por María Cecilia Martino
Algunas de las famosas frases atribuidas al genial Albert Einstein son “La única cosa realmente valiosa es la intuición” y “La imaginación es más importante que el conocimiento.” Curioso que alguien como él, físico y matemático, haya privilegiado más estas cualidades que parecieran ser un tanto intangibles e indescriptibles, frente a la lógica y la razón mucho más medibles y previsibles.
Esto es porque es bien sabido que poseemos un cerebro con dos hemisferios cerebrales opuestos pero complementarios. El hemisferio izquierdo es LÓGICO, racional, analítico, abstracto, lineal, secuencial (análisis de las partes para llegar al todo), realista, temporal, simbólico, minucioso, controlador, cuantitativo y verbal (su lenguaje es la palabra); mientras que el hemisferio derecho es CREATIVO, intuitivo, aleatorio, musical, artístico, emotivo, concreto, global (del todo va a las partes), imaginativo, atemporal, literal (no distingue entre real e imaginario), cualitativo y no verbal (su lenguaje son las imágenes).
Son como dos hermanos muy distintos, uno prefiere leer un libro y el otro escuchar música, uno disfruta del calor de los rayos del sol y el otro cuenta las nubes del cielo, uno prefiere salir un sábado a la noche a divertirse totalmente despreocupado y el otro piensa que en realidad no debería, porque el martes rinde una materia (con su previa respectiva planificación de la logística de la salida). Es que son hermanos que se llevan bien pero algunas veces también se pelean en luchas que parecieran sin salidas, ¿quién no sufrió alguna vez este tipo de contradicciones? ¿Quién no se hundió alguna vez en ese diálogo entre tires y aflojes de posiciones y refutaciones muy distintas?
Cuenta la historia que cuando Einstein no podía encontrar una solución a un problema matemático se dedicaba a tocar el violín hasta que la alcanza. Es que lo bueno de los hemisferios es que se complementan y se ayudan mutuamente porque están fuertemente entrelazados y tienen influencia uno con el otro.
Lo mejor que se puede hace para usar el cerebro a su mayor potencialidad, es equilibrar los hemisferios para lograr óptimos resultados, fortalecer la relación entre ambos y evitar esas interminables luchas de poder. Existen diversos ejercicios para entrenarlos, nombro solamente aquí algunos de mis favoritos:
1. Marcha cruzada: Se trata de tocar la rodilla derecha con la mano izquierda y la rodilla izquierda con la mano derecha. Se pueden hacer de pie, sentado o acostado. También se puede variar el ejercicio tocando con las manos la punta de cada pie. Se puede hacer al ritmo de música o con los ojos cerrados.
2. Figuras geométricas: Se dibuja un cuadrado en el aire con la mano derecha por lo menos 10 veces y se memoriza el movimiento. Luego se dibuja un triángulo en el aire con la mano izquierda otras 10 veces y se graba el movimiento. Por último se repiten los dos movimientos al mismo tiempo.
3. Escribir o dibujar: Escribir círculos continuos con la mano izquierda o con la menos hábil. Practicar hasta que se haga bien comparando a como se hace con la otra mano. También se puede dibujar círculos continuos con ambas manos al mismo tiempo.
Otra idea es colorear un dibujo con la mano que menos se utiliza.
Escribir con la mano izquierda de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, después cambiar de mano.
4. Movimientos conscientes: Utilizar deliberadamente la mano menos hábil para realizar acciones que normalmente se hacen con la otra como abrir una canilla, lavarse los dientes, tomar algún objeto que esté cerca, peinarse, correr una silla, etc. También actividades que normalmente se empiezan siempre por un lado comenzarlas por el lado contrario, por ejemplo atarse primero la zapatilla del pie izquierdo, colocarse la manga de un abrigo por el lado no acostumbrado, etc.
5. Por último y mi preferido por lo absolutamente divertido, es el abecedario mágico o también denominado juego de la NASA, porque fue ideado por ella para entrenar a los astronautas.
Consiste en escribir en un papel grande o pizarrón en letras mayúsculas todo el abecedario que sea fácilmente visible. Luego debajo de cada letra en mayúscula colocar aleatoriamente “i”, “d” o “j”, que corresponden a las palabras izquierda, derecha o juntos. Para el juego uno se debe parar frente del abecedario y decir en voz alta las letras del abecedario que están en mayúscula, mientras que al mismo tiempo que se debe levantar de costado y hasta la altura de los hombros el brazo izquierdo, derecho o ambos, según que “i”, “d” o “j” tenga debajo la letra del abecedario. Si hay alguna equivocación debe comenzarse de nuevo desde la letra A. Luego de haber completado exitosamente esta etapa, el siguiente desafío es decir el abecedario de atrás para adelante, comenzando por la letra Z. Las siguientes etapas consisten en que mientras se repite desde A hasta la Z o viceversa, también se movilizan las piernas. Es decir que cuando se levanta el brazo izquierdo se abre a un costado la pierna derecha, o cuando se levanta el brazo derecho se abre la pierna izquierda y cuando es “juntos”, se abren simultáneamente piernas y brazos como el hombre de Vitruvio de Leonardo Da Vinci. Personalmente recomiendo hacerlo en compañía de un amigo que controle los aciertos porque puede resultar muy divertido. Advierto que las primeras veces que se intenta puede resultar agotador pero tiene instantáneas recompensas (Para lograr cambios realmente supremos se recomienda repetirlo por 21 días).
Por supuesto que existen muchos otros ejercicios, por ejemplo la práctica del yoga contempla muchos ejercicios físicos para nivelar ambos hemisferios. Solamente hay que animarse a buscarlos, probarlos y disfrutar sus beneficios que en poco tiempo se perciben, como mayor creatividad, resolución más ágil de problemas, flujo de ideas novedosas, incremento de motivación, etc.
¡Después de todo no sólo debemos entrenar nuestro cuerpo, sino también nuestra mente!
¿Qué otros ejercicios se te ocurren? ¿Te animas a compartirlos?
Publicado en La Factoría de Negocios. Post original aquí.