Inteligencia contextual, la más buscada por los reclutadores de personal

por Edith Sánchez

La inteligencia contextual es una de esas capacidades cada vez más valoradas en el mercado laboral. ¿Por qué los empleadores la toman en cuenta? Te invitamos a descubrirlo.

La inteligencia contextual es la capacidad de comprender y adaptarse con eficacia a diferentes contextos y situaciones. Está asociada a la conciencia de las normas sociales, culturales y ambientales que rigen un entorno específico, así como a la habilidad de utilizar este conocimiento para interactuar y tomar decisiones apropiadas.

Hay empleadores privilegian a los candidatos que tengan esta cualidad, considerando que aportan estabilidad a las organizaciones, contribuyen al buen clima laboral  y suelen cometer menos errores. Esto último porque son más conscientes de los límites que tiene su propio conocimiento.

La inteligencia contextual es relevante, en especial, en situaciones interculturales o entornos laborales diversos y sociales en los que es necesario comprender y responder de modo adecuado a las normas, así como a las expectativas. Es una aptitud clave para la interacción efectiva y el éxito en diversos ámbitos de la vida.

«La inteligencia contextual es la capacidad de adaptarse a diferentes situaciones y aplicar el conocimiento de manera efectiva en contextos específicos».

~ Howard Gardner ~

Características de la inteligencia contextual

El conocimiento contextual comprende diversas características que permiten a una persona desenvolverse con fluidez en diferentes situaciones. Las principales seis son las siguientes:

  1. Flexibilidad cognitiva: supone la capacidad ajustar los enfoques, estrategias y soluciones, para abordar diferentes situaciones con efectividad.
  2. Empatía: es la capacidad de comprender y compartir las emociones y perspectivas de los demás. Ayuda a entender las necesidades y experiencias de los otros.
  3. Adaptabilidad: es la capacidad de ajustarse a diferentes entornos y circunstancias; a través de ella modificas comportamientos, perspectivas y estrategias, según las demandas del contexto.
  4. Pensamiento crítico: involucra el análisis de situaciones y problemas desde diferentes perspectivas. Abarca el cuestionamiento, las suposiciones, considerar diferentes puntos de vista y evaluar la información disponible antes de tomar decisiones.
  5. Sensibilidad cultural: es la competencia para detectar y apreciar las diferencias culturales; contribuye a comprender las normas de cultura, los valores y las tradiciones, así como mostrar respeto hacia ellas, de acuerdo con un artículo publicado en la revista Jameos.
  6. Conciencia social: es comprender dinámicas para tomar conciencia sobre las normas, expectativas, roles y relaciones. Una  investigación de Cádiz: del floreciente s. XVIII al Port of the future del s.XXI, relacionó la conciencia social de trabajadores con la capacidad de evaluar condiciones que afectaban la calidad de vida, conflictos laborales y la percepción de justicia.

Tales características se combinan con el propósito de lograr una comprensión y adaptación efectiva a diversos contextos culturales, sociales y ambientales. Esto facilita la interacción exitosa y la toma de decisiones en distintas situaciones.

 ¿Cómo se manifiesta la inteligencia contextual?

Esta clase de inteligencia se manifiesta en la capacidad para interactuar con personas y entornos diferentes, en un marco de apertura y respeto. Dicho de una manera sencilla: lidiar eficazmente con la diferencia. Asimismo, influye en la modificación del estilo de comunicación, tono y lenguaje, según las normas y circunstancias.

A través de esta cualidad es posible leer y comprender las señales no verbales, además de interpretar las intenciones de los demás de una forma eficiente. Así, hay mayor habilidad de responder de modo apropiado.

La capacidad de resolver conflictos y solucionar problemas en entornos diversos es otra evidencia de la inteligencia en cuestión. Quienes la poseen son capaces de considerar diferentes perspectivas y encontrar respuestas que satisfagan las necesidades de los involucrados, tomando en cuenta el entorno específico y sus dinámicas.

Por ejemplo, la Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte divulgó la aplicación de un cuestionario a 690 jugadores de fútbol. Los resultados probaron que el conocimiento contextual se presentó en la esfera de la anticipación, la táctica y la competitiva; también ayudó a los deportistas a sentirse competentes para solventar problemas durante un partido.

En este mismo orden, los líderes que desarrollan la inteligencia para adaptarse a los contextos son capaces de asimilar, comprender y aprovechar las fortalezas y perspectivas de los miembros de su equipo. De la misma manera, fomentan un entorno inclusivo y promueven la colaboración, señala un artículo publicado en Razón y Palabra.

La inteligencia contextual y el entorno laboral

Con todo lo dicho, es comprensible que los empleadores busquen colaboradores caracterizados con esta clase de inteligencia. El ámbito empresarial está en constante cambio y, debido a ello, la capacidad de adaptarse y ser flexible es crucial.

Los reclutadores de personal valoran a estos candidatos porque son capaces de ajustarse con rapidez a nuevas situaciones, modificaciones en el mercado y escenarios variados.

Por otra parte, en un mundo globalizado, muchas organizaciones operan en entornos multiculturales y sus equipos los componen personas de diferentes orígenes. Este tipo de inteligencia facilita la colaboración efectiva y la comunicación intercultural, pues los empleados son más productivos y trabajan en armonía. Lo mismo aplica para las relaciones o clientes internacionales.

El conocimiento contextual ayuda a los colaboradores a considerar diferentes perspectivas y enfoques frente a complejidades. Así, conduce a soluciones más creativas e innovadoras, lo que es muy valorado por los reclutadores, quienes lo consideran como una ventaja competitiva y una capacidad determinante.

Conclusión

En este artículo revisamos en qué consiste la inteligencia contextual y las principales características de la persona que la posee: empatía, conciencia social, pensamiento crítico, adaptabilidad y flexibilidad.

Su desarrollo y aplicación tiene un enorme impacto en el contexto laboral, ya que facilita la adaptación del empleado, al tiempo que potencia su capacidad de resolver conflictos, teniendo en cuenta las demandas del lugar. Por eso, para los reclutadores es importante contratar individuos con una alta inteligencia de esta clase.

Te invitamos a cultivarla para destacar en tus entrevistas y ofrecer a la compañía un alto grado de trabajo en equipo y de comunicación intercultural.

Publicado en La Mente es Maravillosa. Post original aquí.

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La dimensión emocional del cambio: 4 claves para líderes innovadores

Por Virginio Gallardo

El principal protagonista del proceso de cambio que se produce en nuestras organizaciones es el talento humano, por esto es necesario asegurar que entendemos que el principal freno y motor de la innovación pesa algo menos de un kilo y medio y se llama cerebro. Pero especialmente que entendemos que no está preparado para el cambio que vivimos.

Tenemos un cerebro emocional construido biológicamente en periodos remotamente antiguos de la evolución humana, diseñado para vivir en entornos estables , no para tomar decisiones estratégicas en entornos hipercomplejos de cambio constante que se exige a los líderes y a los profesionales de nuestra era de la innovación.

La seguridad que nos da el hábito, la energía cerebral que ahorramos por no replantearnos las cosas que hacemos, las emociones, convierten nuestro cerebro en generadores de resistencia organizativa, el principal escollo de los procesos de innovación.

Pero, no se trata de negar o luchar contra la naturaleza emocional de nuestro cerebro (lo cual además es imposible) se trata de desarrollar esta naturaleza emocional para que tomemos las mejores decisiones para que sean nuestras aliadas en los procesos de innovación.

Los profesionales y líderes que buscan la excelencia en la gestión del cambio deberán ser expertos en gestionar la emociones de los demás y para ello se comienza por gestionar las propias emociones. Por esta razón los estilos emocionales están en el centro del Modelo de Liderazgo (ver Gráfico) ya que son los que permiten en el funcionamiento de los demás.

Fueron Boyaztis, Mckee y Goleman los que con sus modelos de Inteligencia emocional y Liderazgo más ayudaron a popularizar el impacto que tenía sobre el comportamiento directivo las competencias emocionales. Después de analizar estas competencias de liderazgo con muchos directivos en entornos de cambio te proponemos analizar los cuatro comportamientos que siguiendo los modelos de estos autores son más críticas para el líder innovador.

1. Autoconciencia: Humildad para saber dónde reinventarse
Un líder debe comenzar por liderarse a sí mismo. La más difícil y rentable de todas las habilidades que una persona puede tener es conocerse a sí mismo. La condena de los que no tienen esta cualidad es que no saben dónde debe focalizar sus esfuerzos para adaptarse a un entorno cambiante, para cambiar sus paradigmas y comportamientos.

Para reinventarse, la cualidad básica de un líder innovador, la clave es la “humilidad” que recordemos que es una palabra que viene del latín “humus” tierra, donde se puede crecer. Pero, el cerebro mediante procesos cómo la disonancia cognitiva no nos cuenta la verdad, no nos ayuda a percibir por qué debemos cambiar, por qué tenemos que cambiar lo que pensamos, nuestros hábitos y nuestros comportamientos.

Ser un profesional innovador es estar en permanente estado beta, cuestionarse que hacemos y que pensamos ayudándonos del feed-back para poder evaluar de la forma más objetiva posible dónde evolucionar. Sin líder innovador no hay innovación.

 

2- Autogestión: Resilencia y acción
Todos vivimos en una revolución organizativa, no importa el sector, ni nuestra posición, todo se transformara por ello es tan importante que lo hagamos nosotros, por ello la clave de nuestro tiempo es la resiliencia.

Saber cómo somos (autoconciencia) y por qué debemos reinventarnos y que aspectos nuestros debemos cambiar no es suficiente, si no tenemos la capacidad de autoregulación. Es mucho más fácil saber que cambiar o que debemos hacer que hacerlo. Los líderes no son los que dicen lo que hay que hacer, son los que lo hacen.

La autogestión emocional exige fomentar el equilibrio emocional, la confianza y el optimismo cómo facilitadores del cambio. Las emociones positivas, más allá de parecer una moda humanista estúpida y bienintencionada, aumentan el repertorio de pensamiento, aportan más creatividad, neutralizan las emociones negativas que provoca el cambio (miedo, incertidumbre,…) y por tanto potencian nuestra capacidad de acción para generar nuestra capacidad de adaptación frente la innovación.

Si no gestionamos activamente nuestras emociones los viejos mecanismos de nuestro cerebro emocional actuarán conforme su diseño: actuemos, demos sentido al cambio mediante creatividad, iniciativa y acción que son los propulsores de la resiliencia. El cambio personal del líder innovador se produce con la acción y de la evaluación que hace de los nuevos comportamientos.

 

3- Consciencia Social: empatía y escucha abierta
El principal problema de los líderes es adentrarse en el futuro con los ojos del pasado, sin cambiar paradigmas, la no comprensión de lo que sucede crea un estado de malestar que es una de las principales claves de la resistencia organizativa.
Por ello innovar implica estar abierto a lo que sucede en nuestro entorno organizativo o de negocio para poder percibir cuándo y cómo es necesario cambiar y entender cómo los demás se comportarán.

El cerebro nos engaña, escuchamos y nos socializamos con quien nos proporciona información amiga. Pero es obligatorio dialogar con los diferentes, con los que piensan distinto que tú, sobre todo si te dicen cosas que no te gustan para encontrar las nuevas claves del cambio.

El comportamiento innovador exige escuchar no lo que dicen los demás sino entender que realmente siente para poder predecir y adelantarse a sus reacciones. Exige mirar con curiosidad con nuestro entorno, ser un eterno aprendiz y como ellos hacerse preguntas constantemente y exige apasionarse con las respuestas.

 

4- Gestión de Relaciones: Conectar emocionalmente la base del cambio
Liderar implica ser expertos en configurar nuestras relaciones y las de nuestro equipo para generar compromiso, esfuerzo, inteligencia o creatividad al servicio del cambio. Entender cómo se sienten los demás (empatía) es el primer paso, pero para crear emociones positivas, inspirar canalizar la energía y el talento es necesario comunicar e influir.

Los líderes consiguen convertir el miedo, la pasividad, la incertidumbre o la angustia frente al cambio en ilusión y acción. Saben conectar con los intereses, valores y motivos de sus colaboradores, y a veces, con la dimensión más espiritual de estos.La pasión, la confianza y el coraje del líder se transmiten cómo se transmiten las palabras, pero tienen más credibilidad y se contagian más rápidamente.

Necesitamos una nueva forma de entender lo profesional que deje de minusvalorar la importancia de la gestión de las emociones de nuestros equipos, que las saque de esa semiclandestinidad a las que las tenemos condenadas, que busque entender sus mecanismos de funcionamiento y que las potencie como la parte más valiosa del talento.

Publicado en Supervivencia Directiva. Post original aquí.

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