por Nacho Muñoz
Hay un dicho clásico en latín que dice que la sofisticación nace del hambre (artificia decuit fames). Esta idea se encuentra en toda la literatura clásica: en Ovidio, el genio surge de la dificultad (ingenium mala saepe movent). La idea es la misma que la del dicho que reza: “el hambre agudiza el ingenio”.
En resumen, lo que innova es el exceso de energía que se libera al sobrerreaccionar a un contratiempo.
Nassim Nicholas Taleb en ´Antifrágil. Las cosas que se benefician del desorden´
Todo esfuerzo por innovar en escenarios de abundancia, en ausencia de pasión o con carencias afectivas por los sujetos que se benefician de la innovación está condenado a ser acompañado de ciertas dosis de postureo que, tarde o temprano, generan rechazo.
En consecuencia, sólo gestionando la escasez, promovidos por motivaciones pasionales o sintiendo como propias las vidas de los demás, la búsqueda de recursos y estrategias no evidentes para conseguir resultados -innovar- alcanza su genuino areté.
Publicado en ConGestión de Personas. Post original aquí
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