Cuatro ideas para impulsar la creatividad inspiradas en el escritor Ernest Hemingway

El premio Nobel estadounidense reveló en un reportaje de 1935 algunos secretos de su productividad. “Hay que parar cuando vas bien”, dijo. Un repaso por las claves que, basadas en esta filosofía del autor, son útiles para promover nuevas ideas

Hemingway nació el 21 de julio de 1899 y dejó este plano el 2 de julio de 1961. En general, dejaba sus textos por la mitad y seguía al día siguiente

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), “el significado de la palabra creatividad está abierto a una amplia interpretación, ya que puede abarcar desde la expresión artística hasta la resolución de problemas en un contexto socioeconómico. Sin embargo, su vital importancia es incuestionable” en cualquier ámbito.

Los datos de la ONU indican que la creatividad junto con la cultura “constituye el 3,1% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial y el 6,2% del total del empleo”. Bajo esta idea, aparece el precepto de la productividad en el área laboral, que de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), “es fundamental para lograr empresas sostenibles y crear trabajo decente, ambos elementos centrales de cualquier estrategia de desarrollo que tenga como objetivo principal la mejora de la vida de las personas”.

Así las cosas, la creatividad, definida por la Real Academia Española (RAE) “como la capacidad de crear”, juega un papel relevante en la productividad. Fomentar el lado creativo de las personas es, entonces, un imperativo esencial, toda vez que no se trata de un recurso tangible que se pueda adquirir fácilmente.

Una de las fuentes de inspiración para lograrlo es el legado de Ernest Hemingway, un célebre autor estadounidense que fue laureado con el premio Pulitzer en 1953 gracias a su obra “El viejo y el mar” y obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1954. Hemingway decía que la mejor manera de impulsar la creatividad y no entrar en pánico a la hora de ejecutar una tarea es “parar cuando vas bien”.

Aquella reflexión del autor formó parte de una entrevista que le concedió a la revista Esquire en 1935. Allí, planteó que dejar las cosas por la mitad puede ser positivo, en algunos casos. “Trata de recordar el tema en el que estás y no lo pienses ni te preocupes hasta que empieces al día siguiente. De esa manera, tu subconsciente trabajará en ello todo el tiempo. Pero si lo piensas conscientemente o te preocupas por ello, lo matarás y tu cerebro se cansará”, agregó el escritor en aquel entonces.

Estos aportes de Hemingway inspiraron a decenas de expertos a la hora de pensar en la creatividad y en la productividad, dos conceptos que, como vimos anteriormente, son fundamentales en el mundo del trabajo. Aquí un repaso por algunos casos.

1. Concebir al aburrimiento como impulso creativo

Para Hemingway, dejar de trabajar para pensar y hacer otras cosas es importante para impulsar la creatividad. En estos momentos, algunas personas pueden experimentar aburrimiento o letargo, algo que no tiene por qué ser negativo.

Por caso, la doctora Gabriela Goldstein, psicoanalista y presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), había expresado en una nota a Infobae que el aburrimiento tiene fama negativa por muchas razones: “En los adultos porque puede revelar un estado de tristeza o depresión. O en el mundo acelerado y voraz en el que vivimos, la falta de estímulo da la impresión de aburrimiento. Y esto genera ansiedad y hambre de noticias, chismes o recorrer las redes para distraerse”.

Sin embargo, explicó la especialista, el aburrimiento no siempre trata de eso. “Muchas veces la vida subjetiva, el mundo interno de cada ser humano, se cultiva de muchas formas, desde la niñez en adelante. Y tiene que ver con permitirse poder sentirse aburrido. Este sentimiento es interesante cuando hay un Otro y ciertas garantías en el entorno, es decir, que la soledad se modula y genera potencialmente un espacio íntimo para pensar y crear. Cuando aburrirse es la posibilidad de dar espacio y lugar al deseo, emerge la creatividad”, comentó.

Por su parte, el doctor Juan Eduardo Tesone, médico UBA, psicoanalista y psiquiatra, de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) expresó a Infobae que la posibilidad de aburrirse, tanto en adultos como en chicos, es importante porque permite contactar con el mundo interior.

“Hay momentos en los cuales aburrirse puede ser fructífero, puede ser una experiencia fecunda para la vida interior de la persona en la medida en que la hace encontrarse consigo misma y, de algún modo, contactar con su deseo y con algún proyecto. Parar la acción, detenernos, puede ser útil y fecundo en la medida en que podamos reflexionar, aunque esto implique aburrirse”.

2. Darle importancia al descanso

Tal como decía Hemingway, dejar para el día siguiente las obligaciones implica, casi por decantación, darle tiempo al descanso. Mucho se habla de la importancia de dormir lo necesario. Es por eso que las personas tienden a concentrarse en cuántas horas son las que se debería dormir. Si bien la duración del sueño es importante, no es la única parte de la ecuación. Es que el sueño ligero puede ayudar a nuestra capacidad de resolver problemas, según un estudio publicado en 2022 en Science Advances. Esto sugiere que este período de sueño es indispensable para impulsar la creatividad.

En el estudio se pudo determinar que la actividad cerebral común a la zona crepuscular entre el sueño y la vigilia enciende chispas creativas. Para llegar a esta conclusión, investigadores del Instituto del Cerebro de París intentaron determinar si los primeros minutos de descanso, conocidos como la primera etapa o el período de adormecerse, fomentan la percepción creativa.

Los participantes se sentaron cómodamente en una habitación y se les permitió descansar o quedarse dormidos. Los investigadores les solicitaron que sostuvieran en sus manos un objeto y que informaran sobre sus pensamientos justo antes de dejarlo caer, si es que eso llegaba a suceder. El 83% de los participantes que habían alcanzado solo la primera etapa del sueño, parecían tener una ventaja creativa, ya que lograron resolver los problemas de manera más sencilla. Solo el 30% de los participantes que no durmieron identificaron el atajo, y el 14% de los participantes que durmieron más profundamente lo descubrieron.

3. “Alejarse” de la situación

De acuerdo a lo postulado en Infobae por Diego Pasjalidis, ingeniero especialista en estrategias, innovación y transformación digital y miembro de la comisión directiva del Buenos Aires Tech Cluster, antes de implementar o ejecutar cualquier tarea o propuesta, es recomendable “alejarse del problema antes de volver a él”.

Para el experto, “este salir del problema y tener una visión ampliada y sistémica nos permite incorporar actores o factores externos que pueden ayudar o limitar la puesta en marcha de una idea”.

En tanto, el escritor y doctor en biología Diego Golombek, quien escribió sobre creatividad, neurociencia e ideas, entre otros temas, propuso en su libro La ciencia de las (buenas) ideas que “los creativos deben incubar la idea y dejarla madurar”. Y citó a Graham Wallas, cofundador de la London School of Economics: “Él Nos recomienda dos caminos: o bien dedicarnos conscientemente a otras cosas (salir a pasear, ordenar la colección de figuritas), o bien relajarnos y evitar todo pensamiento consciente”.

“Wallas nos insta a dejar los problemas en proceso, sin terminar, en el fondo de algún cajón, mientras nos dedicamos a otros. Nada de agarrar un problema de principio a final, que puede ser sinónimo de no llegar nunca. Un verdadero monumento a nosotros, los procrastinadores”, relató Golombek. Y aclaró que “hay que asegurarse de que la creatividad que supimos conseguir sirva para algo”.

4. Optimizar el tiempo

Dejar una tarea para el día siguiente, tal como mencionó Hemingway, requiere necesariamente dejar que haya tiempo para otras actividades, más allá de lo estrictamente productivo.

En ese marco, según Pasjalidis, es recomendable disponer de tiempo y optimizarlo adecuadamente para que las personas puedan reunirse y discutir problemas, identificar oportunidades o intercambiar sobre experiencias (propias y de otros sectores) que hayan conocido”. Bajo esta idea, “la creatividad debe ser tratada como un activo que refuerza el rendimiento de los equipos, y contribuye a la rentabilidad y a la sostenibilidad futura de un negocio”, dijo Pasjalidis.

Anteriormente, Berto Pena, formador de Productividad y Gestión Personal, en un diálogo con Infobae, precisó que la optimización del tiempo va de la mano con los hábitos. “Primero, para cambiar y tener unos hábitos duraderos hay que tener motivos. No motivación, sino motivos claros y que sean propios. Muchas veces la falsa motivación genera hábitos pasajeros. Hay que tener motivos verdaderos para ese cambio”, dijo.

Y sumó: “En segundo lugar, hay que tener claro cómo lo voy a hacer. Una cosa es el deseo y otra las acciones concretas. Las personas estamos programadas para desear: ‘Necesito encontrar tiempo, quiero estar más en forma, tengo que organizarme mejor’. Esos son deseos, no son acciones. La clave para comenzar a convertir deseos en acciones es traducirlos a detalles pequeños del día a día.

Publicado en Infobae. Post original aquí.

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