Sesgos cognitivos y la toma de decisiones

Nuestro cerebro es una estupenda máquina de control, de creatividad y de cálculo, que también tiene algunas deficiencias que nos juega muy malas pasadas algunas veces, especialmente en lo que se refiere en la toma de decisiones con decenas de variables o llegar a conclusiones que en muchos casos pueden ser falacias lógicas que no son otra cosa que fallas o errores de argumentación como “darle vueltas al asunto” o el ya aceptado verbo de “Cantinflear”.

Los sesgos cognitivos son limitaciones reales de pensamiento que causan fallos en la memoria, malas decisiones, juicios erróneos y problemas de cálculo como el falso sentido de probabilidad, aunque se cree que nos ayudan a tomar decisiones de manera eficiente en estados de alerta o peligro y aún así meternos en problemas de juicio.

La idea es estar alertas y saber cómo nos afectan las falacias lógicas y los sesgos cognitivos para nuestros emprendimientos y nuestras vidas personales, porque todo está conectado casi de la misma forma y afectan a ambas personalidades, la de negocio y la personal, de tal forma que lo que decidimos sea en realidad lo mejor.

Predisposición de confirmación y endogrupal son las más familiares porque precisamente nos reúnen con quienes piensan de manera similar o al menos tendemos a ser empáticos con ellos, de tal forma que tendemos a reunirnos con ellos aún y cuando sea la primera vez que nos vemos y a alejarnos de quienes no comparten ideas, formas de pensar, etc. a esto B.F. Skinner le llamaba disonancia cognitivapor lo que paradógicamente no importa que tan correctas sean las opiniones y percepciones de los demás, no entran dentro de nuestra zona de aceptación y que nos ayudan a generar Oxiticinas. Por eso dos cabezas piensan mejor que una…siempre y cuando sean similares en ideas, pensamiento y experiencias, cuando son distintas tardan más tiempo en tomar decisiones o llegar a un punto. Esto es útil saberlo cuando buscas un socio de negocios, empleados, etc. y en este punto las redes sociales hacen un muy buen trabajo amplificando esta predisposición.

La Falacia del juego que es más como un error que nos hace pensar en base a eventos anteriores pueden cambiar los resultados futuros como por ejemplo los “volados”, estadísticamente la probabilidad de que sea “águla” o “sol” siempre es del 50% pero por nuestra experiencia, después de determinado número de “águilas” que marca la moneda, el siguiente será un “sol”. Otra falacia es el “síndrome de Estocolmo de las compras” que es la racionalización de la compra, ya que hemos comprado cosas tendemos a racionalizar si lo que compramos es útil o necesario, este síndrome nos hace sentir mejor después de haber realizado un mal juicio de compra y auto justificamos el gasto no programado que en la tienda, o en el app store o en el sitio web nos hacía sentido. En el caso del juego y las probabilidades también libramos Oxitocinas para sentirnos mejor y más “suertudos” y en estos casos lo mejor es evitar un poco las corazonadas y tomar en cuenta los hechos. Para el síndrome de Estocolmo de las compras, lo mejor es llevar sólo el dinero necesario.

La negación de la probabilidad se observa en el miedo excesivo de viajar en automóvil o en avión, ser victima de un asalto cuando en realidad las probabilidades de tropezar por las escaleras o quemarse la boca con un café muy caliente son mayores a morir en un accidente aéreo o uno de tráfico. El de negación también es muy común, tendemos a poner más atención a las malas noticias por una naturaleza mórbida, esto no quiere decir que estemos enfermos, simplemente en importancia y profundidad son relevantes para nosotros, inclusive si hay gente como Steven Pinker que dice que hay uncambio de paradigma hacia lo positivo, seguramente hay gente que opina lo contrario.

El sesgo de observación creo que es uno de los más comunes, al menos en mi caso, cuando me preguntan si he escuchado tal canción y respondo que no, la escucho una vez y de pronto pareciera que todos se han puesto de acuerdo en que la continúe escuchando en el supermercado, en las tienditas, en el taxi, en las estaciones de radio, etc. así que posiblemente una vez que emprendes, seguramente verás ahora muchos emprendimientos similares y la pregunta ¡es esto bueno o malo? la respuesta siempre será : SI

Finalmente los efectos del “momento” y de la trampa de la relatividad dicen que en el momento todo lo podemos dejar para después, especialmente el dolor, así que vernos en un futuro es un tema complicado, pregunta a quién quieras cómo se ve en un año, o al día siguiente y va a ser difícil obtener una respuesta ¿tu cómo ves tu startup o emprendimiento en una semana? y esto nos lleva a la trampa de la relatividad en la que juzgamos situaciones o costos de objetos con la menor información posible, un ejemplo de esto está en los restaurantes en los que hay platillos con costos muy elevados y otros muy económicos y que se espera que tomes los de un costo promedio…¿pero promedio con qué?

Como puedes leer, somos nosotros mismos los que ponemos límites a nuestros desarrollos, no es otra persona y esto no lo tomamos en cuenta. Espero que sirva en la elección de socios, prestaciones de negocio y desarrollo de productos, porque no hay nada como nuestra propia mente para hacernos las peores jugadas.

Publicado en Pulso Social. Post original aquí.

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Sesgo de confirmación: cuando solo vemos lo que queremos ver

por Adrián Triglia

A veces nos comportamos como fanáticos con tal de no poner en peligro nuestras creencias.

¿Qué es el sesgo de confirmación?

Dicho de un modo resumido, el sesgo de confirmación es una propensión a dar más importancia y credibilidad a los datos que encajan con nuestras creencias que a aquellos que las contradicen, aunque en un principio ambas informaciones sean igual de fundamentadas.

Este sesgo no solo es negativo porque contribuya a que nuestras ideas no cambien. Además, bajo su efecto corremos el riesgo de creer que ideas totalmente discutibles y opinables son casi verdades reveladas, conocimiento puramente objetivo que sería poco sensato poner bajo sospecha. Es decir, que el sesgo de confirmación es el peor enemigo de la filosofía, dado que refuerza constantemente las ideas que de manera automática hemos decidido creer a toda costa.

El papel de la disonancia cognitiva

La disonancia cognitiva es un concepto muy conocido en el ámbito de la psicología, y consiste en el sentimiento de malestar que experimentamos cuando una idea entra en conflicto con una de nuestras creencias.

A veces aprendemos a gestionar este malestar de un modo constructivo modificando nuestras explicaciones acerca de la realidad, y otras no lo conseguimos y nos limitamos a manipular esas ideas de cualquier manera para que prime la importancia de lo que ya veníamos creyendo desde antes. El sesgo de confirmación es uno de esos elementos que nos lleva a descartar ideas provocadoras por el simple hecho de serlo.

Para entender mejor lo que es un sesgo de confirmación y el modo en el que la disonancia cognitiva puede ser mal gestionada, veamos algunos ejemplos basados en un caso ficticio.

Ejemplos de sesgo de confirmación

Imaginemos que, después de visitar algunas páginas web pertenecientes a partidos de extrema derecha, a una persona le empieza a rondar por la cabeza la idea de que la población negra originaria de varios países africanos es menos inteligente que los europeos y los asiáticos.

Según este punto de vista, la pobreza y el poco desarrollo tecnológico vivido en estas regiones se debería a una menor habilidad cognitiva en el promedio de los habitantes de esta región. Esta es una idea seductora, porque nos ofrece una explicación simple sobre un fenómeno que antes creíamos más complejo, y gracias a esto, y aunque no se dé cuenta, esa persona empieza a atribuir la pobreza y las desgracias sufrida en estas zonas a la baja inteligencia de estas gentes.

Sin embargo, como sus ideas encajan mal con el modo de pensar de muchos de sus vecinos, las creencias de esta persona pronto se ven confrontadas. Algunos dicen que dar por supuesto la inferioridad intelectual de la población negra resulta muy gratuito, especialmente teniendo en cuenta que aún se sabe muy poco acerca de lo que hace que algunas personas sean más o menos inteligentes. Ante esto, la persona cae en la cuenta de que quien le replica de este modo es conocido por ser activista de izquierdas, y asume por tanto que su visión de la realidad ha sido distorsionada por la propaganda progresista. Esto hace que no tenga en cuenta lo que le dice.

Otra persona señala que, incluso aunque prácticamente ya no exista esclavitud en los países occidentales, la pobreza de las generaciones pasadas de negros aún afecta a la educación de las nuevas generaciones, y por eso el desarrollo de muchos niños y niñas se ve complicado por la escolarización de mala calidad, la mala alimentación y demás factores que se ha demostrado que contribuyen a que el CI disminuya. Pero esta explicación, a los ojos del otro, es demasiado enrevesada, y por ello la rechaza: la explicación más simple tiene que ser que esa tendencia a la baja inteligencia está en la propia biología de las personas.

Finalmente, un vecino objeta que incluso en personas negras de clase media, el estigma que pesa sobre las personas negras en general a causa del racismo tiene el poder de hacer que sus expectativas de vida sean mucho más modestas, por lo cual no le den tanta importancia a la educación desde pequeños y que, por consiguiente, lleguen con más inseguridad y menor experiencia a las pruebas de inteligencia, baterías de ejercicios que recuerdan mucho a todo lo que se hace en el contexto académico. Pero esta explicación sigue sin ser tan simple y “hermética” como la idea de que las personas negras son menos inteligentes, así que también es tomada como una deformación de la realidad para hacer que esta encaje en la propia ideología.

En el futuro, esta persona se fijará en todas las representaciones de personas negras que aparecen por la televisión y demás medios de comunicación, y cada vez que vea un caso de asesinato por parte de un ciudadano afroamericano, por ejemplo, lo atribuirá a la incapacidad de este para ganarse la vida de forma civilizada. Por otro lado, cuando vea a una persona negra que ha tenido éxito en la vida y dispone de una formación y educación excelentes, lo atribuirá a la influencia que “la cultura blanca” ha tenido sobre él.

Ignorando lo que nos contradice, aceptando lo que nos reafirma

Tal y como hemos visto en el ejemplo, el sesgo de confirmación puede tener consecuencias dramáticas en el modo en el que interpretamos la realidad. Por ejemplo, hace que la simplicidad de una creencia sea vista como una cualidad positiva de esta, independientemente en los peligros que entrañan los simplismos: nos puede llevar al pensamiento circular, porque una creencia tan simple lo explica todo y a la vez no explica nada.

Por otro lado, otra característica del sesgo de confirmación es que hace que todas las experiencias que pueden ser usadas para reforzar una creencia capten de inmediato nuestra atención, mientras que las que nos contradicen sean ignoradas o, como máximo, nos lleven a pasar de puntillas sobre ellas, buscando cualquier explicación que permita hacer ver que nuestras ideas no tienen por qué verse amenazadas.

En el ejemplo, las hipótesis basadas en la influencia social y la educación son descartadas sistemáticamente a favor de una explicación basada en la biología, pero ocurre lo contrario al ver a una persona negra y mucho más formada que la media de ciudadanos: en este caso, la explicación sí está en lo social.

Publicado en Psicología y Mente. Post original aquí.

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Encontrar el amor es como encontrar apartamento: la lógica de conseguir pareja

por José Fernando Duarte

El amor es famoso por ser irracional.  Los trabajos de economistas comportamentales como Dan Ariely y de psicólogos como Barry Schwartz nos ayudan a entender mejor nuestro comportamiento al momento de buscar la pareja ideal.

Imagine un acuerdo de arrendamiento que se renueva todos los días en lugar de tener un contrato. Tanto usted como su casero se levantan cada mañana y deben decidir si continúan con el acuerdo o no. Existen pocos incentivos para invertir en el apartamento pues ninguna de las partes tiene la seguridad de que el otro seguirá con el arreglo al día siguiente. Por el contrario, tanto el inquilino como el propietario se inclinan a buscar una opción mejor. Un apartamento más bonito y más económico o un arrendatario que pague más y ponga menos problemas.

De la misma manera, en una relación sentimental, las partes tienen la libertad de decidir en cualquier momento si continúan o no con el acuerdo y son pocos los incentivos racionales para invertir recursos (tiempo, dinero, paciencia) en él. El mundo está lleno de alternativas y tiene más sentido preguntarse si existe una mejor allá afuera. Es más, el mundo de las redes sociales y las citas online se encarga de mostrarnos una selección casi ilimitada de opciones aparentemente mejores ahora (nunca mostramos nuestros defectos en las redes) al alcance de nuestras manos.

De hecho, según Schwartz, entre más opciones haya disponibles más presión siente el consumidor al momento de tomar una decisión. En principio, es mejor tener 100 apartamentos para escoger que solo cinco, pero también es mucho más complejo escoger y es más difícil saber si se está tomando la decisión correcta; esto se conoce como la paradoja de la elección. Tal vez por eso los matrimonios de la vieja escuela (que tenían menor libertad de elección) o los arreglados (que despojan de la libertad de elección) tienden a durar más incluso hoy, cuando el divorcio es una alternativa.

Entre más tiempo se vive en un lugar, mejor se conocen los defectos y las desventajas de vivir ahí. Generalmente, en un apartamento nuevo solo identificamos los aspectos positivos (quien lo ofrece se asegura de ello) y cuesta mucho más identificar los negativos. Las personas también se aseguran de mostrarnos solo sus cosas buenas; toma tiempo y esfuerzo empezar a conocer los detalles que nos hacen imperfectos. Así también las redes sociales y las aplicaciones de citas nos brindan una imagen distorsionada de la realidad, que difícilmente compensa el pasar tiempo con una persona.

¿Será que puedo aspirar a algo mejor? Seguramente. Pero, para Ariely, el amor es una situación donde, contra todo pronóstico y contra toda racionalidad, usted deja de hacerse esta pregunta. En otras palabras, el malo conocido se vuelve mejor que el bueno por conocer y usted prefiere invertir sus recursos en lo que tiene, en lugar de lo que puede obtener. Eso sí, es un grave error suponer que todas las ocasiones donde esto sucede son óptimas.

¿Siempre es mejor el malo conocido? Claro que no. Es fácil irse al extremo opuesto, caer en el error de apresurarse a escoger una opción y apegarse a ella por el miedo a no encontrar algo mejor, o por la urgencia de sentar cabeza. En el mundo de las relaciones podemos darnos el lujo de estar solos, aunque para muchos eso implique un costo de oportunidad o el miedo a quedarse solo. A esta situación se le conoce como el problema de la secretaria, pues se asocia a una situación donde un ejecutivo importante debe contratar una secretaria para las tareas del día a día y no sabe cuántos recursos invertir.

Incluso nuestros argumentos más lógicos pueden ser engañosos. “He invertido demasiado en esta relación como para dejarla ahora”, es un error común conocido como la falacia de los costos hundidosen donde damos más importancia a los recursos invertidos que a los retornos que podemos obtener con otra opción claramente mejor. Lo verdaderamente lógico es mudarse a la opción que brinda mayores retornos, independientemente de las pérdidas en las que se haya incurrido con la alternativa actual. Asimismo, llega un punto donde por más tiempo o esfuerzo que se haya invertido en una relación, hay que aceptar las pérdidas y cortar de tajo.

Similarmente, cuando se trabaja muy duro por conseguir algo se crea una disonancia cognitiva y se le valora más de lo debido. Ese alguien que tanto costó conquistar puede no ser tan bueno como parece. Más aún, está demostrado que el solo hecho de poseer algo nos lleva a sobrevalorarlo y somos naturalmente aversos a la pérdida. Es decir, tendemos a sobreestimar tanto la satisfacción que obtenemos con aquello y a sobreestimar la ansiedad que nos causaría perderlo, especialmente cuando nos costó trabajo conseguirlo.

¿Cómo tomar una mejor decisión? No es coincidencia que seamos mejores dando consejos que poniéndolos en práctica. La mejor forma de enfrentar los sesgos cognitivos que nos llevan a tomar malas decisiones es alejándose de la situación. No siempre es fácil hacer esto y por ello lo más recomendable es escuchar los consejos de amigos y familiares. De la misma manera, tratar de pensar en nuestras circunstancias como si le estuvieran sucediendo a un amigo o incluso analizar el problema en un idioma distinto a la lengua materna pueden ayudarnos a pensar de forma más racional.

A la larga, no existe una manera precisa de modelar algo tan complejo como las relaciones humanas. Sin embargo, cuando tomamos consciencia de nuestras limitaciones y de los desencadenantes de nuestras malas elecciones, es mucho más sencillo modificar nuestro comportamiento. Entender la manera en que sin notarlo somos irracionales, puede ayudar a mejorar las decisiones que tomamos en el día a día; así tal vez evitándonos muchas posibles decepciones.

Publicado en El Mal Economista. Post original aquí.

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