Arrojo, resiliencia y liderazgo, habilidades clave para el futuro

por Pablo Aristizabal

Ya no alcanza con saber cálculos matemáticos; hay que desarrollar otras competencias

La tecnología está transformando nuestra sociedad y nuestra cultura a una velocidad exponencial. En esta última década vemos cómo la inteligencia artificial (IA) está presente en nuestro día a día. Netflix recomienda series en función de tus preferencias; Instagram asigna publicidad con base en tus gustos; Siri (el asistente virtual de Apple) te brinda soporte en función del comportamiento que tenés con tu smartphone , y Amazon envía tu compra a tu casa, todo bajo un proceso de selección de tu pedido hecho por medio de algoritmos. Ya no se trata de una historia de robots y algoritmos; se trata de seres humanos y de cuál es su vínculo en un mundo altamente manejado por máquinas con procesos cada día más inteligentes.

Muchas veces escuchamos decir que la educación está en crisis. No sabemos bien por qué, pero sí sabemos que la velocidad con la que puede adaptarse -o más difícil aún, adelantarse- a los cambios es una tarea titánica que requerirá que sus dirigentes sepan a dónde ir y hacer que las cosas sucedan sostenidamente.

Educar alumnos del siglo XXI, arraigados en una cultura personalizada y rodeada de inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes, nos obliga a pensar de manera divergente. Una de las preguntas obligadas es si este cambio implica que estamos frente a una humanidad aumentada por esta inteligencia de las máquinas o si nos encontramos frente a una humanidad reducida.

Las máquinas nos recomiendan mejores recorridos, películas que nos gustarán e incluso de quién enamorarnos. Pero esta inteligencia artificial ¿aumentará nuestra inteligencia biológica para todos igual? ¿Seremos capaces de crear una pedagogía que no deje a nadie sin capacidad de aumentar su inteligencia biológica? ¿O vamos hacia un abismo de brechas salvajes, donde la nueva aristocracia estará dada por los dueños de los algoritmos que nos rigen y quienes no adquieran las habilidades requeridas quedarán fuera del sistema?

Propongo analizar el éxito de las GAFA (Google, Apple, Facebook, Amazon), que de manera muy resumida reside en la personalización que alcanzan, donde el algoritmo se centra en cada usuario y es a partir de la información que recaban de su comportamiento que mejoran el modelo de la experiencia. ¿Y si pudiéramos replicar este éxito a favor de una educación personalizada?

Si a este aprendizaje personalizado le sumáramos una didáctica basada en lo más humano que tenemos -creatividad, innovación- y una pedagogía de la creación -que genere asombro y promueva aprender a aprender y aprender a aumentar-, la escuela recuperaría su eje operativo como órgano de contracultura, que revierta la debilidad que produce la delegación en el avance de la tecnología.

Así podremos lograr chicos y jóvenes auténticos, transformadores y protagonistas, que dándole sentido a lo que aprenden le den sentido a su vida, lo que redundará en promover una mayor cohesión social. Para eso no podemos enseñar las habilidades requeridas para este futuro de una forma tradicional. Las habilidades básicas como conocer las operaciones matemáticas no bastan. Necesitamos forjar habilidades socioemocionales como arrojo, resiliencia, liderazgo, empatía, entre otras, que nos lleven a promover habilidades cognitivas superiores, como el pensamiento crítico, el divergente y la abstracción.

Esto no puede pensarse como compartimientos estancos, sino como una coconstrucción: para lograr un pensamiento crítico necesito desarrollar mi curiosidad; para un pensamiento deductivo, necesito contar con imaginación, mientras que para un pensamiento abstracto, necesito tener empatía para poder salir de mí y empezar a reconocer mi entorno.

La propuesta no apunta a qué, sino a cómo enseñamos a las nuevas generaciones. En esta nueva sociedad del conocimiento se trata de forjar espíritus, además de formar saberes. Y nada de esto será posible queriendo copiar estrategias, que es distinto de tomar referencias; la clave estará en construir nuestro modelo, ya que la adopción requerirá una autenticidad que solo la dará aquello que nosotros mismos creemos.

El autor es profesor de la UBA, conferencista y CEO del Grupo Competir

Publicado en La Nación. Post original aquí.

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Eilon Vaadia, experto en neurociencia: “La imaginación es lo que nos hace humanos”

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El currículum del profesor Eilon Vaadia tiene once páginas. Después de sus datos personales, sus cargos, su formación educativa y sus empleos, se desglosa una catarata de publicaciones y papers sobre sus investigaciones: son más de 80. Vaadia nació en Israel en febrero de 1945, es profesor emérito del Edmond and Lily Safra Center for Brain Sciencies de la Universidad Hebrea de Jerusalén y participará, como invitado especial, de una disertación sobre neurociencia e imaginación.

En el marco de la edición número 31 del Simposio de los Amigos Argentinos y Uruguayos de la Universidad Hebrea de Jerusalén, se celebrará una exposición que procurará indagar sobre los secretos del cerebro, sobre las emociones y el proceso creativo. La charla se llama “Neurociencias: Art, Brain & Creativity“: arte, cerebro y creatividad y se realizará en el Grand Hotel de Punta del Este.

De esa conjunción de factores se tratará la conferencia del profesor Vaadia: “Trataré los sorprendentes hallazgos que pueden explicar cómo los humanos evolucionaron hasta ser tan creativos e imaginativos. El cerebro es una máquina de computación que no solo ‘procesa información’. Es una máquina que crea nuevas realidades sobre la base del pasado y el presente, y aprende a predecir el futuro: así es como evoluciona la imaginación. La imaginación es lo que nos hace creativos, lo que nos hace humanos“.

El simposio consta de tres jornadas: en la primera se subastaron obras de arte a beneficio de la Universidad Hebrea de Jerusalén
El simposio consta de tres jornadas: en la primera se subastaron obras de arte a beneficio de la Universidad Hebrea de Jerusalén

Su charla hablará del cine como catalizador de la imaginación y el cerebro. Pero su principal objeto de estudio es la neurociencia. Desde 2009 que es el director fundador de un nuevo instituto de neurociencia en la Universidad Hebrea de Jerusalén bautizado “Centro de investigación cerebral Edmond y Lily Safra”.

“La neurociencia -definió Vaadia- es una de las tantas disciplinas que abordan el mayor enigma de la humanidad: nuestro cerebro. Esta enorme ‘máquina de computación’ que llamamos cerebro es un sistema altamente complejo y avanzado que crea lo que somos. Hipócrates dijo hace muchos años: ‘Los hombres deben saber que del cerebro y solo del cerebro provienen todos nuestros placeres y sufrimientos’. Neurociencia es, entonces, un nombre genérico para varias disciplinas: neurociencia computacional, neurociencia cognitiva, genética y neurociencia molecular, y neurociencias filosófica”.

Vaadia intentó transcribir al campo práctico las utilidades del desarrollo de la disciplina. Consultado sobre cómo la neurociencia puede asistir al desarrollo de un país, respondió: “La principal contribución de la neurociencia es la comprensión del cerebro y las enfermedades cerebrales. Cuando logramos entender el cerebro y su mal funcionamiento, podemos desarrollar mejores herramientas clínicas que ayudarán a millones de personas mayores a mantener su normal funcionamiento”.

 “La próxima generación se beneficiará de los dispositivos electrónicos y del mundo de la comunicación, y progresará también en la creatividad”, dijo el experto

Trazó un ejemplo exitoso de la neurociencia aplicada. “Por ejemplo, la neurociencia desarrolló una herramienta para tratar la enfermedad de Parkinson, por ‘Deep Brain Stipulation’ (traducido: estimulación cerebral profunda). La solución clínica, en el futuro, revolucionará el costo del tratamiento para las poblaciones en crecimiento y salvará al mundo de los desastres médicos”, anunció el experto.

También participarán de la disertación Diego Golombek, doctor en Biología, profesor titular de la UNQUI e investigador superior del CONICET, y la doctora María Roca, coordinadora científica, subdirectora del Departamento de Neuropsicología de INECO e investigadora Independiente del CONICET.

Publicado en Infobae. Post original aquí.

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La “uberización” de la economía en cinco claves

La transformación digital generó un crecimiento vertiginoso de empresas que prestan servicios sin intermediarios y a través de aplicaciones, como la famosa red de transporte. Qué consecuencias puede traer en el mundo laboral y la economía mundial. Análisis.

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Desde su lanzamiento en 2009 en San Francisco, Estados Unidos, Uber no paró de crecer. Y a ritmo vertiginoso. Hoy su valor está estimado en 62.500 millones de dólares. Tal es su éxito que su nombre se usa para describir un nuevo modelo económico caracterizado por la prestación de servicios sin intermediarios y a través de aplicaciones. Un resumen de la esencia de la plataforma que conecta pasajeros con conductores de vehículos adheridos al servicio.

No se trata de la única empresa cuyo mayor activo (si es que no es el único) está dado por la comunidad que supieron construir digitalmente. Airbnb ofrece alojamiento con la misma modalidad. También lo hicieron Bla Bla Car, que es una red para compartir transporte; Just Park, que brinda sitio para estacionar; App Envío para hacer delivery y muchos otros más dedicados a generar servicios financieros, laborales y asesoramiento jurídico, entre otras tantas cosas más.

1. Transformación digital

“La cuarta revolución industrial está muy conectada con la transformación digital que es la evolución de los negocios en un mundo conectado”, le explicó a Infobae Paulo Bonucci, vicepresidente para América Latina en Red Hat, en el marco del Foro que organizaron la semana pasada en el Hotel Hilton. Y resumió: “La ‘uberización’ es la digitalización de los negocios”.

2. Valores más reducidos

Una de las ventajas competitivas de estas empresas es ofrecer valores más económicos que otras. Esto lo logran porque no cuentan con intermediarios y, por lo general, operan con estructuras pequeñas.

3. Personalización

Por otra parte, sus prestaciones son personalizadas, adaptadas al gusto del cliente, un verdadero diferencial que hoy se valora más que nunca.

4. Rapidez

La inmediatez. Esa es otra de las consignas de esta nueva ola. “La ‘uberización’ o digitalización de la economía tiene que ver con romper viejos paradigmas y estar conectados con la velocidad del cambio”, analizó Sebastián Biagini, country manager de Red Hat para Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil.

5. Productos de bolsillo

El crecimiento de estos servicios “de bolsillo” viene acompañado con la alta penetración de smartphones en el mercado. Según datos de comScore, 9 de cada 10 personas conectadas en América Latina tienen un teléfono inteligente y el 66% de esos usuarios hicieron una compra desde sus móviles dentro de los últimos seis meses.

“Fue la tecnología que más rápido se adoptó. En sólo unos pocos años tiene una masividad increíble. Y todo indica que ocurrirá lo mismo con Internet of things, dispositivos que van a estar evaluando distintas variables, que van a estar afectando la producción, los bancos. Hoy nos tenemos que mentalizar en la vertiginosidad del cambio porque ya está entre nosotros”, destacó Biagini.

¿Disrupción creativa o amenaza laboral?

En el futuro, cada vez más cercano, se verán fábricas inteligentes. Sitios donde todos los procesos (o casi) estarán completamente automatizados gracias al avance de la nube, la inteligencia artificial e Internet de las cosas.

Esta revolución podría generar 14,2 millones de dólares a la economía mundial en los próximos 15 años, según datos de la consultora Accenture. Y todo indica que los países más desarrollados son los primeros que van a adoptar estas tecnologías.

También serán ellos los que sufran los impactos más cuestionados del sistema. Es que muchos temen que esta nueva ola de cambios genere desempleo. Se estima que la cuarta revolución podría eliminar cinco millones de empleos en las 15 naciones más industrializadas del mundo.

“Hay una redefinición de puestos, así como en la Primera Revolución Industrial había mucho trabajo manual y la máquina a vapor facilitó procesos industriales hoy también hay una redefinición. El trabajo pasa más por análisis y mejoras de procesos”, subrayó Biagini.

Por su parte, Bonucci explicó la necesidad de apostar a la capacitación continua. Y remarcó que hay muchas oportunidades de empleo en todas las áreas de la tecnología. De hecho, hay gran cantidad de puestos, dentro del mundo IT, que quedan sin cubrir.

Publicado en Infobae. Post original aquí.

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Océanos azules: 9 claves para investigar en innovación disruptiva

Por Javier García Martínez

Hace cien años, la ciencia vivió una de sus épocas doradas en las que alumbró las teorías que han dado forma a nuestra visión actual del cosmos: la mecánica cuántica, la relatividad, la estructura del átomo.

Hoy en día, la ciencia es más amplia y profunda de lo que era al principio del siglo XX, pero también más especializada y compartimentada y menos osada.

Uno se pregunta, ¿cuáles son las grandes teorías del siglo XXI, las nuevas respuestas a las viejas preguntas que podrían definir el conocimiento -y estimular la tecnología- dentro de 100 años?

Puede ser útil pensar en la evolución que ha experimentado la ciencia -desde los avances realizados por personas como Einstein, Curie, o Bohr hasta los programas de investigación bien planificados que involucran equipos de científicos- como si se tratara de una empresa que comienza siendo pequeña e innovadora. Sin duda, algo valioso y audaz se pierde cuando se convierta en una mega-corporación.

Como explicó el profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, Clayton M. Christensen en su libro, The Innovator’s Dilemma, las grandes empresas tienden a ignorar las innovaciones disruptivas y se centran en lo que perciben como las demandas de sus clientes actuales. Se olvidan de que el valor real reside en la creación de nuevas oportunidades de mercado.

Henry Ford, quien produjo el primer automóvil económicamente asequible, dijo: “Si le hubiera preguntado a la gente lo que ellos querían, habrían pedido un caballo mejor (o, en algunas versiones, más rápido).”

La cita puede ser apócrifa, pero ayuda a aclarar este punto: En lugar de mejorar los productos y servicios ya existentes, las innovaciones disruptivas crean demanda de productos y servicios que los clientes todavía no saben que necesitan. Dichos mercados nuevos fueron bautizados como “océanos azules” por los profesores W. Chan Kim y Renée Mauborgne de la escuela de negocios INSEAD en su libro Blue Ocean Strategy.

Las ideas disruptivas son también el resultado de la creatividad de los grandes científicos. La teoría de la evolución por selección natural de Darwin y las teorías de la relatividad de Einstein, son ejemplos de océanos azules creados por científicos geniales.

“Las ideas disruptivas son también el resultado de la creatividad de los grandes científicos”

Por desgracia, cada vez es más difícil para los científicos la práctica de la ciencia disruptiva. La carrera académica ejerce presión sobre los resultados inmediatos, la necesidad de publicar continuamente e incontables obligaciones académicas y administrativas, hacen muy difícil explorar ideas arriesgadas.

Mientras tanto, hay pocos alicientes para que los científicos sean ambiciosos. Una mayor especialización en la investigación científica, la presión para trabajar temas de gran impacto y la dificultad de obtener ayuda para investigar en proyectos audaces incentiva a los científicos a centrarse en proyectos menos arriesgados.

Necesitamos una ciencia acumulativa. Las preguntas que otros hicieron deben ser respondidas de forma precisa y rigurosa. Pero es poco probable que el pensamiento gradual nos lleve muy lejos en la solución de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos hoy en día.

Desde la generación de energía limpia a la vacuna contra malaria, desde el cambio climático al agua potable accesible a todos, necesitamos que nuestros mejores científicos piensen de manera disruptiva para encontrar soluciones radicalmente nuevas.

¿Cómo llegar a ser en un científico disruptivo?

Por supuesto, la predisposición personal juega un papel importante. Algunas personas son por naturaleza más críticas, creativas y audaces que otras. Pero hay algunas cosas que podemos hacer para mejorar nuestra capacidad de generar grandes avances.

Estos son algunos consejos prácticos:

1. Como estudiante, haz cursos fuera de tu especialidad.

Cualquiera que sea tu “segunda pasión”, pasa algún tiempo aprendiendo sobre ello. Si no tienes una, encuéntrala.

Steve Jobs abandonó Reed College después de un semestre, pero se quedó el tiempo suficiente para asistir a un curso de caligrafía. Jobs dijo una vez: “Si nunca hubiera asistido a ese curso en la universidad, Mac nunca habría tenido múltiples tipos de fuentes o fuentes proporcionalmente espaciadas” – características que hicieron único a Apple y atrajeron a innumerables clientes.

2. Si te acabas de graduar, viaja por todo el mundo durante un año.

Viajar a países lejanos sin demasiados planes y mucha curiosidad es posiblemente la experiencia de aprendizaje más poderosa. Más tarde en la vida, repite la experiencia con la frecuencia que puedas, incluso si es sólo por períodos más cortos.

En tus próximas vacaciones, visita un país cuya tradición, cultura e idioma sean muy diferentes al tuyo. Hablar con personas que no comparten nuestras creencias y prioridades más profundas te abre la mente. También merece la pena exponerse a situaciones en las que encontrar una solución requiere determinación, flexibilidad, empatía y paciencia: conseguir una habitación de hotel sin conocer el idioma o moverse por un país sin horarios de tren o autobús.

3. Hacer un esfuerzo consciente por cultivar la variedad y por luchar contra la inercia.

Nuestros horarios de trabajo, compromisos familiares, y otras responsabilidades hacen que demasiados días sean una mera repetición del día anterior. Los pensamientos más interesantes y las lecciones más importantes suelen tener lugar fuera de tu zona de confort.

Practica actividades en las que pienses que vas a disfrutar, pero nunca has tenido la oportunidad de probar. Usa tu tiempo libre de manera más eficiente. Merece la pena traer un poco de novedad y variedad a nuestras vidas tan programadas.

“Practica actividades en las que pienses que vas a disfrutar, pero nunca has tenido la oportunidad de probar”

4. Únete a un club deportivo o asiste a actos culturales en tu ciudad.

En el trabajo, la mayoría de los científicos hablan sobre todo con otros científicos, y la mayor parte del tiempo dichos científicos son además de la misma área.

Pasa tiempo hablando con la gente cuya formación, intereses y trabajos sean tan diferentes del tuyo como sea posible. Averigua lo que les importa, cómo aprenden acerca de sus temas, cómo resuelven sus problemas y cuáles son sus principales retos.

5. Otra forma de encontrar nuevas ideas y perspectivas es leer mucho.

La mayoría de la gente visita siempre los mismos sitios Web, lee las mismas secciones de los mismos periódicos y compra libros en la misma sección de la librería. Añade nuevos intereses. Pregunta a tus amigos, familia, colegas, y otros conocidos para que te recomienden sus libros, sitios web o películas favoritos.

6. Echale un vistazo a lo que están investigando otras personas.

Del mismo modo, cuando leas las revistas científicas, échale un vistazo a lo que están investigando otras personas, especialmente de temas distintos a los tuyos.

Lee la sección de noticias de las revistas y sigue de cerca temas controvertidos: la biología sintética, ingeniería metabólica, el uso de nanomateriales en la medicina. Este es terreno abonado para el conocimiento más interesante. Sigue con detenimiento cómo la sociedad reacciona ante ciertos temas de la ciencia porque esto podría ayudarle a anticipar las necesidades y preocupaciones sociales que se deben tratar.

7. Asiste a conferencias sobre temas interesantes fuera de tu campo.

En las conferencias internacionales, asiste a una o dos sesiones distintas a tu área. Acércate a personas que no conozcas a la hora del almuerzo y en las pausas para el café. Pregunta acerca de los problemas en los que están trabajando.

“Acércate a personas que no conozcas a la hora del almuerzo y en las pausas para el café”

8. Cuando estás trabajando en el laboratorio, trata de demostrar que tus hipótesis son erróneas.

Asume que tus supuestos iniciales estaban equivocados. Planea y ejecuta tu trabajo en consecuencia. Esto te ayudará a pensar en ideas nuevas, obtener nueva información, y aumenta tu probabilidad de éxito.

9. Pregúntate a ti mismo, “¿Sobre qué quiero trabajar realmente?

¿Qué grandes problemas quiero resolver?” y luego trabaja duro para hacerlos realidad. Tienes más probabilidades de hacer algo con impacto, si trabajas en algo que es importante para ti.

Cómo iniciar tu investigación

Para los científicos jóvenes, en particular, la investigación disruptiva no es un camino fácil para las publicaciones, las becas, o el reconocimiento entre iguales.

Por lo tanto, en las primeras etapas de tu carrera, es conveniente contar con un proyecto convencional en el que trabajes para conseguir los resultados que necesitas para tu tesis, post-doctorado, o beca, mientras que inviertes parte de tu tiempo en un proyecto ambicioso y de alto riesgo. Con el tiempo, podrás aumentar el tiempo que pasas en proyectos de alto riesgo y comenzar a desarrollar una visión a más largo plazo.

Pero no esperes demasiado tiempo. Si esperas hasta estabilizarte para hacer ciencia disruptiva pasarás tus años más productivos y creativos haciendo investigación incremental. Y lo más probable es que no cambies una vez que estés tengas una posición consolidada.

El apoyo de tu supervisor es esencial, ya que puede ser difícil de distinguir una idea loca de una brillante. No escojas a tu director de tesis solamente por el tamaño de su grupo, el dinero que tiene de proyectos y el número de sus publicaciones. Elige a una persona que tenga la mente abierta, que no tema al riesgo y te que dé libertad para explorar proyectos paralelos.

“El apoyo de tu supervisor es esencial, ya que puede ser difícil de distinguir una idea loca de una brillante”

Konstantin Novoselov descubrió el grafeno mientras se hacía “un experimento de la noche del viernes”. Un planteamiento fomentado por su director, Andre Geim, para que los miembros de su laboratorio probaran ideas de alto riesgo. Años más tarde, ambos compartieron el Premio Nobel de Física. Cualquiera que sea tu idea, cuenta con el apoyo de tu asesor para ayudarte a hacer un trabajo sólido y riguroso.

Equipo de colaboradores

Si diriges un grupo de investigación, hay muchas cosas que puedes hacer para ayudar a la gente que trabaja contigo.

• Construye una cultura de respeto y tolerancia hacia los demás, hacia sus opiniones y cualidades personales.

• Fomenta el pensamiento crítico, desafiando las ideas más aceptadas y pide a los demás que desafíen las tuyas.

• Realiza las reuniones de grupo constructivas y bien planificadas, dedicando atención a nuevas ideas y proyectos.

• Reconoce los éxitos de las personas y sus contribuciones.

• Permite y alienta a las personas que trabajan contigo a emplear un pequeño porcentaje de su tiempo en la desarrollo de ideas novedosas.

Para mantener su ventaja competitiva, Google permite a sus ingenieros a pasar el 20% de su tiempo en sus proyectos favoritos. Algunos de los productos con más éxito lanzados por Google en los últimos años son fruto de esas ideas.

Durante la última década, Google ha sido una de las empresas más innovadoras en el mundo, pero ahora es grande y constituida. Al igual que muchas grandes empresas, que promueven la innovación disruptiva en un esfuerzo por evitar ser superado por compañías más pequeñas y creativas. El éxito de resistir a la tentación de la seguridad está aún por ver.

Muchos de los problemas más urgentes de la sociedad no se pueden resolver mediante la mejora de las tecnologías que tenemos hoy. Necesitamos soluciones más atrevidas y radicalmente nuevas. Estas no se encuentran en las playas infestadas de gente sino en los océanos azules todavía por explorar.

Necesitamos una nueva generación de científicos disruptivos, el tipo de personas realmente creativas que puedan imaginar nuevos lugares y transportarse ellos mismos – y nosotros – a esos océanos azules.

Publicado en Escuela para Ricos. Post original aquí.

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La importancia del pensamiento crítico

por David Criado

“Cuando incrementas tu criterio, maximizas tu consciencia de las opciones disponibles y, entonces, sales adelante y realizas trabajos que asustan a los demás… Eso es llegar al éxito.”
maestro Seth Godin

 

Este será un artículo breve que pretende hacerte reflexionar, lector o lectora, sobre algunas decisiones que inconscientemente tomas a diario. Hoy quiero hablar de la importancia del pensamiento crítico en nuestros días. Si bien el pensamiento crítico siempre ha tenido resultados fantásticos para el progreso de nuestra especie, es hoy cuando en mi opinión se ha convertido en la última oportunidad que tienen las personas para la conquista de una vida saludable. Comenzamos.

Todos vivimos de forma automática e inconsciente en alguna o muchas facetas de nuestra vida. Fruto de un entorno cambiante y de la presión social por asimilar todo tipo de cambios de forma rápida y fugaz (el formato de las cosas que nunca funcionan), nos abandonamos a la vida llevados por impulsos. Dejamos de educar nuestro pensamiento crítico porque la maquinaria de consumo no lo necesita y de hecho sistemáticamente lo combate. Convertimos las cosas importantes en frugales y escondemos nuestra miseria detrás de los objetos. Dado que el tamaño de nuestra miseria aumenta cada vez que se hace más voraz nuestro consumo, necesitamos cada vez más objetos tras los que poder esconderla.

Si bien el comienzo de este artículo pintará el actual apocalipsis en el que nos encontramos como especie, hay un motivo de esperanza. Es precisamente hoy cuando la voluntad de una sola persona es más determinante que nunca. En ningún otro momento de la Historia las personas (hoy consumidores) han tenido tanta capacidad de cambiar el curso de las cosas a través de sus propias elecciones. Si bien una irresponsabilidad colectiva nos ha llevado a varias pasadas de frenada, nosotros mismos somos los que podemos cambiar esto. Con cada elección y cada decisión que tomamos a diario.

Una gran parte del cambio continuo y necesario que nuestra sociedad necesita reside en la decisión propia que cada persona debe tomar a diario sobre a qué dedica su tiempo y en qué invierte su dinero. Hoy más que nunca esas elecciones son un voto por prolongar el desequilibrio disfuncional de nuestro tiempo o transformarlo en bienestar para nosotros mismos u otros. El extraordinario impacto de mejora que podemos lograr siendo conscientes de la importancia de ambas decisiones es sorprendente. Lo digo por experiencia propia.

Ninguna de las decisiones automáticas e inconscientes que solemos hacer a diario sin darles ninguna importancia, sería peligrosa si no supusiera -tal y como he comprobado por mí mismo- la pérdida gradual de algunas conquistas sociales que han requerido siglos de esfuerzo colectivo. He aquí algunos ejemplos:

  • El derecho a un trabajo y un salario dignos (resulta complicado no ver la precarización progresiva del empleo)
  • Las relaciones amorosas de calidad (si bien los nuevos y más abiertos conceptos de familia me aportan una sana esperanza, es cierto que cada vez nos resulta más complicado amar y sentirnos amados por los otros pese a la creciente fiebre de la autoayuda y el posibilismo, dando paso a relaciones sexuales esporádicas poco o nada emocionalmente rentables a medio y largo plazo)
  • La libertad de elección (nuestros hábitos de consumo cada vez están más dirigidos y nuestro voto es menos determinante)
  • La libertad de expresión (entre otras muchas cosas la libertad de prensa peligra gracias al fomento de monopolios y controles gubernamentales, y cada vez es más frecuente limitar las opiniones de las personas que permanecen desinformadas e ignorantes)
  • La atención médica profesionalizada (la mayor parte de países carece de un sistema de salud universal y aquellos países que lo tienen viven un creciente deterioro por los intereses económicos de los lobbys farmaceúticos y clínicos)
  • La educación de calidad (si bien el mundo occidental era garante de sistemas educativos consolidados, en la actualidad la calidad de los sistemas de enseñanza se resiente)
  • El derecho a una vivienda digna (algo que cada vez es más un privilegio)
  • El derecho a la intimidad (nuestro espacio privado se diluye)
  • La estrecha relación del hombre con la naturaleza (el criterio economicista y la industria a escala global están destruyendo nuestro único entorno de vida, este planeta)
  • La conquista de la felicidad (si bien esta ha sido la mayor aspiración del hombre de todo tiempo, hoy en día se sustituye por un placebo social de serie C llamado “éxito” al que frecuentemente se llega después de renunciar a la mayoría de las cosas importantes)

La verdadera revolución silenciosa que supondrá nuestra supervivencia consiste en aumentar nuestro grado de consciencia sobre nuestras decisiones. Cuanto más alimentemos nuestro pensamiento crítico en cada una de estas facetas de la vida, más posibilidades tendremos de revertir algunas de las tendencias señaladas. Solo mediante el conocimiento y la puesta en práctica del activismo consciente en pequeñas decisiones de nuestro día a día, seremos capaces de dejar un mejor planeta a nuestros hijos.

Y para tener un conocimiento en perspectiva de las cosas y no dejarnos engañar ni someter, el único medio posible es mantenernos documentados e informados. Para ello recomiendo tres vías:

  • Leer bastante y contrastar ideas o informaciones sigue siendo un ejercicio muy recomendable pese a todas esas profecías idiotizantes sobre la muerte del libro o de los blogs. Pocas cosas me han aportado más criterio que recurrir a las fuentes originales o estudiar el pensamiento y el comportamiento humanos.
  • Visualizar contenidos multimedia de no ficción como documentales monográficos, entrevistas o reportajes que nos hagan “conectar” con temáticas de interés humano, y no dedicar nuestro tiempo libre reservado a este cometido a la visualización exclusiva de películas de ficción que nos hagan “desconectar” es otra gran opción en nuestro tiempo, sobre todo con la proliferación de canales con contenidos de calidad.
  • Mantener conversaciones significativas y conectar con personas interesantes más allá de conversaciones vía chat o intercambios de mensajes sin escucha activa, es hoy en día algo diferencial y revolucionario. Levantar la mirada del teléfono y atreverse a expresar una opinión fundada sobre algún tema de actualidad sin temor a abrazar y comprender la visión del otro, rejuvenece el alma y fortalece el espíritu del hombre y la mujer modernos.

He aquí algunos de los comportamientos comunes y nefastos que podemos mejorar:

  • CONSUMO DE ROPA: Consumimos sin medir las consecuencias que nuestras compras tienen para nosotros mismos, para otros o para el planeta. Compramos barato y exigimos inmediatez sin preguntarnos el verdadero coste humano que supone. Preferimos acumular mucho en lugar de comprar lo que necesitamos. He aquí la esperanza: como consumidor usted puede mejorar el mundo siendo consciente de la huella social y ecológica de una prenda de ropa, comprando tan solo aquello que necesite y viviendo con ropa probablemente algo más cara pero más sostenible (investigue y contraste la trazabilidad de las prendas).
  • EMPLEO: Trabajamos en empleos que no nos satisfacen, que no contribuyen a mejorar la sociedad o que suponen un agravio para nuestra dignidad o para la de otros. No nos importa nada más que obtener un sueldo que nos permita alimentar nuestro consumo o mantener el de otras personas. En el caso de las personas que adquieren algún puesto de responsabilidad sobre otras, acuden a cursos o posgrados que les dicen la teoría de lo que funciona y se limitan a la mediocridad de reproducir modas pasajeras (pronuncie en voz alta Blockchain, Inteligencia Artificial, VUCA, Team Building; ya pertenece al 90% de directivos que lo hacen) He aquí la esperanza: como trabajador usted puede buscar un empleo más honesto o crearlo si es que nadie en su entorno quiere hacerlo. No se conforme con un jefe mediocre, intente educarlo y si no lo consigue, no pierda más tiempo con él. Si por el contrario usted se ha convertido en jefe, no sea cutre, atrévase a pensar.
  • ALIMENTACIÓN: Nos alimentamos con lo primero que encontramos sin atender al coste real que tienen nuestras elecciones continuas para nuestra salud o la de nuestra familia. No dedicamos tiempo a cocinar o comprar alimentos y vivimos de sucedáneos de comida. He aquí la esperanza: Coma menos comida envasada o precocinada y consuma fruta o alimentos locales cuya calidad no se resiente en el transporte y cuya huella ecológica es menor.
  • PENSAMIENTOS e IDEAS: Dejarte llevar en cuestión de ideas significa no tener las tuyas propias y eso es perder la única facultad que te diferencia de cualquier especie. Sin embargo en este tiempo nos nutrimos del pensamiento de tertulianos y profesionales del show televisivo, invertimos mucho tiempo en redes sociales con escaso valor intelectual o racional. Hay más tele y redes sociales que vida en la mayor parte de personas. Nos quedamos con los grandes titulares sin acudir al detalle. Compramos la vida de otros sin experimentar la propia. He aquí la esperanza: Genere sus propias ideas, viaje, entrene su pensamiento propio, no sea idiota y practique el escepticismo crítico-constructivo. Está bien ver la televisión para relajarse, tal y como está bien hacer cualquier otra actividad semejante, pero no sea un espectador, conviértase en actor o mejor dicho, en director de lo que pasa. Salga a la calle y experimente la vida hasta su última esencia para que en el último día de su vida pueda decirse que verdaderamente ha vivido.

Espero que este artículo te haya resultado interesante.

Contenidos generados por David Criado bajo licencia CC BY-SA 3.0 ES 2017 | Síguenos en twitter | Escríbenos: david.criado@vorpalina.com

Publicado en Iniciativa Vorpalina. Post original aquí.

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El talento conectado

Para los Recursos Humanos del SXXI es clave conectar el talento creando inteligencia colectiva para conseguir soluciones de negocio

Explica este concepto sobre Management Virginio Gallardo, profesor del Máster en Dirección de Recursos Humanos en las Organizaciones Aprensde la UPF Barcelona School of Management

Preguntarse sobre el futuro de las organizaciones en la edad de la digitalización y del incremento acelerado de la competitividad es intentar responder a la ecuación de cómo conseguir más eficiencia, flexibilidad y aprendizaje organizativo. Es responder cómo aseguramos que todo el talento de la organización está al servicio de ésta innovación.

Para los Recursos Humanos del SXXI esta ecuación se resuelve conectado el talento creando inteligencia colectiva para conseguir soluciones de negocio. Este será el principal foco de RRHH  lo que supone una verdadera revolución  y un cambio de paradigma de gestión al que habrá que hacer frente mediante un nuevo tipo de cultura,, nuevas herramientas y un nuevo tipo de liderazgo y un nuevo tipo de profesional: el socialnetworker.

Las cinco Bases del Nuevo Paradigma:

Conectividad para procesos sociales: La conectividad entre personas es lo que permite crear nuevas soluciones de negocio mediante la inteligencia colectiva, nos permite acelerar nuestra capacidad colaborar, mejorar, aprender y multiplicar nuestra efectividad en la acción (innovar).

Tecnología social: Las tecnologías sociales crean  conversaciones, la herramienta básica para acelerar la Cultura Innovadora, son excelentes mecanismos de creatividad, potencian la colaboración y la gestión del conocimiento, aseguran el aprendizaje social implícito y explícito de nuestros colaboradores y el aprendizaje organizativo que cómo todos sabemos es  la clave de las nuevas organizaciones del SXXI y la característica principal de la organización innovadora.

Liderazgo social: Liderar la transformación cultural que implica el cambio de paradigma requiere managers que puedan obtener ventajas competitivas con las nuevas herramientas de gestión digitales y las nuevas formas de trabajo transversales, redárquicas  mediante comunidades. Y habrá que hacer un gran esfuerzo para ayudar a transformar el liderazgo de nuestros managers que es lo que nos permitirá cambiar la cultura.

Profesional Socialnetworker: Requiere también nuevos profesionales socialnetworkers que tengan unos valores y hábitos que les permitan trabajar de forma autogestionada, eficiente y colaborativa en comunidades y equipos transversales que tendrán como misión creatividad, aprendizaje o innovación. Y habrá que hacer un gran esfuerzo para ayudar a nuestros empleados en las nuevas formas de trabajo más digitales y abiertas.

Gestión Cambio  de RRHH: Los profesionales de RRHH deberán  ser el arquitecto de este cambio que supone la organización hiperconectada, pues además de los cambios de procesos y de modelos de negocio son los procesos de gestión del talento los protagonistas del nuevo entorno innovador.

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Qué está cambiando en la manera de dirigir personas

Por Javier Villalba (@j_villalba)

Anteriormente referí algunas de las tendencias de Recursos Humanos que ya nos están afectando, para terminar sugiriendo cómo se puede abordar con coherencia la transformación de una función -la de vincular a las personas– que, aunque lejos de desaparecer, está necesitando experimentar una profunda redefinición para que, ciertamente, pueda dar el paso de convertirse en un socio estratégico que contribuya eficazmente a transformar las empresas en organismos saludables y, por ello, haciéndolos atractivos y atrayentes. Pero al poco, con relación a lo mismo, no perdí la ocasión de hacer alusión a la realidad de nuestro tejido productivo, un territorio mayoritariamente pyme en el que la función de Recursos Humanos en muchos casos ni tan siquiera es necesaria, mientras que en otros es inexistente o es meramente testimonial y carece de entidad o, incluso, se externaliza en el mínimo legal al que, por imperativa necesidad, hay que sujetar la mecánica administrativa de lo laboral.

Siendo así, que se confrontan demandas crecientes con propuestas de valor exiguas, ¿cómo pueden las pymes, que no tienen formalizada la función de Recursos Humanos, sacar provecho de las pulsiones sociales que ahora mismo presionan a las empresas para hacer del trabajo una experiencia ventajosa? Ventajosa para las empresas que necesitan tener de su parte a los trabajadores para prosperar de forma continuada y beneficiosa para los empleados que perciben su situación laboral como una ganancia provechosa que merece la pena cultivar.

Tan es como digo -véanse los últimos informes de Randstad- que el índice de rotación de trabajadores ha aumentado hasta el 35,9% en las empresas españolas y hasta el 45% en las de más de 250 trabajadores; hasta el punto de que el 56,3% reconoce estar sufriendo un déficit de talento, problema que el 37,7% considera que se agravará durante este año. Una combinación de factores que ha llevado al 30% de las empresas a reconsiderar sus políticas retributivas en un panorama en el que los principales motivos de contratación de trabajadores, durante 2016, han sido la rotación de la plantilla y la necesidad de contar con profesionales con nuevas competencias.

Teniendo en cuenta que las retribuciones más ajustadas, la falta de horizonte para tener ocasión de desarrollar una carrera profesional, los planes de beneficios poco competitivos y la ausencia de un proyecto laboral ilusionante son las mayores trabas que perciben los profesionales para considerar emplearse en las pymes, algo tendrán que hacer estas para tornar en deseable su asociación con ellas.

 

Cuatro estrategias al alcance de las pymes

Para incardinarse en la inevitable actualidad que nos marca el progreso, en lo relativo al establecimiento de un marco organizativo saludable y relacional confiable, no es imprescindible disponer de un departamento de Recursos Humanos, ni es condición contar con una dimensión de plantilla determinada o a partir de cierto volumen de personas. La tesis que defiendo es muy simple: para aprovechar la información disponible, una vez analizadas conveniencias y consecuencias, no es necesario incurrir en grandes gastos, simplemente hay que ocuparse en mejorar las relaciones humanas en la empresa. Y para ello lo que sí es imperativo es abrirse al exterior y escuchar el creciente clamor social sobre las percepciones de los trabajadores respecto de la organización, el trabajo y sus condiciones. Se impone, por tanto, recabar información relevante que nos ponga sobre la pista de lo que está sucediendo en el universo laboral y seleccionar referentes de nuestro entorno, al menos, que nos permitan vislumbrar prácticas presumiblemente satisfactorias que, con las debidas modificaciones a la propia situación, sea viable adaptar con miras a reforzar vínculos entre empresa y trabajadores. Y hay una razón de peso para hacerlo: cada vez son más las empresas que se toman en serio el compromiso con los empleados. Posiblemente porque empezamos a reconocer que “(…) los trabajadores altamente comprometidos con su organización pueden mejorar el rendimiento empresarial hasta en un 30%”.

 

1ª.- Sobre el liderazgo

Si en todas las organizaciones el papel de la dirección es determinante, en las pymes lo es todavía más, siendo absolutamente relevante el estilo de mando del empresario, propietario o emprendedor. No cabe duda, la personalidad del fundador o de los socios principales determina en gran medida el estilo que caracteriza a la empresa. Pero hay que saber que hoy liderar es sinónimo de facilitar y dirigir es antónimo de imponer. Actualmente, no prima el cargo, prevalece el rol impulsor y predominan las competencias para movilizar a la acción. En la actividad diaria termina imponiéndose la pericia, la especialización y la capacidad de ayuda o de apoyo. En el tiempo presente el líder que es seguido es el impulsor, sobre cuyas bases la autoridad emerge en términos de coordinación y al tenor de las situaciones, siendo el que propone la mejor manera de enfocar los asuntos y con la participación de los interesados, sin la cual resultaría muy difícil conseguir su vinculación real.

 

2ª.- Sobre la organización

Las estructuras estáticas, fuertemente jerarquizadas, ya no responden a las necesidades de reacción, adaptación, cambio, movilización y resolución que requiere el tiempo actual. Por ello, conseguir transformar la empresa en una organización ágil, flexible y fluida, en la que los profesionales puedan y aprendan a auto-gestionarse, se sientan con capacidad para exponer sus criterios, participen en la toma de decisiones, tengan ocasión de experimentar, equivocarse, rectificar y mejorar, se sientan libres para proponer modificaciones, se aliente dar curso a su creatividad y se les proporcionen cauces para innovar es la manera de hacer vivir la empresa. O si se prefiere, es la forma de involucrar, de hacer sentir que las personas juegan un papel decisivo, de trasladarles la importancia que tienen.

Un aspecto esencial que también debería considerarse, cuando el trabajo puede organizarse por proyectos, es la cultura de la flexibilidad reflejada hacia lo que entendemos que son la dedicación y la disponibilidad, pues no son conceptos exclusivamente dependientes del horario de trabajo ya que la actividad puede realizarse sin sujeción a los cada vez más obsoletos horarios laborales, pues la conectividad nos lleva a ello y lo que cuenta son los resultados y las interacciones síncronas o asíncronas, pero efectivas y productivas; no la supuestamente necesaria presencia en un lugar determinado.

 

3ª.- Sobre el equipo

En la sociedad actual del conocimiento la sabiduría no está en el jefe, la inteligencia surge de la colectividad, del contraste de opiniones, de la participación sin otras barreras que las del respeto, la mesura y la cordialidad, de la interacción en confianza, sin temor a ser traicionados. De manera que no se trata de estar en posesión de la “verdad”, sino en disponer la organización de manera que las personas encuentren la ocasión de expresarse, tengan la libertad de actuar y sientan el empuje o la necesidad de contribuir aportando su talento. Luego el establecimiento de un marco de relaciones abiertas en el que la información circule con oportunidad, veracidad y transparencia, donde se fomente el diálogo y la consulta (vinculante o no) y se reconozcan las contribuciones al equipo son condiciones para impulsar la colaboración. Hoy la comunicación interna es responsabilidad de todos y no solo, cuando lo hay, de un gabinete. Por lo que es imprescindible recrear las condiciones para alentar el diálogo interno.

 

4ª.- Sobre las personas

Las personas son las que conforman los equipos y estos funcionan bien o mal en función de los miembros que los integran y según sea la calidad de sus relaciones. Cuando el trabajo en equipo es esencial, importa rodearse de trabajadores competentes, pero siempre y cuando al mismo tiempo pueda decirse de ellos que son buenas personas, sujetos responsables, colaboradores, que comparten, que realmente aportan al equipo, que contribuyen al bien común, que tienen un elevado sentido del compañerismo y que se ayudan entre sí. Pocos son los empleos que requieren tipos solitarios, individualistas o egoístas orientados a su exclusivo beneficio. A día de hoy, las actividades estancas han dado paso en muchos casos, como he dicho antes, a la organización del trabajo por proyectos, circunstancia que facilita experimentar cambios de roles, que las responsabilidades puedan rotar, que los equipos se renueven y cambien sus miembros; todo lo cual posibilita incrementar las relaciones internas, dota de nueva visión, permite conocer y empatizar y procura un aprendizaje continuo.

De manera que asegurar una cultura de empresa saludable, de la que participen los trabajadores y con la que cada uno de ellos tenga un buen encaje, es un aspecto esencial que no debería pasarse por alto. Lo que no quita para darse cuenta de que actualmente (aun sin tener la necesidad de haber tenido que introducir cualquier sistema de analítica de Recursos Humanos) la correcta gestión de la plantilla también tiene que contar con cierto margen para dar cabida a la vertiente personal, pues resulta muy importante procurar una experiencia favorable a los empleados considerándoles también de manera individual.

Si, como aseguró Carlos González Bosch, Presidente del Grupo Cofares, durante la presentación de las Tendencias en Recursos Humanos, en el acto promovido por la Organización Internacional de Directivos de Capital Humano, el 16 de febrero de 2017, en la CEOE, “las empresas somos aquello que somos capaces de desarrollar gracias a los Recursos Humanos que trabajan en las mismas”, entonces importará sobremanera disponer las condiciones que realmente permitan vincular a las personas con las empresas para las que trabajan. Un desafío al que no son ajenas las pymes.

 

Foto: pixabay

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Tendencias de Recursos Humanos aplicables a una empresa

Por Javier Villalba (@j_villalba)

Quienes permanecen atentos a las nuevas tendencias en materia de gestión de personas podrían llenar como poco un par de páginas con solo relacionar -en Times New Roman, a 12 puntos y con un espacio de interlineado- las proposiciones de términos -biensonantes, grandilocuentes y salpimentadas de anglicismos- acuñados por acreditados observadores y estudiosos empresariales que son capaces de extraer de las últimas y más novedosas prácticas, que las mejores empresas están implementando internacionalmente, para proponer gestionar mejor las fuentes de talento.

Tendencias que también son fruto de investigaciones dirigidas a identificar cómo empresarios y directores de Capital Humano están interpretando cómo nos impactan las transformaciones culturales, sociales, económicas y tecnológicas en la manera de entender productividad y relaciones laborales. Estudios cuyas conclusiones pretenden erigirse en el catecismo que guíe la todavía inconclusa misión de dirigir equipos humanos en pos del éxito empresarial. Proposiciones que nos hablan de la necesidad de redefinir nuestras organizaciones, para hacerlas más eficientes, y que nos argumentan la conveniencia de rediseñar nuestros modelos de negocio para transformarlos en proyectos sostenibles.

 

Sobre tendencias y promesas

En la obstinada relación de acciones recomendadas, que con impenitencia se nos recomiendan, para adaptar los modelos de dirección de personas a los continuos cambios que se vienen sucediendo, figuran términos que se nos presentan como exponentes del buen quehacer directivo y cuya observancia, por parte de los departamentos de Recursos Humanos, se considera esencial para conducir a las plantillas a las más altas cotas de productividad.

Conceptos, de los cuales no solo algunos se nos reiteran año a año, recogidos mediante un sinfín de recopilatorios que pronostican, por ejemplo, que ya no basta con implementar acciones de team building para aprovechar la inteligencia colectiva, por lo que se impone dar un paso más (bridge building) para reforzar lazos y crear sentido de equipo; que para atraer talento es fundamental aplicar el marketing a los Recursos Humanos y resulta necesario establecer un sistema continuado de inbound recruiting; que tenemos que trascender desde las propuestas de valor tradicionales al digital employer branding porque, ahora, la marca empleadora tiene que edificarse mediante planes de employee advocacy; que en este siglo la gamification lo preside todo y es un excelente aliado del storytelling para crear cultura y afianzar valores… En fin, tendencias que tienen el propósito de inspirar la nueva gestión de personas y que nos anuncian que, ya hoy, es absolutamente necesario digitalizar los departamentos de Recursos Humanos, porque en la era del big data no se puede concebir la gestión eficaz del talento sin el concurso de los HR Analytics, sistemas que nos posibilitarán identificar los estratégicos top performers que nuestras organizaciones necesitan.

Una época, la nuestra, en la que persiste la guerra del talento; en la que, por eso mismo, parece necesario disponer del armamento adecuado (políticas de “empoderamiento” de los trabajadores), para poder enfrentarse a la competencia y en la que, para la mayoría, se ha impuesto la primacía del enfoque happy management y en la que cada vez son más los expertos que anticipan la necesidad de administrar con acierto no ya a los trabajadores, sino su “emotalento” para afrontar con garantías los retos empresariales, pues nos encontramos en una sociedad en la que cada vez se toma más en serio la employee experience y en la que va cobrando carta de naturaleza el design thinking o la innovación centrada en las personas. Todo lo cual –se nos promete- nos permitirá lograr el ansiado employee engagement -y su estrato superior (social employee engagement)– como condición última para ganarse el compromiso de las personas y el beneficio consiguiente en términos de productividad, eficiencia, sostenibilidad o éxito.

 

Sobre lo prudente

Para no extenderme más, sirvan los ejemplos anteriores como muestra de las retahílas que, año a año, se nos presentan como si se tratara del abracadabra al que deberían atenerse empresas y departamentos de Recursos Humanos o del bebedizo que deberíamos ingerir para liderar grupos humanos, transformándolos en equipos de alto rendimiento que, obviamente, son plurales y que, cada vez más, tal y como dicta el sentido común, requieren un tratamiento particularizado, tanto por segmento como por individualidad.

En este mercadillo de conceptos me sigo preguntando si las pretendidamente top human capital trends no son segundas, terceras o cuartas lecturas con las que ornamentamos, cargándolas de sonoridad, lo que ya deberíamos tener por sabido y que diariamente se demuestra que la mayoría somos incapaces de llevar a la práctica: que las personas son la primera de las claves del éxito organizacional.

Dichos estudios sobre los cambios que empiezan a afectar a personas y a sociedades, y que ya están produciendo alteraciones en las maneras de interpretar los marcos de relaciones laborales, revisten, sin lugar a duda alguna, gran interés y sería un craso error no tenerlos en cuenta. Ahora bien, ni se trata de seguir modas ni de copiar medidas, esperanzados con el espejismo de mejorar las cosas, por el simple hecho de adoptar alguna o algunas de las medidas que se vaticinan como convenientes o necesarias, ni es cuestión ni de implementar tecnologías, ni de concebir acciones para… (lo que sea), pues cada cambio lo que requiere es incardinarse con consistencia en un todo, es decir, integrarse con sentido en el paradigma global que rija los destinos de la empresa. No se trata de introducir medidas aisladas, sino de encajar con coherencia los cambios que se introduzcan.

 

Sobre lo coherente

Sin un paradigma que obre a modo de paraguas del obrar ninguna acción aislada puede pretender lograr el éxito que se la presuma. Se requiere, por tanto, dar sentido a las medidas que se introduzcan, conectar los cambios con una visión, relacionarlos con la manera de hacer las cosas, vincularlos con el propio estilo, imprimirles consistencia y dotarles de veracidad. El auténtico desafío en materia de tendencias de Recursos Humanos no es seguir a la mayoría ni espejar lo que hacen las mejores empresas para trabajar, sino ser consciente de la propia organización, comparar sus modelos de gestión de personas con el abanico de presuntas bondades que circulan en boca de todos, determinar los posibles gaps entre las políticas de personal y las supuestas ventajas de sumarse a la riada de recomendaciones de último cuño, teniendo en cuenta los criterios dominantes del propio sector y decidiendo con cabeza cómo podemos conectar sin forzamiento con el pensamiento general para determinar de qué nos podemos aprovechar y plantearnos cómo podemos acometerlo con naturalidad y de manera que la medida, el cambio o la novedad a implementar sea consistente con nuestro devenir.

Cada vez es más notorio que el principal reto al que se enfrentan las empresas es ganarse la lealtad de los trabajadores, para lo cual es necesario aprender a despertar su compromiso para lograr perpetuar su sentido de pertenencia. Un empeño que solo puede edificarse desde la autenticidad y sobre la base de una relación de correspondencia. Finalidad que es coincidente con el objetivo que se persigue a la hora de sumarse a las tendencias que, en efecto, permitan mejorar –en esencia y a perpetuidad- las condiciones laborales.

 

Sobre las condiciones previas 

Por tanto, antes de acometer acciones o cambios que se reconocen necesarios para mejorar las cosas, se impone afirmar un marco que facilite su introducción que me parece necesario asentar sobre tres pilares: la honestidad empresarial, el sentido común directivo y la generosidad personal.

¿Alguien puede poner en duda que la cultura de la honestidad es valiosa? Si la percepción de la integridad corporativa no fuera tan importante, el 85% de las empresas que figuran en el Standard & Poor’s 500 Index no se tomarían la molestia de tener a gala la exhibición de tales principios en sus sitios web corporativos, lo que equivale a una declaración pública. Si nos atenemos al estudio “The Value of Corporate Culture” (L. Guiso, P. Sapienza y L. Zingales, septiembre de 2013), entonces tenemos que admitir que los altos niveles de integridad percibida por los trabajadores correlacionan positivamente con buenos resultados, (productividad, rentabilidad, mejores relaciones laborales) y también redundan en un mayor atractivo de la empresa. Ahora bien, no hay que olvidar que las decisiones financieras tienen consecuencias sobre la cultura corporativa. Lo cual da pie para plantearse si el comportamiento económico, la búsqueda de la rentabilidad o la obsesión por los beneficios ocasionan situaciones contradictorias que debilitan la reputación y el atractivo al suscitar la desconfianza de los grupos de interés que se sientan engañados so pretexto de ello. Una cuestión no tan alejada de nuestra realidad cuando en nuestro país sabemos que viene creciendo el índice de corrupción.

Si los códigos de buen gobierno pretenden basar las relaciones de las empresas con sus públicos en un marco de transparencia y buen hacer, para tratar de generar confianza y compromiso, oponiendo un estilo confiable ante el escepticismo reinante que ha sido fruto del descrédito en el que han incurrido numerosos representantes del mundo empresarial, está claro que no basta con presentar declaraciones para “construir una cultura de colaboración, empoderamiento e innovación” (Deloitte, 2016) que tendría que regirse por actitudes responsables, por un fino sentido de la honradez y por la ética.

Pero no solo es cuestión de afirmar, unitariamente, un comportamiento ético que garantice el cumplimiento de normas y compromisos en el obrar. Sabido es que el trabajo supone afrontar diariamente retos y presiones, que el día a día pasa por manejar abundante información, mayoritariamente compleja, y que trabajar con la misma orientación supone establecer unas guías y revisarlas, controlar resultados, reformular acciones y tomar decisiones en entornos complejos en los que no es difícil dudar, perderse entre las formalidades, incurrir en la rigidez o ceder a la burocracia y en los que no sería la primera vez que alguno, tentado por la posición o por el lucimiento personal, tienda a complicar innecesariamente los asuntos haciendo difícil lo fácil.

Así, el sentido común, la prudencia o la lógica cobran especial importancia para discriminar entre lo real y lo ilusorio, para distinguir lo natural de lo artificioso, para seleccionar las vías más accesibles frente a los procedimientos más burocráticos, para optar por enfoques sencillos y naturales frente a las opciones más desnaturalizadas y complicadas. Tal es así que quienes dirigen no pueden pretender liderar con éxito sin disponer del necesario sentido común que se precisa para ser capaces de simplificar las cosas. Una capacidad que resulta de la convergencia del conocimiento general con la competencia técnica y con la experiencia.

Complementario con lo anterior importa recordar que la generosidad se traduce en beneficios (III Estudio Anual de la Generosidad de Marca), horizonte que se maximiza si dicha cualidad se hace trascender desde los clientes a todos los grupos de interés. Así, en lo tocante al factor humano, mientras no se aprenda a dar el paso de situar a los trabajadores en el centro de la gestión, difícilmente se podrá contar con su compromiso unitario como factor estratégico productor de ventajas competitivas. Para lo cual, los conductores de personas deberán caracterizarse por su generosidad respecto de las personas de su dependencia y de los equipos que dirigen aprendiendo a facilitar su trabajo, imprimiendo naturalidad y sencillez ante lo complejo, sabiendo escuchar, anticipándose y sorprendiendo positivamente a los subordinados porque los líderes del siglo XXI aportan valor real, son útiles, han aprendido a naturalizar las relaciones y ejercen de facilitadores en oposición a las obstructivas jefaturas del pasado. No en vano, está demostrado que la generosidad es productora de bienestar y resulta contagiosa (S. Lyubomirsky), mejora el clima laboral y refuerza el compromiso entre las personas; luego la generosidad alcanza una posición clave en las estrategias de engagement en el trabajo.

 

Foto: Víctor Montes

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Los 10 Vectores del Nuevo Management

Por Xavier Marcet

La irrupción de las herramientas 4.0 ( Big Data, Inteligencia Artificial, Blockchain) afectará directamente al management, a la forma cómo diagnosticamos y tomamos decisiones en nuestras organizaciones. La Internet de las Cosas, la impresión 3D y la robótica afectarán directamente a la forma de producir. La Ciberseguridad será una nueva infraestructura. La gestión de la complejidad será el contexto normal de las organizaciones. Uno de los factores de la complejidad estriba no tanto en si estas tecnologías marcarán el futuro, ni tan sólo cómo lo harán, sino en ser capaces de decidir cuando es el momento de apostar por ellas sin tapujos.

Hablamos de nuevo management por una necesidad creciente desde los años noventa de repensar las principales herramientas de gestión en el contexto de cambio acelerado en el que nos movemos ( véase planificación estratégica, gestión de recursos humanos convencional o la propia gestión de la calidad). Propongo a los lectores algunas características que pienso integrarán el nuevo management. No creo que sean todas las que estarán pero creo que estas pertenecen sin duda al nuevo management:

  1. Más estrategia y menos planificación. Para gestionar necesitaremos definir visiones que nos ordenen el criterio, pero la planificación como ejercicio de programación pormenorizado será cada vez más efímero en el tiempo y deberá complementarse con poderosos esfuerzos de innovación. Necesitaremos organizaciones ambidiestras que no sepan solamente explotar, si no también explorar futuros.
  1. Capacidad de adaptación.La innovación, la transformación digital y la gestión del cambio se mezclan. Hay que hacerlo todo: crear valor diferencial para los clientes desde la innovación, digitalizarse ( toda empresa será más o menos una empresa de software) y remover las estructuras para poder seguir a nuestros clientes en sus propios procesos de transformación.
  1. Agilidad.La agilidad lo es todo y es capaz de ganar pulsos a la dimensión. La desburocratización requiere sentido de urgencia. Sin agilidad las oportunidades se desvanecen.
  1. La centralidad del cliente.La pregunta más importante siempre es ¿ qué van a necesitar nuestros clientes que no nos sepan expresar? Poner al cliente en el centro es tener una organización flexible, lo cual es fácil de decir y muy complicado de realizar. Los clientes son esas personas que se van sin pedir permiso.
  1. La gestión del talento y del no talento.Más difícil que gestionar el talento es gestionar el no- talento y al talento oscilante. La gente de talento son las personas que sistemáticamente dan resultados por encima de la media. Ante el cambio digital también el talento deberá adaptarse. Muchas veces el problema del no talento no proviene de que no sepa o no quiera aprender, el problema radica en que no saben desaprender.
  1. Líderes que llenen las agendas de sentido.Los líderes no solamente deben aportar visión, deben también expresar propósito. El relato de los nuevos líderes se esconde en su agenda. Lo que dicen tienen mucho de relativo, lo que hacen es determinante para su credibilidad.
  1. La transformación cultural como sustrato del cambio.La cultura es eso que hace la gente cuando nadie los ve. Es eso que aprendieron sin que nadie se lo enseñara. La mayoría de cambios fracasan por la incapacidad de transformar la culturas, porqué la gente entiende el cambio como algo ajeno, algo que debe hacer la empresa pero no él. Solamente permanecerán las organizaciones en que la gente cuando escuche el verbo cambiar entienda que se conjuga en primera persona.
  1. Comunicación y síntesis.Ante un contexto definido por una información inabarcable la síntesis pasa a ser una habilidad fundamental. Sin síntesis no hay estrategia operatibizable.Además la síntesis hay que saber comunicarla. En un entorno de completa saturación de mensajes la comunicación efectiva la realizarán aquellos que no tengan necesidad de decirlo todo. La lúcida brevedad es algo impagable.
  1. La autenticidad.En organizaciones completamente transparentes, la autenticidad es una competencia diferencial. Que el gap entre lo que se proclama y lo que se hace sea el menor posible. Sin autenticidad, la mediocridad está servida.
  1. Empresas con alma.Las organizaciones son comunidades de personas que actúan de un modo muy distinto cuando sienten que hay algo que se filtra en sus agendas, en sus reuniones que hace que se reconozcan como alguien más que ejecutores de un negocio. Algo que se transmite en el respeto, en la empatía, en la lógica humana que hay detrás del negocio, algo que no sabemos que es pero notamos mucho cuando se ha ido. Podemos tener empresas muy digitalizadas, muy llenas de datos, pero no podemos dejar que la tecnología sepulte el alma.

El nuevo management convivirá muchos años con el viejo management de final del siglo XX, aquel de los jefes menguantes ante la complejidad, pero se impondrá con naturalidad. El nuevo management será el de las empresas que valen la pena y nos toca definirlo a nosotros. Mejor hacerlo desde las trincheras.

Este Artículo apareció en el Boletín de Aedipe el pasado diciembre.

( La imagen pertenece a una obra de Andrea del Castagno)

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¿Tiene remedio la administración?

Por Xavier Marcet

Este artículo se publico en La Vanguardia el 27 de Mayo de 2017

Las administraciones no tendrán más remedio que adaptarse a un  mundo que cambia aceleradamente. Sirvan como ejemplo de aceleración, AirBnB o Uber, fenómenos muy recientes pero con alto impacto. ¿podrá una administración pensada como una máquina para gestionar certezas y estabilidades adecuarse a un mundo de incertidumbres y volatilidades? Lo deberá hacer si no quiere perder su misión última: servir bien a los ciudadanos.

Para hacerlo deberá aprovechar su mejor talento. Aquellos más comprometidos y capaces para que lideren un cambio que también debe ser en clave personal. Es hora de aprender mucho y desaprender más, también en las administraciones. Los que conseguirán adaptar la administración son esta parte de gente más innovadora y emprendedora, esos profesionales que no quieren sentir la incomodidad de pertenecer a organizaciones que perdieron el tren de la actualización. Y seguramente se encontrarán delante a otros que se especializaron en perfeccionar la queja, en recordar todo lo que es imposible y en encontrar a todos sus jefes malos o peores.

En mi experiencia la gente que hay en las administraciones no es tan distinta a la hora de innovar o cambiar con la que encuentro en la empresas. Tampoco lo es su valía. La teoría de los tres partes funciona en ambos casos. Una parte de gente de talento que da resultados por encima de la media, una parte de gente de resultados y compromiso mucho más oscilante y una parte de personas que nadie sabe cómo pudieron entrar pero que todo el mundo sabe que no se irán nunca.

Las administraciones pueden adaptarse. Lo han hecho en muchos casos y lo volverán a hacer. A lo que uno viaja se da cuenta de que no tenemos administraciones que sean un desastre aunque tengan mucho margen de mejora. Algunos servicios como el de la tele asistencia para gente mayor son ejemplos de lo que es el valor público. Soluciones como el bicing fueron en su momento muy innovadoras. En los años noventa las administraciones encajaron el impacto de Internet y ahora volverán hacerlo pero con mucha más demanda social que entonces y con unos ciudadanos situados en el centro del tablero.

Las administraciones deberán superar grandes desafíos para esta adaptación. Algunos tendrán que ver con la política, tan faltada de talento y tan desprestigiada por los casos de corrupción. Otras con la falta de recursos, especialmente acuciante desde la crisis económica. Otras con gobernanzas llenas de carencias.  Sin duda son factores clave, pero hoy quisiera añadir otros acentos quizás menos repetidos.

  1. El Talento. La quiebra en la fluidez de talento es muy grave en las administraciones. Las organizaciones que gestionan bien el talento lo hacen fluir, entra y sale gente. Hoy de las administraciones no sale ni entra nadie. Que no se incorporen estas generaciones de jóvenes preparados, formados en el paradigma digital y socialmente comprometidos a las administraciones, es un gran desastre. La gente con experiencia necesita estos jóvenes como el agua, y viceversa. La transformación digital es mucho más difícil en organizaciones dónde no fluye el talento.
  2. Las culturas bloqueadas. Siempre hay excusas para no cambiar y poner por fin a los ciudadanos en el centro y adaptarse a sus necesidades. Ya no son los ciudadanos que deben adaptarse a las administraciones, son éstas las que tienen que cambiar, ser mucho más flexibles e innovadoras. Definitivamente el modelo de funcionario del siglo XX no resistirá en el siglo XXI. En un mundo de trabajo líquido las administraciones no serán inmunes y no resistirán con  patrones profesionales propios de un mundo que se desvanece. Hay que desbloquear esas culturas tan corporativistas que dejaron de mirar al mundo que cambia y solo tienen ojos para si mismas.
  3. Las inercias escleróticas. Las estructuras lentas e inerciales de las administraciones son todo lo contrario de la agilidad. No hay capacidad de desburocratización. Veamos un ejemplo.  El necesario énfasis en la transparencia está reburocratizando las administraciones.  Hay poca  capacidad de innovar.

El desarrollo del Big Data, la inteligencia artificial , la robótica, la impresión 3D, la realidad virtual y sobretodo el Blockchain posibilitarán nuevas formas de crear valor público con grandes beneficios para los ciudadanos. Permitirán tomar decisiones de otra calidad, de un modo distinto. Y necesitamos administraciones que puedan aprovechar todo este potencial. De todas estas tecnologías el Blockchain tendrá un alto impacto en la administración. Es la primera tecnología que puede realmente disrumpir la administración y ser una herramienta de lucha muy eficiente contra la corrupción ( aunque nunca hay que subestimar la condición humana).

 

Una sociedad que deberá enfrentar retos mayúsculos como el sostener grandes longevidades en un mundo con menos trabajo disponible, o como todos los desafíos derivados del cambio climático, no puede tener administraciones que no aprovechen todo el potencial de las tecnologías 4.0. Es hora de cambiar, sin dramas, pero con convicción. Ya no podemos continuar confundiendo estrategia y planificación, ni modernización con innovación, ni talento con escalafón . Todo esto es demasiado serio como para dejar la administración solamente a la administración.

( La imagen pertenece a una obra de Simone Martini)

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