por Alejandro Santos
Millones de empresas desaparecen cada año en todo el mundo, la gran mayoría se extinguen por su incapacidad de conocer las condiciones de mercado circundante, por no interpretar los tiempos que se viven, no involucrarse en las nuevas tendencias y no saber identificar los nuevos requisitos de los cada vez más exigentes consumidores. Su propio entorno se las devoró.
Actualmente, la mayoría de las academias de negocios del mundo han reconocido el valor de exponer a sus alumnos el desafío más grande dentro de la globalización: trabajar con personas de culturas y países distintos, con experiencias y costumbres diferentes
En 2015, el programa FIELD de la Harvard Business School transbordó alrededor de 900 estudiantes a trabajar durante 6 meses con 156 compañías de 13 países. ¿El fin? Familiarizarse con empresas en países en vías de desarrollo para abordar sus desafíos y apoyar con soluciones a problemas concretos. Estos retos ayudan a desarrollar lo que se le conoce como: la inteligencia contextual, que se refiere a la capacidad de entender los límites del conocimiento y adaptarlo a ambientes distintos. Reconocer que en ocasiones no se pueden aplicar algunas técnicas de gestión en algunos lugares, pues el entorno es diferente.
Robert J. Sternberg definió este término, como la capacidad de generar conductas adaptadas al mundo real, algo como “saber dónde estamos parados”.
La inteligencia contextual se compone de tres elementos:
- Conocimiento de eventos relevantes del pasado
- Control de las variables contextuales que afectan al presente
- Aplicación de la intuición sobre eventos futuros
Por tanto, es fundamental saber adaptarse a los cambios, especialmente en el mundo de la empresa, para poder hacer frente a la competencia y al nuevo contexto global.
Tony Mayo y Nitin Nohria, en el libro En su tiempo, afirman que el contexto es importante porque refleja la estructura de las oportunidades existentes en un tiempo y espacio determinado. Las nuevas versiones de las normas internacionales ISO también demandan la identificación del contexto en las empresas, ya que la demografía, la tecnología, las regulaciones gubernamentales, las condiciones laborales y la sociedad de un momento dado influyen poderosamente en las oportunidades de negocios disponibles. Debemos ser capaces no solo de medir las oportunidades de una era determinada, sino de crear posibilidades dentro de esta.
Las personas que adquieren esta inteligencia, tienen el olfato para presentir oportunidades y evitar amenazas, obtienen además visión, innovación y una actitud vigilante del contexto para saber cómo actuar. Básicamente, la inteligencia contextual se fundamenta en la observación externa: lo que pasa a nuestro alrededor y la observación interna: quiénes somos, qué queremos y qué podemos hacer. De ahí surge la capacidad de adaptación, que permite aprovechar habilidades y oportunidades que el entorno brinde. Los análisis FODA o PESTEL son herramientas que puedes utilizar.
Si eres empresario, emprendedor o un amante de los negocios, tener inteligencia contextual entre otras cosas, será lo que te permita realmente sobrevivir en esta era.
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