Por Manel Muntada Colell
Leyendo una serie de artículos de revistas de moda sobre la función de dirigir [y entendiendo poco de lo que leo…] se me ocurren una serie de máximas sencillas respecto a la función directiva que quisiera contrastar:
1– Dirigir es tan solo eso…dirigir. Esto es, marcar una dirección clara, hacia una meta concreta y facilitar la posibilidad de seguirla, es decir, aportar recursos.
2– Dirigir no es motivar, es evitar la desmotivación del equipo. Uno ha de plantearse qué ha pasado cuando una persona ya no canaliza su energía motivacional o la ha bloqueado respecto al proyecto.
3– Dirigir es plantear exigencias claras de rendimiento en base a unos retos prefijados. Esto supone dejar claras las expectativas y el papel de cada uno respecto a los objetivos, las funciones y la misión del puesto de trabajo.
4– Para exigir se ha de ser coherente, esto es, hacer lo que se predica…
5– Para dirigir se ha de dialogar, es decir, salir de una conversación diferente de cómo se ha entrado. Esto supone respetar la simetría comunicacional, disponer de una amplitud de puntos de vista, creer realmente en el diálogo…
Todo es muy obvio, ya lo sé, pero… ¿lo es tanto como parece?
Os dejo con un fragmento entrañable que tiene su miga.
Publicado en CumClavis. Post original aquí.
Del mismo autor en este blog:
Para seguir leyendo:
La comunicación, esencial para dirigir en tiempos de crisis
Dirigir personas es administrar emociones
Introducción a la Inteligencia Emocional para el trabajo directivo
Si te ha interesado este post, no olvides dejarnos tus comentarios. También apreciamos que los compartas con tus amigos y contactos en las redes sociales. Muchas gracias.