentirme más confiado para seguir logrando metas poco a poco.

Encontrar pequeños significados en el día a día

Entrenar al cerebro para mantener la esperanza pasa, obligatoriamente, por hallar significados vitales. Nuestro cerebro necesita cosas, dimensiones y personas a las que anclarse para encontrar seguridad. Tener aficiones, valores, recordar qué es lo que nos apasiona o nos gustaría lograr en la vida, nos ofrece anclas para sentirnos seguros y velas para seguir mirando al futuro.

Para clarificarlos, coge un cuaderno y escribe frases sencillas que representen esos significados que encuentras en el día a día:

  • Me gusta estar con mi pareja: el amor me da esperanza.
  • Disfruto estando con mis mascotas, paseando por la montaña o la playa: la naturaleza es importante para mí.
  • Mi trabajo es importante: me gustaría avanzar profesionalmente, eso también me da fuerzas para seguir.

Para entrenar al cerebro para mantener la esperanza deja de mirar el retrovisor de tu vida

Si miras hacia atrás enfermas de nostalgia. Si pones tu mirada en el retrovisor de tu vida, la mente derivará de manera obsesiva en un ayer perdido que no te permitirá avanzar. Entrenar al cerebro para mantener la esperanza implica, a su vez, tener el control sobre nuestra atención y pensamientos.

Como hemos señalado, no es adecuado fijarnos en un futuro demasiado lejano donde nada es seguro, donde solo hay hipótesis que pueden inflamar la ansiedad. Asimismo, tampoco es acertado situarnos en ese ayer que tampoco existe y que hemos dejado atrás. 

¿Qué es entonces lo más acertado? Posicionar la atención en el actual presente y en el futuro a corto plazo. Es nuestra zona de supervivencia y también de oportunidades. Es esa área que debe sembrarse de nuevas decisiones para que los objetivos florezcan. Asimismo, también es ese escenario en el que se esconden nuevas oportunidades que debemos aprovechar.

El simple hecho de lograr cosas incrementa el sentido de esperanza y nos hace sentirnos más seguros. Para concluir, insistimos una vez más, en el hecho de que la esperanza revierte de manera directa en nuestra salud mental. Trabajarla es ahora mismo algo prioritario. Como también lo es transmitirla a los demás. Tengámoslo en cuenta.

Publicado en La Mente es Maravillosa. Post original aquí.

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Un líder para la persona desmotivada

por David Asensio

Me gustaría que alguien si tiene la respuesta me la hiciera llegar. ¿Alguien ha preguntado a un desmotivado, a un parado, qué tipo de líder le gustaría le guiara en su próxima empresa?

Vamos a las librerías y vemos muchos libros sobre liderazgo. Conferencias sobre como liderar en momentos de incertidumbre, cómo conseguir el éxito y cómo liderar nuestra relación de pareja. ¿Pero qué hay de esos 6 millones de personas que buscan un trabajo? ¿Son personas que entraran a las empresas motivadas y con ilusión? ¿Hará falta liderarlos?

El estado de ánimo de estas personas, es malo o muy malo. Quieren trabajar, desarrollarse, progresar tras un periodo de estancamiento, llamado desempleo. Pero a la vez tienen miedo. Miedo a que no se desarrollen como en su anterior trabajo, a que no les informen de lo que está pasando en su empresa y al día siguiente, sin información se encuentren que están despedidos o un nuevo ERE.

Toda empresa, quiere, o al menos se dice, estar conectados emocionalmente con sus empleados. Quieren una organización rápida, motivada, entusiasmada, unida entre todos sus componentes.

Pero siempre tengamos en mente, que la infelicidad es el principio de toda explotación laboral. Y todas estas personas, no brillan por su felicidad.

Y cuando esas personas poco a poco se vayan reincorporando al mercado laboral, desearan que el líder de la organización, vea en ellos la esencia perdida y los eleve a dónde sienten que tendrían que haber llegado hace tiempo.

Voy adelantando ya unas primeras conclusiones. Quieren personas que les hagan mejores que como entraron el 1 día por la puerta de la empresa.

¿Qué tipo de líder les gustará tener?

Personas que sean Creíbles.

No confían ni en su sombra. Han recibido muchos “No”, habían puesto su ilusión en procesos de selección que sentían que era su trabajo soñado. Se sienten que les ha perdido el respeto. Y todo quedó  en nada.

Ahora tienen una oportunidad con su nuevo trabajo, pero aún así, el miedo sigue guiando sus vidas.

Han tenido jefes que sabían mucho, pero no les consideraban un verdadero líder. ¿Por qué? Porque no era un líder moral, que es lo que más les importa.

Por mucho que sean eruditos en su campo, pero moralmente no sean coherentes, ese líder para ellos, ya no tendrá ninguna credibilidad.

Ser creíbles no está en su condición académica, sino en su condición moral. Hacen lo que dicen que van a hacer, son hombres justos.

Una persona ética, fomenta la confianza y el respeto dentro de su ambiente laboral.

Personas que impriman Esperanza.

Un desempleado la ha perdido. Un desmotivado ya no se sabe lo que es eso. No ven esperanza en ningún lado, no confían en nadie. Han sufrido muchos traspiés, como también éxitos, pero les da miedo emprender un nuevo viaje. Aunque saben que lo tienen que hacer, tienen miedo.

Comenzar un nuevo proyecto del tipo que sea, es un sueño. Y los sueños si no se impregnan de esperanza en que se conseguirán y en el optimismo por el resultado, mejor no empezarlo.

Quieren que sus jefes, sean líderes positivos. Que les den razones para volverse a ilusionar.

Personas que les imprima Pasión.

Motivación y Pasión. Pasión y Motivación. Dos patas esenciales. Que una sin la otra no pueden estar.

Si el líder, hace que amen la tarea, estarán motivados. Cuando ves a personas que están motivados, apasionadas con su trabajo, eso se contagia.

Una persona motivada, apasionada, ver cosas que un desmotivado no hace. Ve errores que se pueden mejorar u oportunidades.

Quieren líderes que les ofrezcan posibilidades de progreso, de motivación. Una persona apasionada, aunque pierda, nunca tira la toalla.

Personas que sean humildes.

Personas que piensan que ellos son los mejores, que gracias a ellos, la empresa va bien, que no sabrán de todo pero si de muchas cosas, que se vanaglorian de todo,… poco tienen que hacer.

Quieren personas que reconozcan que la otra persona también existe, que sean empáticas. Que cuando hayan cometido un error, lo admitan y no echen la culpa al nuevo.

Humildad significa que no importa el estatus, importa la persona.

Personas que lideren la simplicidad.

Reglas, leyes, tradiciones, procesos…. La vida es más simple de lo que imaginamos. Y es lo que piensan.

Quieres líderes que sinteticen todas esas leyes y les hablen claro, directos. Al grano.

Ya vale de complicaciones y andar por rodeos. Que vayan a la esencia de todo. No están para perder el tiempo en tonterías.

Todos queremos éxito. Todos queremos saber que nuestro trabajo ha servido para algo. Saber que así ha sido, dispara nuestra confianza, estamos más ilusionados. Motivados, con pasión por nuestro trabajo, por nuestra empresa.

Las personas en desempleo, son iguales a ti o a mí. Pero tienen algo especial. Las ganas de triunfar, de demostrar su valía de reafirmarse.

Un líder tiene que aprovechar esa energía que tienen. Hacerles que dejen el miedo en casa y alentarles a que demuestren su verdadera esencia.

Quieren personas que los lleven a romper sus límites. Que cuando conozcan el sabor de las derrotas y los éxitos, degusten el lado positivo de ambos y guarden el aprendizaje para la próxima vez.. Y sobre todo que el éxito, no es el final del camino, sino que es el siguiente peldaño hacia una nueva cima.  Que los alienten, acompañen e inspiren.

¿Reúnes tú alguna de estas cualidades? ¿Eres un líder soñado por todas estas personas?

Publicado en Canal CEO. Post original aquí.

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La toma de decisiones desde el punto de vista de la psicología

por Cristina Martínez De Toda

La importancia de la toma de decisiones radica en que es uno de los procesos cognitivos más complejos a los que se tiene que enfrentar el ser humano. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, realizamos infinidad de elecciones y toma de decisiones, muchas de manera inconsciente y otras de manera consciente.

El problema consiste en que toda decisión implica una o varias pérdidas, de manera que gestionar nuestra toma de decisiones de una manera eficiente resulta vital para nuestra adaptación a las diversas situaciones y la consecución de nuestros objetivos.

Para la toma de decisiones resulta imprescindible hacer uso de nuestra capacidad de razonamiento y comprensión, siendo la capacidad analítica esencial a la hora de escoger la mejor opción.

Tipos de toma de decisiones

La mayor parte de nuestra toma de decisiones está condicionada por diversos factores, algunos imperceptibles para nosotros. La teoría aboga por una toma de decisiones desde el punto de vista racional, pero no siempre es fácil dejar a un lado las emociones. Daniel Kahneman, psicólogo que obtuvo el Premio Nobel afirma que existen dos vías en la toma de decisiones:

  • Sistema 1 o implícito: Toma de decisiones por emociones

No todas las decisiones de nuestra vida son tan fáciles de racionalizar y sopesar. De hecho, la mayoría de las veces nos enfrentamos a dilemas que tienen una gran carga emocional, por lo que tomar la decisión se complica, pudiéndonos causar estrés, o procrastinación de la toma de decisión.

Este sistema es básicamente emocional e inconsciente.

  • Sistema 2 o explícito: toma de decsiones por razonamiento

En este caso hacemos uso de nuestra inteligencia analítica, sopesando pros y contras de una manera selectiva y eficiente. Es un sistema lógico y calculador.

El afecto heurístico en la toma de decisiones

Como bien sabemos, los seres humanos no somos máquinas. Aun así, utilizamos circuitos mentales de manera inconsciente, es una especie de “vía rápida” para la toma de decisiones.

El afecto heurístico consiste en las valencias (positivas o negativas) que otorgamos de manera inconsciente a los estímulos sobre los que tenemos que tomar una decisión.

Shaffir (1993) concluyó tras sus investigaciones que mientras más valor positivo otorgamos al estímulo, nos focalizamos en los beneficios y minimizamos los riesgos que la toma de decisiones acarrea.

Del mismo modo, cuando el estímulo tiene una carga negativa, tendemos a dejar a un lado los beneficios y nos centramos en las posibles pérdidas que conlleva la decisión.

Este sesgo cognitivo hay que tenerlo en cuenta, ya que muchas veces puede determinar nuestra decisión final en la toma de decisiones.

Toma de decisiones paso por paso

Enfrentarnos a una decisión nos hace enfrentarnos a nuestro propio miedo, a fallar y a equivocarnos.

Es por ello que esta serie de pasos tienen el objetivo de facilitarte la toma de decisiones.

Y  es que no tomar decisiones, es en sí misma, una decisión.

  1. Elige y piensa en el tipo de decisión.

Valórala y defínela de la manera más concreta posible. Tómate tu tiempo.

  1. Genera alternativas

Durante este paso no las juzgues, limítate a generar todas las opciones posibles. Abre tu mente.

  1. Analiza los pros y los contras

Ahora si, en este paso es cuando pasamos a valorar lo positivo y negativo de cada alternativa propuesta.

  1. Identifica la mejor alternativa

Tras haber sopesado de manera analítica y emocional los beneficios y riesgos de todas las alternativas, seleccionaremos la que mejor se adecua a nuestro objetivo o decisión, definido en el paso 1.

  1. Actúa en consecuencia y llévala a cabo

En este último paso elaboraremos el plan de acción, y lo pondremos en marcha.

Técnicas que pueden ayudarte en la toma de decisiones

Técnica de la esperanza inversa en el proceso de toma de decisiones

Esta técnica es muy eficaz cuando nos encontramos ante una situación de bloqueo mental, sintiéndonos incapaces de elegir un camino. La esperanza inversa propone analizar el problema desde otro punto de vista. Si nos agobia el pensar las consecuencias de elegir una opción… ¿Por qué no pensamos en las consecuencias de no elegirla? ¿Qué pasaría en mi vida si opto por no cogerla?

Técnica del 10-10-10 para la toma de decisiones

Consiste ni más ni menos en hacerte estas tres preguntas:

  • ¿Cuáles serán las consecuencias de mi decisión dentro de 10 minutos?
  • ¿Y dentro de 10 meses?
  • ¿Y en 10 años?

Relativizar el tiempo es una estrategia muy eficiente a la hora de la toma de decisiones, ya que permite que no sólo los sentimientos elijan la decisión, sino que al alejarnos del dilema, podemos centrarnos en nuestras prioridades de cara al futuro.

Técnica de la tercera persona en la toma de decisiones

Es tan sencillo como plantearte el problema como lo haría una tercera persona, ajena al dilema.

La investigación publicada en  Psychological Science  pone de relieve que aconsejamos mejor y somos más sabios cuando razonamos sobre el problema de alguien y no sobre los propios. Ya lo dice el refranero popular… “Consejos vendo pero para mí no tengo”

Es decir, podría aumentar nuestra capacidad de razonar más sabiamente si nos distanciamos de nuestros problemas y los considerásemos como los problemas de un familiar o amigo.

Recuerda: Aprender a tomar decisiones es vital para no ser víctima de las circunstancias…

Publicado en Blog Neuron. Post original aquí.

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Siempre depende de ti

Por Merce Roura @merceroura

llave de decisionesHay esperanza. Cuesta notarlo, a veces, porque el cansancio apremia y la rutina se come la poesía. Porque la ansiedad desdibuja el perfil de todo lo que nos rodea y lo convierte en desesperación. Porque cuando te sientes hundido vas dando tumbos y te golpeas con el perímetro de todo lo que llena tu vida y no distingues a los héroes de los villanos y algunas veces crees que son lo mismo aunque no sea cierto… Porque intentas sujetarte a algo que creías sólido y resulta que es líquido.

Hay esperanza, pero parece que los lunes se toma un respiro y se escurre entre las estaciones de tren y las caras amargas de los pasajeros. Como si la desesperación la empujara calle abajo y ocupara su lugar para dejarnos los corazones deshilachados, los caminos a oscuras, los bolsillos vacíos.

Hay esperanza, pero queda diluida por los gritos y las ausencias. Cuesta percibirla porque parece que estés dando pasos hacia atrás, aunque en realidad vas hacia adelante, pero pasas por un valle profundo. El camino está repleto de valles, algunos son muy hondos  y casi te pierdes mientras los atraviesas y el lodo te llega a las rodillas. Aunque también a veces te permiten coger impulso para continuar. Encontrar un valle profundo puede ser la mejor manera de remontar aunque no lo parezca. Como topar con una pared y rebotar, como tener que parar para hacer recuento de daños y descubrir que has pasado la linea. ¿Eres de los que jamás superan sus límites o de los que ya no creen que no los tienen? ¿sobrevives o sueñas? Y si sueñas… ¿Actúas o sigues soñando sin atreverte a arriesgar?

Hay esperanza porque mientras algunos fabrican excusas otros inventan razones. Porque mientras algunos esconden las pistas, otros levantan alfombras para que ninguna historia se quede sin el final que merece… Porque siempre hay quien vence la tristeza y sale a la calle a plantar cara a la vida y le sonríe a otro que necesitaba un gesto para poder continuar… ¿A qué grupo perteneces tú? ¿eres la solución o el problema? ¿tejes complicidades o levantas muros? ¿dices que no puedes o te pones en marcha aunque te duela el alma y se te cierren los ojos?

Hay esperanza. A veces, se disipa porque cuando estás a punto de ver algo en el horizonte, el sol se pone y te dicen que esperes a mañana. Y ya no crees que puedas esperar más. Porque hay desengaños que parecen el definitivo y luego, pasados los días, descubres que te quedaban aún más y que no te puedes permitir quedarte sentado esperando una señal para levantarte. ¿Eres de los que esperan o eres de los que caminan? ¿suplicas o reclamas  lo que es tuyo? ¿dejas que el tiempo se te escape de las manos o apuras los segundos?

Hay esperanza porque mientras muchos meten la mano en bolsillo ajeno, otros pasan horas ayudando a personas que no conocen a tener una vida digna. Porque mientras algunas personas a las que les cogemos cariño nos parten el alma y nos decepcionan, otros a las que apenas conocemos, son capaces de sorprendernos y estar a la altura. ¿Eres de los que dan la talla o te escurres en las esquinas y disimulas?

Mientras unos arrasan, otros construyen.

Por cada uno que golpea, hay dos que tienden la mano.

Por cada dos que engendran odio, hay uno que descubre la vacuna. Porque mientras unos fabrican balas, otros edifican puentes.

Hay esperanza porque muchos se sacuden las responsabilidades, pero otros asumen las responsabilidades ajenas sacudidas.

Porque al otro lado de la puerta de un indiferente, hay un implicado. Porque en una esquina espera un déspota y en la otra un empático.

Porque una persona te hace llorar y más tarde otro te consuela.

Porque los que crean oportunidades nunca descansan…

Hay esperanza, pero a veces hay miedo a verla. Hay miedo a abrazarla y luego no poder vivir sin ella. Hay esperanza porque hay muchas ganas, a pesar de que también hay mucha apatía que podría vencerse con palabras. ¿Eres de los que vencen sus miedos o de los que dejan que sus miedos lleven el timón?

Caminando entre cien mediocres, hay algunos genios que buscan respuestas y muchas personas especiales que se hacen preguntas.

Porque el esfuerzo se abre paso entre la incompetencia y la envidia y llega al final del camino.

Porque el “sí quiero” es hermano del “sí puedo” y el “ahora no” y el “más tarde” se borran a cada paso que damos hacia lo arriesgado y lo desconocido.

Hay esperanza porque a veces la desidia no sale de casa y la sana competencia inunda la calle. ¿Te convence la osadía o la ciega obediencia?

Hay esperanza porque cada vez hay más personas que hacen estandarte de sus diferencias. Porque suben listones que ayer eran inamovibles. Porque trazan caminos que ayer no existían. Porque escriben historias imposibles y superan límites inimaginables…

Porque muchas comparten sus miedos y sus conocimientos… Porque han decidido que ya no se esconden y que van a cambiar las reglas para que ya nada sea no apto o incómodo… Para que se midan sueños y empeño y no sólo ganancias. Para que se reconozca el talento y el esfuerzo por encima de la falsa adulación y la rabia contenida.

Hay esperanza porque algunos la buscan como locos cada día y otros la dibujan. Porque si no encuentran puertas, las pintan y si no encuentran palabras, las inventan. Hay esperanza mientras no hay indiferencia… Mientras no hay resignación ni desidia, mientras alguien habla y alguien escucha. ¿Tú eres de los que escuchan a otros o de los que sólo son capaces de oír su propia voz?

Hay esperanza porque muchos se levantan cada día con la necesidad de ser extraordinarios… Y ya lo son, aunque todavía no lo sepan, porque la fuerza con que lo desean les convierte superhéroes. Aunque sea durante un minuto, el tiempo que dura la emoción de creer que es posible.

Hay esperanza, pero no vale con sentarse y esperar a verla o encontrarla, hay que fabricarla. ¿Eres de los que se dan por vencidos o de los que la crean? ¿de los que se quedan sentados a esperar a que otros se la traigan o de los que se ponen en primera fila?

Hay esperanza, pero a veces tiene cara de problema sin solución o de niño dormido. A veces, hay que rascar la superficie de un pintura mediocre para descubrir que debajo hay una obra de arte… Hay esperanza, pero para conseguirla a menudo hay que tragar mucho camino, ensuciarse los zapatos, superar barreras mentales e implicarse hasta las cejas incluso cuando no ves la solución…

Hay esperanza, pero depende de ti… Siempre.

Publicado en MERCEROURA, la rebelión de las palabras. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

Hablar en público. “Desnuda tu alma”.

El poder de la empatía

El arte de entusiasmar

Para seguir leyendo:

Innovar desde la incertidumbre

¿Cómo está aplicando su visión?

No te olvides de la visión

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El liderazgo y la esperanza

Por Jesús Alcoba

la-esperanza-flor-crece-en-medio-de-sequedalDicen que Napoleón dijo que un líder es un repartidor de esperanza. Y probablemente la capacidad de generar esperanza recoja la esencia más auténtica del liderazgo. Porque los grandes líderes no son personas que lo saben hacer todo, y a veces ni siquiera tienen grandes dotes de gestión de equipos o de organizaciones. Pero tienen visión. Y la visión es lo que engrana a las ideas con las personas para producir las chispas de las que nace la creatividad, la innovación, la creación de valor y el progreso.

Encontrar luz en la oscuridad es un proceso misterioso y raro de ver. De igual manera, tener la visión que hace falta para saber hacia dónde debe ir una organización es igualmente extraño y poco frecuente. La esperanza no es una forma de optimismo vacío, ni mucho menos la confianza en que un golpe del destino resolverá cualquier situación. La esperanza es la creencia de que si se sigue un determinado rumbo las cosas saldrán bien. En ella es tan importante la ilusión y la emoción como la factibilidad de aquello que se pretende. Por eso la esperanza está conectada con la visión.

Definir un futuro factible para la organización debería ser una de las preocupaciones más importantes de los líderes. Por eso la esperanza es uno de los pilares del liderazgo resonante.

Sin esperanza no hay visión, ni hay futuro.

Publicado en elEconomista.es . Post original aquí.

Para seguir leyendo:

Daniel Goleman, sus seis estilos de liderazgo

El arte de entusiasmar

Sobre aprender y querer hacerlo

Nadie conoce a nadie: The leadership code

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