por Celia Rodríguez Ruiz
El aprendizaje es una habilidad natural de las personas, desde que nacemos aprendemos y no paramos de aprender. Pero ¿Cómo aprende el cerebro? ¿Qué es lo que necesita para aprender? ¿Por qué algunas cosas se aprenden con mucha facilidad y en cambio otras cosas son realmente complicadas para nuestro cerebro? Uno de los factores más importantes para el aprendizaje es la emoción.
Son muchos los procesos cerebrales que intervienen y hacen posible los aprendizaje, percepción, atención, memoria, lenguaje, etc. y para que todos ellos funcionen y den lugar al aprendizaje necesitan un estado emocional positivo y adecuado.
Las emociones son naturales e innatas en los seres humanos y cumplen una importante función para la adaptación y para la supervivencia. Las diferentes situaciones, experiencias y acontecimientos, dan lugar a diferentes emociones, que movilizan nuestra mente y energía hacía el hecho que ha provocado tal emoción.
Las emociones, reconocidas como emociones negativas, tales como la tristeza, el enfado, el miedo, etc. son emociones que pueden suponer un obstáculo para el aprendizaje, ya que nos controlan y hacen que nuestra mente se centre en el evento que causo la emoción y por lo tanto es más difícil centrar la atención en el aprendizaje. En cambio cuando las emociones son positivas, nos sentimos cómodos y relajados y por lo tanto estamos predispuestos al aprendizaje.
El cerebro necesita emociones positivas para aprender. La alegría, la relajación, el afecto, contribuyen a crear las condiciones idóneas para que se produzca el aprendizaje.
Acompañar el aprendizaje de emoción
El aprendizaje debe acompañarse de emoción, esto puede parecer complicado, pero con un poco de imaginación y algunos cambios sencillos podemos conseguirlo. Se trata de cambiar nuestra idea tradicional de educación y de proceso de enseñanza y aprendizaje. Algunos consejos para ello son:
- Antes de aprender, preocúpate de sintonizar con los niños y niñas, con su estado emocional. Para ello pregúntales qué tal están, dedica un tiempo al dialogo. Si algo les preocupa o les causa una emoción negativa, será necesario primero atender sea emoción y dejar que salga.
- Acompaña el proceso de aprendizaje de emociones positivas. Para ello empieza por el sentido del humor y un ambiente distendido y cómodo.
- Evita presiones que generan una tensión innecesaria y emociones negativas. Para ello en lugar de centrarte en los resultados, céntrate en el proceso de aprender.
- Deja espacio para que ellos puedan, en cierto modo, guiar su aprendizaje y aprender a su ritmo, de este modo evitamos emociones negativas.
- Utiliza la sorpresa, para despertar su curiosidad, de esta manera conseguimos motivarles y el entorno adecuado para los aprendizajes.
- Acompaña de afecto y cariño el proceso de aprendizaje, no escatimes en gestos de afecto.
- Utiliza el pensamiento positivo.
- Cuida tu estado de ánimo, recuerda que las emociones son contagiosas y que si tratas de enseñar con estados de ánimo negativos, como el enfado, la tristeza o el miedo seguramente contagiaras esos estados emocionales a los niños y niñas y eso puede interferir en su aprendizaje.
Celia Rodríguez Ruiz Psicóloga y Pedagoga
@educa_aprende
Publicado en Educa y Aprende. Post original aquí.
Del mismo autor en este blog:
Infografía educativa: Habilidades sociales
Las Neuronas Espejo y el aprendizaje
Para seguir leyendo:
La inteligencia de las emociones
Beneficios del Aprendizaje Colaborativo en los entornos de trabajo
Las Organizaciones en Aprendizaje – PETER SENGE: La Quinta disciplina
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