Qué es la teoría del cisne negro y cómo nos puede ayudar a prevenir grandes crisis en el futuro

por Analía Llorente

Una escena de la película “El cisne negro”.

¿Qué tienen en común el surgimiento de internet, los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la crisis económica de 2008?

Fueron hechos extremadamente raros, sorpresivos y que causaron un impacto severo en la historia.

A este tipo de eventos se las suele llamar “cisnes negros”.

Algunos sostienen que la reciente pandemia de covid-19 también podría ser considerada uno de ellos, pero no todos están de acuerdo.

La “teoría del cisne negro” fue desarrollada por el profesor, escritor y exoperador de bolsa libanés-estadounidense Nassim Taleb en 2007.

Y tiene tres componentes, según explicó el propio Taleb en un artículo de The New York Times ese mismo año:

  • Primero es algo atípico, ya que se encuentra fuera del ámbito de las expectativas habituales, porque nada en el pasado puede apuntar de manera convincente a su posibilidad.
  • En segundo lugar, tiene un impacto extremo.
  • En tercer lugar, a pesar de su estatus atípico, la naturaleza humana nos hace inventar explicaciones para su ocurrencia después del hecho, haciéndolo explicable y predecible.

La tesis de Taleb está generalmente asociada a la economía, pero se aplica a cualquier área.

Y como las consecuencias suelen ser catastróficas, es importante asumir que la aparición de un evento “cisne negro” es posible, por lo que hay que tener un plan para hacerle frente.

En resumen, el “cisne negro” representa una metáfora de algo impredecible y muy extraño, pero no imposible.

¿Por qué se los llama así?

A finales del siglo XVII, barcos europeos se lanzaron a la aventura de explorar Australia.

En 1697, mientras navegaba por las aguas de un río desconocido del suroeste de Australia Occidental, el capitán holandés Willem de Vlamingh avistó varios cisnes negros, siendo posiblemente el primer europeo en observarlos.

Como consecuencia, Vlamingh bautizó el río como Zwaanenrivier (río de los Cisnes, en holandés) por el gran número de cisnes negros que había allí.

Se trató de un hecho inesperado, novedoso. Hasta ese momento la ciencia solo había registrado cisnes blancos.

La primera referencia que se conoce sobre el término “cisne negro” asociado al significado de rareza surge de una frase del poeta romano Décimo Junio Juvenal (60-128).

Desesperado por encontrar una esposa con todas las “cualidades adecuadas” de ese entonces, escribió en latín que esa mujer es rara avis in terris, nigroque simillima cygno (“un ave rara en estas tierras, como un cisne negro”), detalla el diccionario de Oxford.

Porque en esa época y hasta unos 1.600 años después, para los europeos los cisnes negros no existían.

Predecir los “cisnes negros”

Un grupo de científicos de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, está trabajando para predecir lo impredecible.

Es decir, para anticiparse a los “cisnes negros”. No a las aves, sino a esos extraños acontecimientos que suceden en la historia.

Si bien su análisis primario se basó en tres entornos distintos de la naturaleza, el método computacional que crearon podría aplicarse a cualquier área, incluso a la economía y la política.

“Al analizar datos a largo plazo de tres ecosistemas, pudimos demostrar que las fluctuaciones que ocurren en diferentes especies biológicas son estadísticamente iguales en distintos ecosistemas”, aseguró Samuel Bray, asistente de investigación en el laboratorio de Bo Wang, profesor de bioingeniería en la Universidad de Stanford.

“Esto sugiere que existen ciertos procesos universales que podemos aprovechar para pronosticar este tipo de comportamiento extremo”, agregó Bray según publicó la universidad en su sitio web.

El atentado a las Torres Gemelas ocurrió el 11 de septiembre de 2001.

Para desarrollar el método de pronóstico, los investigadores buscaron sistemas biológicos que experimentaron eventos de “cisne negro” y cómo fueron los contextos en donde ocurrieron.

Se basaron entonces en ecosistemas monitoreados de cerca durante muchos años.

Los ejemplos incluyeron: un estudio de 8 años del plancton del mar Báltico con niveles de especies medidos dos veces por semana; mediciones de carbono neto de un bosque de la Universidad de Harvard que fueron recopiladas cada 30 minutos desde 1991; y mediciones de percebes (mariscos), algas y mejillones en la costa de Nueva Zelanda, tomadas mensualmente durante más de 20 años, detalla el estudio publicado en la revista científica Plos Computational Biology.

Los investigadores aplicaron a estas bases de datos la teoría física detrás de avalanchas y terremotos que, como los “cisnes negros”, muestran un comportamiento extremo, repentino y a corto plazo.

A partir de este análisis, los expertos desarrollaron un método para predecir eventos de “cisne negro” que fuera flexible entre especies y períodos de tiempo y también fuera capaz de trabajar con datos que son mucho menos detallados y más complejos.

Posteriormente pudieron pronosticar con precisión eventos extremos que ocurrieron en esos sistemas.

En 2008 ocurrió una crisis financiera de dimensiones mundiales.

Hasta ahora, “los métodos se basaban en lo que hemos visto para predecir lo que podría suceder en el futuro y es por eso que no suelen identificar los eventos del ‘cisne negro'”, aseguró Wang.

Pero este nuevo mecanismo es diferente, afirmó el profesor de Stanford, “porque asume que solo estamos viendo una parte del mundo. Extrapola un poco de lo que nos falta y ayuda enormemente en términos de predicción”, añadió.

Entonces, ¿podrían detectarse “cisnes negros” en otras áreas como las finanzas o la economía?

“Hemos aplicado nuestro método a las fluctuaciones del mercado de valores y funcionó bastante bien”, le dijo a BBC Mundo Wang en un correo electrónico.

Los investigadores analizaron los índices bursátiles Nasdaq, Dow Jones Industrial Average y S&P 500.

“Si bien la tendencia principal en el mercado es el crecimiento exponencial a largo plazo, las fluctuaciones en torno a esa tendencia siguen las mismas trayectorias y escalas promedio que hemos visto en los sistemas ecológicos”, afirmó.

Pero “aunque las similitudes entre las variaciones bursátiles y ecológicas son interesantes, nuestro método de pronóstico es más útil en los casos en que los datos son escasos y las fluctuaciones a menudo van más allá de los registros históricos (que no es el caso del mercado de valores)”, señaló Wang.

Así que ahora, habrá que estar atentos a si el próximo “cisne negro” nos toma por sorpresa… o tal vez no.

Publicado en BBC Mundo. Post original aquí.

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Coronavirus. Cuatro claves para sobrevivir al home office durante el aislamiento

Esta vez voy a hablar en primera persona. Lo que voy a contar en esta columna tiene que ver con mi propia experiencia, con la manera en que cambió mi forma de trabajar en estos días. Llegué de viaje hace una semana y estoy en cuarentena. Si bien para mí ya era usual trabajar online con algunos clientes, es la primera vez que me toca hacerlo 100% desde mi casa. Es raro, hay que acostumbrarse, pero me lo estoy tomando como un proceso de aprendizaje, y espero que así se lo puedan tomar los que ya están trabajando en forma remota y aquellos que pronto, en forma cada vez más inexcusable, entrarán también en este régimen de aislamiento.

Desde hace años venimos hablando de cambio. Creíamos que nos estábamos empezando a adaptar a la velocidad del entorno VICA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) y de repente llega el cisne negro del COVID-19 y nos obliga a replantearnos todo, incluso la forma en que trabajamos.

¿Quién no recibió mil veces, en estos días, el video de Bill Gates en su charla TED de 2015, donde profetiza que la próxima catástrofe mundial será una pandemia? De entre sus palabras, rescato: “No estamos preparados”. En pocos días nos dimos cuenta de que la dimensión y la velocidad del contagio no sólo amenazan la salud y la economía global, algo que, en principio, quizás percibimos como ajeno, como lo que le puede pasar a otros, lejos. No estábamos preparados para que el virus, y también el miedo que el virus genera, viniera a instalarse en nuestras vidas y a alterar radicalmente nuestras rutinas cotidianas.

Los humanos somos seres de hábito. La rutina es parte de nuestra esencia. Las situaciones que escapan de nuestro control nos desconciertan, nos angustian, nos hacen sentir perdidos. Y ahora, durante un tiempo aún indeterminado, ya no recorreremos ese trayecto conocido al lugar de trabajo; no nos diremos “Buen día” al entrar al edificio, no estaremos acompañados por nuestros colegas. Cambian los espacios, cambian los olores, cambian los ruidos, los horarios, las oportunidades para meterse de lleno en el trance del trabajo o del estudio.

Es difícil concentrarse cuando a nuestro alrededor tal vez están la pareja, los chicos, los padres, cada cual con sus necesidades, cada cual con su demanda de espacio, silencio y privacidad. Peor aun cuando en el hogar hay una sola computadora, ese hilo mágico de conexión con el mundo exterior. Estamos incómodos, estresados, sensibles. Las emociones se exacerban y se producen los primeros chispazos. En pocos días, en los tres o cuatro que llevamos enfrentando este nuevo reto, ya nos dimos cuenta de que va a ser difícil compatibilizar las demandas de todos y, a la vez, seguir trabajando en una forma ordenada y eficaz.

Es probable que algunos ya estén empezando a padecer el home office, esa “comodidad” que hasta hace poco idealizábamos, anhelábamos y envidiábamos. No es lo mismo trabajar desde casa de vez en cuando, gozar de la libertad de algunas tardes en pijama, que tener que hacerlo todos los días.

Tampoco es igual que unos pocos estén trabajando en forma remota mientras otros permanecen en el espacio habitual, que saber que en la oficina o el comercio no hay nadie. Produce una sensación de enajenamiento y descontrol, como si estuviéramos todos boyando solos en el espacio.

Y, además, están la incertidumbre y la angustia: ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo vamos a estar encerrados? ¿Cuánto tiempo más se podrán sostener los puestos de trabajo, cuando las condiciones son tan inestables? ¿Y si este stand-by se extiende, hasta dónde se podrán estirar le empresa, la peluquería, el gimnasio o cualquiera de los lugares en los que trabajamos, esos espacios que hasta ahora nos daban sustento y contención?

La metamorfosis de la metodología de trabajo nos pone a prueba, nos enfrenta a lo desconocido, nos asusta, nos estresa. No hay recetas únicas para atravesar este momento, el más VICA que nos tocó vivir hasta ahora. Sí podemos hacer algunas cosas para trabajar de la manera más ordenada y armoniosa posible, para seguir sintiéndonos parte de un grupo o un proyecto a pesar de la distancia y, quizás, para transformar el padecimiento en disfrute.

Mantener la rutina (todo lo posible)

Como aconsejan todos los que hablan de este tema, el primer paso es sacarse el pijama. Nos lo tenemos que tomar en forma literal y también como una metáfora para estos tiempos. Una vez escuché a un vendedor que decía que, aunque nadie lo vea, él no puede salir a trabajar con un agujero en la media porque lo predispone mal sentirse desprolijo. Por más que no nos vean, o que vean sólo nuestra cara a través de la cámara web, vestirse y aprestarse “como para ir a la oficina” nos hace entrar en “modo laburo”, que es el ingrediente principal para seguir manteniendo un ritmo productivo. Sostener, en lo posible, un horario y una cantidad de horas similares a las que estábamos acostumbrados. Armarnos, en lo posible, un espacio dentro de nuestras casas para trabajar con tranquilidad.

Mantener la conexión

Sentirse parte de una red es importante en estos tiempos de aislamiento. Todos, en especial los líderes, tienen en estos días una oportunidad de demostrar su liderazgo. A pesar del descontrol que provocan las distancias, mantener el contacto con el resto del equipo es fundamental para que las personas no se sientan sueltas. Es bueno empezar el día con un mensaje, por WhatsApp o por el medio que sea: ¡Buen día!, ¿Cómo están?, ¿Necesitan algo? Mantenerse conectado durante el día: ¿En qué andan?, ¿En qué los puedo ayudar? Y luego cerrar el día: ¿Cómo les fue hoy?

Ejercitar la empatía y la tolerancia

Es difícil mantener un buen clima cuando hay tanta tensión en el aire. Ya sea con las personas con las que convivimos, o con los colegas y colaboradores a distancia, la capacidad de ponernos en los zapatos del otro va a elevar nuestro umbral de tolerancia. No es momento de ser excesivamente exigentes ni de engancharse en todas las batallas. Las emociones están a flor de piel y todos corremos el riesgo de decir cosas de las que luego nos vamos a arrepentir.

Anticiparse, definir límites y negociar

Antes de que las emociones entren en ebullición y empiecen las peleas sobre los tiempos y los espacios disponibles en casa para trabajar, o sobre el uso de la tecnología, conviene establecer en frío cuáles van a ser las pautas “higiénicas” de convivencia. Cada una de las personas que están trabajando en casa necesita contar con un paréntesis de tranquilidad para hacer o recibir llamadas y concentrarse en sus tareas. Con los chicos dando vueltas, las rutinas desflecadas y los horarios cambiados, la casa puede ser un caos. Lo mismo pasa con los compañeros de trabajo, los jefes, los proveedores. Avisarles cuándo vamos a estar o no disponibles, si pueden interrumpirnos o no.

Necesitamos generar acuerdos, necesitamos socios que nos ayuden a evitar el caos y el mal humor. Para delimitar la frontera entre los momentos de trabajo y aquellos en que hacemos otra cosa, y llegar a compromisos que nos permitan seguir siendo productivos, vamos a tener que sentarnos a negociar con los demás: qué necesita cada uno, y qué está dispuesto a resignar, para que todos podamos atravesar lo mejor posible esta tormenta.

Hoy la humanidad vive un momento particularmente inquietante. Tal vez podamos aprovechar esta cuarentena para desarrollar nuestras habilidades de tolerancia, empatía, colaboración y comunicación. Cuando termine esta locura, es seguro que habremos aprendido mucho. Y, quién sabe, tal vez descubramos que las nuevas maneras de trabajar y relacionarnos resulten una mejora con respecto a lo que conocíamos hasta ahora.

Crédito imagen: Shutterstock

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Entre Cisnes Negros

Nuestra vida se topa en ocasiones con situaciones imprevistasacontecimientos desconcertantes y giros que pueden superar la imaginación del mejor autor de ficción…

La vida no es previsible

Y, sin embargo, nos empeñamos en hacer previsiones de todo. Seguimos con interés las encuestas ante cualquier cita electoral –como si nos fueran a vaticinar el resultado final, cosa que sucede cada vez menos–, buscamos qué dicen las previsiones económicas, hacemos proyecciones a futuro del déficit de la Seguridad Social, queremos saber las tendencias para los próximos 20 años…

Cuando en realidad no sabemos qué hecho imprevisto puede suceder mañana y cómo puede cambiar todo.

Las organizaciones son conscientes de la necesidad de lidiar con esta incertidumbre. Estos últimos días he tenido la suerte de trabajar con una compañía multinacional estadounidense tremendamente innovadora, que se dedica a investigar, desarrollar y comercializar tecnologías en varios ámbitos, una compañía líder que sigue invirtiendo en formación para que esa innovación sea una constante, y es extraordinario comprobar el nivel de sus profesionales  a la hora de trabajar con un reto ante ellos.

También debe trabajarse con la incertidumbre en el mundo de la Educación. He podido compartir también mi experiencia en el Congreso Nacional de Formación FOL para profesores, donde expliqué mi modelo «Vamos» para aplicar las metodologías emprendedoras en el aula, y compartir unas horas con un grupo de profesores maravillosos.

Tenemos el reto de formar a futuros adultos capaces de

gestionar la incertidumbre del siglo XXI

Por ello, es necesario fomentar nuevas habilidades como la creatividad, la autoconfianza, la capacidad de trabajar en equipo… Las personas deben ser capaces de cuestionárselo todo, de explorar nuevas soluciones, en vez de partir de certezas y de reglas. Porque vivimos rodeados por la incertidumbre.

TRANSFORMA LA INCERTIDUMBRE EN OPORTUNIDAD

Extracto del capítulo 7 de mi libro Vamos

Vivimos rodeados por la incertidumbre. El futuro es más impredecible que nunca. Debemos convivir con la incertidumbre, porque no parece que se vaya a ir. Y ello supone no solo tolerarla o aceptarla, sino ir más allá:  aprender a transformar la incertidumbre en oportunidad, buscar el poder del pensamiento positivo que propugna Martin Seligman y conseguir resultados en medio de esta incertidumbre.

Donde nada es seguro…

todo es posible

A lo largo de nuestra vida, debemos hacer frente a muchos retos habiendo llegado al límite de nuestros conocimientos. Ya no sirve repetir conceptos. En esos momentos, nuestra capacidad personal para buscar soluciones adecuadas será determinante.

 

La incertidumbre y sus consecuencias es un concepto ampliamente analizado por distintos autores, y particularmente me gusta la visión que le dieron Steven D’Souza y Diana Renneri en su libro Not knowing –’No saber’–. Los autores explican que en el límite entre lo que sabemos y lo que no sabemos hay un lugar lleno de posibilidades. El límite es el lugar en el que puede emerger algo nuevo y explorarlo puede llevarnos a experimentar, a aprender cosas nuevas y encontrar oportunidades.

Las soluciones, en ocasiones, no se encuentran en el saber. D’Souza y Renner nos muestran algunos peligros del saber:

El saber nos otorga seguridad ante cualquier circunstancia. Sin embargo, debemos ser conscientes de que el saber ya no es algo inamovible y, en consecuencia, creer que ‘sabemos’ entraña algunos peligros.

Saber nos da poder, pero también es un estorbo cuando nos aferramos a ese saber como algo inalterable, y nos puede bloquear a nuevos aprendizajes.

Puede producir ceguera por excesiva confianza.

Los límites de la especialización pueden reducir nuestra capacidad de ser originales.

La pretensión del conocimiento, si nos lleva a fingir conocer todas las respuestas sobre un tema es un riesgo, cuando lo razonable es admitir el desconocimiento cuando se produce.

El riesgo del líder que sabía demasiado y la obediencia a la autoridad. Muchas personas prefieren seguir ciegamente a ciertos líderes, ya que así se sienten aliviadas por no saber cómo actuar, pero la obediencia ciega puede tener consecuencias negativas a la hora de tomar decisiones.

El cambio continuo del conocimiento impide que nos podamos situar en una posición invariable de «saber». Todo cambia, por lo que deberemos aprender continuamente.

Más complejo, más ambiguo. Vivimos en un mundo más VUCA que nunca.

Mala relación con la complejidad: es difícil hacer un buen diagnóstico de situaciones complejas. Las soluciones rápidas aplicadas a problemas complejos son soluciones temporales, que no abordan las cuestiones más profundas, y que normalmente no acaban con el problema.

Cuando nos encontramos en el límite entre lo conocido y lo desconocido, aparece la sensación de vulnerabilidad o de miedo. Sin embargo, es necesario aceptar la situación del «no saber» que nos obliga a salir de nuestra zona de confort y a aprender algo nuevo. Como dicen los autores ‘es necesario cruzar el límite’. En ciertos momentos llegamos a Finisterre, que debe su nombre a la expresión latina finis terrae, que significa ‘fin del mundo’, donde está el límite de lo conocido y que supone la frontera que separa nuestra realidad actual de lo desconocido.

En el límite entre lo que sabemos y lo que no sabemos,

hay un lugar lleno de posibilidades

En el límite surge, generalmente, una sensación de incompetencia, que debemos superar si decidimos cultivar nuevas habilidades y capacidades.

Aceptar el hecho de ‘no saber’ algo supone admitir que existe la posibilidad de ganar y la de perder ante la situación que afrontamos y puede suponer una manera muy efectiva de buscar la solución al reto que se nos plantea. Los consejos que te dan los autores para conseguir que te muevas adecuadamente en el límite son los siguientes:

Cambia la sensación de control por la sensación de confianza.

Debes aferrarte a la finalidad y a los valores. Cuando nos adentramos en lo desconocido, tener unos valores y una finalidad claros pueden ser las únicas cosas a las que podemos aferrarnos. En momentos que no sabemos hacia dónde vamos, es importante tener claro el por qué.

Permítete decir «no lo sé»No pasa nada por admitirlo, es un acto de sinceridad que te permitirá buscar otras fórmulas.

Alberga dudas. Siempre es necesario aprender a dudar de lo que ves, cuestionar las cosas y admitir que tu punto de vista es subjetivo.

Cierra los ojos para ver. En ocasiones es necesario cerrar los ojos a las fuentes de información a las que acudimos normalmente para explorar otras nuevas, y conseguir así un nuevo punto de vista.

Observa y crea un espacio para el silencio, detente un rato para ver realmente qué está sucediendo.

Desafía las suposiciones, la autoridad y el conocimiento. Es el camino para conseguir avanzar. Ya sabes que la frase más peligrosa es aquella de «siempre lo hemos hecho así».

Es el único modo de conocer nuevas respuestas.

Ante los cambios, la improvisación es imprescindible y lo comparan a tocar jazz, que obliga a estar completamente presente para afrontar los imprevistos que surjan y dispuesto a abandonar el plan previo cuando sea necesario.

Genera muchas hipótesis y busca diferentes perspectivas.

Asume riesgos. Explora y experimenta. Al final, siempre es necesario probar si realmente funciona tu solución… en el mundo de los emprendedores se aplica a través de la metodología de «Lean Start Up» de Eric Ries, como hablaremos en el próximo capítulo.

Haz locuras, juega.

Ejercita el sentido del humor.

No consideres la vulnerabilidad como una debilidad. Al contrario, es una fórmula de crecimiento. Un estudio de Harvard Business Review muestra que ver el coraje de las personas que aceptan su vulnerabilidad inspira a los demás.

Ten compasión, empatía y solidaridad. La compasión que demostremos con nosotros mismos nos permitirá sentir compasión por los demás y su sufrimiento. Relacionarnos con los demás con empatía y solidaridad nos permitirá conectar con otras personas que están viviendo algo parecido y nos ayudará a encontrar el camino.

Una extensa lista de consejos para cruzar ese camino en el límite. Estamos obligados a convivir con la incertidumbre.

CISNES NEGROS

Y en esta incertidumbre, resulta interesante recordar el poderoso ensayo de Nassim Nicholas Taleb «El cisne negroEl impacto de lo altamente improbable».

Taleb define a los «cisnes negros» como aquellos sucesos que ocurren contra cualquier pronóstico o previsión, y que tienen lugar con mucha más frecuencia de lo que pensamos. Lo que el autor denomina «cisne negro» es un evento que presenta tres características principales:

1

Es inesperado

Nada de lo sucedido en el pasado apuntaba a que pudiera suceder.

2

Tiene gran impacto

Probablemente porque es inesperado, cuando sucede encuentra a las personas desprevenidas y captura toda su atención.

3

Genera explicaciones a posteriori

Por ese temor que produce lo incierto, cuando aparece esta figura se buscan a posteriori todo tipo de argumentos que justifiquen por qué ha sucedido.

Los sucesos demuestran que se producen continuamente hechos imprevisibles. La incertidumbre se ha instalado en nuestra cotidianeidad.

Pero en cada situación de incertidumbre, nace una oportunidad. Las situaciones de incertidumbre nos obligan a dar el máximo de nosotros mismos, potencian nuestra creatividad y nos hacen crecer hasta dónde no sabíamos que podíamos llegar.

Convertir la incertidumbre en oportunidad es el gran reto, para el cual siempre será necesario aceptar nuestra dosis de vulnerabilidad y saber que vamos a asumir un riesgo, porque no hay garantías de que vaya a salir bien.

Sin embargo, el mayor peligro ante la incertidumbre es no hacer nada… habrá que arriesgarse. Debemos acostumbrarnos a convivir con cisnes negros, con hechos que no tienen una explicación racional, así que, en lugar de intentar controlarlo todo, es mejor estar abiertos a esperar lo inesperado.

Y no dejarnos dominar por el miedo, si aceptamos que la vida es cambio y una sorpresa constante, sabremos gestionar mejor el universo de nuevas posibilidades que nos llevan al futuro.

Nos acostumbraremos a avanzar entre cisnes negros,

es cuestión de buscar algo que nos ilumine

en la oscuridad de la incertidumbre…

Shed a Light

Don’t leave me here in the dark

when it’s hard to see

Show me your heart…

shed a light on me

Publicado en INED21. Post original aquí.

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Nassim Nicholas Taleb: “La paranoia es la mejor estrategia para sobrevivir”

por Gonzalo Suárez

  • Hace una década, pronosticó la crisis global con su superventas ‘El cisne negro’. Ahora, el gran filósofo del azar publica un libro de aforismos
  • “Hay que acabar con los bancos: su única función es pagar millones a sus ejecutivos”, dice

Si tuviéramos que definir a Nassim Nicholas Taleb con una sola palabra, sería «arrogante».

Si dispusiéramos de dos, quizá elegiríamos «capullo arrogante».

Y si nos ponemos locuaces, diríamos que Taleb es un capullo que se ha ganado el derecho a ser arrogante. Porque nadie ha explicado con tanta brillantez la era de la incertidumbre que atenaza al mundo occidental desde hace un decenio.

Recordemos: este matemático-inversor-filósofo fue quien desarrolló la ‘teoría del cisne negro’. Es decir, que la modernidad es tan compleja que no podemos entenderla del todo y, por tanto, somos vulnerables a acontecimientos tan imprevistos como letales. Por usar su propia metáfora, nos acostumbramos a vivir en un mundo repleto de cisnes blancos… hasta que la repentina aparición de un cisne negro derrumba nuestras creencias previas y nos obliga a replantearnos cómo funciona todo.

En 2007, cuando publicó esta teoría, muchos le tacharon de agorero… Hasta que, meses después, los cisnes negros empezaron a revolotear por el mundo con una frecuencia inaudita: de Lehman Brothers a la crisis del euro, de Wikileaks a Snowden, del Brexit a Donald Trump… Por no hablar de España: el 15-M, el rescate bancario o, desde el 1-O, la ópera bufa del procés.

Los últimos tiempos han demostrado que lo que parece imposible no lo es tanto. ¿Se siente reivindicado?

Bueno, es cierto que hay un montón de idiotas que tienen El cisne negro en su estantería, pero sólo porque se puso de moda. La realidad es que, aunque lo hayan leído, no lo han entendido en absoluto. Sobre todos los banqueros.
¿No hemos aprendido nada?
Los individuos nunca aprenden, pero los sistemas sociales sí. Y lo hacen expulsando a los inútiles que la cagan. Supongo que algo habremos mejorado con la crisis. Muchos capullos se han arruinado. Pero no los suficientes.

Nassim Nicholas Taleb habla al alba desde su apartamento en Nueva York. La contundencia de sus puñetazos verbales contrasta con sus modales exquisitos al teléfono, tan alejados del tono chulesco de sus libros. «En realidad, sólo me comporto como un capullo arrogante con la gente poderosa», dice. «Me gusta que los poderosos me vean como un capullo, porque eso significa que voy contra lo establecido y que su único argumento es insultarme. Pero si un panadero o un taxista me llama arrogante, lo paso fatal. ¡En mi vida diaria soy un encanto!».

 Ahora, el pensador se encuentra en plena promoción de dos libros. En el primero, Skin in the game, aún sin editar en castellano, defiende que sólo debes fiarte de quienes se juegan el pellejo si se equivocan con sus consejos. El otro, El lecho de Procusto, que acaba de llegar a España (Editorial Paidós), es una selección de cientos de aforismos como los que ilustran esta entrevista.

Dice Taleb que eligió este formato, algo anticuado, por dos motivos. El primero, que el auge de Twitter ha reavivado la sed ancestral por estas pequeñas cápsulas de sabiduría en formato breve. Y el segundo, que los aforismos son, junto a la poesía, la forma más antigua de comunicación.

«Como norma general, las tecnologías más antiguas sobreviven a las más modernas», explica. «El papel, por ejemplo, lleva miles de años siendo útil y seguro que sobrevive a los actuales libros electrónicos. También estoy seguro de que, dentro de miles de años, los aforismos seguirán siendo relevantes».

Quien así habla nació en Amioum (Líbano) en 1960 y completó todo tipo de estudios vinculados con las finanzas. Durante décadas trabajó de inversor y se dio cuenta de que el sistema global era más frágil de lo que sus colegas querían creer. Así que aplicó sus ideas heréticas a sus propias inversiones, apostó por la existencia de burbujas y se forró cuando estallaron: el lunes negro de 1987, el hundimiento de las puntocom en 2001 y también la gran recesión de 2008.

A esas alturas, ya había decidido reciclarse en escritor libertario, filósofo del azar y azote de los falsos expertos. Su libro El cisne negro (2007) fue, en sí mismo, un cisne negro editorial: este sesudo tratado sobre probabilística vendió cuatro millones de copias en todo el mundo. De golpe, Taleb se convirtió en el orador más deseado por los mismos foros que tanto despreciaba: esos cónclaves de gurús que aseguran tener las claves del futuro de la humanidad. Rechazó la mayoría de invitaciones: como reza uno de sus aforismos, «eres rico si y sólo si el dinero que rechazas te sabe mejor que el dinero que aceptas».

Taleb dedicó su fortuna a comprar su propia libertad. Cuando recibió amenazas de unos banqueros a los que tachó de estafadores, le aconsejaron que contratara guardaespaldas: en cambio, se hizo culturista y llegó a levantar casi 200 kilos en el gimnasio. También se niega a tener un asistente («limitan tu autenticidad»), consume sólo bebidas de más de un milenio de tradición (vino, té, aguardiente) y rechaza cualquier tipo de premio: «Si te dan uno, se convierten en tus dueños».

Esa independencia de criterio le permite lanzar consignas incendiarias, como este reciente titular: «Lo mejor que le podría pasar a la sociedad es la quiebra de Goldman Sachs». ¿Sólo Goldman Sachs? «En general, todos los bancos. Es un sector que se dedica a extraer rentas sin producir nada útil. Las nuevas tecnologías hacen que ni siquiera sean necesarios para prestar dinero. Si asumes riesgos, que Dios te bendiga: por eso defiendo la desigualdad económica. Pero la única función de los bancos es pagar millones a sus ejecutivos. Y si la cagan, paga el contribuyente. Deben desaparecer.

Sus otras tres profesiones más odiadas son los intelectuales, los economistas y los periodistas. En su opinión, ¿cuál es la más dañina?
En realidad, los periodistas podrían ser beneficiosos, porque su labor es desmontar fraudes. Pero les da miedo pensar por sí mismos y actúan como un rebaño miedoso. Se protegen unos a otros. Lástima.
¿Y los intelectuales?
También son dañinos, porque tratan de extender sus conocimientos más allá del pequeño terreno que dominan. Y es algo que un verdadero científico jamás haría.
Aún quedan los economistas…
Son expertos de pega. Un fontanero sabe de fontanería. Un charcutero sabe de jamón serrano. Pero se ha demostrado que los economistas no saben de economía. Ninguno vio venir la crisis, con honrosas excepciones, y fuimos marginados durante años. Pero lo peor de todo: no han aprendido nada de los últimos 10 años.

Dice Taleb que el negocio de la restauración funciona porque son los clientes, y no otros restauradores, quienes deciden qué locales prosperan y cuáles cierran. Lo mismo ocurre con los médicos, que dependen de su buena reputación entre los pacientes. «Y de no matarlos, claro», bromea.

En cambio, otros sectores, como la Universidad o la burocracia, están «envenenados» porque sus profesionales se evalúan entre ellos mismos, con nula transparencia. «En los últimos tiempos, la gente de la calle se ha dado cuenta de la gran estafa de los pseudoexpertos, que no pierden nada si se equivocan en sus pronósticos», denuncia. «Un ejemplo son los burócratas de Bruselas: por muy proeuropeo que seas, tienes que admitir que si se equivocan no les pasa nada, porque nadie les elige en las urnas».

¿Ha ayudado esta fobia a los expertos a la elección de Donald Trump?
Sí. Barack Obama hablaba, hablaba y hablaba, era un grandísimo orador, pero luego nadie entendía lo que hacía. Llenó la Casa Blanca de expertos que no sabían nada del mundo real. La gente acabó harta.
¿Y Trump?
Es un iletrado que no sabe hablar, pero a los americanos no les importa: la mayoría tampoco sabe hablar en público. Tampoco les molesta que carezca de dignitas, como decían los romanos, o que diga estupideces en Twitter. Siempre que actúe, claro. Muchos estadounidenses prefieren tener como presidente al hombre de acción más torpe del mundo que a una persona de palabras muy inteligente como Obama o Hillary Clinton, a la que veían como una vendedora de crecepelo que privilegiaría a los empleados frente a los autónomos.

Los empleados, precisamente, son otra de las bestias negras de Taleb. En uno de sus aforismos, asegura que las tres sustancias más adictivas del mundo son la heroina, los carbohidratos y una nómina mensual como empleado. Aunque, en este caso, asegura que sus puñaladas verbales son «por su propio bien».

«Cuando eres empleado, tienes la impresión de que generas dinero cada mes», dice. «Pero, en realidad, tus intereses son opuestos a los de tu empresa, que quiere que te enganches a la comodidad de tener un salario. Su interés es que ninguna otra empresa quiera contratarte, que tengas miedo de llevarle la contraria y que no te atrevas a cultivar tus propios intereses».

¿Como se evita?
Hay dos vías. Una es cobrar el salario mínimo, porque siempre puedes mandar a la mierda a tu jefe y conseguir otro trabajo. Pero la más inteligente es no tener un salario y convertirte en un pequeño empresario. Sí, asumes riesgos, pero eres libre.
Usted dice que, en el fondo, el ser humano es bueno calculando riesgos.
Sí, al fin y al cabo hemos sobrevivido cientos de miles de años como especie…
¿Cómo?
Gracias a la paranoia, que es la mejor estrategia de supervivencia. El optimismo es malo. Los psicólogos siempre dicen que infravaloramos la posibilidad de que se produzca una catástrofe. Yo te hago una simple pregunta: ¿prefieres que tu piloto de avión sea un pesimista o un optimista?
. . .
Ya respondo yo: necesitamos que nuestros líderes sean pesimistas.
Muchos expertos dicen que la ansiedad es la enfermedad del siglo XXI.
Pues se equivocan. Si no eres ansioso en tu vida personal, te vas a la quiebra. Mira a los animales salvajes: siempre están vigilantes, no asumen riesgos. Yo soy una persona feliz, pero cada mañana me levanto como si fuera a irme a la quiebra ese mismo día.

Curiosamente, este pesimismo existencial de Nassim Nicholas Taleb le lleva a un corolario contraintuitivo. La ansiedad humana, que tantos esfuerzos dedicamos a erradicar, quizá sea el principal motivo para confiar en la supervivencia de la raza a largo plazo. «Así es», coincide. Tras una pausa, añade: «Y así seguirá salvo que venga un puñado de psicólogos buenistas a joderlo todo».

Publicado en El Mundo. Post original aquí.

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Los Cisnes Negros no existen. El Sesgo cognitivo.

por Isa Borrego

Hay cosas que pensamos que no existen, sencillamente porque no queremos que existan. Ignoramos las malas noticias con la esperanza de que no lleguen nunca. ¿Alguien ha visto alguna vez  un cisne negro?

Vivimos, trabajamos y ocupamos nuestro tiempo pensando que ciertas cosas no nos van a suceder. Quizás a otros si, si tienen mala suerte  (o buena),  pero a nosotros no. Es imposible.  Por eso cuando  nos ocurren nuestra mente se bloquea. Negamos la mayor. Hasta que la mayor nos engulle.

La verdad es que en un lugar de Australia Occidental existe una especie rara de cisne negro. Son raros pero existen. Puede que tú no los hayas visto nunca. Puede que yo tampoco, pero existen. Que algo sea raro y poco común no lo hace desaparecer. No lo hace menos cierto.

La metáfora de la existencia de cisnes negros como un hecho altamente improbable pero posible, enmarca las investigaciones del estadista y Premio Nobel Nassim Taleb, que estudia “el impacto de lo improbable” en nuestras vidas. Uno de los mayores descubrimientos que he vivido en el desarrollo de mi profesión es la  incorporación de LA TEORÍA DEL CISNE NEGRO en los Procesos de Planificación Estratégica para la Búsqueda de Oportunidades laborales. Resumiendo las tesis de Taleb, nuestro universo de opciones está circundado por el caos, la complejidad y la incertidumbre; pero nuestros complejos sistemas mentales lo ignoran para poder vivir con la simplicidad que necesitamos en cada momento. Necesitamos entender lo que nos pasa. Y si no lo entendemos lo ignoramos o nos lo inventamos.

Para Taleb, los Cisnes Negros son esos acontecimientos del todo improbables, inexplicados, fuera de planes que impactan en nuestras vidas originando grandes cambios.

Cuando el acontecimiento explota intentamos darle una explicación sensata y argumentada de por qué ha ocurrido. Y encontramos muchas causas… a posteriori. Sin embargo somos incapaces de detectar el acontecimiento antes de que ocurra.

 A toro pasado es fácil explicar por qué pasó. Pero parece que era imposible predecirlo.

Ocurre con los despidos laborales o con las Oportunidades que pasan ante nuestras narices y no sabemos reconocerlas, por ejemplo. Despidos, caídas del Sector en el que trabajamos, negocios brillantes que se arruinan, opciones que desechamos sin darles una oportunidad, negocios que a priori sin saber por qué despuntan y triunfan desorbitadamente. Son sorpresas que ocurren. A pesar de que nadie las espera. El nacimiento de Google o del automóvil; el 11 S, el desplome de sector financiero y bancario… son algunos de los cisnes negros que Nassim Taleb analiza.

Los sesgos cognitivos. Atajos hacia ningún lugar. Los cisnes negros no existen.

Tenemos como seres humanos la necesidad de explicarnos qué ha ocurrido y por qué ha ocurrido. Estamos predeterminados genéticamente para que sintamos ansiedad si no entendemos nuestro problema en su complejidad y alivio cuando lo resolvemos. Es así de simple. Necesitamos cerrar para poder pasar a otra cosa. Y en ese intento de cerrar para entender, nos equivocamos con demasiada frecuencia.

Es lo que en neuropsicología llamamos “sesgo cognitivo”.

 No es más que un atajo que la mente toma pero que normalmente conduce a error.

Uno de los sesgos cognitivos que más pueden dificultar el desarrollo de tu Plan Estratégico es éste: Lo que no sabemos se acaba subestimando. Pensamos que no va a ocurrir. A lo que no entendemos le quitamos la importancia que tiene. Y creemos que porque no estamos preparados para que  algo pase, no va a pasar. ¿Cuántos trabajadores intuyen que el despido está cerca? Muy pocos.  Aunque hay señales. Siempre.  Cuando ya ha ocurrido nos vienen a la cabeza numerosas explicaciones que pueden ser causas del hecho. Pero antes de que ocurra no lo vemos porque no queremos verlo. Nuestra mente, sencillamente no concibe que pueda producirse. Está ocupada pensando en otras cosas.

Una de las fases más importantes del Plan Estratégico es el estudio de Tendencias Laborales futuras y  la Construcción de Escenarios con alta probabilidad de Incidencia. En esta fase de nuestro plan desarrollamos 4 posibles escenarios profesionales futuros y decidimos cual tendrá más probabilidad de incidencia en nuestra vida profesional. Y a nuestra mente analítica le apasiona esta parte del proceso de planificación estratégica.

Porque “enmarcamos” un escenario muy probable de incidencia. Otro sesgo cognitivo. Otro atajo mental. Enmarcar un escenario laboral probable es enfocarnos en él. Sin querer nos olvidamos del resto de escenarios.

Nuestra mente analítica alojada en el hemisferio izquierdo  piensa: “por fin se lo que va a pasar. O al menos lo que tiene más probabilidades de que me pase a nivel profesional”.

 hasta un dibujo de un niño de 3 años, se ve más bonito, mejor hecho,  si está enmarcado.

Pero esta apuesta por un  Escenario profesional no será útil si no aceptamos la existencia de  nuestros particulares “cisnes negros”.

–          El entorno profesional suele ser complejo. Podemos planificar acciones concretas pero siempre hay variables extrañas que desconocemos y que intervienen en nuestras decisiones.

–          Asistimos todos los días aunque no seamos conscientes a lo imprevisto. Donde los sucesos insignificantes son causas de otros sucesos mayores. Bucles de sucesos que finalizan con algún acontecimiento que nos afecta.

–          Debemos focalizar nuestro esfuerzo en el escenario más probable pero sin perder de vista el posible impacto de lo que consideramos improbable.

–          Analizamos con tanta precisión “lo probable” que nos olvidamos de todas las demás variables.

Si aceptamos que lo improbable puede suceder nos prepararemos mejor para afrontarlo, para adaptarnos o incluso para transformarlo en beneficio propio. Aunque no sepamos con seguridad cuándo ni cómo. Incorporar a la matriz de escenarios  algunas variables lo que no sabemos que puede ocurrir hace que nuestro marco de referencia se agrande. Se expanda y mejore la perspectiva del análisis de escenarios.

Publicado en Isa Borrego. Post original aquí.

Para consultar la Infografía incluída en este trabajo, ver la siguiente publicación en nuestro blog.

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3 pasos para cambiar ya el plan estratégico obsoleto por un plan de innovación ágil

por Ignasi Clos

Las empresas vienen operando a través de planes estratégicos a 3, 5 y hasta 10 años vista. Llegó un punto en el que parecía que, sin un plan estratégico a largo plazo, estabas destinado al fracaso. Y, seguramente, era cierto. Pero esto era válido en la era del crecimiento lineal. En la sociedad de la innovación, el plan estratégico a 5 años ha muerto, y debe ser sustituido por un plan de innovación ágil. Te explico cómo.

El éxito de la gestión empresarial está en saber dónde se quiere ir (y para eso sólo necesitas un propósito de empresa), y una vez tomada esta decisión, ser capaz de experimentar, y tomar decisiones de forma ágil. Demasiados aspectos de la gestión de empresas fluyen y se alteran de forma acelerada, como para que nosotros nos pasemos el tiempo planificando algo que nunca va a ocurrir.

3 razones por las que el plan de innovación es el futuro:

Los sesgos cognitivos están en los planes estratégicos, y limitan nuestra capacidad de innovar:

Recuerdo como si fuera hoy cómo ayudé, cuando era yo un joven consultor que empezaba a entender qué era esto del management, a elaborar un plan estratégico de este tipo hace unos 10 años, para una empresa de construcción nacional. Un plan estratégico que iba a posicionar la compañía como un referente en su sector en 5 años… Quizás no sea necesario decir que esta empresa, una vez pasada la crisis económica que impactó en ese sector más que en ningún otro, ya no existe. Una mezcla de dos sesgos cognitivos que limitan capacidades de innovación: el elefante en la sala (no vemos lo que ya está aquí y que va a cambiar nuestras vidas YA), y el cisne negro (no nos preparamos para el cambio radical, porque queremos creer en el fondo, que no nos va a impactar a nosotros).

La extinción de empresas durante la crisis no figuraba en el plan estratégico de esas empresas… como tampoco existía una estrategia de innovación, porque en realidad, “no era necesario”.

En la sociedad de la innovación, somos mucho más sensibles al impacto de los sesgos cognitivos que antes. Y solemos caer en varios de estos sesgos en los planes estratégicos corporativos.

La tecnología lo ha acelerado todo, no puedes planificar en mercados de disrupción:

El mismo año en que Apple anunciaba el lanzamiento del smartphone, Nokia compraba por 8.000 millones de USD la empresa Navteq, una de las pocas en el mundo que realizaba mapas. Era un movimiento estratégico para posicionarse en el mercado de las aplicaciones de geolocalización. Ese mismo año, sin embargo, la startup Waze, se aprovechó de la tecnología que ofrecen los smartphones para crear mapas y una aplicación de geolocalización sin necesidad de ningún tipo de infraestructura para hacer mapas.

La historia de Nokia vs Waze, o del plan estratégico frente a la innovación ágil

Tu equipo te está reclamando flexibilidad, creatividad y colaboración, no rigidez y números sin alma

Tu empresa es un ente vivo, formada por personas con intereses y motivaciones. Mira a tu alrededor, y date cuenta de que la mayoría de profesionales que hoy se han subido a tu barco, en nada ya no estarán. Y eso es bueno. Estamos en la era en la que atraer talento es la clave, y en que a la vez necesitamos entender que la retención del talento es una quimera, un imposible. No retengas, ayuda a las personas a desarrollarse, y si es marchándose, que así sea.

Pero no por eso debes dejar de trabajar tu poder de atracción, para poder colaborar con el mejor talento: y, para ello, necesitas entender lo que están buscando los trabajadores. Y se acerca más a un entorno creativo capaz de experimentar de forma continua y sin límites, a un entorno cerrado a unas normas y objetivos numéricos.

En definitiva, toda organización vive en la sociedad de la innovación, la era de los cisnes negros, del cambio exponencial y del profesional que pide propósito y creatividad, más que rigidez y cifras. Por eso, el plan estratégico a 5 años ha muerto. Y, sin embargo, la estrategia es más importante que nunca. ¿Cómo lo hacemos?

3 pasos para pasar de una estrategia empresarial obsoleta a un plan de innovación ágil:

Paso 1: Mira al futuro, de verdad, sin cerrarte las puertas a diferentes y nuevas posibilidades

Aquí, existen metodologías como el “future thinking” de Chechu Salas, o la creación de escenarios a futuro, mirando a 10 o incluso 20 años, en las que como empresa definimos una imagen de alto nivel de lo que será relevante entonces, en cuanto a:

  • Valor para el cliente
  • Necesidades de los usuarios
  • Impacto tecnológico
  • Disrupciones en la cadena de suministro…

Chechu Salas presentando la metodología Future Thinking (en breve en nuestro blog). Imagen obtenida del blog de Shift Talk

Una vez expuestos los diferentes escenarios, se trata entonces de definir una estrategia ágil para definir retos que nos permitan ir avanzando, posicionándonos como una empresa capaz de aportar el valor que deseamos en ese futuro a largo plazo, en esos escenarios dibujados.

Paso 2: Define retos de innovación, a resolver a corto plazo (6 meses), mediante la experimentación entre equipos internos multidisciplinares ágiles y los usuarios finales. ¿Cómo hacerlo?

Este es el punto clave del plan de innovación ágil. Se trata de definir retos de innovación. Y tienes muchas formas de hacerlo:

  1. Aquí tienes todo lo que necesitas saber para entender qué es un reto de innovación
  2. Mirando hacia fuera, alrededor y hacia dentro, una metodología en tres pasos para definir tus retos de innovación
  3. Mirando más hacia los objetivos estratégicos, esta es otra metodología para definir retos de innovación en 4 pasos.
  4. Y, finalmente, cuatro herramientas que puedes utilizar para definir retos de innovación.

Hay técnicas, como el “Zoom out – zoom in” de Deloitte, que combinan las dos aproximaciones.

Paso 3: Céntrate en la cultura de equipo

Para activar al equipo para resolver los retos de innovación, necestias poner la energía, más que en el control y el seguimiento de los equipos, en crear un gran equipo con una cultura de trabajo y colaboración excelente. Porque solo con una gran capacidad para la colaboración, puede haber una buena respuesta de equipo ante las sorpresas de la sociedad de la innovación. ¡Y este es un tema profundo y que da para muchos otros posts, ¡así que en breve más sobre este tema! ?

Equipo Induct definiendo los retos de innovación del semestre, el pasado mes de agosto

El plan estratégico aporta una falsa sensación de solidez y seguridad (por eso nos cuesta tanto abandonarlo). En cambio, la estrategia o plan de innovación ágil te aporta todos los ingredientes necesarios para sobrevivir en la sociedad de la innovación:

  • El escenario futuro del plan de innovación te aporta una visión compartida, un propósito a largo plazo.
  • La acción, a través de retos de innovación a corto plazo, te aporta aprendizaje y progreso.
  • Y la cultura de equipo te aporta cohesión para resolver retos en un entorno altamente ambiguo y complejo.

Ya sabes, a definir un plan de innovación que sustituya al viejo plan estratégico. ¡Mucha suerte!

Otros enlaces que te recomiendo, sobre la obsolescencia del plan estratégico:

Strategic Planning Is Dead. Here Are Two New Ways To Face The Future de Forbes

The Death of Strategic Planning: Why? de Forbes

Strategic Planning is Dead – Long Live Strategy Execution de Fast Company

The strategic five-year plan is dead de Blackline Magazine

The Creative Plan is the new Strategic Plan De Gary Wexler

Is strategic planning dead? de Business World Online

If Strategic Planning is “Dead,” What is the Alternative? de Medium

Zoom Out Zoom In Strategy de Jaime Rodríguez Ramos

Publicado en Sociedad de la Innovación. Post original aquí.

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El peligro de los patos negros

por Santiago Bilinkis

Crédito: Alma Larocca

Durante cientos de años en el mundo anglosajón se usó la expresión cisne negro como metáfora de cualquier cosa inexistente. Esto fue así hasta que en 1770 el Capitán James Cook llegó por primera vez a Australia y se encontró con que allí los cisnes negros abundaban. El famoso explorador llevó un par de ejemplares de regreso a Inglaterra y forzó a redefinir el sentido de la frase. Desde ese momento, un cisne negro no simboliza algo inexistente, sino a una cosa extremadamente rara.

Diez años atrás, el notable académico y ensayista libanés Nassim Taleb recuperó del olvido esta expresión, y en su libro, del mismo nombre, popularizó el concepto de cisne negro para referirse a fenómenos con muy baja probabilidad de ocurrir pero de un enorme impacto si suceden. De acuerdo a Taleb, la tendencia humana a ignorar los escenarios muy improbables hace que los cisnes negros nos tomen siempre por sorpresa y mal preparados para sus devastadores efectos.

Sin embargo, en mi actividad como divulgador científico y tecnológico me encuentro constantemente con un fenómeno distinto, mucho más generalizado y peligroso que el descripto por Taleb. ¡Quiero presentarles hoy al pato negro!

Desde mi libro Pasaje al futuro, mi columna de radio en Basta de todo y este espacio hace años me dedico a intentar concientizar a personas y organizaciones sobre el profundo impacto que la tecnología tendrá en todos los planos de nuestra vida en los próximos años. No estoy solo en esta cruzada. Tomemos como ejemplo el impacto que la inteligencia artificial y otros avances tendrán sobre el mundo del empleo, la próxima desaparición de muchos de los trabajos actuales y la incertidumbre respecto de las nuevas profesiones por surgir. Seguro en el último tiempo leyeron o escucharon reiteradamente sobre esto. Más allá de mis columnas y notas en el cuerpo principal de este diario, el tema fue tapa de las más prestigiosas publicaciones del mundo como The Economist Time Magazine, fue objeto de un detallado reporte por el Banco Mundial y se menciona con frecuencia en casi todos lados.

Lo curioso es que, pese a la reiteración de advertencias y la profundidad de la disrupción, la gran mayoría de las personas continúa con su vida exactamente igual, sin prepararse de modo alguno para este escenario. Y este es precisamente el pato negro: un fenómeno de ocurrencia probable, relativamente cercano, profusamente anunciado y para el cual, pese a ello, nadie se prepara.

La razón para este aparente contrasentido es que existe un sesgo cognitivo psicológico mucho más fuerte que “ignorar lo improbable”, como menciona Taleb. El verdadero villano no es otro que la “resistencia al cambio”, que nos hace ignorar siempre que sea posible todo aquello que nos confronta con la necesidad de cambiar. No importa cuán probable sea, si el problema no nos golpeó todavía en la nariz elegimos mantener la guardia baja. Y, para hacer las cosas peores, la repetición de advertencias nos va insensibilizando hacia los temas, dándonos la impresión errada de haber ya reaccionado y tomado cartas en el asunto.

“No hay peor sordo que el que no quiere oír”, dice el popular refrán, y es cierto que es difícil que un mensaje llegue al que se rehúsa a recibirlo. Pero hay un tipo de sordo aún peor: el que no acusa recibo de lo que oye y sin embargo está convencido de que ya escuchó. Te invito a cuidarte de los patos negros y pensar: ¿cuáles son los cambios que afectarán tu vida, tu carrera o tu organización y la resistencia al cambio te está impidiendo ver?

Publicado en La Nación Revista. Post original aquí.

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¿Cómo podemos prepararnos para afrontar los Cisnes Negros?

por José Cabrera

 

 

“Mi principal afición es provocar a aquella gente que se toma demasiado en serio a sí misma y la calidad de sus conocimientos, y a aquellos que no tienen las agallas para decir a veces no lo sé”

Nassim Nicholas Taleb

En el post anterior explicaba la Teoría de los cisnes negros, elaborada por Nassim Nicholas Taleb. Hoy voy a proponerte unos consejos para que puedas afrontar esos cisnes negros -hechos imprevisibles pero de gran impacto- de la mejor manera posible.

1. Recuerda que ante los Cisnes Negros es más importante lo que no sabemos que lo que sabemos

Aprende a aprender. Los seres humanos tendemos a confundir los mapas (nuestros modelos mentales) con el territorio (la realidad). Los modelos y creencias que utilizamos en nuestra vida diaria son válidos para los sucesos conocidos, pero hemos de tener la humildad de revisarlos cuando nos enfrentamos a Cisnes Negros. La dificultad reside en que, ante hechos imprevisibles, no sabemos de antemano dónde estará equivocado el mapa, y las consecuencias de equivocarnos. No estamos bien dotados para hacer frente a la incertidumbre, pero por razones prácticas, preferimos funcionar con previsiones y predicciones, aunque a menudo se revelen equivocadas.

2. Recuerda que, a menudo, lo normal es irrelevante, y preocúpate por lo que realmente puede cambiar tu vida

Dedica menos tiempo a preocuparte por las cosas que ocurren en el día a día, y pon tu atención en aquellos sucesos que pueden tener efectos catastróficos y pueden significar la ruina de tu negocio. Por ejemplo, a la hora de hacer un seguro, no te preocupes tanto por la prima que hay que pagar si tienes pequeños daños inevitables, y preocúpate más de tener bien cubierta la parte de responsabilidad civil. El Cisne Negro no es el roce en el guardabarros de tu coche, sino los daños que en un accidente puedes causar a otra persona, y que pueden llevarte a la quiebra.

3. Céntrate al máximo en reconocer los Cisnes Negros positivos y juega con ellos

Los Cisnes Negros, como hemos indicado en la conversación anterior, son en muchas ocasiones positivos. Todos podemos recordar sucesos raros e imprevisibles que han tenido un gran impacto positivo en nuestras vidas. De hecho, cuando jugamos a la lotería estamos buscando un Cisne Negro de tipo positivo. Y la verdad es que muchos de los descubrimientos científicos e innovaciones surgieron por serendipia, o lo que es lo mismo, dicho en lenguaje coloquial, por chiripa. Fueron hallazgos inesperados de cosas o ideas interesantes en el proceso de búsqueda de otras. Este es el caso de la Ley de Arquímedes, la Ley de la Gravedad (Newton), o descubrimientos como la Penicilina (Fleming), el Post-it (3M) o la Viagra (Pfizer). Así pues, debemos estar abiertos a la innovación para crear tantas oportunidades de Cisnes Negros positivos como nos sea posible. Debemos preocuparnos menos por el terrorismo y más por la salud, porque sí puedes dejar de fumar, puedes perder peso y comer bien para reducir los riesgos directos sobre tu salud.

4. Preocúpate menos por la vergüenza a fallar y más por perder la oportunidad de tu vida

No tienes por qué ajustarte a la idea de éxito que los demás esperan de ti. Dejar un trabajo bien pagado, si es por decisión propia y para hacer algo que dé más sentido a tu vida, es siempre más beneficioso que la utilidad que el dinero te aportaba.

5. Pon el foco en las consecuencias del Cisne Negro, y no en la probabilidad de que ocurra

Recuerda que la información del pasado no sirve para predecir los Cisnes Negros. Nunca llegarás a conocer lo desconocido, porque es desconocido por definición, pero sí puedes imaginar cómo podría afectarte. Así que aplica tu sentido común. No hay recetas matemáticas, y la probabilidad no sirve con los Cisnes Negros, pero sí puedes hacerte una idea de cuáles serían las consecuencias de estos Cisnes Negros en tu vida y en tu negocio.

Esta es, precisamente, una idea-fuerza para la gestión de la incertidumbre: para tomar una decisión, céntrate en las consecuencias -que sí puedes conocer- más que en la probabilidad de que ese Cisne Negro ocurra.

Para que no te ocurra lo que al “pavo de Russell”, debes estar preparado para lo inesperado, sin preocuparte por cuándo ocurrirá. A diferencia de los pavos, nosotros tenemos la capacidad para imaginarlo.

6. Recuerda que nuestro mundo está dominado por lo desconocido y lo improbable

Esto implica la necesidad de convivir con los Cisnes Negros, sin tratarlos como algo que haya que ocultar bajo la alfombra. A pesar de nuestro progreso, el futuro será progresivamente menos predecible, aunque nuestra propia naturaleza humana conspire para ocultarnos esta realidad.

Publicado en Innovación en la gestión. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

Cuídate de los cisnes negros: la propuesta de Nassim Taleb para la Nueva Era

Liderazgo, complejidad e incertidumbre

Para seguir leyendo:

El impacto de lo altamente improbable

El cisne negro de Nassim Nicholas Taleb

Acerca de tomar decisiones bajo incertidumbre

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El impacto de lo altamente improbable

por Marco Antonio Moreno

Cisne-NegroUno de los aspectos que ha quedando demostrado con la actual crisis global es que el determinismo absoluto no existe, la mecánica euclidiana es una simplificación extrema y el positivismo lógico un reduccionismo extremo. No hay predicción perfecta, lo que hace imposible la existencia de mercados perfectos, de competencia perfecta. Vivimos en la incertidumbre y somos productos de los azaroso. El resto es pura ideología.

En su libro El cisne negro (directa alusión a la conjetura/falsación de Popper: todos los cisnes son blancos), el autor y ex trader Nassim Nicholas Taleb, trata de descifrar las reglas y la lógica de la suerte, de la incertidumbre, de las probabilidades. Así como la física de Newton es un caso particular de la física general; la economía clásica no es más que un caso particular de la teoría general que describe Keynes y cuyas ideas fueron arrasadas en la batalla ideológica de la dupla Hayek-Friedman.

Hoy, las propuestas de Taleb encuentran un lógico espacio en los medios pues justamente exploran aquello que es altamente improbable. Taleb argumenta que hay tres características comunes a estos cisnes negros: son impredecibles, generan un tremendo impacto, y después que han ocurrido se inventan teorías para explicar y justificar su existencia. ¿Le resulta parecido a lo que estamos viviendo con la crisis?. Vea la entrevista.

Más Información:
Entrevista a Taleb en YouTube | Parte 1, Parte 2

Publicado en El Blog Salmon. Post original aquí.

Para seguir leyendo:

El cisne negro de Nassim Nicholas Taleb

Es necesario cambiar la forma de pensar

Toma de decisiones gerenciales, basados en el pensamiento complejo de Edgar Morín

Afrontando la complejidad. La simplicidad inherente

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Liderazgo, complejidad e incertidumbre

por José Cabrera

Vivimos en la permanente contradicción de experimentar la realidad de la incertidumbre, y la creencia de que todavía podemos elegir el destino de nuestras vidas y el de nuestras organizaciones.

Ralph D. Stacey

5181398110_cddf23b53e_b1-800x600Cada día es más obvio que nuestros líderes no tienen la respuesta. A pesar de lo cual, la mayor parte de los libros sobre liderazgo, y las mejores escuelas de negocio, continúan negando lo obvio: nuestra incapacidad para gestionar, predecir o controlar lo que pasará en un contexto como el actual de volatilidad extrema. Seguimos empeñados en aplicar, sobre un territorio nuevo y volátil, herramientas diseñadas hace un siglo, pensadas para la planificación, el control, la certeza y la predictibilidad.

La premisa fundamental sigue siendo que el trabajo del líder es elegir el estado futuro de la organización, y guiar su desarrollo en esa misma dirección. Sin embargo, nuestra experiencia nos muestra, cada día, que en un mundo global, complejo e incierto, la realidad organizativa no es planificable; que emerge como resultado de innumerables interacciones e intereses imprevisibles; y que los conocimientos y experiencias que hemos ido acumulando en nuestro paso por el escenario anterior, acaban convertidos en disfuncionalidades y errores graves cuando se aplican al contexto actual sistemáticamente disruptivo.
organizational-complexityLa creciente incertidumbre social, económica y política exige de nosotros, pues, una buena dosis de humildad. Humildad para reconocer que el territorio ha cambiado significativamente, y que necesitamos con urgencia nuevos mapas que nos permitan explorar el futuro. Por eso, en la reflexión de hoy os propongo que relajemos nuestros modelos mentales y disfrutemos de la compañía de Ralph Stacey para adentrarnos en el mundo emergente de las ciencias de la complejidad y la incertidumbre.

El primer paso es que consigas abrir tu mente. Piensa que la posibilidad de comprender el nuevo contexto no depende de la claridad de los hechos, ni de la cantidad de información que tengamos, sino que, hoy más que nunca, depende de nuestra capacidad para crear nuevas perspectivas de la realidad, de integrar nuevas experiencias y desarrollar nuevas formas de acción colectiva.

La realidad de la incertidumbre
Tal y como explica Nassim Taleb en su libro “El Cisne Negro”, nos encontramos en un mundo nuevo, dominado por lo desconocido y lo imprevisible. Nos hallamos frente a un futuro emergente, en el que todos somos parte del problema y de la solución, y en el que, para abordar los nuevos retos, debemos asumir que “lo que no sabemos es más importante que lo que sabemos”. Tanto es así que la complejidad creciente de este mundo global, interconectado y compuesto por innumerables actores, nos lleva a pensar que la estabilidad, en el nuevo escenario, será la excepcion en un entorno estructuralmente inestable.

De ahí que esta sea, precisamente, una de las primeras preguntas que Ralph nos plantea en su libro: ¿Por qué seguimos hablando, explicando y prescribiendo soluciones a nuestros desafíos actuales sobre una base intelectual que contradice completamente a la experiencia?

Su propuesta para la Era de la Colaboración es sorprendentemente sencilla:

“Necesitamos dejar de fantasear acerca de lo que las organizaciones deberían ser, para dedicarnos seriamente a explorar la realidad de la vida de nuestras organizaciones”

Y eso mismo, explorar la verdadera realidad de nuestras organizaciones, es lo que vamos a intentar en los siguientes párrafos.

Las organizaciones son conversaciones
Ralph nos propone en su libro ver a las organizaciones como son realmente, como sistemas adaptativos, es decir como interacciones conversacionales entre personas y relaciones de poder en las que se negocian decisiones basadas en ideologías e intereses concretos, donde la continuidad organizacional y los cambios emergen impredeciblemente en vez de ser el resultado de un plan global predefinido.

Las organizaciones son conversaciones, en la medida en que la realidad organizativa emerge como resultado de las conversaciones que -día tras día- tienen lugar entre los miembros de las organización, y de las conversaciones entabladas entre los miembros de las organización y sus clientes y partners. Al fin y al cabo, son las experiencias que surgen en estas conversaciones ordinarias las que establecen la estructura de poder, las relaciones de inclusión y exclusión, y la propia identidad y valores de la organización; son estas interacciones y relaciones entre personas las que configuran la realidad de la organización, las que transforman esa misma realidad y las que, además, deciden su futuro. Y el orden jerarquico cuidadosamente planificado es realmente reemplazado, en el día a día de la organización, por un orden emergente desde la inestabilidad a través de procesos de auto organización.

La principal implicación de esta realidad es la siguiente: necesitamos cambiar el foco y la atención para pasar de los procesos -como hasta ahora- a las personas y sus interacciones. Algo que no va a resultar sencillo, sobre todo si tenemos en cuenta que esta que proponemos no es, precisamente, la perspectiva dominante. La literatura tradicional del management pone el foco en la ciencia de lo cierto, en vez ponerlo en la ciencia de la complejidad y lo incierto. Y esto nos obliga a plantearnos la siguiente cuestión: ¿cómo tomar las decisiones adecuadas en el nuevo entorno cuando el proceso racional no puede ser aplicado, y las técnicas analíticas se muestran incapaces de establecer la dirección futura?

Mi apuesta es clara: La incertidumbre se gestiona con mas diálogo e interacción y menos jerarquía y planificación. Nuestras organizaciones 2.0 deberán ser, esencialmente conversaciones, organizaciones centradas en las personas; organizaciones capaces de atraer y retener el talento de las primeras generaciones de profesionales nativos digitales. Ser competitivos ante la incertidumbre supone ante todo capacidad para adaptarse a los cambios. Esto implica que nuestras organizaciones tendrán que ser no solamente competitivas, sino extremadamente ágiles, capaces de innovar y de adaptarse a un entorno complejo y estructuralmente inestable; que deberán ser organizaciones más abiertas, sin fronteras funcionales, transparentes en su gestión y capaces de co-crear con sus clientes y partners. Organizaciones, en definitiva, en las cuales el liderazgo y la innovación será un trabajo de todos, y no el de unos pocos privilegiados situados en lo alto de la pirámide organizativa.

Autoorganización y emergencia
Ralph Stacey nos propone analizar la realidad de las organizaciones desde la perspectiva de las ciencias de la complejidad e incertidumbre. El reconocimiento de que las organizaciones son el resultado de una multitud de interacciones, tal y como, en cierto modo, sucede con los seres vivos y con otros sistemas complejos, nos lleva a afirmar que, al igual que ocurre con los seres vivos, la capacidad de adaptación es un eje motor de los cambios organizativos.

Pero, ¿cómo se organiza un sistema complejo? Un sistema adaptativo complejo consiste en un gran número de agentes, cada uno de los cuales se relaciona con los demás siguiendo sus propios principios locales de interacción. Esto significa que los sistemas complejos no obedecen a leyes prefijadas. En lugar de regirse por ellas, los agentes interactúan siguiendo sus intereses particulares. Y aunque en la mayor parte de los casos no existe una coordinación explicita de las interacciones -o precisamente por ello mismo-lo cierto es que el orden acaba emergiendo de forma natural.

La autoorganización es uno de los conceptos claves en las ciencias de la complejidad. Se trata es un proceso/forma organizativa en la que no hay una coordinación central, ni interna ni externa a la organización. En contraste con las organizaciones centralizadas -en que las que el poder se ejerce deliberadamente a través de mecanismos formales o informales de control- en las redes autoorganizadas, como es el caso en las redarquías, los agentes actúan y se comportan de forma exploratoria y experimental.

Y la emergencia es otro concepto que nos ayuda a entender el proceso dinámico por el cual surge -de forma impredecible- un orden superior, resultado de las múltiples interacciones que se producen en las organizaciones autoorganizadas. La emergencia es, por tanto, el nuevo orden. Un nuevo orden que resulta de la dinámica de las interacciones, que no viene marcado -como en las organizaciones jerárquicas- por la dirección y el control, y que, a diferencia de las férreas e inflexibles estructuras jerárquicas, es capaz de dar respuesta a los retos excepcionalmente complejos a los que nos enfrentamos.

Liderazgo e incertidumbre
Ambos temas, autoLiderazgo organización y emergencia, nos ayudan a reflexionar sobre la verdadera naturaleza del liderazgo, y nos permiten poner el foco de la reflexión no tanto en los líderes que “actúan” sobre las organizaciones -una mera ilusión en tiempos de incertidumbre- sino en aspectos algo más soft pero a la vez mucho más definitivos, como son las conversaciones, las percepciones, motivaciones y los valores que guían el funcionamiento de esas organizaciones. El punto de partida consiste en entender que el trabajo del liderazgo como proceso adaptativo no es una prerrogativa de los líderes, sino el resultado emergente de las relaciones entre las personas de la organización. Por lo que la gestión de la complejidad requiere fomentar el liderazgo a todos los niveles, para lograr que el liderazgo se convierta en el trabajo de todos, y no solo -como viene sucediendo hasta ahora- de unos pocos elegidos situados en la cúspide de la pirámide.

El liderazgo adaptativo exige, pues, poner un mayor foco en las interacciones y en las personas. Como líderes adaptativos debemos ser capaces de influir en los demás, y de crear las condiciones que faciliten la emergencia de nuevas soluciones. Debemos fomentar la colaboración y la participación de todos, la cultura abierta y la transparencia en las interacciones, teniendo siempre en cuenta que la innovación surge según la forma en que las interacciones son gobernadas y facilitadas. Y debemos facilitar la comunicación y la co-creación entre los distintos nodos de la organización, para desarrollar al máximo el capital humano y social.

Todo sin olvidar que el objetivo final es la emergencia. Y la emergencia es lo opuesto al control, al ordeno y mando, al abuso de poder y a la opacidad.

Redarquía e incertidumbre
El hecho cierto es que no podemos abordar la complejidad y la incertidumbre utilizando las estructuras burocráticas actuales. La respuesta a los desafíos actuales ha de ser colectiva. Y eso significa que debemos explorar estructuras alternativas, nuevas formas de organización que nos permitan colaborar, y generar nuevos espacios de contribución situados más allá de los límites tradicionales.

Piensa que, hoy en día, en el seno de las organizaciones, las personas logran sus metas interactuando con un número pequeño de personas; es decir, a través de interacciones locales. Estas interacciones locales hacen que cada equipo, grupo o departamento tenga sus propias formas de hacer y relacionarse. Y están fuertemente condicionadas y limitadas por la estructura jerárquica, por las estructuras de reporting, por la división del trabajo y, muy particularmente, por la obligación de hacer lo que se considera correcto en la organización; es decir, por sus valores y su cultura.

El modelo organizativo tradicional nos constriñe, y nos impide dar una respuesta adecuada. La realidad nos muestra cada día que, en tiempos de incertidumbre, las estructuras jerárquicas funcionales -las divisiones operativas- compiten entre sí, luchan por los recursos internos, y se olvidan con frecuencia de que, en un entorno inestable e impredecible, la colaboración es la forma mas poderosa de crear valor. Olvidan, por tanto, que la colaboración y la confianza son claves para la adaptabilidad y flexibilidad organizativa en un entorno cada día mas complejo y global.

Los nuevos espacios de comunicación -los blogs, tweets y redes sociales- están teniendo un impacto real en los entornos de trabajo, en los procesos y en la estructura de nuestras organizaciones. Las nuevas generaciones de nativos digitales -recién llegados a las organizaciones- aprenden, innovan, colaboran y hacen las cosas de forma sustancialmente distinta a las generaciones anteriores. De ahí, la necesidad de crear nuevas estructuras y marcos de contribución mas dinámicos, que hagan posible la innovación y la diferenciación a todos los niveles. Y de ahí mi propuesta, que pasa por el desarrollo de una nueva estructura redárquica complementaria, que supla las evidentes carencias del modelo organizativo jerárquico, y lo vaya sustituyendo paso a paso, al ritmo que la organización lo necesite.

Como ya he explicado en otras conversaciones, la redarquía emerge como estructura natural de las nuevas organizaciones en red, facilita la innovación y hace posible que las personas creativas opten por aquellas contribuciones que más les motivan, y que mejor se alinean con sus propias habilidades. En la redarquía, las tareas pueden ser elegidas y no impuestas, y la capacidad de decisión de cada uno viene determinada por su reputación personal y el valor añadido que aporta a la organización.

Por eso pienso que, ante lo imprevisible, una estructura dual jerarquía-redarquía puede asegurar la sostenibilidad y la escalabilidad necesarias y, a la vez, es capaz de mantenerse ágil y flexible en sus interacciones con el entorno.

A modo de resumen
Lo radical de la propuesta de Ralph Stacey es que nos obliga a cambiar el discurso dominante frente a la crisis: en vez de dedicar toda nuestra energía a buscar responsables en nuestros líderes, gobiernos, empresas, instituciones etc., debemos dedicar algo de tiempo a reconocer que la realidad de la incertidumbre es algo que hemos creado entre todos; un resultado no planificado, que resulta de la emergencia de nuestros propios valores, acciones y omisiones. De ahí la importancia de que nuestros líderes dejen de hablar de lo que ellos y nosotros vamos a hacer, y empecemos hablar de lo que ellos y nosotros realmente hacemos.

De la misma forma que las civilizaciones no son el resultado de ninguna clase de planificación a largo plazo, las organizaciones y su cultura no son resultados de una planificación especifica, sino de la emergencia de las interacciones y relaciones de poder entre las personas que las forman. Es decir, de las propias interacciones entre las personas.

La herencia de las organizaciones objetivas, estructuradas y previsibles no es suficiente para abordar el futuro. Es necesario avanzar en el diseño -tal y como ya hemos hecho en otras ciencias- de un modelo no lineal de gestión, que pueda contener los sucesos emergentes y sea capaz de generar acciones a partir del seguimiento de las relaciones, y de la atención a las tendencias, rupturas y discontinuidades. En este sentido, la tesis de este autor es la siguiente:

“La mejor manera de prepararse para actuar no es intentar adivinar lo que está adelante y mirar hacia atrás, sino percibir la dinámica que nos trajo hasta aquí y aprender con ella”

Por lo que para salir con éxito de la crisis actual vamos a necesitar algo mas que ajustes presupuestarios, medidas de control financiero o nuevos bonos europeos seguros. Quizás debamos, como nos propone Ralph, comenzar por repensarnos radicalmente lo que hacen nuestros líderes, ejecutivos, gerentes y lo que hacemos todos nosotros cada día en nuestras organizaciones. La buena noticia está en que en las ciencias de la incertidumbre lo posible siempre es más edificante que lo real.

Publicado en Innovación en la gestión. Post original aquí.

Para seguir leyendo:

El cisne negro de Nassim Nicholas Taleb

La incertidumbre del cambio

Gestión de la incertidumbre

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