La incertidumbre, esa asesina silenciosa

por Roberto Muelas Lobato

La incertidumbre está relacionada con esa necesidad que tenemos de saber qué va a pasar a continuación, de forma que nos podamos anticipar, lo podamos controlar y no nos pille desprevenidos. La incertidumbre es entendida como una motivación humana. Concretamente aquella que nos incita, por ejemplo, a confirmar que lo que pensamos o lo que nos dictan nuestros sentidos es cierto.

Aunque varia dependiendo del grado y del ámbito en el que aparezca, para algunas personas la incertidumbre es insoportable. Es aquí donde adquiere su carácter motivador, ya que la persona que la “sufre” tienen que actuar para reducirla, al menos hasta que se encuentre en unos niveles que pueda aceptar.

Hay personas que toleran la incertidumbre mejor que otras. Las personas que se encuentran en una situación de gran incertidumbre dedican muchos recursos cognitivos para resolverla y más si su tolerancia es baja. Dos personas pueden haber ido a una entrevista de trabajo, necesitarlo de la misma manera, pero si una de ellas tiene una baja tolerancia a la incertidumbre lo más normal es que intente conseguir el resultado cuanto antes. Así, por ejemplo, no esperará a que la empresa se comunique con ella: será ella la que lo haga.

Por otro lado, la incertidumbre también puede aparecer cuando conocemos a una persona: no sabemos cómo es y esto puede llegar a inquietarnos en algún grado. Debido a que nuestros recursos cognitivos son limitados, los atajos cognitivos y los heurísticos son una buena herramienta para reducirla rápidamente. Estas formas de reducir la incertidumbre son eficaces, pero también tienen consecuencias negativas, como el que se estereotipe a la gente o la aparición de prejuicios que surgen al compararnos con otras personas o grupos.

Desencadenantes de la incertidumbre

Algunas de las causas que generan esta incertidumbre os las contamos a continuación. ¡Quizás te sientas identificado en alguna de ellas!

  • Una fuente de incertidumbre es la contradicción entre las expectativas y las señales que nos facilita la realidad. Imaginemos que hemos hecho la entrevista de la que hablábamos antes y nos ha salido muy bien, así que nos vamos de allí pensando que el puesto es nuestro. Sin embargo, pasan los días y no nos llaman, un indicador habitual de que el puesto no va a ser del entrevistado. Así, si juntamos la seguridad con la que salimos y la señal contradictoria, lo habitual es que esta sensación de incertidumbre vaya creciendo.
  • Otra fuente de incertidumbre nace de contraponer la conducta a los valores. Cuando realizamos conductas con las que no estamos de acuerdo nuestra incertidumbre aumenta. Retomando el ejemplo de la entrevista de trabajo, si por necesidad vamos a una entrevista en la que el trabajo ofertado no se corresponde con las creencias que tenemos nuestra incertidumbre también aumentará. Un caso de este tipo que se refleja muy bien en el cine es cuando un abogado que defiende el medio ambiente comienza a trabajar para una empresa que daña el medio ambiente. Estas conductas pueden crear estados de incertidumbre ansiosa además de disonancia cognitiva.
  • La injusticia social también aparece como un elemento que produce cierto grado de incertidumbre. Las injusticias que vivimos día a día y que vemos que otras personas sufren pueden generarnos incertidumbre si no somos capaces de solventarlas. La falta de control sobre esas injusticias hace que dudemos de nuestra capacidad para predecir el futuro. Ante esta situación suele aparecer cierta atracción por ideologías extremas y grupos que prometen acabar con esas injusticias.

La incertidumbre desde la psicología social

La incertidumbre, desde la psicología social, se entiende de diferentes formas. Una de ellas es explicándola como una necesidad de cierre cognitivo. Esta necesidad de cierre (cognitivo) puede ser definida como el deseo de dar una respuesta rápida a una pregunta o cuestión que tiene contenido confuso y ambiguo.

La teoría de la necesidad de cierre se asienta en un análisis epistémico (conjunto de conocimientos que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo), en el cual la motivación de cierre o incertidumbre satisface la función esencial de detener la búsqueda incesante de información.

Así, cuando sentimos incertidumbre, tratamos de buscar información que consideremos veraz para reducir esa incertidumbre. Cuando la encontramos, esa información que redujo la incertidumbre se constituye como un conocimiento indispensable para la vida diaria.

La necesidad de cierre cognitivo busca la cristalización y la simplificación del conocimiento propio. Esta búsqueda de información que genera conocimiento hace que aparezcan diferencias entre personas, dependiendo de la información que cada uno seleccione.

Si yo, para reducir la incertidumbre que me produce la espera de los resultados de la entrevista de trabajo, acepto la idea de que no me van a coger y otra persona acepta la idea de que van muy lentos en las decisiones sobre a quién aceptar, tendremos ideas muy diferentes y simplistas sobre como funciona esa empresa. Nuestras expectativas, a medida que pasan los días sin conocer el resultado, se van a ir diferenciando.

Ese conocimiento que nos formamos sobre el funcionamiento de la empresa también puede variar, incluso la gente con alta necesidad de cierre puede, en algunas circunstancias, estar (temporalmente) abierta de mente mientras buscan el cierre cognitivo.

Si posteriormente acudimos a otra empresa para hacer una entrevista, probablemente, le digamos a los responsables que tenemos prisa por conocer la decisión. Si vuelve a ocurrir lo mismo, y tardan mucho en responder, volveremos a tener incertidumbre y, de nuevo, trataremos de reducirla.

En esta ocasión, nuestra interpretación de que no nos van a contratar, no nos sirve pues ya deberían habérnoslo comunicado. La necesidad de cierre hará que entremos en un estado de “urgencia” y busquemos otra interpretación plausible lo más rápido posible. Por ejemplo, que la empresa nos a aceptado y hemos pasado la fase de la entrevista.

Una vez logrado el cierre cognitivo, la gente con alta necesidad de cierre tiende a la “permanencia” de sus juicios y se hace impermeable ante la información nueva. La nueva idea sobre el comportamiento de la empresa es más resistente que la primera y ya no la cambiaremos hasta que nueva información la contradiga, como la confirmación de que no nos han aceptado.

¿Qué pasa cuando la necesidad de cierre es alta?

La necesidad de cierre cognitivo, una vez despertada, puede afectar a un amplio abanico de fenómenos grupales. La función de la necesidad de cierre es crear una realidad compartida coherente con un grupo. Si el conocimiento que nuestro grupo nos aporta no reduce nuestra necesidad, buscaremos otro grupo que lo haga.

Los que necesitan cierre cognitivo también se preocupan más de reducir la incertidumbre rápido que de hacerlo de forma correcta. Aquellos con alta necesidad de cierre se forman impresiones más rápidamente y con evidencias más limitadas. Suelen basar sus juicios en estereotipos comunes y exhiben sesgos como error fundamental de atribución. También buscan menos alternativas a la hora de resolver problemas, son menos empáticos con los que piensan diferente y fallan al adaptar su lenguaje cuando tienen que explicar sus pensamientos a otras personas.

Aquellos con alta necesidad de cierre superan la incertidumbre aceptando la primera información que obtienen para sacar conclusiones y, posteriormente, aceptan de manera incuestionable esa conclusión. Estas personas buscan contexto sociales ordenados, predecibles y familiares.

Las creencias y normas sociales compartidas por los miembros de un grupo dan certeza sobre cómo es el mundo, qué se debe hacer en diversas situaciones, quiénes son y porqué son importantes. Por tanto, los grupos aportan los contextos buscados por estas personas además de ser la mayor fuente de certeza y conocimiento para ellas.
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“Visión Nocturna”. Una técnica para tomar mejores decisiones

Por Isabel Carrasco González

Roger Lehman y Erik Van de Loo, profesores en INSEAD, en INSEAD Knowledge del pasado 10 de octubre plantean que componentes cruciales para los dilemas que se nos presentan ante la toma de decisiones se pueden encontrar fuera de nuestro conocimiento consciente.

Tomar decisiones, sobre todo en situaciones complicadas, puede ser  un proceso muy estresante. Los líderes o directivos tienen que considerar si han cubierto todos los ángulos y todas las opciones, lo que incluye explorar los sentimientos y prejuicios que tenemos sobre el problema que pueden convertirse en obstáculos a la hora de tomar una decisión. Si algo parece que no está bien o el problema parece intrincado normalmente existe una respuesta que suele estar fuera de nuestro conocimiento consciente.

Los autores señalan el hecho que en las décadas que llevan dedicados a la formación y desarrollo de ejecutivos que la mayor parte de la realidad, social, humana y organizacional se explica no sólo en relaciones de causa-efecto, sino, también, en procesos asociativos. Éstos suelen encontrarse fuera del ámbito del pensamiento lógico y sistémico que empleamos para resolver problemas. Ocasionan que tengamos una “mala sensación” con respecto a algo o que nos “enamoremos” de un acuerdo, aunque sus resultados puedan ser dudosos. El enfoque lógico que utilizamos en estos casos nos lleva a buscar una causa raíz que los explique y nos preguntamos por qué está pasando si vemos que las cosas nos van como planeábamos o no entendemos lo que pasa.

Cuando esto ocurre puede ser que la solución o el obstáculo sean invisibles por lo que necesita que la toma de decisiones se aborde de forma distinta. Los autores han desarrollado, para vencer este desafío, un nuevo marco que llaman de “visión nocturna” que ayuda  a los directivos y a los equipos a acceder a los rincones oscuros de su conciencia donde las esencias del problema pueden estar ocultas.

El método es la antítesis de la actitud “no me traigas problemas, tráeme soluciones” que adoptan muchos líderes. Se centra en una técnica: “el círculo de visión nocturna” que consta de 6 fases:

1.- Observar y cuestionar. El líder  aclara cuál es el problema o la decisión a tomar y se sugiere que todos los presentes en la reunión enfoquen el asunto a tratar desde un ángulo diferente.

2.- Crear y entrar en el espacio de reflexión. En este paso la tarea del grupo va a consistir en permitir que todas las asociaciones individuales se compartan sin emitir juicios.

3.- Asociar. El grupo comienza a generar asociaciones. Cosas que les vienen a la mente al pensar en el problema o asunto que se está tratando. Pueden ser imágenes, escenas de una película, sentimientos, memorias y todo tipo de asociaciones. Sólo se encuentran limitadas por la imaginación de cada uno. El objetivo de estas asociaciones es alcanzar un nivel más profundo de entendimiento que con frecuencia se encuentra fuera del nivel consciente y esta conciencia puede conducir a nuevas perspectivas y conexiones. En esta etapa la labor fundamental del líder va a ser el mantener y proteger el espacio sin juicios.  Todas las asociaciones se ponen sobre la mesa y no se debaten.

4.- Enlazar. En esta fase se pretende generar un puente entre el inconsciente y la realidad actual. Los autores ponen el ejemplo para explicar esta fase de una fusión bancaria en la que existía desconfianza entre ambas partes y no se conocía la razón. Al realizar los ejecutivos de ambas partes este ejercicio surgió la asociación relacionada con el cortejo. Las dos organizaciones estaban viviendo esta fase y estaban nerviosas al pensar en un compromiso a largo plazo. Ambas temían que la parte contraria les traicionase pero no eran capaces de discutir y verbalizar ese miedo entre ellos y con la otra parte. Una vez que afloró ambas partes reconocieron que no estaban a gusto con la otra parte y terminaron las negociaciones.

5.- Identificar patrones. El equipo comienza a identificar patrones en las asociaciones del grupo. Si han aparecido algunas que son similares puede existir un patrón que demanda una investigación posterior.

5.- Unir. Los patrones identificados crean un espacio más amplio en el que el equipo puede explorar opciones adicionales para analizar.

La ciencia que explora la toma de decisiones nos demuestra que es importante tener y fomentar la diversidad de pensamiento en los equipos. La “visión nocturna” aporta una nueva dimensión al incorporar la diversidad que existe en nuestras propias mentes, especialmente nuestros deseos y temores inconscientes.

Los miembros de los equipos con frecuencia erran por un exceso de cautela cuando no se sienten seguros sobre una decisión o estrategia, manteniéndose callados en lugar de intentar analizar las causas. Cuando un equipo “se pone sus gafas de visión nocturna” pueden evitar caer en la trampa del pensamiento grupal y tomar mejores decisiones basadas en un input que de otra forma no habrían descubierto y considerado.

Licencia de contenido del blog de “Hablemos de liderazgo”

Publicado en Hablemos de Liderazgo. Post original aquí.

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7 Preguntas Necesarias Antes de Liderar el Cambio

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Tomar Decisiones Efectivas (II)

Acerca de tomar decisiones bajo incertidumbre

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Pensar vs Reaccionar. La mejor técnica para comprender y resolver problemas

por Pilar Torrijos Gijón

En nuestra prisa por solucionar los problemas, a menudo hacemos una apresurada evaluación de la situación y sacamos conclusiones basadas en poca información. Luego implementamos la decisión tomada y, si la medida funciona, damos el problema por resuelto y retornamos a la placidez de nuestra zona de confort.

Sin embargo, la tranquilidad no suele durar mucho tiempo… porque las decisiones tomadas tras un análisis superficial y apresurado, conlleva riesgos.

Por un lado, está el peligro de que no estemos resolviendo el verdadero problema. Y además, la impaciencia por dejar el asunto zanjado hace que nos conformemos con cualquier ‘arreglo’, aunque esté lejos de ser la solución definitiva. En ambos casos hay muchas posibilidades de que el problema vuelva a aparecer.

Nuestro refranero, que es muy sabio, afirma que la prisa no es buena consejera; y para muestra aquí tienes una lectura –en la imagen– que te hará reflexionar sobre ello.

¿Sabes qué hacía Steve Jobs cuando quería resolver un problema? Lo expresaba así:

Cuando comienzas a intentar resolver un problema, las primeras soluciones que se te vienen a la cabeza son muy complejas y por eso la mayor parte de la gente se queda parada cuando llega a este punto.

 Pero si sigues, vives con el problema y pelas más capas de la cebolla, llegas a menudo a soluciones muy elegantes y simples.

(Steve Jobs, 1997)

Pelar las capas de la cebolla… ese es el quid de la cuestión. Ir separando el problema en trocitos para manejarlo mejor y así resolverlo más fácilmente.

Una de estrategia muy sencilla para ‘pelar’ un problema es la Técnica del Por Qué.

La Técnica de Los 5 Por Qués

Esta estrategia consiste en preguntar «por qué» de forma continuada hasta identificar la causa raíz. Un por qué te lleva a otro y así sucesivamente. Es decir, preguntar qué causó el problema en lugar de conformarnos con un análisis superficial.

El ejemplo por excelencia para explicar esta técnica es la anécdota que se refiere al Lincoln Memorial Center. La oí por primera vez hace años por boca de mi profesor de Toma de Decisiones, aunque no puedo afirmar su veracidad. Dice así:

La historia del Lincoln Memorial Center

En la ciudad de Washington hay un monumento (en la imagen) dedicado al Presidente Abraham Lincoln. Millones de personas lo visitan cada año y por lo tanto es un espacio público que debe estar impecable.

En cierta ocasión, las personas encargadas de su mantenimiento tuvieron que afrontar un problema: la parte exterior de la piedra del monumento se estaba deteriorando.

Los responsables de su mantenimiento llamaron a los operarios y preguntaron.

P: ¿Por qué se está desgastando la piedra?

R: El problema se debe a los lavados con agua a presión que usamos para limpiar el monumento cada quince días.

Una decisión apresurada hubiera sido cancelar de inmediato todos los lavados hasta encontrar otra forma menos agresiva de limpiar la piedra, o bien dilatar los periodos entre lavado y lavado. Sin embargo, optaron por pelar una capa más del problema.

P: ¿Y por qué estamos haciendo lavados de alta presión cada dos semanas?

R: Debido a los excrementos de los pájaros.

Contentos de haber encontrado la causa del problema, decidieron colocar unas redes para evitar que los pájaros se posaran sobre el monumento y lo ensuciaran. Pese a ello, la medida no resultó muy eficaz. Los pájaros seguían entrando.

Entonces, los responsables se dispusieron a pelar una capa más del problema.

P: ¿Y por qué vienen tantos pájaros?

R: Acuden aquí porque encuentran un gran número de insectos de los que alimentarse.

¡Ajá! La causa real no son los pájaros, sino los insectos. ¡Acabemos con los insectos! Si reducimos la población de insectos, menos pájaros vendrán al monumento a buscar su comida. Y si acuden menos pájaros, el monumento permanecerá más tiempo limpio, lo que supondrá que podremos espaciar aún más los lavados y la piedra no se desgastará tan rápidamente.

No obstante, fumigar de forma periódica resultaba costoso y podía ser nocivo para los visitantes, por lo que descartaron la medida. No obstante, continuaron preguntando y reuniendo tanta información como les fue posible.

P: ¿Por qué hay tantos insectos?

R: Los insectos acuden atraídos por los potentes focos que iluminan el monumento por la noche.

Este dato abría nuevas perspectivas en la resolución del problema. La verdadera causa no eran los lavados, ni los pájaros, ni los insectos… sino la potente luz que emitían los focos.

P: ¿Y es necesario iluminarlo de noche?        

R: Desde luego que sí. Vienen a verlo un gran número de turistas cuando cae la tarde; además los turistas gastan su dinero en la ciudad.

Entonces, alguien sugirió una idea con respecto a los focos: —Podríamos encenderlos un par de horas más tarde de lo habitual y apagarlos más temprano cuando todavía no haya amanecido. De esta manera, acudirían menos insectos y los pájaros buscarían en otra parte su alimento.

Y efectivamente así ocurrió… ¡Problema resuelto!

“Si tuviera una hora para resolver un problema pasaría 55 minutos pensando en el problema y 5 minutos pensando en soluciones.” (Albert Einstein)

Como ves, la clave está en preguntarte de forma repetida por qué sucede el problema hasta encontrar su causa raíz. Y cuando llegues a ella, buscar de qué manera podrías cambiar o mejorar la situación.

Una advertencia. Para que esta estrategia funcione ha de cumplirse una condición: las respuestas tienen que estar basadas en hechos. Es decir, basadas en circunstancias que hayan ocurrido de verdad. Nada de suposiciones o deducciones de lo que podría pasar, porque entonces te perderás buscando por aquí y allá la fuente del problema.

Recuerda que una solución rápida –en el sentido de apresurada– en un primer momento puede parecer de lo más útil y conveniente. Antes de darla por válida, hazle la prueba del algodón sometiéndola a 2 preguntas:

  1. ¿Esta solución es temporal o definitiva? ¿Evita que el problema se repita?
  2. ¿Resuelve el problema o sólo una parte?

Y si las respuestas que obtienes no son las deseadas, ya conoces una técnica fácil de aplicar que aumentará tus posibilidades de dar con la solución correcta.

Si te ha gustado, comparte. ¡Gracias!

Créditos:

Imagen beduino: Andreas Seinfeld/ Flickr

Imagen S. Jobs: Detroity2k/

Pilar Torrijos

@p_torrijos

Aprovechando el momento y en constante aprendizaje. Creadora del blog del Mando Intermedio y sumergida en el 2.0 sin olvidarme del 1.0

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Reencuadre productivo

El color del cristal con que se mira

Por Montse Vila @Buenhabit

A la hora de solventar un problema nos puede ser muy útil cambiar el enfoque de la situación. Con un nuevo punto de vista se descubren aspectos que permanecían ocultos y aparecen soluciones singulares.

Reencuadre (reframing) significa literalmente “colocar algo en otro marco”, lo que se asimila a “reinterpretar” el significado de las situaciones. Los reencuadres originan un cambio en nuestras emociones y en la mayoría de ocasiones nos “sorprenden”. Los chistes se valen de reencuadres para hacernos reír, cambiando disparatadamente el contexto o significado de una situación y provocando nuestra sorpresa.

En PNL el término “reencuadre” se refiere a la idea de encontrar la utilidad o función de un problema. Cuando atravesamos un momento difícil nos resultará muy alentador  tener la certeza que nos será útil en un futuro haber pasado este trance.  Descubrir algo provechoso de una situación, en un principio adversa, modificará nuestra actitud versus a ella. Un reencuadre productivo nos permitirá pasar de un estado limitante a uno que nos induzca a actuar para conseguir el estado deseado.

TIPOS DE REENCUADRES PRODUCTIVOS

De MARCO-PROBLEMA a MARCO-OBJETIVO

El marco-problema nos lleva a centrarnos en los síntomas de una situación indeseable y en las causas que la provocan, mientras que el marco-objetivo nos lleva a pensar en las metas y resultados deseados, así como en qué recursos necesitamos para lograrlos.

Mediante este reencuadre, transformamos afirmaciones de problemas en afirmaciones de objetivos y formulaciones negativas en formulaciones positivas.

Ejemplos:

Marco-problema : caen las ventas ; el Marco-objetivo sería : aumentar las ventas  y buscar los recursos para conseguir más pedidos.

Marco-problema: estar en paro ; el Marco-objetivo sería: tener un trabajo y buscar los recursos para conseguirlo.

Con ello se modifica la percepción de un estado limitante a un estado que impulsa a la acción.

De MARCO-FRACASO a MARCO RE-ALIMENTACION

Este reencuadre consiste en centrarse en el aprendizaje que conllevan los errores y fracasos, más que en el fracaso en sí; sacando partido de la información obtenida para poder mejorar y corregir aspectos necesarios para lograr el objetivo deseado.

De MARCO-IMPOSIBILIDAD a MARCO “COMO SI”

Consiste en actuar “como sí” ya se hubiera conseguido el objetivo o estado deseado.

Ejemplo:

Marco- Imposibilidad: Soy incapaz de hablar en público

Marco “Como si”: Imaginarse “como si” ya fueras un gran orador. ¿Qué postura y tono de voz adoptarías? ¿Cómo te dirigirías a tu audiencia? ¿Cuáles serían tus palabras de bienvenida?

Al interpretar este papel de “como si”.  El aspecto de imposibilidad cambia y nos abre a confiar en las posibilidades de lograrlo y en los recursos que necesitamos.

CAMBIAR EL TAMAÑO DEL MARCO

 

El tamaño del marco incide en las percepciones de una situación. No es lo mismo ver la situación desde una perspectiva muy concreta y limitada que ampliar el campo de visión. Tampoco es lo mismo estudiar los efectos a corto que a largo plazo o la incidencia de una acción a nivel particular o colectivo. Este patrón nos sirve para reevaluar o reforzar la implicación de una determinada acción a lo largo del tiempo y en qué nos afecta particularmente a nosotros y a los demás.

De MARCO-OBJETIVO a MARCO-OTRO OBJETIVO

Un objetivo inicial determina qué se considera importante y exitoso y qué no. Sin embargo puede resultar que tras un periodo el objetivo inicial pierda relevancia y otros aspectos que en un principio no contaban, ahora puedan centrar la atención de los actores. Entonces el marco-objetivo pasará al marco “Otro- objetivo”. Así, `por ejemplo, podría darse el caso que en un principio quisiéramos sacar una muy buena nota en un examen y posteriormente darle más importancia al hecho de haber aprendido cosas o adquirido una nueva habilidad, aunque hayamos sacado solo un suficiente. No debe confundirse con el conformismo, sino en una reevaluación de intereses.

Hay reencuadres que se limitan a darnos una perspectiva más positiva de la situación en sí. Un buen ejemplo es el del “vaso medio vacío o medio lleno”. Pero reencuadre no significa colocarse unas lentes de color de rosa y convencerse que las situaciones que vivimos son idílicas. El objetivo de un reencuadre, en términos productivos, es conseguir ampliar las perspectivas de la realidad y obtener más margen de maniobra para lograr nuestras metas. Si el reencuadre es conformista y no nos parece auténtico, no tiene efecto. Al contrario, se convierte en una simpleza y un auto-engaño.

Que tengáis un buen día.

Montse

Fuente referencia: IAFI (Instituto Americano de Formación e Investigación)

Publicado en Buenhabit. Post original aquí.

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Por qué la perspectiva favorece tu creatividad

Por Paz Garde

“Ninguno de nosotros nació pensando: ¿qué hay de verdad aquí? ¿Qué es lo que queremos conseguir? ¿Cuál es la siguiente acción que deberíamos llevar a cabo? ¿Quién lo va a hacer?… Y si así fue, debieron suprimir esta tendencia de nuestra programación a una edad muy temprana.” David Allen

Para poder explicar el motivo por el que, desde mi punto de vista, practicar los hábitos relacionados con la perspectiva de GTD® favorecen la creatividad, necesito partir de una hipótesis.

La hipótesis es que las personas que actúan de manera creativa e inteligente de forma sostenida en el tiempo son personas que, independientemente de su capacidad intelectual, saben lo que quieren, tienen claridad sobre su marco de actuación y son capaces de intuir las posibles consecuencias a corto, medio y largo plazo de sus acciones y decisiones.

En definitiva, es el hecho de saber lo que queremos, y tener bien definidas «las condiciones de contorno», lo que nos permite ver con mayor claridad el «campo de juego». Esto hace que tengamos más facilidad para encontrar múltiples y creativas alternativas para casi cualquier tema, independientemente de lo complicado que parezca a priori.

Aunque la mayoría de las personas, de forma natural, sabemos lo que queremos, y tenemos claridad sobre el «campo de juego» en lo relativo a algunos aspectos de nuestra vida, es difícil que tengamos ese mismo nivel de capacidad para todos los asuntos de todas las áreas de nuestra vida.

Me parece muy complicado ser capaz de encontrar acertadas soluciones creativas sobre todos los temas, por muy inteligentes que podamos ser, sin saber lo que queremos, ni tener claridad sobre nuestro marco de actuación. En definitiva, sin haber dedicado tiempo y atención a reflexionar. Por el contrario, el hacer una reflexión sistemática sobre nuestro mundo nos facilitará ser capaces de encontrar múltiples soluciones creativas.

Aunque mi hipótesis de partida está basada únicamente en mi subjetividad, es posible que tú también hayas observado como personas inteligentes que son capaces de encontrar soluciones brillantes en algunas facetas de su vida, son tremendamente torpes en otras facetas, a pesar de haber demostrado su capacidad intelectual y su capacidad para ser creativos en la búsqueda de soluciones.

La perspectiva en GTD nos invita a pararnos y reflexionar sobre múltiples aspectos, a hacerlo desde «distintos ángulos» y a «diferentes niveles» para que, en el día a día, e independientemente del lugar o situación en la que nos encontremos, seamos capaces de encontrar soluciones brillantes y creativas, «aparentemente», de forma innata.

Publicado en  Redes Productivas. Post original aquí.

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Acerca de tomar decisiones bajo incertidumbre

por José Manuel Rodríguez

“No tratéis de guiar al que pretende elegir por sí su propio camino”, William Shakespeare

Decidirse es parte fundamental del cambio. A cada cambio siempre le antecede una decisión.

Decidir implica decirle SI a algo, pero también NO a otras cosas.

Para decidir puedes usar un dado, una moneda o cualquier otro método de azar. También tienes la intuición (ese estado “subconsciente” que parece funcionar bien solo en algunos) o puedes preferir avanzar por un camino “racional”, evaluando la situación y las opciones disponibles.

Si vas por esto último, ten en cuenta que las “decisiones racionales” realmente no existen.

Tus decisiones siempre son moduladas por lo que sientes, tu historia, lo que crees saber, lo que piensan otros y el tiempo disponible.

Descubrir cuántas decisiones son producto de nuestros genes y su interacción con el entorno, es como asomarse a un abismo. El libre albedrío pierde sentido en la medida en que descubrimos lo “esclavos” que realmente somos.

En 1957, el psicólogo Herbert Simon propuso el término “racionalidad limitada” para definir el tipo de racionalidad que podemos tener. Es una racionalidad acotada por nuestros sesgos cognitivos.

El concepto de sesgos cognitivos fue luego desarrollado por Daniel Kahneman y Amos Tversky.

Por sus trabajos en psicología cognitiva aplicada a las decisiones económicas, Herbert Simon y Daniel Kahneman recibieron el Premio Nobel de Economía, en 1978 y 2002, respectivamente.

Se han descrito más de 50 posibles sesgos y Dolors Reig preparó una infografía sobre algunos de los más conocidos.

Es un tema fascinante y turbador.

No obstante de la misma forma que la física de Newton tiene sentido bajo ciertas circunstancias, podemos simplificar y creer que las decisiones “racionales” pueden funcionar en la mayoría de los casos donde se supone que se pueden tomar “decisiones racionales”.

Y en la medida que tengas más conciencia de tus propios sesgos cognitivos, más “racional” pueden llegar a ser tus decisiones.

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Decidir es fácil cuando tienes suficiente información disponible coherente y procesable (demasiada información puede ser un problema), cuando cuentas con todo el tiempo del mundo y cuando de tu decisión no depende la vida de nadie. Es lo que se conoce como “toma de decisiones bajo certeza“.

Pero no es en esos casos cuando pasamos apuros, sino ¿qué ocurre cuando el tiempo se te acaba, tu decisión es de vida o muerte, no cuentas ni remotamente con información suficiente de buena calidad… pero tienes que decidir?

Incluso en situaciones como estas nos encontramos con dos grados de complejidad. En algunos casos, podemos definir las posibles situaciones que enfrentaremos, su probabilidad de ocurrencia y sus impactos. Cuando es así, te puedes equivocar, pero analizando las probabilidades puedes decidir de una forma relativamente similar a como cuando lo haces teniendo bastante control de la situación. A esto se llama “toma de decisiones bajo riesgo“.

Es en este tipo de situaciones en que combinando probabilidades se pueden calcular, por ejemplo, valores esperados.

Pero el caso más grave es cuando no tienes idea de cuáles son todas las posibles consecuencias de tu decisión y mucho menos puedes asignar un grado de probabilidad a estas. A esto es lo que llamamos “toma de decisiones bajo incertidumbre“.

¿Qué hacer en estos casos?

Digamos que tenemos tres momentos para evaluar la situación:

– Antes de que tengas que decidirte,

– En el momento de la decisión, y

– Luego que te decidiste.

Antes de decidirte, bien valdría la pena que meditaras si te estás haciendo las preguntas correctas.

Decía Alvin Toffler: “Formular la pregunta correcta es mucho más importante que buscar respuesta a la pregunta equivocada.”

Claro también decía el señor Miyagi en Karate Kid: “La pregunta es importante solo si la respuesta es correcta.” jeje 😉

Pero en fin, cuestionarte tus premisas, deseos, preguntas, por lo general es un buen ejercicio cuando lo que tienes al frente es un mar de incertidumbre. En más de una oportunidad puedes descubrir que te estás ahogando en un vaso de agua.

Luego, llega el momento de decidirse y básicamente pudieras manejar tres tipos de enfoque para abordar la situación.

Si por naturaleza te sientes pesimista o tienes una gran aversión al riesgo, puedes pensar cuál es el peor de los escenarios posibles y asumir la mejor estrategia posible para esa situación extrema.

Por el contrario, con una visión muy optimista, puedes optar por aquella estrategia que te lleve a obtener el máximo de beneficio si se diera el mejor de los escenarios posibles.

Y como la mayoría de las personas no son extremadamente optimistas o pesimistas, un criterio que podría serte atractivo es el de buscar la frustración mínima; esto es, haces un análisis de escenarios o simulación, y te decides por aquella estrategia que parezca funcionar mejor en la mayoría de los escenarios que logras visualizar.

En cualquier caso, te recomendaría que también cuentes con indicadores tempranos que te permitan ver cómo va resultando la estrategia y que estés preparado para cambiar rápidamente de rumbo. Con tanta incertidumbre, la probabilidad de equivocación puede ser grande, así que si puedes detectar que no está resultando cómo esperabas, aún pudieras probar una estrategia alternativa.

Tom Robbins: “Mantente comprometido con tus decisiones, pero sé flexible con tu enfoque”.

En fin, buscarás múltiples formas para intentar reducir la incertidumbre pero con frecuencia no será posible.

Así que entramos al tercer momento, el que para mi es el más importante de todos: la forma cómo asumes las decisiones que tomas bajo incertidumbre.

Esto es fundamental.

Muchos se “defienden” restándole importancia a la incertidumbre, autoengañándose para convencerse de que tienen más control del que tienen. Se niegan a ver opciones que no están bajo su control y entran en un estado de “ceguera mental”. A lo mejor esto sirve para reducir ansiedad, pero con mucha frecuencia lleva a decisiones erradas.

Otros sufren de parálisis. Al no tener control, no pueden decidir. Esto tiende a ser lo peor que puedes hacer.

La peor decisión es la que no se toma… generalmente. 😉

Si te paralizas es porque entras en pánico.

Evalúa tus miedos. Pilar Jericó resumen muy bien a qué le tenemos miedo.

El tipo de miedo que típicamente sentimos cuando nos enfrentamos a una decisión difícil es el miedo al fracaso. Todos, en mayor o menor grado, necesitamos obtener logros en nuestra vida, pero sabemos que nos podemos equivocar y con ello, pudiera sentir rechazo, pérdida de poder o incluso, riesgo de no supervivencia.

Por eso es tan común que cuando estamos frente a un gran cambio, nos lleguen varios de estos miedos y de allí, el frecuente rechazo a asumir riesgos.

¿Cómo enfrentarlos? Lo que sugiere Pilar, lo resume en siete enunciados:

1.- Sueña y escoge
2.- Ten pasión
3.- Aprende y crea nuevos hábitos
4.- Transforma tu emoción en emociones que te impulsen
5.- Conviértete en referente para los demás
6.- Desarrolla tu poder personal
7.- Comprométete.

Para profundizar sobre este tema, te recomiendo el excelente libro No miedo de Pilar.

Finalmente, cualquiera sea tu decisión, trata por favor de no “tomártela tan a pecho”.

Fracasar, probar, aceptarse, innovar, es parte de vivir. Así que ¡vive!

Siempre puede ocurrir que te topes con un cisne negro y te lleves una grata sorpresa.

¿Y que me cuentas de tu experiencia? ¿Has tenido que enfrentar situaciones de toma de decisiones bajo mucha incertidumbre? ¿Cómo las resolviste?

“El que no abandona nada a la suerte hará mal pocas cosas, pero hará muy pocas cosas.”
George Savile

Publicado en Xtratexia. Post original aquí.

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Liderazgo en Tiempos de Incertidumbre (parte 2)

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La gestión de la Incertidumbre. El Desafío del Liderazgo en Contextos Inestables

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Tomar Decisiones Efectivas (II)

Por Estr@tegia Magazine

decision2_20131122044639LA RESPUESTA
Se debe tener presente de antemano que respuesta se busca conseguir al tomar una determinada decisión ya que de otro modo, aún tomando una decisión en principio efectivamente correcta, esta podría terminar siendo incorrecta a causa de un posterior cambio de los objetivos pretendidos, lo cual no sucedería si estos objetivos se hallan claramente especificados antes de tomar la decisión.

LA TOMA DE DECISIÓN
Se debe poner especial atención a fin de que la decisión a tomar no sea de las muchas “aceptables” que van a surgir al no cumplir estrictamente con las condiciones y objetivos fijados, si no que, por el contrario, la decisión tomada sea la “adecuada” para los parámetros establecidos a fin de conseguir los objetivos buscados. En otras palabras, se debe priorizar lo adecuado para alcanzar satisfactoriamente los objetivos perseguidos, y después considerar qué otras concesiones serían necesarias otorgar para que la decisión resulte aceptable.
Por lo tanto, para una correcta toma de decisiones de nada sirve comenzar desde lo que podría ser aceptable, porque de cualquier manera habrá que hacer concesiones y a la vez podría perderse la oportunidad de tomar una decisión efectiva.
Otra de las cuestiones que debe considerarse al tomar una decisión y que tiene mucho que ver con su efectividad final es establecer la manera en que ha de llevarse a cabo la concreción de la decisión. Hay que preguntarse: ¿quién – quienes? ¿qué? ¿cuándo? ¿dónde? ¿cómo? ¿con qué?

Es necesario determinar:

  • a) Quienes deben conocer la decisión.
  • b) Qué medidas deben tomarse.
  • c) Quién debe tomarlas.
  • d) En qué consiste la actividad.
  • e) De qué manera deben ejecutarla.
  • f) Quienes pueden hacerla.
  • g) Dónde deben hacerla.
  • h) Con qué recursos pueden o deben hacerla.

Es importante tener en cuenta que la actividad a desarrollar debe ser adecuada a la capacidad de las personas que habrán de ejecutarla; y que es indispensable que las personas que participen en dicha ejecución se comprometan realmente con ella.

CONTROL Y EVALUACIÓN
A fin de determinar si las suposiciones que se tuvieron en cuenta al planificar una toma de decisión fueron las correctas, se hace indispensable comprobar la validez y efectividad de la decisión ante el curso real de los acontecimientos.
Esto se realiza con la información proporcionada por las pruebas y comparaciones con la realidad que deben efectuarse sobre la expectativa que representa la decisión en sí misma, todo lo cual debe ser considerado bajo el concepto de que “la realidad cambia constantemente y que cualquier decisión, aun la más efectiva, terminará siendo obsoleta con el transcurso del tiempo”. ( Peter Drucker)

Hay que valorar riesgos y ventajas; también fijarse con mayor atención en las consecuencias de cada opción, no solo a lo que podría ocurrir en el peor o el mejor de los casos sino a las posibilidades internas. El análisis de las consecuencias no se centra en las posibilidades sino en resultados contrastados.

Hay que pensar en todas las áreas en las que pueden producirse consecuencias. Por ejemplo, puede haber consecuencias:

  • para la empresa.
  • para el departamento.
  • para el que tome la decisión.
  • en relación al presupuesto.
  • en relación a los planes de producción.

No hay que olvidar las consecuencias emocionales ya que si se es consciente de que la decisión puede afectar a alguien, se lo debe tener presente.
Se debe planificar sobre la base de lo se tiene certeza que ocurrirá y no sobre lo que se piensa que podría pasar.

Hay que centrarse en las consecuencias directas y seguras que tendrá la decisión y realizar las previsiones que cada caso requiera.

CONCLUSIÓN:
Toda decisión implica cierto componente de incertidumbre. Si se pretende esperar hasta obtener una garantía total nunca se tomará una decisión, lo que puede resultar tan nefasto como lo que tema que pueda ocurrir si escoge la opción incorrecta.

Procure obtener el máximo de garantías a través de una adecuada y concienzuda planificación pero siempre dentro de lo razonable y, luego, tome la decisión que considere será efectiva para su organización.

Publicado en Estrategia Magazine. Post original aquí.

De la misma serie:

Tomar Decisiones Efectivas. Una Cuestión Planificada (I)

Para seguir leyendo:

Las trampas en la toma de decisiones estratégicas

Análisis de problemas y toma de decisiones. Reto principal para una gerencia efectiva

Toma de decisiones e incertidumbre

Gestión de la incertidumbre

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Tomar Decisiones Efectivas. Una Cuestión Planificada (I)

Por Estr@tegia Magazine

fot1838Una de las tantas exigencias que impone el rol de empresario es la de tomar decisiones de manera constante, pero habitualmente son muy pocos los que se detienen a considerar el proceso secuencial y sistemático que esto impone a fin de conseguir realmente efectividad a través de la decisión tomada.

Peter Drucker, en su libro “La decisión efectiva” refiriéndose a este tema recuerda:

“Una decisión, para cumplir con la característica de ser efectiva, debe ser el resultado de un proceso sistemático, con elementos definidos que se manejan en una secuencia de pasos precisos.”

No tener presente esta sentencia puede llevar al empresario a perder de vista ciertas cuestiones importantes del problema a tratar y de las posibles alternativas de solución, o si estas son o no adecuadas a las necesidades de la empresa.

Conforme a la propuesta de Peter Drucker, todos los empresarios deberían seguir una secuencia sistemática para la toma de decisiones en sus empresas. Este experto de fama internacional sugiere el siguiente orden secuencial:

a) clasificación del problema
b) su definición y delimitación
c) especificar las condiciones que deben cumplir las posibles soluciones
d) tomar la decisión
e) llevarla a cabo en la realidad (ejecutarla) y controlar su ejecución y
f) retroalimentar la información obtenida

El cumplimiento serio y sistemático de esta planificación, le garantiza, en cierta manera y en un alto porcentaje, al empresario, una real y cierta efectividad en la toma de decisiones empresariales.

Quizás el paso más difícil sea el primero ya que hay que contar con cierta experiencia para reconocer y clasificar el problema. El empresario puede encontrarse ante un problema nuevo – no imaginado – o ante un problema genérico de características tanto generales como individuales. Se podrían clasificar en cuatro (4) tipos:

  1. General – General: Un acontecimiento genérico que podría generarse o reconocerse en cualquier empresa y al que no se le reconoce ninguna característica particular por haber sucedido en “esa empresa” por lo que se debería hablar de “adoptar decisiones efectivas”.
  2. General – Individual: Son acontecimientos únicos para la empresa en cuestión pero de hecho son genéricos. En estas circunstancias, si bien existen reglas o principios generales, se deberá recurrir a experiencias de otros entes, tomándolas como base a fin de tomar las medidas efectivas que correspondan para ese caso individual. Se podría hablar de “adaptar decisiones efectivas”.
  3. Individual – Excepcional: Problemas que llegan a suceder en forma verdaderamente excepcional por lo que deben recibir un tratamiento individual y especial.:
  4. Inéditos: Problemas nuevos, no imaginados, pero que una gran mayoría de casos se tratarían de la primer presentación de un problema “General – General” nuevo.

Es conveniente fijar una regla, política o principio que sea aplicable a la mayoría de las decisiones de inicio referidas a los problemas genéricos, que deberían ser documentadas mediante tablas sistematizadoras de información. Si de esta manera se determina un sistema adecuado para iniciar el camino hacia la toma de una decisión efectiva, las distintas manifestaciones de los problemas o por lo menos la gran mayoría, podrían solucionarse en forma estandarizada, adaptando dicha regla general a cada caso concreto.

Los problemas excepcionales o inéditos deben ser tratados individualmente, puesto que no puede formularse un principio general que los solucione. Es el empresario quien en estos casos decide y aplica los criterios, la evaluación y los puntos de vista para la correcta decisión que lleve a una efectiva solución del problema.

A fin de llegar a una decisión que sea efectiva es indispensable realizar una adecuada clasificación del problema a considerar. En su defecto, un error en la categorización del problema podría llevar a la toma de una decisión errónea y por ende, nada efectiva.

Algo similar puede suceder al intentar definir el problema a tratar. A fin de evitar caer en una definición razonable pero incompleta de un problema, es indispensable que la misma sea revisada repetidamente.

Es muy importante que al definir el problema se dirija la atención a los hechos o circunstancias atípicas que ocurren paralelamente; el empresario debe constatar que la definición adoptada explique todos y cada uno de los hechos observados, por lo que deberá comprobar si esto ocurre de ese modo en la realidad y en caso de presentarse otro acontecimiento atípico, deberá redefinirse el problema.

“El mayor riesgo no radica en definir equivocadamente el contenido del problema, sino hacerlo de manera incompleta.” (P. Drucker)

Después de haber recopilado suficiente información y confeccionado una corta lista de opciones posibles en cuanto a la especificación de las respuestas se refiere, falta elegir la mejor; muchas veces al llegar a este estado de cosas, ya se tiene claro cuál es la decisión idónea a tomar. O en su defecto, es muy probable que el empresario se haya inclinado, a lo sumo, por dos o tres de las opciones y haya descartado el resto.

Es necesario establecer las metas mínimas a alcanzar y las condiciones que debe satisfacer la decisión a tomar, por lo que, para que una decisión sea efectiva debe respetar estas condiciones límite.

Continuaremos en la próxima edición.

Publicado en Estrategia Magazine. Post original aquí.

Para seguir leyendo:

Tomar decisiones no es fácil

Dan Ariely pregunta: ¿tenemos control de nuestras decisiones?

Comerse el elefante

Los diez métodos para tomar decisiones de Edward De Bono

Análisis de problemas y toma de decisiones. Reto principal para una gerencia efectiva

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La muerte del organigrama

Por Manel Muntada Colell
organigrama-muertoTampoco hay que llevarse las manos a la cabeza por el título del post. Realmente el organigrama no ha muerto del todo, se trata tan sólo de una muerte cerebral que lo mantiene vivo pero sin contacto alguno con la realidad. Eso sí, yace totalmente quieto, cataléptico, asépticamente envuelto en blanco y captando la atención de todos aquellos que no pueden o no quieren hacerse a la idea de que el supuesto orden humano es al orden natural lo que un pimiento del Padrón es al desierto del Gobi. Y es que, a menudo nos olvidamos que, aunque necesitemos volverlo cuadrado para entenderlo, el mundo realmente es redondo.
Pero no vaya a creerse nadie que en un arrebato de actualidad quiero cargarme el buen hacer de nuestros padres y abuelos, que con tanto esfuerzo nos legaron instrumentos para el mejor vivir de las generaciones posteriores, no. El organigrama sirve para lo que ha servido siempre, es decir, para aquellos aspectos relacionados con la gestión pura y dura del personal, eso es, saber quién es quién y, a partir de aquí, argumentar los deberes y [sobre todo] derechos de pertenecer a un nivel u otro.
En el mejor de las casos, un organigrama también se utiliza para saber quién debería incidir directa e irremediablemente [a veces potenciando, otras interrumpiendo] sobre alguien o, dicho de otro modo, para saber quiénes toman las decisiones que afectan con más o menos gracia y más o menos graciosamente a los diferentes niveles que van desarrollándose a lo largo de su arquitectura.
manchas_de_sangre_del_horrorPara lo que no resulta útil en demasiados casos es para jugar aquellas ligas más elevadas en las que se le ha forzado a participar, como por ejemplo para explicar el funcionamiento real de la organización, esto es, cómo se relacionan y obtienen las personas los recursos necesarios para llevar a cabo con éxito su trabajo.
Y es que allí donde se requiere que las personas se relacionen entre sí y en todas direcciones para compartir recursos como la información o el tiempo, actúen con iniciativa y se anticipen a las necesidades, innoven, propongan y apliquen mejoras en cualquier ámbito de la organización y, en fin, se muevan en ella como por su casa, el organigrama, tal y como lo entendemos, no da la talla ni por asomo.
Con el gráfico propósito de ser fácil de entender y fiel al concepto de simetría que parece tener incrustado en su genotipo, no ha podido evadirse de ofrecernos a las organizaciones de una manera plana y arracimada, con sus trabajadores alineados, convenientemente enlatados y etiquetados y, lo que suele ser más significativo, destacando de manera inequívoca, con nombre, apellido y rótulo aquellas castas que han de ser inmediatamente identificadas y reconocidas.
Mírese como se mire, los organigramas suelen buscar el poner a cada cual en su lugar en un mundo que está pidiendo a gritos que cada uno adopte aquel sitio en el que aporte más valor a un conjunto que ya no es un equipo, o un departamento, sino una red compleja que muy probablemente traspasa incluso las paredes de la organización. Y todo esto sucede en un momento en el que se requiere que la persona se sienta parte responsable y activa de una organización “viva” capaz de adoptar rápidamente aquella forma que mejor se adapte a la “liquidez” de su entorno.
manchas-de-sangre-1Porque muchos de los problemas más comunes de comunicación, de liderazgo o de clima laboral tienen entre sus causas el efecto que tiene sobre la organización el organigrama en el que busca reflejarse, ya que éste suele insistir en compartimentarlo todo y, en consecuencia, diferenciarlo y separarlo. Querer entender a partir de las partes lo que suele ser obra de un conjunto es uno de los errores más frecuentes que venimos arrastrando y uno de los determinantes de la ceguera actual a la complejidad de los asuntos humanos.
Para no rizar el rizo, no voy a entrar en que la relación entre el organigrama y los propósitos de la organización viene siendo, desde hace un tiempo, dudosa. Aquello de “vamos a organizarnos para hacer tal o cual cosa” no suele estar al orden del día. De hecho es habitual que se busque un modelo organizativo al margen de cualquier planteamiento estratégico, algo que, ya de por sí, debería resultarnos sospechoso.
¿Que hemos de tener un modelo de cómo queremos organizarnos y que debería poder representarse de manera gráfica? Por supuesto. Pero indudablemente ha de hacerse un esfuerzo para, en contra de lo que suele suceder, supeditar el gráfico a la imaginación y plasmar el modelo [des]organizativo que requieren estos tiempos. Un modelo que seguramente contemplará más proyectos, programas y procesos que departamentos y que resituará a los líderes en aquellos puntos donde ofrezcan más valor al trabajo en red.

Pero esto ya es hablar de nacimientos y no es el objetivo de este post.


El organigrama que encabeza el post y que recomiendo ver en detalle es una graciosa aportación de Sueños de la Razón

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Tomar decisiones no es fácil

Por Julio Pérez

decisionEn un mundo cada vez más complejo, la toma de decisiones se ha convertido en una tarea hercúlea para los líderes de hoy en día. Hay una tendencia a prolongar, e incluso evitar, la toma de ciertas decisiones difíciles. Esta falta de decisión es problemática, ya que se traduce en una ausencia de acción, y hace que el líder sea ineficaz, debiéndose analizar esta ausencia de “proactividad” desde una perspectiva conductual.

La indecisión puede hacer que los líderes sean ineficaces. Con el tiempo, no tomar decisiones puede traducirse en situaciones muy incomodas para las organizaciones, que finalmente no se pueden arreglar. La clave para combatir este tipo de situaciones es que los líderes sean claros sobre lo que quieren hacer (visión) y cómo quieren hacerlo (implementación), además de tener el control tanto desde el punto de vista emocional, como desde el punto de vista estratégico.

Muchas emociones negativas, como el miedo, pueden hacer que ciertas decisiones estratégicas se aplacen, perdiendo la objetividad requerida, por lo que un gran desafío para los líderes es aprender a regular sus impulsos o emociones.

El miedo a lo desconocido disuade a los líderes en la toma de decisiones, incluso cuando es evidente que la situación actual ha sido provocada por errores pasados. Los individuos suelen vivir en su zona de confort, y es poco probable que acepten nuevas situaciones a menos que sean muy atractivas. Incluso en tiempos de crisis, a los líderes les resulta más fácil no hacer nada que elegir entre una serie de opciones que pueden suponer un riesgo mayor.

El miedo a lo desconocido disuade a los líderes en la toma de decisiones

Los líderes deben examinar todas sus opciones alternativas antes de tomar cualquier decisión. Cuando hay muy poca diferencia entre las opciones, se hace más difícil su decisión, sin embargo, cuando una alternativa es claramente superior, puede ser mucho más fácil.

El comportamiento de un líder está fuertemente influenciado por su contexto social, ya que la toma de decisiones le convierte en el centro de atención. Si toma una decisión buena son elogiados, pero en caso contrario serán criticados públicamente. Por lo tanto, los líderes tienen un conflicto de intereses en el que el miedo a la evaluación negativa puede tentarlos a posponer sus decisiones.

Otro factor importante a la hora de tomar decisiones es la confianza. La falta de ésta, ya sea por parte del líder o de sus seguidores, tiene un efecto negativo, por lo que debe ser consistente en sus acciones y reflexiones, además de permitir la participación de sus colaboradores, comunicándose regularmente con ellos.

Por lo tanto, ya que es de capital importancia para generar entornos favorables, las organizaciones deben comprender el “cómo” y el “por qué” existentes detrás de las indecisiones de sus líderes.

El “cómo”

Se relaciona con factores intrínsecos y extrínsecos. Los factores intrínsecos se refieren a ciertos rasgos de la personalidad, señalando tres en particular:
– El miedo del juicio de los demás.
– Evitar el conflicto.
– Comportamientos incoherentes.

Las organizaciones deben identificar a los líderes que muestran o puedan mostrar este tipo de actitudes.

Los factores extrínsecos están relacionados con el entorno del líder, y en muchas ocasiones, los diferentes niveles de indecisión debidos a estos factores suelen estar conectados con rasgos de su personalidad. Situaciones en las que el líder es el centro de atención, o con un alto contenido moral, por ejemplo, pueden influir negativamente en la toma de decisiones.

El “por qué”

Se identifican tres factores que conducen a la indecisión:
– Dificultad para controlar ciertos impulsos y sentimientos.
– Una imagen de sí mismo negativa.
– La comprensión imperfecta de los valores personales de los individuos.

Para poder corregir estas conductas, los líderes deben:
– Conocer su mapa de emociones.
– Construir una autoimagen positiva.
– Conocer los sistemas de valores personales, y cómo encajan dentro de las culturas corporativas.

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Publicado en Creando Talento. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

El líder debe multiplicar

Para seguir leyendo:

Los diez métodos para tomar decisiones de Edward De Bono

Análisis de problemas y toma de decisiones. Reto principal para una gerencia efectiva

Afrontando la complejidad. La simplicidad inherente

Liderazgo, complejidad e incertidumbre

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