por Pedro Goni Sanz
Actitud.
Se define Actitud como la predisposición aprendida a responder de un modo consistente (positiva o negativamente) ante un objeto social, puede ser una idea, una persona o cualquier producto de la actividad humana. Por ejemplo: la actitud es el optimismo, o el pesimismo, y el objeto que la desencadena son las expectativas ante el futuro. No olvidar que entre uno y otro (optimismo y pesimismo) hay todo un continuo, toda una escala de grises.
La actitud tiene tres componentes:
–Pensamientos, o cogniciones. Se trata de todos los pensamientos y creencias asociadas a determinada actitud.
–Componente emocional. La emoción desencadenada por el objeto social, puede ser a favor o en contra y variar en intensidad, más fuerte o más débil.
–Conducta. Es la variable observable de la actitud, es decir, como actúa la persona ante el objeto. La conducta está mediatizada por la situación, muchas veces la presión social nos impide o facilita la expresión conductual de nuestras actitudes. Imaginemos estar en una playa nudista o al contrario.
Señalar, que las actitudes tienen una parte consciente y una parte inconsciente, que algunas son totalmente conscientes y otras inconscientes en su totalidad: Producto de la automatización de procesos de aprendizaje y de la interiorización, de creencias y valores culturalmente extendidas que aprendemos sin darnos cuenta.
Un buen ejemplo, es la actitud pesimista ante el futuro económico y laboral que se ha extendido por toda Europa, de repente, nos encontramos comprando inconscientemente, marcas blancas, pese a que nuestra economía particular no ha sido perjudicada, fruto de esta actitud, la cual, se nos ha contagiado. Es una actitud relativamente nueva a nivel social, hace seis años no existía, y el futuro era maravilloso.
Como vemos las actitudes son modificables, unas más fáciles que otras, dependen del entorno y del punto de vista del observador, de cómo percibimos la realidad. Las actitudes se aprenden, y por tanto se enseñan y lo más importante hay actitudes inteligentes y actitudes estúpidas, ¿Qué criterios utilizamos para categorizarlas?
Nos remitimos a nuestra definición de inteligencia: La capacidad para adaptarnos al medio y crear información e inventar y elegir nuestros objetivos. Por lo tanto una actitud inteligente será aquella que nos ayude a conseguir estos fines.
La inteligencia actitudinal es la capacidad para elegir las actitudes adecuadas para:
-La resolución de problemas que nos podamos encontrar en nuestro entorno. Es la definición clásica de inteligencia como herramienta de adaptación al entorno.
Ejemplo: Actitud empática, comprensión de la realidad de los demás para ayudar. Orientación al cliente.
–Creación de sistemas de interpretación de la realidad con el objeto de manipularla. Lo que implica la creación de nuevos problemas a resolver.
Ejemplo: Orientación al aprendizaje, buscar activamente el aprendizaje en todo momento y en todo lugar. Pensamiento crítico.
-Creación de nuestros fines, tanto a corto como largo plazo, como persona y como sociedad.
Ejemplo: Orientación hacia la creatividad, y la flexibilidad de pensamiento.
-Elección de los objetivos.
Ejemplo: Práctica del feedback, retroalimentación, evaluación continua de los objetivos y del proceso para conseguirlos.
-Consecución de los mismos.
Ejemplo: Creer en la voluntad, en la acción y la tenacidad como herramientas fundamentales para conseguir nuestras metas.
Con la inteligencia actitudinal creamos una herramienta de trabajo muy importante para las personas, las empresas, la sociedad, ya no dependemos de nuestras capacidades, o de nuestra motivación, sino que nuestro motor fundamental es la elección consciente, la voluntad y el trabajo.
Es más importante el querer, que el poder.
Publicado en Pere Orienta. Post original aquí.
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