Quien haya pasado por una gran organización desde los 90, seguramente ha sobrevivido o sucumbido frente a algún proceso de reingeniería, en el que se buscaba alinear los procesos de negocios para lograr eficiencia y recortar pasos –y puestos de trabajo– innecesarios. La reingeniería, que tuvo su apogeo en esa década, propone repensar procesos y operaciones –diseñados en el pasado para contextos pasados– para lograr competitividad en contextos cada vez más complejos.
Hammer y Champy son los responsables de dar difusión global al concepto, al publicar en su libro los resultados sorprendentes de empresas que habían reorganizado sus negocios durante los años 80 siguiendo estos principios. El libro en cuestión, publicado en 1993, es Reingeniería de empresas: un manifiesto para la revolución de los negocios –o simplemente Reingeniería–, en el que proponían técnicas para repensar los procesos de las empresas y realizar un rediseño radical, para lograr un salto hacia desempeños extraordinarios. La esencia del concepto era dejar de pensar en las funciones tradicionales, y enfocarse en los procesos que agregaban valor al cliente, reduciendo costos, aumentando la velocidad de ejecución y mejorando la calidad de prestación. “La reingeniería debe olvidarse por completo de lo que es el proceso actual y concentrarse en cómo debe ser”.
El libro captó rápidamente la atención de los ejecutivos y gerentes de empresas, vendiendo más de tres millones de copias en el mundo, y desatando un furor por reorganizar empresas, que fue más allá de las grandes corporaciones. Los años 90 vieron la reestructuración de organizaciones de todos los sectores y tamaños, incluso en la Argentina, con mejoras sustanciales de competitividad en la mayoría de los casos, pero con fracasos importantes y por sobre todo, con un alto impacto social.
Las mayores críticas a este enfoque, realizadas incluso por sus mismos autores en libros posteriores, se refieren a la aplicación extremadamente ingenieril del concepto, sin tener en cuenta la cultura de las empresas o el impacto de los procesos de reingeniería sobre los empleados y gerentes de las organizaciones reestructuradas.
Sin embargo, no hay dudas acerca del impacto que la reingeniería ha causado en el mundo corporativo, y de la importancia de procesos y operaciones en la búsqueda de resultados y competitividad.
Mini-bio: Michael Hammer es ingeniero, con un doctorado del Massachussets Institute of Technology (MIT), donde también ha sido profesor, tanto en el campo de las ciencias exactas como en la escuela de negocios. Actualmente dirige su consultora, y es fundador y director en varios emprendimientos de alta tecnología. James Champy no sólo es ingeniero del MIT, sino que además se recibió de abogado en la Escuela de Leyes de Boston. Participó en la creación de una exitosa empresa de tecnología y actualmente es consultor de negocios. Hammer y Champy han publicado diversos libros y artículos por separado en los últimos años.Temas: procesos, negocios, reestructuración. Bibliografía destacada: Reingeniería, La revolución de la reingeniería (Hammer), Ambición (Champy). Más información: página de la consultora dirigida por Hammer www.hammerandco.com ; página personal de Champy www.jimchampy.com |
Publicado en Mercado. Post original aquí.
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Una buena referencia. La conjunción entre el enfoque de la formación de estrategias de la época y los primeros síntomas de agotamiento del estado de bienestar, incluso en LatAm, a partir del Consenso de Washington; resultaron en prescripciones de rediseño de organizaciones públicas y privadas bajo la premisa de crear valor como consigna y con escasas referencias todavía a consideraciones culturales, sociales e incluso políticas de las implementaciones. Muchas gracias