Somos extraordinarios, pero nos educan para ser mediocres

por María Luisa Moreno Cobián

Vamos al cole básicamente para acumular una ingente cantidad de datos.

No digo que no haya que memorizar ciertas cosas, pero la realidad es que hoy en día vivimos con la Enciclopedia Británica “on steroids” en nuestro teléfono -y pronto en el reloj, las gafas o los mismos ojos-; somos de una era radicalmente distinta de la de nuestros padres, PERO seguimos aprendiendo de la misma manera y prácticamente las mismas asignaturas.

Recuerdas la última vez que memorizaste un número de teléfono? Mi madre se los sabía TODOS. Y los cumpleaños y santos de todo el que conocía. Y su DNI, el de mi padre, mío, de mi hermano, de sus padres y no sé cuánta gente más.

Pero si yo me quedo sin el móvil, estoy vendida. Sólo me sé mi propio número de teléfono! Tendría que llamar a la policía para que localice a algún familiar –verídico-. No juzgo que esto sea bueno o malo –simplemente, es. Es diferente. No lo necesito como lo necesitaba mi madre porque vivo otro momento.

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La importancia de los tipos de nubes

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Qué debería enseñarnos el colegio?

¿No deberían enseñarnos asignaturas que nos ayuden a enfrentarnos a los problemas reales que nos plantea la vida?

Cuando nos quedamos en paro, es la lista de los Reyes Godos la que nos puede ayudar? Cuando necesitamos ser más productivos, superar nuestros temores, lidiar con un jefe que nos hace la vida imposible… poder nombrar los tipos de nubes (cúmulos, estratos, cirros y nimbos 😉 puede servirnos?

Habilidades de relación, de comunicación en público, de argumentación y persuasión; entender cómo mantenernos saludables, cómo ser productivos, cómo superar una pérdida, cómo tratar con tus hijos, cómo tratar con tu jefe, cómo entender y canalizar tus emociones, cómo diferenciarte, cómo enfrentar los miedos…

Esos son los problemas a los que nos enfrentamos de verdad. En cambio, hasta que no somos adultos y nos damos unas cuantas leches, nos equivocamos enemil veces, nos han vapuleado la autoestima, estamos atenazados por nuestros miedos y estancados profesionalmente… hasta entonces no empezamos tímidamente a buscar ayuda, a tratar de aprender cómo superarnos y crecer como personas.

¿Por qué no mucho antes?

The fact is that given the challenges we face, education doesn’t need to be reformed, it needs to be transformed ~ Sir Ken Robinson

[La realidad es que, dados los retos a los que nos enfrentamos, el sistema educativo no necesita una reforma, necesita una transformación.]

La formación académica es importante, pero a todas luces insuficiente. Los padres hacemos lo que podemos, pero en realidad, mucho de esto  hay que aprenderlo fuera del entorno acolchado, estimulado, amable y cariñoso de la familia.

Básicamente, creo que nos preparan para ser uno más, para fundirnos en la masa indistinguible de “víctimas consumistas pasivo-agresivas de nuestras circunstancias”. Nos preparan para ser mediocres cuando deberíamos aprender a vivir una vida EXTRAORDINARIA.

Humildemente de acuerdo con el genial Sir Ken Robinson: la educación requiere una transformación.

Creo que todos nacemos con la capacidad, el potencial de hacer cosas alucinantes, pero la mayoría nos doblegamos hasta la mediocridad y dejamos pasar la oportunidad.

Cada persona debería ser enseñada a desarrollar los conocimientos y capacidades que necesita para vivir una vida plena, feliz y al máximo de su potencialNo una vida sometida a las necesidades de las empresas, de los gobiernos paternalistas ni para alcanzar su máximo nivel posible de consumismo.

Todos deberíamos saber cómo “hacernos crecer” a nosotros mismos y aprender a ver el  mundo de distintas maneras. Aprender que aumentar nuestro potencial y crecer desde nuestras fortalezas es lo que nos va a dar satisfacción, nos va a  permitir ser nuestro mejor YO y nos puede hacer brillar.

Las personas que logran vivir vidas EXTRAORDINARIAS  no son necesariamente los más famosos, los más ricos  ni los que hacen las cosas de manera perfecta – son quienes viven vidas plenas, felices, coherentes, y que han logrado convertir sus sueños en realidad.

Son gente que ha aprendido a tener la mentalidad adecuada para enfrentar las situaciones y problemas, que han tomado el control de sus vidas y deciden sus propias reglas, que son resilientes, que saben usar la mente como aliado y no como enemigo y que han aprendido a tomar decisiones. Son personas que sueñan en grande y que creen en sí mismos.

¿Acaso esto no está (debería estar) al alcance de todo el mundo?

Todos deberíamos, en algún momento, experimentar lo que es hacer algo extraordinario. Lo que es entrenar un talento hasta convertirlo en una herramienta potente y afilada al servicio propio y de los demás. Lo que es superarse y alcanzar. Lo que es perseverar y ganar. Lo que es BRILLAR.

Y sabes qué? aunque no nos lo hayan enseñado, aunque muchos nos hayamos quedado “tocados” por el camino, y tengamos heridas y cojeras por dentro, no asumamos que nos debemos conformar.

Si eres feliz donde estás, benditoseaDios, pero si no lo eres, que sepas que tienes superpoderes dentro esperando que los descubras.

Pero como todo Superhéroe sabe, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. La responsabilidad de trabajarlo, de pulirlo, de no desfallecer. De usarlo para el bien 😉

Hay agujeros demasiado grandes en nuestro sistema académico que  espero que se vayan cerrando, pero mientras tanto,que sepas que la capacidad, el potencial de hacer cosas extraordinarias está dentro de  ti – pero tienes que creer en ti mismo y estar dispuesto a aprender lo que no te enseñaron y a desarrollar lo que no te explicaron.

Yo creo que mi seudónimo de Superheroína sería algo así como MegaJob. O Wondermum. O JobJedi 😉

Y tú?.

firma

 

 

 

 

Publicado en Zumo de Empleo. Post original aquí.

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Pensamiento Estratégico: Lo mas leído en Marzo de 2018

Los que siguen son los diez post que han resultado los mas leìdos en el mes de Marzo 2018:

Por Virginio Gallardo. “Hacer frente a la innovación no es un reto  simple. Pero hay algunos aspectos de la estrategia de innovación que son simples y es importante tener claros, probablemente el primero es que la naturaleza de la innovación es gestionar talento. La innovación es básicamente un proceso de gestión de personas”.

Por Virginio Gallardo. “Son líderes que conocen la naturaleza humana de sus colaboradores, que los hace creativos y sociales, con ganas de compartir y mejorar si se establece un adecuado marco cultural, pero que sobre todo dominan la principal tecnología de la cultura: las conversaciones organizativas”.

Por Mariano Ramos Mejía. “El desarrollo de una Visión y su mantenimiento a lo largo del tiempo constituyen la razón de ser de una empresa.
Por otra parte, esas visiones toman vuelo y se desarrollan cuando se convierten en Visiones Compartidas, primero con el equipo, después con los terceros, los clientes y el mundo”.

por Celia Rodríguez Ruiz. “Las habilidades sociales son necesarias para el ser humano. Las personas somos seres sociales por naturaleza, necesitamos de los demás para ser y para desarrollarnos. Las habilidades sociales, por lo tanto van a ser la garantía de unas relaciones e interacciones sociales sanas y satisfactorias”. 

Por Angel Arévalo Titos. “En el trabajo en grupo se desempeñan, muchas veces sin quererlo, otras veces fruto de las circunstancias, otras veces de forma plenamente consciente, diversas funciones o actitudes de los miembros del mismo. Si esos papeles se desempeñan con cierta periodicidad o asiduidad por parte de la persona, estaremos hablando de roles grupales definidos”.

Por Xavier Marcet.  “Si pasa un día y nadie te cuestiona nada, nadie te dice que no, deberías considerarlo una rareza. Si pasan algunas semanas y ves que nadie te contradice nada es un síntoma de que puede haber algún problema. Pero si pasan semanas y nadie te pone dudas ni señala contradicciones, entonces no lo dudes, el problema eres tú !!!”

Por Angel Arévalo Titos. “Una organización existente tiene sentido en función de realizar algo útil para su mercado. Su objetivo acostumbra a ser claro al comienzo de su vida pero, con el tiempo, algunos directivos pierden interés en él”.

 

Por Juan Carrión. “Whittington propone una clasificación sencilla e integrada de las diferentes escuelas de pensamiento estratégico: clásica, evolucionista, procesualista y sistémica. Los cuatro enfoques se diferencian en dos puntos: los resultados de la estrategia y los procesos que la articulan”.

 

Por Mariano Ramos Mejía. “La Cadena de Medios y Fines es un método para definir objetivos, y para desagregar grandes objetivos en objetivos menores, de mejor seguimiento. Pero también es un método de resolución de problemas al permitirnos observar de la cadena el segmento o superficie que nos interesa analizar en particular para comprobar el resultado de la gestión de sus componentes”.

 

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Activemos la empatía, que resulta cardinal

por José Enebral Fernández

El término empatía, que muchos empezamos a escuchar en los años 90, nos ha sensibilizado sobre la creciente-apremiante necesidad de pensar en los demás, ponernos en su lugar y desplegar las actuaciones conducentes a los mejores resultados, aunque la relación sea ocasional. Se ha de entender con amplitud, aunque básicamente forma parte de lo que entendemos por inteligencia emocional, tan inexcusable en el desempeño personal y profesional. En todo caso y lamentablemente, hemos de decir que falta empatía en nuestra sociedad, empatía auténtica, activa, perceptible.

Hay en verdad muchos conceptos que podríamos asociarle (solidaridad, compasión, sensibilidad, simpatía, intuición, madurez, generosidad, amor, inteligencia, comprensión…), y ni siquiera hay acuerdo al identificar su antónimo más preciso (apatía, egoísmo, agresividad, desdén, antipatía…); pero convenimos en que el mundo sería mejor con mayor dosis de empatía, e incluso nuestro trabajo cotidiano resultaría más efectivo si pensáramos más en nuestros clientes externos o internos, en nuestros compañeros y en nuestros próximos jerárquicos.

Hace pocas semanas —vayamos a un caso reciente, muy aireado en los medios— asistíamos en la capital de España a una campaña transfóbica de un grupo tradicionalmente apoyado por sectores de la Iglesia. Este grupo se movilizaba contra una campaña previa desplegada por familias de niños transexuales, con la que querían sensibilizar a la sociedad sobre este problema: el problema de los niños que se sienten de un sexo distinto al que muestra su cuerpo. Una dosis de empatía nos pedían estas familias asociadas, mientras que el grupo tenido por ultracatólico nos llamaba a rechazar con contundencia la transexualidad infantil.

Llamamos al lector al oportuno recuerdo de la parábola y la perícopa del buen samaritano —que mostraba la falta de empatía allí donde cabía suponerla—, pero situémonos ya, que a eso vamos, en nuestro entorno profesional, sin menoscabo de lo esencial, inexcusable, insustituible de la empatía en el entorno familiar y social. El foro de Davos, por idóneo ejemplo, viene ya señalando el creciente peso de la inteligencia emocional dentro del concepto de profesionalidad (al respecto, Goleman señala valiosas manifestaciones de la empatía, como sabemos), junto a fortalezas cardinales como la creatividad, el pensamiento crítico o la importantísima flexibilidad cognitiva.

En los últimos años se viene hablando de reformar la educación y se apunta expresamente al desarrollo de la empatía. Diríase empero que ocurre con la empatía lo que con la intuición: al tratar de definirla, se la limita (perogrullada, en realidad). A veces uno se pregunta si todos los que decimos que se trata de “ponerse en el lugar del otro” sabemos en verdad de qué estamos hablando. Parece sencillo (aunque no ocurre siempre) resultar habitualmente empático con las personas más cercanas, pero habríamos de serlo en idónea medida —con autenticidad, prudencia y perspectiva— ante todas las personas con que nos relacionamos, y no solo de manera ocasional.

Al empezar a trabajar —contaba yo 21 años— observé que mi jefe, a quien había tenido de profesor, me hacía preguntas que mostraban interés por asuntos míos ajenos al trabajo. Siempre me preguntaba lo mismo y nunca recordaba lo que yo le había contado antes; ahora sé que en alguna medida aquello era interés fingido, empatía de manual del buen jefe… De modo que hay, sí, empatía simulada, acaso emparentada con la manipulación. Todavía recuerdo haber escuchado en Madrid (creo que fue en 2004) a Tom Peters decir que, cuando los directivos hablaban de la importancia de las personas, la mayoría mentía. Puede que el prestigioso experto exagerara, pero no hace falta insistir: en ocasiones se finge empatía y también se la viene desplegando alguna vez con desacierto y aun perversión.

Habría que conocer y cultivar esta virtud con autenticidad y lo antes posible en nuestro desarrollo, bien entendida en calidad y cantidad, sin llegar a sucumbir al contagio emocional; o sea, con presencia de lo que el prestigioso doctor José Luis González de Rivera denomina “ecpatía”, y que entendemos (o sea, así lo percibo yo) como una especie de regulador, como prevención o contrapeso ante un posible exceso disfuncional de empatía afectiva. Diríase que con la empatía tratamos de contribuir a resolver lo que tenga solución, sin dejar que la conmoción nos reste energía.

Podemos, por otra parte y en efecto —así se viene haciendo—, distinguir la empatía más afectiva de la más cognitiva. En la sociedad de la información, por ejemplo, todos habríamos de desplegar cierta genérica empatía cognitiva al formular información destinada a otras personas; de este modo, acaso escribiríamos con mayor precisión, claridad, concisión, ajuste a expectativas, rigor conceptual, corrección lingüística… No cabe generalizar, pero ¿han leído los folletos que acompañan a los electrodomésticos?

Enfoquemos ahora el lado emocional. En buena medida, penetré en el concepto a través de mi interés por las muchas y diversas manifestaciones de la intuición genuina. Pronto leí a Robert K. Cooper en Estrategia emocional para ejecutivos, un libro que adquirí en la primavera del 98. La intuición nos conecta con los sentimientos de los demás, y luego obramos en consecuencia; es decir, de modo empático. Sí, la intuición nos permite conocer los sentimientos de los demás al margen de lo que digan sus palabras; no obstante, también se viene a veces incorporando al concepto-constructo de empatía el necesario periférico intuitivo, es decir, la captación de las señales.

Hablábamos de Goleman, y este bien conocido psicólogo californiano despliega oportunamente las conductas derivadas de la empatía en su libro Working with emotional intelligence. Apunta, como es sabido, a satisfacer necesidades circundantes (de clientes internos y externos), a comprender y ayudar a las personas del entorno, a contribuir en lo posible a su crecimiento personal y profesional, a aprovechar las diferencias entre los individuos, y a percibir las corrientes emocionales y políticas de la organización. Podría percibirse aquí tan cognitiva como emocional, y es que, diríase, son caras de la misma dorada moneda.

Obviamente, en la vida familiar resulta igualmente inexcusable (si no más) la empatía; no cabe imaginar aquella sin esta. Como dice el profesor Javier Escrivá Ivars refiriéndose a la pareja, “por mucha atracción y mucho amor que haya, la convivencia puede resultar infernal sin la deseable dosis de humildad, generosidad, respeto y empatía”. Uno añadiría que, aunque se debilite la atracción y se desdibuje el amor, no debería decaer en la pareja la humildad, la generosidad, el respeto y la empatía. Qué agradable resulta ver parejas felices tras varias décadas de convivencia.

A veces lo de tratar de ser siempre empáticos (poner empeño en comprender y sintonizar con los demás) nos llega, sí, demasiado tarde, casi con la madurez muy madura, porque no nos venía de serie en suficiente grado, ni habíamos reparado en su gran relevancia. Había (hay) muchas personas emocionalmente inteligentes de natural pero, como si el sistema quisiera mantener la ventaja de estas sobre el resto, solo al final del siglo XX —suena increíble— se empezó a hablar de la inteligencia intra e interpersonal (y a considerarla en el mundo empresarial como atributo cardinal de los directivos-líderes).

Para ir terminando, se habría de insistir en que la inteligencia es patrimonio de todos en todas sus dimensiones, y en que tenemos el compromiso moral de cultivarla, de desarrollarla. Si tuvo que aparecer el término mobbing para que nos sensibilizáramos y previniéramos-combatiéramos el acoso (despacio se va, empero, en esto), no tardemos en hacer de la empatía un significante más (lleno de significado) en nuestro vocabulario exotérico: quizá ya debería estar bien presente en la pubertad, con el deseo de desplegarla en las relaciones interpersonales. Por cierto, seguramente se reducirían los casos de acoso y de corrupción; se reducirían, en suma, algunos de los muchos males de nuestra sociedad.

Pero —así se nos dice— habríamos de cultivarla con cautela y mesura, con inteligencia, sin sobrepasar las expectativas y necesidades de los demás, sin cometer errores, sin generar dependencia. Parece cosa de ámbito personal: no cabe asociar la empatía especialmente a ninguna cultura o religión, y hasta se dice que los niños de familias muy religiosas vienen a resultar menos empáticos, tal vez fruto de cierta identidad de grupo.

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“Emptiness”, la causa de que haya tanta estupidez en la empresa y en la educación

Mats Alvesson realiza una atinada radiografía de lo que va mal en nuestra sociedad. Buscamos lo que brilla pero nos olvidamos de las cosas relevantes.

Mats Alvesson, profesor de la School of Economics and Management de la universidad de Lund (Suecia)

En la sociedad actual hay un enorme énfasis puesto en la imagen, algo que se considera vital para tener éxito tanto en la vida privada como en la profesional. Sin embargo, ese deseo de brillar no pasa por hacer visibles nuestras cualidades, sino simplemente por vestir de forma atractiva una cáscara vacía. Como narra en The triumph of emptiness (Oxford) Mats Alvesson, profesor de la School of Economics and Management de la universidad de Lund (Suecia), en nuestra época la marca termina siendo más importante que el producto, la apariencia que la sustancia, la actitud más que la calidad del trabajo y la imagen más que la profesionalidad. El foco está puesto en la superficie y no en lo de dentro, lo cual está generando contradicciones llamativas.

Alvesson identifica tres ámbitos en los que ese deseo de ofrecer una imagen más refulgente de uno mismo funciona de modo habitual. El consumo es el primero de ellos, porque cada vez más nos definimos por los objetos que compramos y por los signos identitarios que éstos nos atribuyen. La formación es otro de esos campos de batalla en los que buscamos distinciones que nos hagan relevantes: todo el mundo trata de conseguir títulos prestigiosos, aunque luego tengan escasa validez práctica.

La perturbadora realidad

La empresa es el último de estos terrenos: allí palabras como ‘estrategia’ y ‘management‘ son muy importantes, aun cuando no sirvan de mucho en la actividad diaria de la compañía. El trabajo es un terreno paradójico, señala Alvesson, por varios motivos: en la medida en que todo el mundo quiere aparecer como alguien brillante, que aporta ideas e innovación, la mayor parte del trabajo, esa que tiene menos prestigio, se realiza deficientemente porque poca gente sabe hacerlo bien. En segundo lugar, ese perseguir las modas en la gestión puede ser efectivo como imagen, pero no genera casi nadie cree en ellas, y menos aún los directivos sénior.

En el ámbito laboral se produce, además, una utilización simbólicamente importante de este deseo de aparentar. Las redes sociales son cada vez más utilizadas por empleados y profesionales para ampliar a una escala mucho mayor lo que antes se denominaba hacer pasillo. Muchos de ellos llevan a cabo allí las actividades que antes tenían lugar en la máquina de café, a la hora de la comida o con la cerveza tras acabar el trabajo: darse importancia, meterse con los compañeros, alabar a los amigos, hacer la pelota, tratar de medrar. Alvesson, creador del término estupidez funcional, ha respondido a El Confidencial sobre este perturbador conjunto de actitudes.

PREGUNTA. No parece que tengamos muy claro que la formación más cualificada, los títulos más prestigiosos o el estatus profesional son un juego de suma cero. Nos comportamos como si fueran bienes ilimitados y al alcance de todo el mundo, y no es así. ¿Qué problemas nos genera?

RESPUESTA. Exageramos los buenos resultados que podemos conseguir y ponemos mucha energía, tiempo y esperanzas en alcanzar una buena vida, pero todo el mundo intenta hacer estas cosas en un mercado muy estrecho, el de la educación superior y de los buenos empleos, a veces cercano a cero. Por supuesto, muchas cosas tienen un valor intrínseco (la educación superior puede hacer a una persona más inteligente, conseguir que tenga un gusto más cultivado o mejorar sus intereses intelectuales) pero fundamentalmente es un terreno en el que el objetivo es superar a los demás. El estatus es un juego puro de suma cero. Un título es útil en el mercado de trabajo siempre y cuando no lo tenga todo el mundo. El aumento de estatus ocurre, por definición, a expensas de alguien.

P. En ese juego por aparentar, hay elementos que son más valorados que otros. La tecnología es uno de los principales. Dices en tu libro que un teléfono móvil, más que un objeto, es una oportunidad para convencerte a ti mismo y a los demás de que eres alguien sofisticado, que te manejas bien con la técnica y que además tienes un nivel adecuado de ingresos. ¿Por qué se ha convertido la tecnología en un elemento tan prestigioso en ese nivel chusco?

R. Las funciones más importantes de la tecnología, que son también las básicas, las puede usar cualquiera. Sin embargo, la primera persona que tuvo un teléfono móvil, que a lo mejor era alguien torpe y simple, se convirtió desde ese momento en una estrella a los ojos de muchas otras personas. Ahora la tecnología está disponible, sus campañas comerciales son muy potentes, las mejoras en los productos ocurren a menudo, y son objetos fáciles de comprar y de exhibir. Es un objetivo ideal para el capital simbólico, especialmente si lo comparamos con otras formas más relevantes de prestigio pero también más difíciles de realizar, como la formación, la erudición, la competencia profesional o la contribución positiva a la vida de otras personas.

P. Dice que las cuestiones más sustanciales las estamos relegando a la última fila, y prestamos más atención a lo que nos puede hacer brillar. Todo el mundo parece estar pendiente de dar la mejor imagen de sí… ¿Esta es la esencia de las carreras profesionales actuales?

R. En las cosas sustanciales (esto es, las cosas que podemos hacer, las que hacemos y las que conseguimos) es difícil tener éxito y más aún comunicarlo. Sin embargo, otros indicadores son mucho más sencillos de conseguir y visibilizar, como el título falso, el CV inflado, las certificaciones que no significan nada, el MBA u otra titulación sin mucho contenido o vender una imagen impresionante en Facebook, Twitter y otros medios de comunicación social.

P. Al igual que esos CEO que menciona en el libro, que siempre buscan la última novedad en management porque piensan que eso les hace brillar, nuestra sociedad parece estar siempre a la caza de la novedad. ¿Qué consecuencias genera para la empresa esta continua búsqueda de novedades?

R. En el tipo de vida que llevamos los tiempos se acortan, tenemos que hacer las cosas más rápido y somos cada vez menos capaces de hacer buenos juicios. De fondo, está ese gran ruido que hacen los medios y la presencia y la influencia de los expertos que nos venden sus soluciones. Con esta situación, hay un montón de personas vulnerables, que se mueven en la incertidumbre y que siempre están temerosas de perderse algo o de quedar mal. Esto conduce a adaptaciones demasiado superficiales de las cosas buenas y puede dañar a las empresas. Este tipo de actitud lleva a pensar, por ejemplo, que las mejoras a largo plazo no merecen la pena o a desechar soluciones útiles simplemente porque creen que han pasado de moda.

P. Dice en The triumph of emptiness que la mayor parte de la gente está preocupada por su supervivencia y que vive con distancia e incomodidad, cuando no cinismo, estas prácticas que obligan a dar una imagen grandiosa de uno mismo pero que se olvidan de lo esencial. Al final, todo el mundo está preocupado por aparentar, y casi nadie sabe hacer lo que tiene que hacer…

R. Las tareas esenciales todavía se siguen realizando y hay personas que las tienen que llevar a cabo. En particular los grupos más débiles, como mujeres, emigrantes o personas de clase trabajadora. Lo peculiar es que suele haber demanda de esta clase de trabajos, pero la mayoría de los jóvenes tienen ambiciones, tejidas a menudo a partir de imágenes poco realistas de sí mismos, y albergan la esperanza de desarrollar una carrera impresionante. Esto ha sido impulsado por la expansión de la educación, que tiene mucho más que ver con mantener a los jóvenes ocupados y cultivando el mito de la sociedad del conocimiento que con una realidad que les va a permitir llegar muy arriba. Por eso muchas personas que tienen que hacer trabajos menos prestigiosos se sienten infelices y frustradas: la promesa de convertirse en alguien grande en la sociedad del conocimiento es muy popular y se repite con frecuencia. Pero como algunos investigadores de EE.UU. han concluido, por cada puesto de trabajo bien remunerado en Microsoft hay tres personas que trabajan en McDonalds.

P. Pasarnos la vida compitiendo no por ser mejores profesionales, sino por tener una mejor imagen, ¿no hace nuestra vida diaria más exigente? ¿No genera una competencia mucho más intensa?

R. Sí, hacer un buen trabajo de imagen no es tan fácil, especialmente cuando tienes que hacerlo además de tu trabajo habitual. Contar con una buena imagen exige tiempo, dinero y estar haciendo siempre muy atento a lo que sucede y a lo que otros hacen.

P. ¿L a educación superior sigue siendo una buena opción para encontrar un puesto de trabajo o está funcionando sólo como una manera de que estudiantes y padres se endeuden para obtener un título que nunca va a ser útil?

R. Por supuesto, la realidad es una mezcla de ambas cosas, pero cada vez está más cerca del segundo aspecto. A veces se puede usar el título para tener mejores posibilidades en el mercado laboral, pero muchos de los trabajos disponibles hoy no requieren educación superior. Lo cierto es que la titulación universitaria está en declive, porque muchos cursos carecen de un contenido académico real, y hay mucha sobrecualificación de estudiantes con interés y habilidades limitadas. Por supuesto, todavía hay excepciones, y algunos sectores profesionales están ofreciendo buenos trabajos en línea con la formación recibida.

P. La creciente competencia entre universidades y escuelas de negocios es curiosa porque sólo están pendientes de estar mejor situadas en los rankings, pero no de ofrecer educación de mayor calidad. Los profesores, por ejemplo, producen papers masivamente, aunque no tengan calidad.

R. Sí, es parte de la tendencia general de abandonar lo sustancial y apostar por la imagen. El papeleo y el trabajo administrativo a veces luce mucho, especialmente si, como ahora, no se percibe como burocrático, sino que se describe en términos grandiosos como performance management, control de calidad, gestión estratégica de recursos humanos, etc.

P. ¿Nos pasamos el día comparándonos con los demás? ¿Hay una presión constante para dar una imagen de nosotros mismos mejor que la de los otros?

R. A medida que la economía se mueve desde la producción y la satisfacción de las necesidades hacia la persuasión y los bienes posicionales, las comparaciones con otros se convierten en el centro de nuestra vida y son cada vez más intensas.

P. ¿La utilización de estas tácticas de posicionamiento termina por provocar mucha desconfianza? ¿Cada vez nos creemos menos las cosas?

R. Ayuda definitivamente a la erosión de la confianza. Con la globalización, la gran oferta de medios de comunicación, la multitud de fuentes de información, de instituciones y de tareas que tenemos es muy difícil obtener una buena visión de conjunto, por lo que, para comprender las cosas tendemos a fijarnos más en indicadores o trucos, como el branding. Pero esta tendencia genera desconfianza y cinismo.

P. Hace más de 30 años, eran frecuentes las teorías que, a lo Christopher Lasch, señalaban que nuestra sociedad era demasiado narcisista. En estas últimas décadas, las cosas parecen haberse vuelto mucho peores, ¿no?

R. Sí, Lasch fue muy perspicaz. Durante estos años, la caída de lo sustancial ha generado personas cada vez más vulnerables y que sólo impulsan su autoestima a través de preocupaciones narcisistas.

Publicado en El Confidencial. Post original aquí.

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Talento Creativo

Por Elsa Rodriguez Díaz

Resulta evidente que para muchas empresas, la innovación y la creatividad se están convirtiendo rápidamente en un asunto de supervivencia económica. En un mundo en constante cambio, ya no es que necesitemos adaptarnos sino que tenemos que intentar adelantarnos, y sólo las organizaciones capaces de liderar el cambio saldrán fortalecidas de esta crisis.

Sin embargo, uno de los mayores problemas de nuestro país es la Innovación o mejor dicho, la falta de ella. A pesar de haber realizado importantes inversiones en I+D+i y convocado un sinfín de ayudas y subvenciones para fomentarla, hay que reconocer que en España no se innova o se innova poco.

¿Por qué? ¿No se supone que somos un país de Quijotes? ¿Imaginativos, espontáneos y soñadores? Entonces, si no nos falta imaginación, ¿qué nos frena?

La creatividad no está reservada para algunos elegidos. De alguna forma, en mayor o menor medida, todos somos creativos, todos nacemos con ese don innato al ser humano. Sin embargo, con el paso de los años, nuestros propios miedos nos frenan, adormecen nuestras ideas y ponen nuestra creatividad en estado “off”. Y así vamos funcionando por la vida, con el botón de nuestra imaginación apagado, olvidándonos que está ahí para presionarlo, para ponerlo en marcha…

En una reciente entrevista publicada en La VanguardiaDietrich Grönemeyer, catedrático, médico y padre de la microterapia, nos recordaba cómo nacemos sin prejuicios ni preocupaciones, con una inocencia y una libertad que como adultos debemos recuperar.

Y como ejemplo, os comento lo que pasó hace unos meses, en una charla de Marcos Álvarez @chispadefuego a la que asistí. En un momento de la misma preguntó a los asistentes quiénes sabíamos cantar. ¿Cuántos creéis que levantaron la mano? Pues habría unas doscientas personas en la sala y en los primeros instantes se hizo un silencio sepulcral. Todos estábamos autoevaluándonos de forma severa y como probablemente ninguno cantábamos como para concursar en “La Voz” preferimos guardar silencio…no vaya a ser que nos hiciese cantarc;). Sin embargo, si esa misma pregunta se la formulas a un grupo de niños, ya os imagináis lo que pasa, que todos, sin excepción van a levantar la mano porque saber saben cantar, claro que sí. Porque seamos sinceros ¿de verdad no sabemos cantar? ¿no podemos producir con la voz sonidos, formando palabras o sin formarlas pero con cierta melodía o ritmo?. Entonces, ¿qué nos frena de nuevo?.

Está claro que nacemos con una importante capacidad creativa que se va reduciendo a medida que pasan los años, debido a una triple socialización: primaria, en la familia; secundaria en los sistemas educativos y terciaria, en el trabajo. Richard Barret, el creador del modelo de los siete niveles y fundador de Values Center argumenta, a partir de estudios empíricos longitudinales, que los niños muestran cómo la potencialización creadora se reduce a medida que avanzamos en la socialización.

Esa triple socialización amordaza nuestra creatividad y nos impide avanzar. Pero aún estamos a tiempo, podemos actuar, sobre todo en el ámbito de la educación potenciando nuestras habilidades cognitivas y de pensamiento creativo con el fin de educar a verdaderos “profesionales del conocimiento”.

Os dejo a continuación un vídeo muy bueno del educador británico Ken Robinson. Él  sostiene que la creatividad se aprende, igual que se aprende a leer, pero que la escuela nos corta las alas y uniformiza nuestro pensamiento. Según sus tesis, el 98% de los niños de educación 0-3 serian “genios” en pensamiento divergente o lateral pero si se les examinase de nuevo 5 años después, este número se reduciría en 50% y así sucesivamente. Es un vídeo muy ilustrativo, así que mejor lo veis completo.

Para mí, está claro que es la propia escuela la que nos uniformiza y “ahoga” las voces que divergen del discurso único. La que corta las alas de nuestra creatividad, la que nos dice que no sabemos cantar. Es necesario que re-aprendamos a retar lo establecido, que recordemos que hay otro pensamiento posible, el lateral, que nos dispongamos a ir un paso más allá, que superemos los miedos y barreras que nos impiden expresar nuestro talento creativo. Porque todos lo tenemos. Sólo tenemos que dar al botón “on” y conectarnos de nuevo con nuestra alma de niño, sin miedos y con ilusión.

Venga, ¿lo intentamos?

 “Todos estamos rodeados de oportunidades. Pero éstas sólo existen cuando las reconocemos. Y sólo las reconocemos cuando las buscamos”

Edward de Bono.

Publicado en Nuevas Empresas y Nuevos Trabajadores para Nuevos Tiempos. Post original aquí.

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Ken Robinson: No necesitamos cambios, necesitamos revolución

Por Dolors Reig

Ken Robinson  resulta un buen motivador y divulgador para quienes dudan de la necesidad de la revolución en la educación que defiende. Participaba ya en las TedTalk, con la ya épica “Las escuelas matan la creatividad”, que ya publicamos en su momento- Hoy os dejo su segunda charla Talk.

Está sin subtitular, así que animo a los muchos aficionados/as a ello a hacerlo, pero quería dejaros de momento lo que me ha parecido más interesante, no siempre nuevo pero sí bien expresado, en su discurso. Creo que podríamos resumirlo con el título del post, que traslado a una idea que parece volverse cada vez más fuerte y pretende expresar lo mucho que cansa observar la lentitud, el despropósito, la resistencia: No son cambios, es revolución.

Se habla de crisis medioambiental. Vivimos también la crisis de la educación. De la crisis de recursos naturales a la crisis en recursos humanos.

Vivimos en una sociedad que no cuida el talento de sus miembros, no da sentido a sus vidas. Poca gente sabe cuáles son sus talentos o si tienen alguno. Todos conocemos a mucha gente que no cree ser buena en nada. Y no siempre, esta falta de expectativas, es por su culpa. (¿Los jóvenes están desmotivados o les desmotivamos los adultos?)

 

Permitidme un apunte: me hubiera gustado hacer leido antes esta frase, que definía muy bien lo que sentí y quise expresar, sobre la distinción entre “genios” y “humanos/as” que quería marcar un asistente en el reciente encuentro del INJUVE al que asistía. Es de Jeremy Bentham y dice que existen dos tipos de personas en el mundo, las que dividen el mundo en dos tipos de personas y las que no. Sin comentarios.

 

Sigue Ken, defendiendo una idea similar a la de su primera charla, la de que la educación, en cierto modo, aleja a muchas personas de sus talentos naturales.

No es algo fácil, no es que se trate de innovar, de mejorar o hacer evolucionar un modelo para adaptarlo a la realidad. Es que es muy profundo el cambio en la realidad y requiere una revolución, la transformación completa de la educación que pretende preparara para ella en algo distinto.

Pone un ejemplo simple, el de los relojes de pulsera, que ya no tienen sentido, como en cierto modo la forma lineal de plantear las cosas, para jóvenes que pueden saber la hora en cualquier dispositivo.  La vida ya no es lineal, es orgánica, sistémica, compleja. Creamos nuestras vidas de forma simbiótica, a la vez que exploramos nuestros talentos en relación a las circunstancias que estos ayudan a generar.

Nos obsesionamos con las narrativas lineales, con la culminación de la educación en la universidad, recorremos el camino lineal hacia la universidad pero las comunidades humanas dependen de la diversidad de talentos, no de una concepción particular.

Es una asignatura fundamental reconstituir nuestro sentido de la inteligencia, nuestra sensación de autoeficacia (añado) de acuerdo con la diversidad.

Otro gran problema está en el conformismo. Hemos construido un modelo educativo fastfood, estandarizado, cuando el mundo (más interconectado que nunca antes) es diverso y depende de múltiples circunstancias locales. Las consecuencias de ello en nuestras inteligencias son comparables a las de la comida fastfood en nuestros cuerpos.

 

La diversidad en el talento es fundamental. Ken me recuerda a mi misma y mis desafortunados intentos de tocar la guitarra. Diversidad y pasión. Nos recuerda también las teorías del Flujo: El tiempo pasa volando cuando hacemos algo que nos apasiona.

Ese es el motivo por el cual muchos/as abandonan el sistema educativo tradicional, que no alimenta su espíritu, estanca su energía, apaga su pasión.

 

Debemos cambiar de metáforas, evolucionar desde un modelo de educación inspirado en lo industrial, lineal, en la conformidad, a uno que se base en mayor medida en los principios de la agricultura. Desarrollar el talento humano no es un proceso mecánico sino orgánico.  El educador debe proveer de las condiciones necesarias para que florezca y no trabajar en cadena con las empresas para fabricarlo. (frase con variaciones al original)

 

Simplifico mi respuesta cada vez que me preguntan por el futuro. Personalización es la palabra clave. Ken lo explica perfectamente: En eso está la clave del futuro, porque no se trata de escalar una nueva solución sino de crear un movimiento en educación en el que el protagonista desarrolle sus propias soluciones, con nuestro soporte externo (como formadores) pero en base a currículos personalizados.

 

Después de la revolución tecnológica, la creativa, decíamos en otros tiempos. Estas tecnologías, combinadas con los extraordinarios talentos de los maestros, nos proporcionan una oportunidad única para revolucionar la educación.

Debemos cambiar, evolucionar desde un modelo industrial a uno basado en el cultivo, en la agricultura, donde cada alumnno, en cada escuela, pueda “florecer”.

Debemos proveer allí (en lo formal)  o en casa o con los amigos (en lo informal), contextos en los que los niños experimenten su vida y no la nuestra…

 

Publicado en El Caparazón. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

Creatividad y memoria de trabajo: conocer para cambiar

12 cambios en el cerebro conectado

Seguir leyendo:

La Empresa Abierta. Nuevos modos de Gestión

Nodos brillantes: talento individual frente a inteligencia colectiva

El poder de la imaginación

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El cambio de paradigma científico no es una anomalía!

por Juan Domingo Farnós

¿Cómo se producen los cambios de paradigmas en las ciencias?

Kuhn sostiene que la ciencia evoluciona en una serie de fases, y estableció que el término “dogmático” conlleva en su significado que dicha creencia es llevada de forma acrítica y conformista, y tiene connotaciones negativas. Sin embargo, cabe recordar que no todo dogma implica dogmatismo, y que existen dogmas que se toman en sentido positivo en todos los aspectos del conocimiento; es lo que Thomas Kuhn llamaba paradigmas.
La primera fase es la fase de pre-paradigma, en el que no hay consenso sobre ninguna teoría en particular y hay varias teorías incompatibles o incompleta.
La segunda fase se produce cuando una serie de rompecabezas se puede resolver en un único marco mental o paradigma, que luego se convierte en el paradigma dominante. Los científicos gravitan en torno a la nueva estructura y comienza la ciencia normal. A partir de entonces los científicos tratan de resolver puzzles dentro de los supuestos del paradigma dominante. La mayoría de los científicos pasan la mayoría (si no todos) de sus carreras, aceptando el paradigma imperante y proceder en un modo de resolución de enigmas dentro de sus supuestos básicos.
A medida que pasa el tiempo, sin embargo, que aparezcan anomalías. A pesar de las anomalías, para resolver rompecabezas en el marco mental existente continúa y es, en efecto perseguido con tenacidad aún mayor, debido a éxitos anteriores generados por el paradigma imperante fomentar la creencia de que una solución para resolver las anomalías que existen, a pesar de que parece ser muy difícil de encontrar. Las anomalías se acumulan y por lo tanto el paradigma existente se estira y se dobla y se ajusta en un esfuerzo cada vez más desesperada para acomodarlos.
La tercera fase se produce cuando los científicos finalmente aceptar que los importantes esfuerzos de la ciencia normal dentro del paradigma dominante no logran resolver las anomalías y comienza la ciencia revolucionaria (DISRUPTIVA).En esta fase, algunos científicos audaces darse cuenta de que “el emperador está desnudo” y empezar a explorar alternativas a la de larga data, al parecer obvios, evidentes por sí mismas suposiciones.
Eventualmente, estos espíritus audaces desarrollar un nuevo marco conceptual que se ve a presentar una mejor manera de conciliar los hechos conocidos con las anomalías. Al principio, el nuevo paradigma rival en sí parece estar acompañada por diversas brechas y anomalías, en parte debido a que aún es nueva ya menudo incompleta.
Inicialmente, el nuevo paradigma se suele recibido con una fuerte resistencia tanto de la comunidad científica e incluso de otros poderes, como en el caso de la revolución copernicana. Como resultado, los cambios de paradigma en la ciencia no se producen fácilmente.
A continuación se presenta un período en el que no son partidarios de paradigmas diferentes perseguir sus diferentes teorías. Los revolucionarios son atacados por los poderes que por ser poco sólida teóricamente, irresponsable incompleta, y así sucesivamente, mientras que los revolucionarios atacan el paradigma dominante señalar la magnitud y grotesco de las anomalías. Este período de conflicto puede durar décadas, sobre todo si el nuevo paradigma no viene, de algunos de los líderes actuales de la comunidad científica actual, sino más bien de una fuente inesperada y periférico , por ejemplo, la teoría radicalmente diferente de la genética procedente de Gregor Mendel en Moravia o una teoría revolucionaria de las úlceras de estómago de Barry Marshall en Perth, Australia.
Con el tiempo, las diferencias en el paradigma rival se llenan y la teoría se integra y completa. Como resultado, los científicos coinciden en ello como una forma más productiva de ver el mundo. Una vez que la mayoría de los científicos coinciden en que la teoría rival debe reemplazar el viejo paradigma, un cambio de paradigma se ha producido, a pesar de que algunos científicos individuales pueden seguir siendo intransigente y seguir defendiendo ruidosamente el viejo paradigma.
El nuevo paradigma cambia la manera como los científicos mirar el mundo, así como la dirección de futuras investigaciones científicas en el campo.Nuevas preguntas se les pide de datos antiguos. En su momento, los libros de texto se vuelven a escribir y cursos universitarios revisan.

Los paralelismos con lo que está sucediendo ahora en la gestión son bastante exactos.
En el siglo 19, la administración se encontraba en una fase pre-paradigma, en el que no hubo consenso sobre ninguna teoría particular de la gestión.
Gestión de pensamiento entró en una segunda fase con el trabajo de Frederick Taylor y sus “principios de la administración científica” (1911), que se inició con la declaración de siniestro, profético: “En el pasado, el hombre ha sido el primero. En el futuro, el sistema tiene que ser el primero. ”
El “sistema” que inició Taylor tiene una serie de supuestos básicos que siguen siendo “obvio” para muchos gerentes y teóricos. Se parte de la idea de que una empresa está en el negocio para hacer dinero para los accionistas. Para este fin, los administradores de dirigir y controlar los trabajadores. El trabajo es coordinado por las normas, planes e informes, la burocracia es decir. El valor principal es el de la eficiencia cada vez mayor. Las comunicaciones son de arriba hacia abajo y dirigido a mantener el control. El trabajo gira en torno a “El Jefe”. Enfoque principal de la empresa es interna. Su dinámica principal es el control con el objetivo de eficiencia cada vez mayor.
Durante los siguientes cien años, estos supuestos se convirtió en el modelo por defecto mental de gestión. Al igual que en la ciencia, los gerentes y los teóricos del tratado de resolver los problemas de gestión dentro de estos supuestos. La mayoría de los gerentes y teóricos han pasado la mayor parte (si no todos) de sus carreras, aceptando el paradigma imperante y proceder en un modo de resolución de enigmas dentro de sus supuestos.
Incluso hoy en día, los oradores y los participantes en las conferencias de gestión supuestamente revolucionarios, como Agile, Scrum o Lean, se puede oír recitar muchos de los supuestos del paradigma de Taylor.
Cómo anomalías fueron alojados
Sin embargo, como en la ciencia, diversas anomalías en el modelo mental básica de gestión se hicieron evidentes:
La necesidad de prestar mayor atención a la dimensión humana del trabajo, en particular los equipos y la colaboración.
La necesidad de innovación, en lugar de explotar el negocio existente.
La necesidad de prestar más atención a los clientes y marketing.
La importancia de valores como la confianza, la transparencia y la sostenibilidad
El papel de las comunicaciones horizontales de base social, en oposición a la autoridad de infusión de comunicaciones verticales.
La necesidad de prestar más atención al impacto ambiental y social de las operaciones de la empresa.
Estas “anomalías” fueron alojados por “injerto” en ellos con el modelo mental predominante en la gestión y que básicamente no se cambia. Los gestores y los teóricos estaban en diferentes grados en cuenta que los ajustes fueron sólo parcialmente compatible con el paradigma dominante. Como resultado, en la práctica, los gerentes tienden a dar bandazos hacia atrás y hacia delante de prestar más atención a las anomalías y luego se tambalea de nuevo al modelo mental dominante, sobre todo cuando se hizo evidente que la atención a las anomalías en peligro la eficiencia de la empresa o poner en tela de juicio la control de administrador.

Gráfico: KUHN
El ejemplo más obvio de esta “dando bandazos de ida y vuelta” es la atención que se presta al factor humano en la forma de equipos y colaboración. Esta dimensión se ha descubierto sucesivamente-y olvidado en voz alta y luego redescubierto por Mary Parker Follett en la década de 1920, Elton Mayo y Chester Barnard en 1930, Abraham Maslow en la década de 1940, Douglas McGregor en la década de 1960, Peters y Waterman en 1980, Smith y Katzenbach en la década de 1990 y Richard Hackman en la década de 2000. A lo largo de este período, los gerentes se tratara de una colaboración abrazo tiempo y equipos, y luego en una crisis, el desmantelamiento de los equipos y volver a la modelo por defecto de los gerentes: los individuos de control.

La percepción de un progreso continuo en la gestión

Al igual que en la “ciencia normal”, los avances en la gestión es percibida por revistas como Harvard Business Review principalmente como la acumulación continua de conocimientos, cada descubrimiento apilados en la parte superior de la otra, sin ninguna revisión fundamental de los supuestos subyacentes.Esto es evidente en la celebración HBR de sus 90 años de historia y el siglo de Gestión en su edición noviembre 2012 .

…definitivamente podemos aformar que el cambio de paradigmas en la ciencia, en la investigación, en las concepciones en red más sistémicas, en los cambios profundos más disruptivos…, no son ANOMALÍAS, son un la conformación de una SOCIEDAD DIFERENTE, no un cambio de sociedad, y como tal, requerirá nuevas estructuras, organizacones y maneras de funcionar…

En EDUCACIÓN…dada la naturaleza técnico-científica y multidisciplinaria de la tecnología, su estudio contribuye a comprender, desarrollar y aplicar variadas teorías, métodos, técnicas y procedimientos, lo cual permite un mejor avance de las ciencias y de las artes y una formación más integral y dinámica del hombre.

En el campo educativo la aparición de una interdisciplina que permite el desarrollo de procesos tecnológicos para la aplicación de los nuevos paradigmas de las ciencias primarias, secundarias y de las conducta, a la solución de problemas educativos en los subsistemas administrativo y curricular se conoce como tecnología educativa.

Es necesario que el docente se familiarice con el conocimiento y utilización de los procesos tecnológicos que maneja dicha interdisciplina, ya que esto les permitirá desempeñar con eficacia el roll que como facilitadores del proceso de aprendizaje y como diseñadores y productores de recursos y ambientes de aprendizaje, que satisfagan las necesidades personales del alumno y de la sociedad en la cual se desempeñan; dentro de los parámetros de una formación integral

http://es.paperblog.com/revisando-el-modelo-entre-el-dogma-y-el-paradigma-566944/

Revisando el modelo: entre el dogma y el paradigma

http://cuentos-cuanticos.com/2012/05/08/los-paradigmas-de-kuhn/

Los Paradigmas de Kuhn

Publicado en Disruption. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

La Incertidumbre, la manera creativa de aprender!

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Desarrollo Personal: ¿Qué son los Paradigmas?

Tensión y dolor del cambio de paradigma

Nuevos paradigmas y viejas amenazas

La importancia de adecuarse a los nuevos paradigmas

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La Incertidumbre, la manera creativa de aprender!

por Juan Domingo Farnós

La certeza y la estructura da una sensación de seguridad y tranquilidad. La incertidumbre es una enfermedad, según muchos terapeutas.

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Existen muchas terapias para la incertidumbre.
Caballero, nos dice : “La incertidumbre es el riesgo de que no se puede medir, no se puede calcular. El riesgo es mensurable”…

La incertidumbre y la complejidad pueden darnos creatividad y motivación. (Anderson, Teresa: “La incertidumbre tiene múltiples caras de La creatividad es una forma de comportamiento adaptativo complejo y que tanto tiene que ver con la sociedad caótica de hoy.

En una red compleja se vive, se aprende… siempre en la incertidumbre. Vivir y aprender en una red por lo tanto requiere tolerancia a la incertidumbre.

Aquí es donde el Conectivismo por ejemplo (una clara visión de complejidad) nos incita a docentes y discentes a saber vivir en este caos, a adaptarnos a la incertidumbre y a aprender en ella con mayor calidad, más que nunca, por supuesto….

Los dicentes, sin lugar a duda, incluso necesitan de la incertidumbre, sin ella no podrían crear, pero seremos capaces los docentes de saber “estar” en esta incertidumbre?..

Los innovadores sabrá estar en este caos, pero, por cuanto tiempo?, en cambio, los disruptores no podemos vivir sin ella, eso es obvio..

Es importante la adquisición de conocimientos metodológicos por el alumno. Aumentando el nivel de complejidad en el proceso de aprendizaje del alumno adquirirá conocimientos metodológicos sobre el proceso de aprendizaje y sobre el conocimiento del dominio que necesita en cada momento.

Este tratamiento se puede explicar mejor mediante una analogía con los juegos de ordenador: Durante el juego, el jugador entiende y reconstruye las reglas del juego. Lo mismo sucede en un ambiente de aprendizaje donde los conocimientos sobre los métodos de aprendizaje y el conocimiento metodológico sobre el dominio de conocimiento está integrada en la lógica de la LMS. Los alumnos reconstruyen los métodos mientras aprenden, toda una complejidad pero que conduce a unos resultados que nada tienen que ver con lo que estamos haciendo hoy.

Debemos hacerlo mejor porque  por primera vez en la historia de la humanidad, LOS HIJOS SERÁN MÁS POBRES QUE LOS PADRES, lo cuál hace que nos tomemos estos planteamientos muy en serio y vayamos más allá de investigaciones científicas, de palabrerías de chamanes e incluso de “adoración” de una cultura, la nuestra, que solo es eso, una cultura, y como tal no solo puede mejorarse (innovación), si no también cambiarse (disrupción).

¿La disrupción es innovación? …Para nada! Innovar es mejorar lo que hay y disrupción quiere decir crear otra cosa. Esta sociedad es otra sociedad, y como es otra sociedad no tiene por qué seguir los pasos anteriores. Si de algunas maneras Gutenberg con los libros logró hacer otra sociedad, internet también ha logrado hacer otra sociedad. Lo que pasa es que estamos en un tiempo en el que no sabemos hacia dónde vamos….Estas palabras las pronuncié en un Congreso Internacional en Argentina, donde precisamente se hablaba de innovación y no de disrupción…..

Hay un montón de investigaciones que demuestran que existe una relación entre la cantidad de alumnos que disfrutan con experiencias educativas y el éxito que tendrán en esas experiencias (ver Bandura , 1986; Gottfried, 1985, Harrison et al, 1987.). Así que los aprendices reportan estar más motivados y dispuestos a hacer el trabajo académico cuando están alcanzando logros con los que se relacionan con el trabajo y sentirse competente. Y esto no es sólo para las tareas académicas … lo mismo ocurre con las actividades de ocio y (Scanlan y Lewthwaite, 1986).

Obviamente todos somos diferente, tenemos habilidades diversas, afortunadamente, por supuesto, pero con otra sociedad que quiere otro tipo de ciudadanos, seguramente el futuro será mejor.

Conceptos útiles que incluyen co-evolución, el desequilibrio, la retroalimentación positiva, perturbación, transformación, fractales, atracciones extrañas, la autoorganización y la complejidad dinámica.Estos conceptos pueden ayudar a comprender cuando el sistema está listo para la transformación, y  la dinámica del sistema que pueden influir en los cambios individuales que tratamos de hacer y los efectos de esos cambios.

Por otra parte, la teoría del caos y las ciencias de la complejidad nos pueden ayudar a comprender y mejorar el proceso de transformación como un sistema complejo adapta  los sistemas educativos para transformarse. Los atractores extraños y puntos de apalancamiento son especialmente importantes para ayudar a nuestros sistemas educativos para corregir el desequilibrio de la evolución peligrosa que existe en la actualidad.”( Reigeluth, 2004)

Realemnte tampoco es tan necesario controlar el caos, eso es lo que venimos haciendo durante siglos . Estos sistemas disfuncionales  debemos asimilarlos y sentirnos   cómodos en esta nueva sociedad, que algunos llaman,  sociedad utópica.

Winter se sorprende al saber que hay otros mundos en otros planos de la existencia. Estos mundos son muy diferentes de los de ella, que van desde problemas, a un planteamiento distópico (Distopía: utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal). , al futurista o fantástico.

¿Es en esta sociedad donde debemos controlar el caos, tanto en educación como en otros aspectos?…si es afirmativo, no sería volver al principio? y si es que no? ¿cómo lo implementaríamos? ¿no sería entonces una verdadera disrupción?…

Se aproxima una crisis de percepción. La complejidad del mundo ha llevado al ser humano a simplificar la realidad, a abstraer la naturaleza para hacerla cognoscible y, tristemente, a caer en la trampa de la dualidad. Bien y mal; objetivo y subjetivo; arriba y abajo. Pero la tendencia tiende a   ordenarlo todo choca con la misma realidad, irregular y discontinua. Muchos científicos ya han renunciado a la ilusión del orden para dedicarse al estudio del caos, que acepta al mundo tal y como es: una imprevisible totalidad.

Esta sociedad mal llamada “caótica”, para otros anárquica (que triste que no se entienda a la misma sociedad y no me refiero al término, que es lo de menos)…
Todo ello nos conduce a….
Nuevas formas de vivir y pensar la realidad.

Comprender la complejidad del mundo (estable y siempre cambiante), sus procesos creadores e innovadores. Dentro del caos siempre hay un orden, pero ya no es generalizada, si no diversa y personalizada (lo cuál no es menos importate (algunos dirán que si), pero no…es lo que es, lo que la sociedad es hoy en día.

Trascender la estrechez de la cultura científica.

Dejar de luchar por ahuyentarlo y pactar con él …

Comprender que cada acción, por pequeña que sea, decide dramáticamente el futuro de cada quien y del colectivo. El mundo está interconectado.

Entender que es tanto un paradigma como una ilusión…

Hay que dejarnos de obsesionar por CONTROLAR la incertidumbre y ver ésta como algo positivo.

Si prestamos atención a las sutilezas (saliendo de posiciones rígidas y controladoras) abrimos dimensiones creativas profundas y armoniosas.

Esta florece cuando poetas, pintores, escritores, músicos, bailarines…están inmersos en el caos. La creatividad surge cuando el ser humano asume el control de su vida.
Con esta posibilidad “el caos y también la incertidumbre” aunmentamos el número y también la calidad en  el abanico de posibilidades y conductas que se pueden dar, observar o vivir en cada situación. Cuanto mayor sea el abanico de posibilidades, mayores los grados de libertad que se registran. (hasta ahora era todo lo contrario…cuanto más rigidez, más control…mejor eran los resultados para los que seguían el sistema, y muy mal, para los que se apartaban de él).

En la Teoría del Caos existen tres componentes esenciales: El control, la creatividad y la sutileza. El control por dominar la Naturaleza es imposible desde la perspectiva del caos, pactar con el caos significa no dominarlos sino ser un participante creativo. “Mas allá de nuestros intentos por controlar y definir la realidad se extiende el infinito reino de la sutileza y la ambigüedad, mediante el cual nos podemos abrir a dimensiones creativas que vuelven más profundas y armoniosas nuestras vidas”.

El control por dominar la Naturaleza es imposible desde la perspectiva del caos, pactar con el caos significa no dominarlo sino ser un participante creativo. “Mas allá de nuestros intentos por controlar y definir la realidad se extiende el infinito reino de la sutileza y la ambigüedad, mediante el cual nos podemos abrir a dimensiones creativas que vuelven más profundas y armoniosas nuestras vidas”. (Teoría del Caos)

Publicado en Juandon. Innovación y conocimiento. Post original aquí.

¿Seguir leyendo?

Las trampas en la toma de decisiones estratégicas

Gestión de la incertidumbre

El cisne negro de Nassim Nicholas Taleb

Motivación, Caos, Empatía ¿Relaciones Imposibles?

El rendimiento óptimo se sitúa justo “al borde del caos”

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Tantas Inteligencias

por: Alejandra Arias

Hace tiempo leí un libro llamado “Cómo pensar como Leonardo Da Vinci” en donde el escritor, Michael J. Gelb, argumenta que uno puede convertirse en genio si hace como el renacentista italiano y cultiva no una, sino múltiples inteligencias.

Según Howard Gardner, el psicólogo norteamericano y profesor de Harvard que creó la teoría de las inteligencias múltiples, el hombre tiene nueve.

1. La inteligencia lógica matemática

Esta ha sido considerada en Occidente como la principal medida de inteligencia en una persona. Está íntimamente relacionada con el coeficiente intelectual. Los dueños de esta inteligencia pueden dedicarse a las ciencias exactas. Algunos ejemplos de personas con este tipo de inteligencia son Stephen Hawking, Isaac Newton y Marie Curie.

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2. La inteligencia lingüística

Se fundamenta tanto en el tipo de comunicación verbal y autoexpresiva, como en la capacidad escritural y creativa. La tienen los escritores, los poetas, periodistas y guionistas. William Shakespeare, Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges.

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3. La inteligencia musical

Conocida comúnmente como “buen oído”; es el talento que tienen los músicos, los cantantes y los bailarines. Mozart, Bob Dylan, Frank Sinatra.

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4. La inteligencia espacial

La tienen los que pueden hacer un modelo mental en tres dimensiones del mundo; es una inteligencia visual y angular. La tienen los ingenieros, cirujanos, escultores, arquitectos, decoradores, entre otros.

Miguel Ángel, Ai WeiWei.

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5. La inteligencia corporal – kinestésica

Es la capacidad de utilizar el cuerpo para resolver problemas o realizar actividades; usar al cuerpo como medio de auto-expresión, lo que exige un gran sentido de coordinación y tiempo. En este campo están los deportistas, los cirujanos, los artesanos y los bailarines.

Michael Jackson, Muhammad Ali, Isadora Duncan.
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6. La inteligencia emocional

Es la capacidad humana para resolver problemas relacionados con las emociones en uno y en los demás. Inteligencia emocional no es ahogar las emociones sino dirigirlas y equilibrarlas.

Winston Churchill, Nelson Mandela

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7. La inteligencia intrapersonal

Ésta nos permite formar una imagen verdadera y precisa de nosotros mismos; nos permite poder entender nuestras necesidades y características, así como nuestras cualidades y defectos sin maximizarlos o minimizarlos. Este tipo de inteligencia es funcional para cualquier etapa de nuestra vida. Dalai Lama, la madre Teresa.

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8. La inteligencia interpersonal

Ésta nos permite entender a los demás. Se basa en la capacidad de manejar relaciones humanas y la empatía con la que nos “ponemos en los zapatos del otro” y reconocemos sus motivaciones, razones y emociones. La mayoría de las actividades que se realizan en la vida dependen de la inteligencia interpersonal, ya que están formadas por grupos humanos en los que debemos relacionarnos. Mahatma Gandhi, la reina Isabel I de Inglaterra.

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9. La inteligencia naturalista 

La utilizamos al observar y estudiar la naturaleza. Los biólogos, astrónomos, geólogos y herbolarios son quienes más la han desarrollado.

Charles Darwin, Isaac Newton, Carl Sagan

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A diferencia de lo que se piensa, es posible ser una persona lógica e imaginativa a la vez. Esta clasificación, aunque nos puede parecer característica de una sola persona, no excluye la posibilidad de que un ser humano pueda ser custodio de muchos talentos. Leonardo Da Vinci era poseedor innato de múltiples inteligencias, resultado de su entorno,  herencia, libertad de pensamiento y de su estudio del ser humano.

Hoy resulta común ver a niños talentosos con problemas de motivación o atención, etiquetados de tontos o de tener alguna afección clínica, paulatinamente interiorizar ese papel. Y existen personas que aún creen y defienden la idea de que la evaluación del sistema escolar es, si no  la única, la principal medida de inteligencia en una persona. Pero no podemos seguir midiéndonos a base de tests estandarizados diseñados hace casi 100 años para medir cuan inteligentes somos.

El sistema escolarizado no promueve la creatividad, y cada vez menos al pensamiento crítico. Las humanidades y las ciencias sociales están siendo gradualmente borradas de nuestros temarios. Aquel sistema busca convertir a la humanidad en una masa homogénea dirigida hacia un punto en común, pero un punto aún incierto para todos. Y todo tiene que ver con preconcepciones sobre los beneficios, la seguridad económica, y el prestigio que los conlleva.

Todavía estigmatizamos mucho al arte y a la creatividad. La peor pesadilla de un padre es que su hijo quiera ser pintor… y ni se diga de bailarín. Seguimos queriendo doctores, contadores y abogados. ¿En qué momento se decidió y decide aún que es más importante desarrollar nuestro ser matemático que nuestro ser musical? ¿quién puede afirmar ahora que el hemisferio derecho está peleado con el izquierdo?.

Hasta el más cultivado hombre tiene la necesidad de apegarse a algo y por lo mismo siente la necesidad de ser medido a través de un lente de fórmulas ingenuas, simplificadoras y engañosas. Pero estas son inútiles para catalogarnos hoy en día. En ningún lugar esta escrito el puntaje de cada “profesión”. Cultivar un renacimiento personal y profesional es solo cuestión de expandir nuestras mentes. Ellas pueden aprender hasta siete acontecimientos por segundo y maduran con la edad; cada una de nuestras células tiene su propia memoria e inteligencia, lo que nos permite cambiar tanto consciente como inconscientemente antiguos modelos y pensamientos y potencializar nuevos. Dejemos atrás las categorizaciones decadentes y seamos creadores, conscientes de la capacidad de nuestras mentes y de la multiplicidad de nuestra inteligencia. Atrevámonos a ser y pensar como Leonardo, acercando a nuestra vida diaria toda la inspiración y sabiduría que nos rodea.

Publicado en Cultura Colectiva. Post original aquí.

Para seguir leyendo:

Las 8 inteligencias múltiples aplicadas a la empresa

8 tipos de inteligencias

Teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner

¿Cuántas inteligencias tienes?

Descubre los cinco tipos de creatividad

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El arte de entusiasmar

Por Merce Roura @merceroura


entusiasmoSiempre ha pensado que la educación es aquello que hace que al final no importe de dónde vienes, sino a dónde vas. La forma más inteligente de justicia social, la que permite que todos tengamos las mismas oportunidades, pase lo que pase, y salgamos de la casilla que salgamos en este juego que es la vida. Por ello creo que como sociedad estamos fallando por estar perdiendo el tiempo y no invertir más en educación. No hablo sólo de dinero, hablo de ideas, de esfuerzos, de proyectos. Hablo de invertir en grandes cambios que propicien mejores resultados, no sólo académicos, también sociales. Y hacerlo a todos los niveles y para todas la edades. Concebir la educación como algo que nos acompaña toda la vida, como una forma más de crecimiento personal que nos permite, además, afrontar el reto de estar en una sociedad cambiante y flexible. Hagamos que ese cambio sea una oportunidad de mejora, no cerremos los ojos a la necesidad de dar un vuelco a la formación para hacerla más adecuada y más humana. Creo en una sociedad en la que se deben tener más en cuenta los méritos, pero para llegar a ella, hace falta primero crear una sociedad justa y llena de oportunidades para todos.

La vida es una escuela constante y debemos irnos preparando para el reto que se nos viene encima a cualquier edad. Debemos aprender siempre… Y no sólo aprender conocimiento sino aprender a aprender, aprender a tener ganas de aprender, aprender a querer ser mejores y despertar a nuevas experiencias. Aprender a pensar y llevar la contraria si hace falta… A asumir riesgos necesarios para calibrar nuestros logros. Aprender a creer en nosotros mismos y en nuestras capacidades… Aprender a hacernos cada vez más preguntas que nos ayuden a evolucionar, a mejorar nuestro entorno. Acabar con la rutina y la resignación, estimularse cada día y darse cuenta de que nunca es tarde. Aprender cómo generar nuevos empleos de calidad para los que no lo tienen y darle la vuelta a las cifras hasta que estén a nuestro favor. Todos salimos ganando.

No hablo sólo de los resultados de informes a nivel internacional (que quizá deberíamos replantearnos) ni de invertir más dinero, tal vez no haga falta, pero sí invertir mejor y dar más herramientas a los formadores para poder evolucionar. No sólo eso, darle la vuelta, zarandearlo todo y cambiar el modelo, empezar de nuevo si hace falta. Buscar la forma de crecer como sociedad, educar como sociedad. No me refiero a tutelar ni a controlar, me refiero a crear las condiciones para que nadie necesite más allá de lo necesario esa tutela y pueda desarrollar sus proyectos de futuro.

Educar es el arte de entusiasmar

Formar a otras personas es algo apasionante, una responsabilidad enorme. El buen maestro entusiasma e ilusiona. Comparte la emoción que siente por lo que conoce y debe encontrar la mejor manera de compartirlo. Por ello, si el maestro está cansado, aburrido o no tiene interés por lo que cuenta porque la falta de recursos le ha agotado el ingenio, nunca será capaz de transmitir conocimiento. El maestro debe motivar y estimular. Contagiar entusiasmo y hacerle ver al alumno que puede y que a donde no llegue, él o ella le contará cómo. Por eso, quién más debe invertir en aprender es el maestro y necesita todo el apoyo para ello. Se debe formar siempre con cursos que le capaciten para motivar, para negociar, para ayudar al alumno a darse cuenta de que tiene talento y saber cómo descubrirlo. Cursos que le ayuden a dar nuevos enfoques a nuevos planteamientos. El docente no sólo da respuestas, invita a hacerse nuevas preguntas… Tal vez, no llegan más lejos los que más saben, llegan más lejos los que lo demuestran y se arriesgan a fallar.

Educar es también enseñar a quererse a uno mismo.

Esta es la asignatura más importante de la vida para todos. Quererse y conocerse. Y eso, claro, no es sólo trabajo de maestros, es un trabajo de las familias que deben ser cómplices, y de la sociedad en general. Todos debemos participar en ello. Individualmente y como padres, madres, amigos, familiares, hermanos, como profesores y desde los medios de comunicación, desde las aulas hasta a las cocinas de cada casa. Todos tenemos un trabajo que hacer para fomentar el desarrollo personal y la autoestima de los más jóvenes. Estoy convencida de que en una sociedad sana donde las personas tuviéremos un índice de autoestima elevado (no hablo de ego, ni de complejo de superioridad) se evitarían grandes atrocidades. Los que no se respetan a sí mismos nunca respetan a los demás.

El maestro siempre es el que más aprende

Todos somos maestros y transmitimos valores cada día. Los formadores de las escuelas también lo hacen cuando imparten conocimientos. Por ello deben de estar más valorados por todos y tener oportunidades para crecer y tiempo para poder hacer las cosas sin precipitarse. Preparar sus clases buscando la mejor forma de atraer e interesar y tener métodos para que sus alumnos desmotivados cambien de actitud. Creo que educar es más guiar que corregir. Es dejar margen para el error y enseñar a sobrellevarlo para aprender de él. Deberíamos, entre todos, educar para aceptar el fracaso y exprimirlo, para aprender de nuestras emociones y exponerlas, no ocultarlas. Educar para aprender y levantarse tras la caída. Educar para vivir en armonía y no sólo para buscar un empleo y hundirse en la rutina y la apatía de la seguridad. Educar para depender de nosotros mismos y saber que toda la vida tendremos que continuar aprendiendo…

Educar es crear oportunidades, enseñar a verlas y encontrarlas, enseñar a fabricarlas.

Cada uno de nosotros es una persona feliz en potencia. Cada alumno debe saber encontrar qué le hace feliz, sea lo que sea. Entre todos tenemos que decirle que puede y que debe, que se lo merece…

Iré aún más lejos. Si les educamos sólo para que tengan conocimientos académicos o dominen algunos idiomas, algo muy necesario, cuando lleven su curriculum a una empresa, no tendrán nada a su favor que les diferencie de los demás, seguirán en una larga fila de aspirantes sin destacar. Por eso, hay que educar en el respeto a la diferencia y potenciarla, para que cada uno sepa lo que le hace auténtico y extraordinario. Para que nadie se sienta excluido. Cada vez, más empresas distinguen a los que se presentan con un curriculum que refleja inteligencia emocional y los separa de aquellos que como los robots  repiten conocimientos. Se buscan líderes y personas que siempre estén en proceso de aprendizaje, se busca el poso que esos conocimientos aprehendidos ha dejado en ellos y sus ganas de experimentar y conocer.

Los reclutadores piden experiencia pero también ganas de crear, imaginación, superación personal… En el panorama actual,  la única forma sana de que las empresas sean más competitivos es a través de la gestión del talento y la motivación.

Piden líderes atrevidos que rompan las normas establecidas si es necesario. No sólo importan las aptitudes, cada vez más se valoran las actitudes y factores como la resilencia, la empatía, la capacidad de comunicar y crear, la asertividad, la capacidad  de innovar y de apasionarse en cada proyecto… Y ¿por qué no nuestros valores y nuestro sentido de la ética? Vamos hacia un mercado laboral de proyectos, a trabajar por ellos y no por horas y por cifras. Vamos hacia la sociedad el talento y tenemos que estar preparados.

Ya no basta el arte de ejecutar a la perfección, sino de generar nuevas maneras, asumir nuevos retos. Eso es lo que se paga, el ingenio, asumir el riesgo en cualquier disciplina, sea humanística o técnica. Eso se aprende desde el primer momento, a base de conocerse y aceptarse, a base de fracasar y perder miedos, a base de enterrar tabús, prejuicios y perezas. Ese es el empleo de calidad al que debemos aspirar. Empleo de calidad y profesionales convencidos y satisfechos con sus vidas porque se sienten realizados. Ese es el gran reto que tenemos y que estamos obviando lamentablemente, aunque hay esperanza porque creo que cada vez hay más personas que se dan cuenta y lo aplican desde su ámbito.

Seamos egoístas, invirtamos en educación

Hay maravillosos maestros y maravillosos alumnos. Y la mejor noticia es que serlo sólo depende de nosotros. Como sociedad tenemos una asignatura pendiente, invertir en presente y futuro, educar y dar las mismas oportunidades a todos. No sólo para evitar una injusticia, sino porque con ello invertimos en nosotros mismos. Ahora mismo, entre los niños y niñas que habitan las clases, hay grandes médicos, investigadores, escritores, emprendedores, periodistas, programadores, juristas, artistas en todas las disciplinas… Lo son en potencia. ¿Vamos a perder todo ese talento? ¿nos lo podemos permitir como sociedad? Ellos y todos los que tal vez no lleguen a la cima o no sean conocidos en sus profesiones pero estén satisfechos con lo que hacen y cada día mejoren la vida de los que les rodean con sus acciones lo merecen. Seamos egoístas, no perdamos ese potencial que nos puede cambiar la vida y darle calidad por no ser capaces de ver más allá de de los libros y los esquemas anticuados. Y sobre todo, no dejemos que nadie pierda la oportunidad de una vida plena y feliz porque no somos capaces de construir nuestro futuro sin prejuicios…

Porque al contrario de lo que decía el refrán, la letra no entra con sangre, entra con esfuerzo, con respeto y con motivación.

Publicado en MERCEROURA, la rebelión de las palabras. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

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Para seguir leyendo:

La empatía nos hace humanos

Diez técnicas para una comunicación asertiva

Sobre aprender y querer hacerlo

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