Flexibilidad para Tomar Decisiones

por Miguel Ángel Ariño

En general todos preferimos la seguridad a la incertidumbre. Nos sentimos cómodos cuando tenemos las cosas bajo control y no esperamos sorpresas. Podemos planificar y evitar sobresaltos. Por eso, como ya hablaba hace tiempo en este blog, solemos infravalorar el grado de incertidumbre que hay a nuestro alrededor. Preferimos vivir bajo la falsa sensación de seguridad y disfrutar con la aparente sensación de tenemos las cosas bajo control.

Sin embargo un cierto nivel de incertidumbre es bueno, incluso muy bueno. Si las cosas están siempre bajo control, siempre tenemos planificado lo que vamos a hacer y dejamos pasar oportunidades y alternativas que son mejores. Cambiar de planes es siempre costoso. Además, muchas veces, como ya sabemos lo que hay que hacer no prestamos atención a otras opciones.

Pero si fuéramos más conscientes que el mundo es incierto y que las cosas pueden cambiar con respecto a lo que tenemos previsto, los cambios no nos pillarían comprometidos con nuestros planes y estaremos más abiertos a hacer una cosa u otra. Estaremos en mejores condiciones de aprovechar las nuevas circunstancias, cambiar de planes y perseguir mejores oportunidades. No estaremos siendo prisioneros de nuestros planteamientos.

Así que bienvenida la incertidumbre. No planifiques demasiado. Ten flexibilidad para hacer una cosa… u otra. La buena suerte puede estar a la vuelta de la esquina y hemos de estar preparados para aprovecharla.

Publicado en Toma de decisiones. Post original aquí.

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Cómo tomar decisiones en la empresa

La toma de decisiones es parte fundamental del puesto de cualquier manager. Una buena toma de decisiones es clave para alcanzar el éxito de una empresa. Recordemos que cuando se elige un camino, se dejan infinitos otros de lado. Y en esa elección está la posibilidad o no de obtener resultados positivos o consecuencias negativas.

Existe un proceso que consta de seis pasos o etapas que, según el sitio Crece Negocios, puede ayudar a la hora de tomar buenas decisiones en la empresa:
1. Identificar la necesidad de decisión: En primer lugar debemos identificar la necesidad de tomar una decisión, es decir, preguntarse si es necesario tomar una decisión de algún tipo. Identificar qué necesidad hay y, en base a eso, ver si es menester decidir el procedimiento a seguir.
La necesidad de tomar una decisión generalmente se da cuando se presenta un problema u oportunidad. Es importante que no sólo se tomen decisiones ante situaciones de crisis, ya que ver una posibilidad de negocio o una nueva alternativa requiere también de una toma de decisión acerca de cómo actuar al respecto.
Por lo tanto, en esta etapa debemos definir claramente el problema u oportunidad, y asegurar la opción de que seremos nosotros quienes tomemos la decisión o, en todo caso, ver si podemos delegar la toma de dicha decisión.
2. Desarrollar alternativas: Una vez definida la necesidad, surge el camino de las opciones a seguir. Identificar cuáles son las alternativas posibles que servirán para solucionar el problema o encarar el nuevo desafío.
Para desarrollar estas alternativas se puede realizar lo que en inglés se conoce como brainstorming o tormenta de ideas. Todos aquellos que estén involucrados en esta situación puden proponer un camino a seguir. Una vez obtenida una cantidad de posibilidades se evalúa cuál pude ser la más adecuada.
Otra forma de encontrar alternativas es analizando las decisiones que se hayan tomado anteriormente, o que otras personas o empresas hayan tomado, y tomar dichas decisiones como guía o referencia para diseñar las alternativas que se puedan necesitar ahora.
Por ejemplo, si queremos hallar alternativas sobre estrategias de marketing, es posible analizar las estrategias de marketing que se hayan utilizado anteriormente, o que hayan llevado adelante los miembros de la competencia.
3. Evaluar alternativas: Una vez que contemos con el listado de alternativas, debemos evaluar cada una de ellas. Se puede hacer un cuadro de ventajas y desventajas de cada opción y, en base a eso, seleccionar la que fuere más conveniente o adecuada.
Es necesario considerar las consecuencias que podrían tener en el corto y en el largo plazo.
Otra forma de evaluar las alternativas, es diseñar criterios de decisión, y asignar un valor a cada uno de acuerdo a la importancia que tienen al momento de tomar la decisión. Por ejemplo, para la compra de una maquinaria, se podría dar mayor peso al criterio de “garantía” antes que al criterio de “precio”.
Luego asignar un valor a los criterios de cada alternativa y, tomando en cuenta el peso que se le ha dado a cada criterio, hallar la alternativa que tenga el mayor promedio.
4. Seleccionar la mejor alternativa: Una vez analizadas las alternativas propuestas, en base a dichos análisis, seleccionar la mejor alternativa, es decir, aquella que se considere que pueda brindar los mejores resultados al momento de resolver el problema, o al aprovechar la oportunidad.
5. Implementar la decisión: Una vez seleccionada la alternativa o decisión que vamos a tomar, debemos hacerla efectiva. Hacer efectiva la decisión, incluye comunicar la decisión a todas las personas afectadas, y hacer que todas ellas la acepten y se comprometan a ponerla en práctica.
6. Evaluar la eficacia de la decisión: Y finalmente, una vez que se ha puesto en práctica la decisión, es necesario establecer un seguimiento, y asegurarse de que esté dando los resultados esperados.
En caso de que ello no suceda, es posible optar por darle un mayor tiempo para que obtenga los resultados esperados o, en todo caso, aceptar el error, y ser lo suficientemente flexible como para tomar una nueva decisión.
Mientras más importante sea la decisión a tomar en la empresa (por ejemplo, decisiones sobre el lanzamiento de un nuevo producto, sobre la incursión en nuevos mercados, u otras decisiones que podrían tener consecuencias en el rumbo de la empresa), mayor será el cuidado que se debe tener al momento de tomarla (por ejemplo, se podrían considerar mayores alternativas, recabar una mayor información, tomar un mayor tiempo, o realizar un mayor análisis a las alternativas propuestas).
Pero, por otro lado, en ocasiones será necesario dejar de lado algunas de las etapas del proceso descrito anteriormente y tener la capacidad para tomar buenas decisiones rápidamente (por ejemplo, en el caso de que sean decisiones cotidianas o rutinarias, o cuando no se cuente con mucho tiempo para analizar bien la decisión).
En esos casos se deberá evitar el tomarse tanto tiempo en tomar la decisión, y confiar en la experiencia y en los instintos.

Publicado en Capacitarte. Post original aquí.

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La paradoja de la elección

por Marianne Díaz Hernández

¿Te has sentido alguna vez abrumado por las opciones disponibles y has salido con las manos vacías de la tienda? Hay una explicación para eso.

Todos nos hemos enfrentado a la sensación abrumadora de estar de pie frente a un anaquel lleno de diferentes formas del mismo producto, y sentirnos incapacitados para tomar una decisión. Una forma de sobrecarga de información y capaz de generar un nivel de estrés semejante, el exceso de opciones puede convertirse en parálisis.

La paradoja de la elección describe nuestra tendencia a estar menos satisfechos con nuestras adquisiciones mientras más alternativas existan. A pesar de que contar con demasiadas opciones pareciera ser el ejemplo perfecto de un “problema del primer mundo”, es cierto que un estudio llevado a cabo en el año 1995 postuló la posibilidad de que un mayor número de opciones disponibles debilite nuestra capacidad de tomar decisiones.

El problema, en sí mismo, no se trata de las cosas que elegimos, sino de todas aquellas a las cuales, teóricamente, renunciamos al elegir. Si comemos pollo en el almuerzo, no comemos pescado; si elegimos estudiar Arquitectura estamos dejando de estudiar Derecho, Medicina y también de unirnos al circo y salir de gira. Por definición, las posibilidades constituyen alternativas excluyentes, y nadie puede tomar ambos caminos en una encrucijada simultáneamente. Es esta característica, la de la renuncia, la que nos dificulta tanto tomar una decisión, y la capacidad de asumir la inevitabilidad de esa renuncia forma parte de nuestro proceso de maduración como seres humanos.

En el caso de la adquisición de un producto o servicio, enfrentados a una cantidad abrumadora de opciones con respecto a las cuales no poseemos tanta información como quisiéramos, preferimos no comprar (esto es, no decidir) y quedarnos con el dinero, por cuanto el dinero representa la posibilidad de tomar la decisión en el futuro, y mientras no se haya tomado la decisión, el dinero contiene todas las posibilidades de manera simultánea.

¿Es posible evadir la paradoja de la elección?

En las sociedades desarrolladas modernas, existen miles de opciones para cada decisión minúscula a tomar. Según un estudio de la Universidad de Cornell, una persona promedio toma 200 decisiones al día tan sólo en lo que respecta a comida. Algunos investigadores han estimado que un adulto toma en total alrededor de 35.000 decisiones conscientes cada día. El problema se deriva del hecho de que contamos con , y el agotamiento de esta energía nos genera, no sólo fatiga, sino una capacidad disminuida para continuar tomando decisiones inteligentes.

No obstante, al menos sabemos de una forma conocida de mitigar la paradoja de la elección en aquellas decisiones relativas a adquisiciones, y ésta es recurrir a los denominados gastos prosociales. Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de British Columbia, con grupos de personas a quienes se les asignó una cantidad determinada de dinero y se les indicó, en un caso, que lo gastaran en ellos mismos, y en otro, que lo gastaran en otras personas, aquellas personas que lo gastaron en otros se hallaban mucho más felices con respecto a las decisiones que habían tomado y a las cosas que habían comprado. Esto alivia la paradoja de la elección: es más fácil estar satisfecho con una compra realizada, puesto que la satisfacción no se deriva en este caso del objeto, sino del acto de dar.

Barry Schwartz, profesor de psicología en la Universidad de Swarthmore y autor del libro “La paradoja de la elección”, recomienda que, en vez de dejarnos llevar por la posibilidad de investigar y acumular información interminablemente sobre las posibilidades que tenemos a la mano, nos limitemos a sólo tres sitios web,creando así un balance idóneo entre suficiente información y demasiadas opciones. La solución, según indica Schwartz, es aprender a estar más cómodos con el concepto de “suficientemente bueno”, en lugar de buscar interminablemente la decisión perfecta, ya que en la mayoría de las decisiones que tenemos que tomar día tras día, la diferencia entre la decisión perfecta y la decisión suficientemente buena es infinitesimal e insignificante, al punto que no amerita el tiempo invertido en ponderar las opciones.

 

 

Publicado en Hipertextual. Post original aquí.

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Por qué la perspectiva favorece tu creatividad

Por Paz Garde

“Ninguno de nosotros nació pensando: ¿qué hay de verdad aquí? ¿Qué es lo que queremos conseguir? ¿Cuál es la siguiente acción que deberíamos llevar a cabo? ¿Quién lo va a hacer?… Y si así fue, debieron suprimir esta tendencia de nuestra programación a una edad muy temprana.” David Allen

Para poder explicar el motivo por el que, desde mi punto de vista, practicar los hábitos relacionados con la perspectiva de GTD® favorecen la creatividad, necesito partir de una hipótesis.

La hipótesis es que las personas que actúan de manera creativa e inteligente de forma sostenida en el tiempo son personas que, independientemente de su capacidad intelectual, saben lo que quieren, tienen claridad sobre su marco de actuación y son capaces de intuir las posibles consecuencias a corto, medio y largo plazo de sus acciones y decisiones.

En definitiva, es el hecho de saber lo que queremos, y tener bien definidas «las condiciones de contorno», lo que nos permite ver con mayor claridad el «campo de juego». Esto hace que tengamos más facilidad para encontrar múltiples y creativas alternativas para casi cualquier tema, independientemente de lo complicado que parezca a priori.

Aunque la mayoría de las personas, de forma natural, sabemos lo que queremos, y tenemos claridad sobre el «campo de juego» en lo relativo a algunos aspectos de nuestra vida, es difícil que tengamos ese mismo nivel de capacidad para todos los asuntos de todas las áreas de nuestra vida.

Me parece muy complicado ser capaz de encontrar acertadas soluciones creativas sobre todos los temas, por muy inteligentes que podamos ser, sin saber lo que queremos, ni tener claridad sobre nuestro marco de actuación. En definitiva, sin haber dedicado tiempo y atención a reflexionar. Por el contrario, el hacer una reflexión sistemática sobre nuestro mundo nos facilitará ser capaces de encontrar múltiples soluciones creativas.

Aunque mi hipótesis de partida está basada únicamente en mi subjetividad, es posible que tú también hayas observado como personas inteligentes que son capaces de encontrar soluciones brillantes en algunas facetas de su vida, son tremendamente torpes en otras facetas, a pesar de haber demostrado su capacidad intelectual y su capacidad para ser creativos en la búsqueda de soluciones.

La perspectiva en GTD nos invita a pararnos y reflexionar sobre múltiples aspectos, a hacerlo desde «distintos ángulos» y a «diferentes niveles» para que, en el día a día, e independientemente del lugar o situación en la que nos encontremos, seamos capaces de encontrar soluciones brillantes y creativas, «aparentemente», de forma innata.

Publicado en  Redes Productivas. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

¿Cuántas inteligencias tienes?

Seguir leyendo sobre Creatividad:

Seis formas de sentirnos creativos en el trabajo

Requisitos para ser creativo

La empatía es la llave que abre la puerta de la creatividad

Originales. Cómo los inconformistas cambian el mundo.

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Método Harvard de Negociación

por Cipriano Bracca

negocios-1La negociación debe realizarse cuando dos o más partes no pueden ponerse de acuerdo en algo o no se escuchan, generalmente esto sucede cuando las personas no tienen una visión a largo plazo y no tienen posturas razonables.

En las Organizaciones cuando se presentan estas divergencias, se deben aplicar estrategias de negociación, siendo aconsejable los elementos del método Harvard de negociación, ya que se procede a la discusión estructurada y estableciendo objetivos claros y precisos.

El negociador tendrá la disposición de llevar la negociación sin presiones hacia las partes y de una manera que permita aclarar las posturas y aceptar un punto de equilibrio conveniente.

Para negociar es necesario que las personas involucradas cambien de actitud o de conducta, el negociador les inducirá a percatarse del problema y se sienten a negociar de acuerdo a los intereses de ambas partes y de una manera flexible para que haya una relación ganar-ganar y no de quién pierde menos.

Los elementos del método Harvard de negociación son los siguientes:

A – Interés, definir lo que se desea alcanzar claramente, sin que queden dudas.

B – Alternativas, después de definir lo que se desea, hay que establecer alternativas o planes tipo B, para poder negociar.

C – Ceder, presentar opciones, de acuerdo a las necesidades de ambas partes, que permitan el ceder aquellos aspectos menos relevantes para una parte y que cubran necesidades de la otra parte.

D – Criterios, valorar las propuestas para aceptar aquellas que se ajusten a las necesidades de las partes.

E – Argumentos, argumentos sólidos, razonables y racionales, permiten convencer a las partes en conflictos.

F – Compromiso, asumir los compromisos responsablemente.

G – Comunicación, debe ser coherente y adecuada, con relación a las necesidades y expectativas de las partes en conflicto.

En la medida que se aprende a negociar en base a intereses, se abandonan las posiciones irracionales y rechazando las actitudes autoritarias, se llegan a resultados que satisfacen las necesidades de las partes en conflictos.

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5) se provea un enlace a los datos del autor (http://www.degerencia.com/cipriano-bracca)

Publicado en De Gerencia. Post original aquí.

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