Estuve leyendo un excelente trabajo de Teodoro Vigodski sobre Creatividad e Intuición en el mundo empresarial.
Vigodski es un académico de la Universidad de Chile, con un MBA obtenido en el Loyolla College, Magíster en Derecho de la Empresa PUC. También se ha diplomado en IMD, MIT, Stanford y Yale.
En el mencionado trabajo dice:
«Estamos acostumbrados a pensar, y a decir, que el éxito en prácticamente todo orden de cosas, en todas las acciones que realizamos, depende de una evaluación racional de las situaciones.
Sin embargo, sabemos también que no siempre es así, y que a menudo más parece el resultado de una acción intuitiva, de una intuición.
¿Qué es la intuición?
La intuición no evalúa, no es racional, pero no es contraria a la razón; más bien, opera según una lógica «invisible» a primera vista. Indica una posibilidad, dando una visión de la naturaleza de las cosas, sin la interferencia de nuestros deseos o nuestra voluntad.
La intuición es capaz de anticipar. Sintetiza en un instante una gran cantidad de información, constituyendo una verdadera «semilla», o sea concentrando, resumiendo conceptos, ideas que luego se pueden desplegar al realizar el análisis retrospectivo fundamentando la lógica implícita en el acto intuitivo.»
La intuición en los negocios fue también el tema de Fórmula e, un programa de TV realizado por Formar. Este programa está pensado por y para emprendedores de habla hispana. Su conductor, Marcelo Berenstein, presenta reportajes e informes con buena onda.
Haciendo uso de la tecnología que YouTube que permite a todas las personas, sin importar su locación geográfica, ver y compartir videos en una plataforma online, podemos ver este programa de TV en nuestra PC.
En este primer programa Leonardo Gutter, titular de IMC, en un reportaje imperdible demuestra que a veces, la intuición vale más un plan de negocios.
Ágatha Ruiz de la Prada, la exitosa empresaria española, cuenta su fórmula de marketing.
Peter Drucker y dos casos en los que los estudios de mercado… ¡pueden fallar! Emprendedores intuitivos que hicieron historia.
Primer bloque
Los videos pertenecen al programa de TV Formula e
Segundo Bloque
Dos jóvenes emprendedores nos cuentan como usaron su intuición para desarrollar una idea muy loca que resultó muy lucrativa.
Los videos pertenecen al programa de TV Formula e
Tercer Bloque
Emprendedores célebres que siguieron su intuición y dejaron su marca en la historia.
Los videos pertenecen al programa de TV Formula e
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Existen muchos contextos en los que mostramos favoritismos por quienes consideramos parte del grupo.
Los estudios sobre el sesgo de endogrupo nos han permitido explicar por qué y bajo qué circunstancias los miembros de un grupo tienden a valorar de manera más positiva al propio grupo (el endogrupo), en contraste con la valoración negativa que realizan de un grupo distinto (el exogrupo).
A continuación haremos un breve repaso por los conceptos de endogrupo y exogrupo, para después revisar algunas de las teorías que desde la psicología social han explicado el fenómeno que conocemos como sesgo de endogrupo.
Endogrupo y exogrupo: una breve definición
Es muy común escuchar que los humanos somos seres sociales, pero ¿a qué nos referimos con esta frase? Por lo general nos referimos a que nuestros procesos de identificación y de construcción de la personalidad tienen que ver con los vínculos que establecemos con las otras personas.
Dichos vínculos toman, por ejemplo, la forma de normas de comportamiento, roles, afectos, rivalidades, entre otros elementos. No sólo eso sino que estos elementos nos permiten reconocernos como miembros competentes de un grupo social (es decir, como personas que forman parte de éste). Al mismo tiempo, nos permiten establecer diferencias con los demás miembros, y de esta manera, pensarnos como individuos con características únicas.
El con el cual nos identificamos y del que nos sentimos miembros competentes, es el que conocemos como el endogrupo (“endo” significa “dentro de”). Pero, para que un grupo se reconozca e identifique a sí mismo como tal, es necesario que establezca una diferencia (que puede ser complementaria o antagónica) ante los otros grupos. Estos últimos son los que conocemos como el exogrupo (“exo” significa “fuera de”). Es entonces en el entramado de las relaciones intergrupales donde se forma gran parte de nuestro desarrollo psicológico y social.
El sesgo de endogrupo
El sesgo de endogrupo (o sesgo endogrupal), es también llamado favoritismo endogrupal. Tal como este último nombre lo sugiere, se trata de la tendencia a favorecer o valorar de manera más positiva a comportamientos, actitudes o preferencias de los miembros del endogrupo, en comparación con las de exogrupo. Se trata de establecer un favoritismo hacia los miembros del endogrupo, aunque esto implique un detrimento de las características del exogrupo.
Como es fácil imaginar, esto último puede tener efectos importantes en actitudes y comportamientos discriminatorios, es decir, en un rechazo psicosocial hacia el exogrupo. Y, en contraste una estima o sobrestima hacia el endogrupo. Pero no necesariamente: para explicar esto, algunas teorías de la psicología social han distinguido entre el “sesgo de endogrupo” y la “negatividad del exogrupo”, en donde esta última hace referencia específica al ejercicio de la violencia y discriminación del endogrupo hacia el exogrupo.
Aunque se encuentran relacionados, se trata de fenómenos distintos, en donde tienen que ver las relaciones de poder y la categorías de mayoría-minoría que se establecen entre el endogrupo y el exogrupo.
Para explicar por qué ocurre lo anterior, la psicología social ha recurrido al estudio de las relaciones intergrupales de la categorización en la formación de la identidad. Dicho de otra manera, ha sido necesario estudiar cómo es que la identidad se forma a través de establecer una serie de categorías, en donde participan tanto las bases cognitivas como los vínculos entre miembros de distintos grupos.
¿Por qué ocurre? Explicaciones desde la Psicología Social
Han sido muchas las propuestas teóricas que desde la psicología social han explicado por qué los miembros de un grupo tienden a valorar de manera más positiva a su propio grupo; y cómo dicha valoración se relaciona con la evaluación negativa del otro grupo.
A continuación explicaremos de manera breve algunas de las teorías que han dado explicaciones al sesgo de endogrupo.
La teoría de la identidad social y el autoconcepto
El psicólogo británico Henry Tajfel desarrolló importantes estudios sobre la percepción categorial en la década de los 50’s. Entre otras cosas analizó los efectos de la categorización en las conductas discriminatorias. Después, en la década de los 70’s, Turner y Brown reformularon estos estudios y desarrollaron finalmente la Teoría de la Identidad Social y la Teoría de la Auto-categorización del Yo.
A muy grandes rasgos lo que hicieron fue proponer que, para formar una identidad, es necesario que ocurra el proceso de categorización con componentes cognitivos determinados. En otras palabras, muchos de los elementos que definen nuestra identidad tienen que ver con la pertenencia a distintos grupos y categorías sociales. Por lo mismo, el autoconcepto (la imagen que tenemos sobre nosotros mismos), se construye a través de la identidad social, siempre relacionada con categorías y roles.
Así pues, el autoconcepto y la autoestima se consolidan por medio de la identificación con los grupos sociales; con lo cual, son un reflejo de las normas y las prácticas que se esperan en un grupo particular. En este sentido, el sesgo de endogrupo ocurre como una forma de mantener la autoestima mediante la intensificación de las diferencias entre el endogrupo y el exogrupo (lo que se conoce como principio de acentuación); para eso es necesaria la identificación con un grupo social y también la comparación con otros.
Teoría de los conflictos y la competencia
A través el experimento de la cueva de los ladrones, Muzafer y Carolyn Sherif mostraron que un contexto de competitividad favorece el incremento de hostilidad del endogrupo ante el exogrupo.
En contraste, un ambiente donde prevalecen las tareas que requieren una interdependencia y donde los miembros de distintos grupos persiguen objetivos comunes, puede reducir dicha hostilidad. De acuerdo con sus investigaciones, el sesgo de endogrupo y las actitudes negativas hacia el exogrupo surgen cuando los miembros del grupo tienen que competir con recursos limitados.
Teoría de la derogación del endogrupo
Aunque el sesgo de endogrupo se refiere específicamente al favoritismo del endogrupo en detrimento del exogrupo, también los estudios multiculturales nos han ofrecido explicaciones sobre el fenómeno contrario.
Esto es, cuando los miembros de un grupo tienden a valorar de manera más dura a los miembros del propio grupo y no a los del exogrupo. Esto ocurre especialmente cuando el endogrupo pertenece a una minoría social. Algunas investigaciones también han sugerido que las personas que pertenecen a culturas más colectivistas tienden a juzgar su propio grupo de manera menos favorable que al exogrupo (aunque valoran individualmente a sus miembros de manera positiva); y las personas de culturas más individualistas califican de manera más positiva al endogrupo, y de manera más negativa a cada miembro.
Referencias bibliográficas:
Scandroglio, B., López, J.S. y Sebastián, C. (2008). La Teoría de la Identidad Social: una síntesis crítica de sus fundamentos, evidencias y controversias, 21(1): 80-89.
Betancor, V., Leyens J-P., Rodríguez, A. y Quiles, M. (2003). Atribución diferencial al endogrupo y al exogrupo de las dimensiones de moralidad y eficacia: un indicador de favoritismo endogrupal. Psicothema, 15(3): 407-413.
Tejada, A., García C., y Navas, M. (2003). Test de sesgo endogrupal interétnico: estudios de fiabilidad y de evidencias de validez. Psicothema, 15(1): 101-108.
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“Una época es oscura, no cuando la luz no brilla; sino cuando la gente rechaza verla.”
James A. Michener
Somos conscientes que la palabra por sí sola, “resistencia”, nos da y podríamos estar hablando sobre muchos tipos, situaciones de resistencias a “algo”.
Como nota introductoria podríamos hablar que antes de la década de 1930, la «resistencia» se refería a manifestaciones en Ciencias en general, por ejemplo por fuerza que se opone al avance de “algo”. Comenzó a ser utilizado como un fenómeno humano en dos contextos. Uno de ellos fue la idea de una oposición colectiva (coordinada) colectiva a algo, por lo general sugiriendo base ilícita, por ejemplo, la Resistencia de los combatientes en la Segunda Guerra Mundial, para distinguir la forma simplemente la oposición. El otro uso era de la psicología para explicar un fenómeno en un paciente que, de una manera inconsciente, intenta o evita confrontar lo que nos parecen las fuerzas, energías «verdaderas» que nos causan y nos producen angustias, ansiedades. Todavía hay quienes en psiquiatría y psicología cuestionan la exactitud y legitimidad en la práctica como si fuera un tema “pop” de los 80´s (por ejemplo, la negación no es sólo una negatividad sino también una resistencia aceptar o asimilar algo), algo que nos puede sorprender por los muchos artículos, publicaciones que podemos ir encontrando así como estudios realizados por las personas expertas en la materia.
En particular el otro día mientras revisaba la biblioteca me topé con un artículo en “The Atlantic”, titulado What Make us Happy?, George Vaillant, psiquiatra de Harvard y jefe durante décadas de un estudio en tiempo longitudinal sobre lo que nos distingue los niveles dentro de los seres humanos y las naturalezas que se nos crean durante el éxito o fracaso. JFK fue uno de sus temas originales de caso de estudio. La muestra era pequeña porque el estudio se inició antes de la Segunda Guerra Mundial, por lo que dejó de agregar nuevos temas en 1943. Escribió un excelente libro titulado Adaptation to Life, «Adaptación a la Vida», en el que utilizó el término adaptación, cambio, en lugar de resistencia, para identificar las 17 formas en que el subconsciente e inconsciente nos protegía de lo que creíamos que era un daño existencial. Algunos son muy comunes, y muchos los utilizamos para mantener la salud mental a veces durante toda la vida. Más específicamente, las adaptaciones incluyen fantasía, sublimación, proyección, sublimación, etc.
Nos determinan cómo las personas respondemos delante de nuestras crisis personales y cómo estas pueden variar con el tiempo. Ninguna es necesariamente disfuncional a menos que la mantengamos o se mantenga neuróticamente dentro de nuestros cerebros. Por ejemplo, la fantasía es un mecanismo de defensa común y saludable para los niños que realmente experimentan sentidos de amenaza de los padres enfadados, enojados o críticos, maestros, etc., y mucho menos del daño físico real que no tienen manera de evitar o luchar. Si se trata de una adaptación clave para personas mayores de 30 años, se perpetúa evitando abordar problemas de problemas (internos y externos) de una manera menos saludable. Una excepción clave, «verificada» por los relatos de supervivientes del Holocausto de campos de concentración y prisioneros de guerra en general, donde la fantasía podía ser la forma más disponible de ocupar la mente y el alma más allá de las condiciones inmediatas llenas de pánico y dolor.
Si la única manifestación psicológica es, por definición, una defensa del ego, surge un problema. Los grupos no tienen egos por si solos, ciertamente no están sujetos a la compleja dinámica del ego de la misma manera al mismo tiempo, el ego empieza cuando una de las personas empieza a pensar para sí misma, entonces lo traslada a todos los miembros del grupo, los cuales empiezan a mirarse a sí mismos y no hacía todos los demás. En este sentido es un pensamiento descuidado que ahora es apoyado por el lenguaje descuidado. La cuestión, es ganar, es menos acerca de la definición que de la distinción. Cómo sabemos que las cosas son realmente diferentes y / o único es por distinción y no por definición de nada abstracto (aunque los dos pueden ser palabras idénticas de objetos concretos).
William Bridges, antiguo profesor de inglés, de mediados de los años 70 pasó al campo de la enseñanza de las transiciones, asesor de empresas, conferenciante y desarrollador de estrategias de cambio para grandes empresas como Intel, Apple y Shell. En su libro Managing Transitions: Making the Most of Change “Dirigiendo el cambio” del 2004, luego con una segunda edición en 2007, ya nos hablaba de la transición para distinguir de lo que estaba hablando sobre el cambio como convencionalmente se reconoce, sin referirse a la «resistencia», a la dinámica en juego que persistió no sólo en entrar en el cambio, sino bien después de que el cambio organizacional se hubiera «completado».
También hay un subtexto que podemos encontrar que, para muchos, la «resistencia» es una característica de las personas en un sistema de poco cambio dentro de las propias organizaciones, dado que ya sea desde dentro de los clientes internos, externos, gerencia, dirección, responsable en su día fracasaron en lo que hicieron, pero nadie se pregunta el ¿Por qué?, ¿Era ese el momento adecuado para hacerlo? Si este fragmento a lo mejor nos puede dar una pequeña ayuda…
La Ítaca de Konstantinos Kavafis
“Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca: llegar allí, he aquí tu destino. Mas no hagas con prisas tu camino; mejor será que dure muchos años, y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla, rico de cuanto habrás ganado en el camino. No has de esperar que Ítaca te enriquezca: Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje. Sin ellas, jamás habrías partido; mas no tiene otra cosa que ofrecerte. Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado. Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia, sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.”
Seguro que hemos visto de todo, en el trabajo, en varios proyectos y los cambios a través de los años, profesional y personalmente hablando. La comunicación eficaz con y entre las personas, la creación de confianza entre nosotros, la venta y aumento de los beneficios, el hacer el cambio cuando tenemos todos ganas y actitud en quererlo hacer es mucho más fácil que cuando nos encontramos con los muros de contención o personas que son todo lo opuesto a lo que hemos dicho con anterioridad.
La experiencia tanto de las organizaciones como de nosotros mismos es también una razón para hacer el cambio. Cuando las personas hemos experimentado que el cambio causa problemas y no ofrece ninguna mejora en nuestra situación (pero se hace por el bien del cambio y el de la organización) es de sentido común resistir el cambio. La ética, la cultura y la integridad reproducen la aceptación con lo que nos ayuda a poder realizar el cambio.
Entendamos las razones más comunes por las que las personas nos oponemos al cambio, si nos damos la oportunidad de planificar nuestra estrategia de cambio para abordar estos factores, este lo podremos provocar.
Es posible que tengamos una pequeña visión y de ser poco conscientes de todas las fuentes de resistencia al cambio que nos vamos a encontrar. Esperamos que haya resistencia al cambio y estaremos preparados para manejarlo, así será un paso proactivo por todas las partes de la organización, departamentos etc. Reconozcamos los comportamientos que nos puedan indicar una posible resistencia, esto nos aumentará la conciencia sobre la necesidad de abordar las preocupaciones.
Al final del día si reconocemos todas las fuentes de resistencia al cambio y validamos las emociones de las personas, lograremos hacer un paso más hacia el cambio.
La razón por la cual las personas nos resistimos al cambio en la organización, son muchas, algunas cosas como la autoestima (la negación, la ira, la confusión, la depresión, la crisis, la nueva confianza y la aceptación.
«No hay que apagar la luz del otro para lograr que brille la nuestra».
Mahatma Gandhi
Lo que podemos hacer es crear un entorno que nos permita a la gente participar, entonces será cuando las personas elegiremos participar, no podemos hacerlo si ellos deciden mirar hacía otra dirección. Cuando la fuerza laboral está comprometida con el cambio, la apoyaremos.
Cuando no lo están, lo resistirán.
Si sabemos cómo involucrar a la fuerza de trabajo lo haremos y experimentaremos la increíble experiencia de trabajar con la fuerza de trabajo en lugar de en contra de ellos. Michael Porter ya nos lo explicaba con las 5 fuerzas que nos pueden generar una innovación y por ello el cambio.
Si no sabemos qué hacer para permitir que la fuerza laboral se comprometa, seguiremos buscando en listas como ésta, las cosas que podemos intentar para motivar y hacer para evitar que nos resistamos al cambio.
El compromiso no es algo que «hacemos» hacer a otros para lograr un fin.
El compromiso es la forma en que las personas nos sentimos acerca de lo que hacemos y nos encontraremos con un muro si queremos o podemos cambiar este mismo compromiso, dado que este tiene mucha más fuerza que todos los demás.
Hay una fuente más de resistencia, la pérdida o amenaza de pérdida de algo importante. A veces la incertidumbre de lo que podemos perder genera el miedo y a su vez la resistencia. A veces lo que podemos estar perdiendo es muy claro, por ejemplo, nuestro poder y control, nuestros privilegios o beneficios, nuestro estatus, nuestra identidad y, por supuesto, muchas otras cosas posibles. Cuando el cambio nos quita algo que es importante, puede surgir algún tipo de resistencia dentro de nosotros, sea organizacional o personalmente.
Desde nuestra experiencia, podemos ver los 5 posibles facilitadores o activos que nos pueden ayudar al cambio, seguidos por los obstáculos para cambiar que nos podemos encontrar.
Los principales activadores, activos o generadores de pasar a la acción que podemos encontrar:
1) Que la organización y nosotros estemos experimentando una crisis, tal vez una que amenaza nuestra existencia, como un tsunami que viene a hacia la costa, nos impulsa implacablemente, de forma rotunda hacer un cambio de forma rápida antes que él nos termine de destruir del todo.
2) Todo el mundo estamos centrados en esta crisis. ¿Alguna vez hemos estado en una situación y hemos oído “algo” fuerte, fuera de lo común? Todo el mundo nos callamos; Las personas miramos a nuestro alrededor o entre nosotros, y nos preguntamos «¿Qué ha sucedido?, ¿Qué ha ocurrido? Etc.» Es una situación que nos hace estar alerta y preparados para enfrentarnos al posible peligro.
3) El liderazgo que muestra el camino a seguir, canalizamos los temores y pánico de las personas, esperanzas, sueños de supervivencia, días mejores, y sobre todo nuestras energías.
4) Una voluntad entre nosotros para «unir las manos, los brazos», para trabajar juntos, para salir juntos de la “crisis” que estamos sufriendo en ese momento, esa problemática que nos acecha.
5) Un fuerte instinto de nuestra supervivencia, donde nuestro lema es que «el fracaso no es una opción».
Los principales obstáculos que nos podemos encontrar para que se impida o impidamos el cambio:
1) Un nivel de comodidad, el querer quedarnos dentro de nuestra zona de confort o incluso la fijación con la forma en que las cosas son, notablemente, no importa lo miserable o doloroso. Las personas preferiríamos quejarnos antes que cambiar.
2) El temor a lo desconocido, o al “más vale malo conocido que malo por conocer”.
3) Que tengamos un liderazgo débil o inexistente, la falta de liderar que no es lo mismo que dirigir, aunque las dos cosas pueden llegar a ser compatibles si las hacemos bien, en caso de existir.
4) Nuestras luchas internas dentro de la organización, dentro de nosotros mismos como seres humanos.
5) La creencia que podamos tener en el que el fracaso es una opción perfectamente aceptable, y tal vez incluso la solución preferida.
6) El estar conectados a la vieja usanza, el estar haciendo siempre lo mismo de la misma forma, si nosotros le pedimos a la organización, a las personas que hagamos las cosas de una nueva forma, de una nueva manera de proceder, esa misma manera que tan racional que nos puede parecer, nos pondremos en contra de todo “ese cableado duro” que “siempre ha existido”, todas esas conexiones emocionales siempre han hecho a la hora de hacer las cosas. A todas esas cosas que con el “si siempre lo hemos hecho y siempre ha funcionado, ¿quién dice que no vaya a seguir funcionando?” evadiéndonos que el mundo está cambiando, pero nosotros seguimos igual, dado que no pasa nada y queremos pensar que todo sigue igual.
7) Nuestro propio miedo a lo desconocido. Una de las razones más comunes que tenemos para la resistencia es el miedo a lo desconocido. Las personas, las organizaciones sólo tomamos medidas activas hacia lo desconocido si creemos genuinamente en el cambio, en la idea, en la innovación, tal vez lo más importante, sentimos que los riesgos de pararnos aún son mayores que los de seguir adelante en una nueva dirección, hacía un nuevo lugar (mercado, zona, dirección etc.)
8) Cuando tenemos una confianza baja, cuando las organizaciones, las personas creemos poco en nosotros mismos, o en la propia organización, podemos encontrarnos que liderar, dirigir, manejar de forma competente el cambio, es probable que estemos delante de una resistencia al mismo.
9) Si hacemos consultas con los miembros de la organización, grupo, equipo, nosotros mismos, provocaremos que todos nos permitamos ser parte del cambio, esto nos provocará que tengamos menos resistencia. A las personas nos gusta saber qué está pasando, especialmente si nuestros trabajos pueden verse afectados. Los miembros de un equipo, de una organización si están bien informados tienden a tener mayores niveles de satisfacción en el trabajo que los miembros desinformados, esto nos ayuda a su vez que desaparezcan los rumores en los lugares de trabajo, los “corre, va y diles”.
10) Si tenemos una falta de competencias en las personas, en la organización. Este es un miedo que las personas por miedo rara vez admitimos. Pero a veces, el cambio en las organizaciones requiere cambios en las habilidades, algunas personas sentirán que podemos ser poco capaces de hacer la transición de forma correcta, este miedo sea otro muro más a superar.
11) La moda temporal, cuando creemos que la iniciativa de cambio es una moda pasajera, y qué como tal hablamos mucho pero poco nos afecta, pero los entornos nos están haciendo de grandes indicadores para empezar a realizar cambios, aunque sean pequeños. Esta creencia, hace impedir el cambio dado que nadie de nosotros cree en ella.
12) Los malentendidos que podemos tener sobre la necesidad de realizar un cambio, cuando nos encontramos que la razón del cambio no está ni la tenemos clara. Si cada uno de nosotros tenemos poco entendimiento sobre esta necesidad de cambio, de producir el cambio, puede que nos vayamos a encontrar una resistencia y ser reacios al cambio. Especialmente en aquellos que creemos firmemente que la forma actual de hacer las cosas funciona bien… y lo hemos hecho durante veinte años.
13) El agotamiento, la saturación de nuestro corazón interno ya sea dentro de las personas o de la organización. Si confundimos el cumplimiento con la aceptación iremos al error. Las personas que nos podemos sentir abrumados por el cambio continuo terminamos por resignarnos a él y vamos junto con el flujo del propio. Los tenemos en el cuerpo, en la organización, pero dentro de sus y nuestros corazones faltan por defecto. La motivación es cuando la vamos encontrar baja.
14) Los beneficios y recompensas en lo general de todo el conjunto del grupo, organización. Cuando los beneficios y recompensas para hacer el cambio no son vistos como adecuados por todos nosotros para el problema involucrado, para el cual queremos hacer el cambio.
15) Nuestros cambios en las rutinas. Cuando hablamos de zonas de confort nos referimos realmente a las rutinas. Nosotros las amamos. Nos hacen estar en sitios seguros. Así que hay que estar resuelto siempre que el cambio nos obligue a hacer las cosas de manera diferente
16) Qué nuestra comunicación sea deficiente. Es evidente, ¿no? Cuando se trata de la gestión del cambio la falta como demasiada comunicación puede ser contraproducente.
17) Cuando podemos tener un cambio en el “status quo». La resistencia también puede provenir de la percepción del cambio que la gente tiene. Por ejemplo, las personas que sintamos que estarán en peores condiciones al final del cambio, es poco probable que demos un pleno apoyo. Del mismo modo, si las personas creemos que el cambio favorece a otro grupo, departamento, personas, puede que nos encontremos con un entorno (no hablado) enojado y resentimiento.
Es el fracaso de hacer esa razón 18…
La no resistencia al cambio es el problema pero un fracaso para ganar el dentro de las organizaciones o el compromiso de las personas afectadas por el cambio. Teniendo en cuenta que no son el problema de la necesidad de cambiar la forma de gestionar el cambio puede establecer una dinámica muy diferente. ¿Con qué frecuencia vemos el compromiso en forma de comunicaciones más unidireccionales, más giros y más trazos que en el pasado?
“…. decir que no tienes tiempo para mejorar tus pensamientos es como decir que no tienes tiempo para echar gasolina en tu auto porque estas demasiado ocupado conduciendo…”
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¿Te ha pasado alguna vez estar **tan abrumado por la cantidad de decisiones que tienes que tomar y por la cantidad de información que tienes que procesar, que sencillamente sientes que no puedes moverte en ninguna dirección? Ese estado, que acaba con tu productividad y consume todos los recursos de tu cerebro, se denomina parálisis por análisis.
La parálisis por análisis es un antipatrón derivado del estado sobre-analizar una determinada situación hasta el punto en que no se toma ninguna decisión, paralizando así cualquier resultado. Hablamos de antipatrones como respuestas a problemas recurrentes que resultan inefectivas y antiproductivas. La parálisis por análisis sucede cuando nos aproximamos a una situación determinada en tal nivel de detalle que la situación se vuelve mucho más complicada**, conteniendo una cantidad innumerable de posibles decisiones.
Costo de oportunidad
En economía se denomina “costo de oportunidad” al valor de la alternativa a la cual renunciamos cuando tomamos una decisión, en los casos en los que tomamos decisiones entre alternativas mutuamente excluyentes en contextos de recursos limitados. Es decir, si estamos en una encrucijada y decidimos tomar uno de los dos caminos posibles, el costo de oportunidad es el beneficio potencial no percibido de haber elegido el otro camino.
En contextos reales, la mayoría de las decisiones que tomamos presentan un costo de oportunidad, y aunque no lo pensemos en estos términos, es esa infinidad de pequeñas renuncias lo que nos hace tan difícil tomar ciertas elecciones. Por otra parte, nunca antes hemos tenido acceso a tanta información para tomar estas decisiones, pero esto no lo facilita, sino que nos encierra en un bucle infinito de búsqueda de información adicional, ya que creemos que las decisiones lo más informadas posibles serán mejores decisiones y reducirán el riesgo del costo de las oportunidades perdidas.
Sin embargo, no sólo hay evidencia de que la toma intuitiva de decisiones puede resultar extremadamente útil en ciertos contextos, aprovechando la capacidad de nuestros cerebros de reconocer **patrones de forma no consciente y de manejar cantidades mucho más vastas de información de las que podemos procesar conscientemente, sino que también hay estudios que indican que tener más opciones lleva a una mayor ansiedad, insatisfacción y parálisis.
Nuestra memoria de trabajo, según parece, es lo que nos permite enfocarnos en las cosas que tenemos que hacer en un momento determinado y evitar distracciones irrelevantes, pero su capacidad es limitada. Si la llenamos de información, generando ansiedad y presión, al momento de en el que necesita tomar decisiones, esos pensamientos ocupan parte de la memoria que necesitamos usar para llevar a cabo las tareas, de la misma forma en que tener abiertas 543 pestañas del navegador consume la memoria RAM de tu equipo.
Por último, resulta al mismo tiempo apasionante y preocupante pensar que nuestra fuerza de voluntad para tomar las decisiones correctas es limitada. Cada elección que hacemos, empezando por qué desayunar y qué ropa ponernos en la mañana, consume parte de un fondo limitado de fuerza de voluntad, dando lugar a lo que los sicólogos denominan fatiga de decisiones: la razón por la cual es tan difícil no sucumbir a un pedazo de pastel a las cinco de la tarde.
Para no quedarnos atorados en el agujero sin fondo de pensar en exceso y no avanzar, es buena idea tomar las decisiones importantes temprano en la mañana, pero también limitar la cantidad de información que recopilamos antes de tomar acciones. Establecer objetivos claros, fechas límite y criterios definidos para determinar el éxito puede ayudarnos a no caer en la parálisis por análisis, y a que nuestros proyectos no se queden en estado de hibernación indefinidamente**.
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Los gerentes que no toman en cuenta datos ni metodologías para tomar decisiones importantes, ponen en riesgo la rentabilidad y la imagen de sus empresas ante un posible fracaso. Un cambio en la cultura gerencial puede resolver este problema.
Imagine que un gerente de una compañía química acude a su director para solicitarle una adición en el presupuesto de un proyecto a su cargo, ya que el cliente tiene nuevos requerimientos. Sin embargo, el director se niega a sumar un sol más. Estos conflictos son muy comunes en empresas con inmadurez gerencial y resta mucha rentabilidad y rapidez al proyecto, además de perjudicar la imagen de la compañía.
A partir de este problema, y el estrés que produce, el director solicita implementar un nuevo sistema gerencial en la compañía para evitar más adiciones que retrasen la culminación del proyecto. También pide realizar un cambio en la cultura gerencial, con el objetivo de llevar a la empresa a una nueva dimensión profesional, con reglas claras e información concisa, para que los gerentes puedan tomar decisiones más efectivas.
Costumbres que deben cambiar
Muchos gerentes suelen tomar decisiones en base a su intuición, sin profundizar en datos concretos (pese a que los tienen) ni aplicar una metodología en base a ellos. Este problema se conoce como paradoja gerencial: tener información y no usarla para tomar decisiones. Es una costumbre muy arraigada que debe cambiar con urgencia, ya que a veces la elección final tiene éxito, pero otras veces fracasa de manera estrepitosa.
Hoy, muchas empresas saben que no se están desarrollando de manera adecuada. Una alternativa para mejorar es el cambio de sistema.
A su vez, la empresa debe atender las demandas gerenciales con una implementación efectiva de procesos, técnicas y herramientas. Este soporte orientará mejor a los gerentes para tomar buenas decisiones, pero ellos deben pedirlo a sus áreas o desarrollarlos por sí mismos. Existen tres dimensiones que deben alinearse para tener éxito en este proceso: la empresa, los equipos de trabajo y el gerente.
¿Cómo revertir esta situación?
Una consultoría es útil para atender las nuevas demandas gerenciales de la empresa. Con un abordaje, planeamiento y ejecución más ágiles, las nuevas prácticas pueden implementarse con facilidad. El primer paso siempre consiste en el análisis de la situación actual en la compañía y la elaboración de un diagnóstico que permita conocer sus puntos fuertes y débiles, en el ámbito gerencial.
Hoy, muchas empresas saben que no se están desarrollando de manera adecuada y necesitan cambiar de sistema para mejorar. Gracias al diagnóstico, pueden conocer las verdaderas necesidades de sus gerentes. Asimismo, las inquietudes del director se considerarán en futuras decisiones. Si debe autorizar alguna adición al presupuesto de un proyecto, lo hará revisando antes la documentación que lo sustente.
Una vez realizado este análisis, es posible diseñar un plan de cambios para implementar nuevas herramientas, técnicas y capacitaciones para los involucrados, de manera que puedan mejorar sus condiciones gerenciales. Para ello, se invitan a equipos de colaboradores que representan cada proyecto a cargo de la empresa. Entre todos desarrollan los procesos con las herramientas y sistemas de información adecuados.
Durante la implementación de cada proceso, el equipo principal apoyaba a los usuarios de la nueva sistemática gerencial. Para ello, se forma un equipo fuerte y duradero que se encargue de impulsar el cambio. Está integrado por un gerente o director que apoya los cambios y algunos trabajadores que lo ayuden con el soporte, ya sea mediante la elaboración de diapositivas o la organización de reuniones y eventos.
Gracias a este proceso, la gestión adquiere una dimensión más profesional y madura, cuyos resultados serán notorios a largo plazo. Ahora se contará con un mayor control sobre los cambios, mientras que la responsabilidad por las solicitudes de adiciones al presupuesto será compartida por todo el equipo y evaluadas por los comités apropiados. ¿Cómo se realizan estos cambios en tu empresa? Cuéntanos tu experiencia.
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¿Te gustaría alcanzar un estado cerebral dominado por la alta concentración y la creatividad? En el siguiente artículo te damos recomendaciones para poder lograrlo.
¿Necesitas potenciar tu creatividad? ¿Te gustaría fortalecer, además, tu capacidad de atención? En ese caso, las claves para alcanzar el estado de flow se alzan como las mejores estrategias para mejorar tu productividad. Es más, estamos ante un proceso mental capaz de optimizar tu estado de ánimo y de permitirte sentir emociones de valencia positiva mientras trabajas.
Fue el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi quien popularizó el término «fluir», gracias a su célebre libro Fluir (Flow): una psicología de la felicidad, publicado por primera vez en 1990. Aquel trabajo nos enseñó que la concentración activa es un mecanismo excepcional para todos los ámbitos de nuestra vida. En la siguiente lectura te enseñamos cómo lograr esa experiencia tan beneficiosa.
Las personas que aprenden a controlar la experiencia interna podrán determinar la calidad de sus vidas, y esto es lo que más nos puede acercar a la felicidad.
Claves para alcanzar el estado de flow y aumentar tu creatividad
«Fluir en la vida», «estar en estado “flow”», «fluir en las relaciones»… Seguro que a diario has escuchado este tipo de frases en múltiples ocasiones. Sin embargo, ¿qué significan? ¿Cuál es su origen y auténtica finalidad? El estado de flujo se define como la capacidad del ser humano de estar involucrado por completo en una tarea sin divagar y experimentando, a su vez, una sensación de bienestar.
Asimismo, se trata de un tipo de enfoque mental que la ciencia ha estudiado desde hace tiempo. Trabajos como el publicado en Frontiers in Psychologydestacan que esta competencia cognitiva es bastante beneficiosa para nuestro rendimiento. Es un tipo de experiencia que aumenta la liberación de norepinefrina basal, logrando así una mayor excitación, interés y concentración.
A continuación, te describimos las estrategias que te sirven para alcanzar este estado.
1. Plantéate objetivos desafiantes acordes a tus habilidades
La primera de las claves para alcanzar el estado de flow y ser más creativo se focaliza en tus objetivos. Si te propones metas rutinarias, poco atractivas o incluso que están por encima de tus competencias, no alcanzarás este estado. Te sentirás desmotivado/a e incluso frustrado/a.
Tal y como nos indican en investigaciones como la divulgada en Frontiers in Psychology, el estado de flujo se alcanza con la sensación de haber salido de las rutinas de la vida cotidiana hacia una realidad diferente. Establecer metas claras e ilusionantes es un paso esencial. Te sugerimos unas sencillas orientaciones al respecto:
Clarifica tus habilidades y plantéate objetivos vinculados a ellas.
Procura que tus metas sean desafiantes, pero también realistas.
Desgrana tus objetivos en pasos pequeños para trabajarlos en el día a día.
Traza un plan de trabajo y sé disciplinado/a.
Revisa tus metas cada cierto tiempo para asegurarte de que te siguen motivando.
2. Focalízate cada vez en una sola tarea
Si hay un enemigo voraz y destructivo para tu productividad y pensamiento creativo es la multitarea. Un artículo de la revista Cerebrumrecalca que al hacer varias cosas a la vez el cerebro se ralentiza y la concentración empeora. Esto se debe a que esas áreas vinculadas al enfoque, como las redes de control frontoparietal y de atención dorsal, tienen unas capacidades limitadas.
En consecuencia, si deseas potenciar tu estado de flujo, ten en cuenta las siguientes pautas que te ayudarán a enfocarte:
Trabaja en un espacio tranquilo donde no existan estímulos ambientales.
3. Ofrécete retroalimentación positiva
¿Eres de los que duda de ti mismo cuando lleva a cabo una tarea? ¿Te suele atormentar el molesto síndrome del impostor? Si es así, te será difícil alcanzar este estado cognitivo tan valioso, porque una de las claves para alcanzar el estado flow es ofrecerte refuerzos positivos que eleven tu autoeficacia.
Si tienes problemas en este sentido, toma nota sobre cómo mejorar tu retroalimentación positiva:
Siente cómo el tiempo deja de existir mientras trabajas.
Acompaña tu labor con mensajes positivos y empoderantes.
Deléitate con las emociones gratificantes que surgen cuando haces algo que te gusta.
4. El poder de la motivación intrínseca
La creatividad y la productividad se benefician cuando te sientes motivado por tu confianza, tu satisfacción interna y amor propio. Por ende, para potenciar tu estado de flujo, es esencial que te guíes por factores endógenos y no tanto por refuerzos externos. En este sentido, en Frontiers in Psychologyse señaló algo interesante que te invitará, sin duda, a una reflexión.
En este fenómeno descrito por Csikszentmihalyi, las personas realizan actividades sin más motivo que la propia actividad en sí; sin recompensas extrínsecas. Por ello, entre las claves para alcanzar el estado de flow se halla esta dimensión nuclear que no puedes descuidar.
Con la finalidad de que trabajes dicha dimensión, te proponemos las siguientes recomendaciones:
Guíate por tus propias metas y refuerzos internos.
Tu creatividad se expandirá si no dependes de refuerzos externos.
El estado de flujo es, por encima de todo, disfrutar mientras trabajas.
No prestes atención a las críticas o comentarios poco útiles de tu entorno.
No le des excesivo valor al aspecto económico y procura disfrutar del proceso.
Los peores enemigos para alcanzar el estado de flujo son la crítica interna, tu exigencia elevada y la necesidad de recibir refuerzos externos. Lo más importante es que te sientas motivado/a y disfrutes del proceso.
5. No te fuerces, confía y déjate llevar (fluye)
Mientras trabajas, innovas y te focalizas en producir algo creativo es cuando adquiere mayor sentido el término «fluir». Esto se da porque estamos ante un ejercicio cognitivo en el cual el cerebro no siente estrés, sino que está motivado, concentrado y liberando, a su vez, dopamina y endorfinas. Son experiencias gratificantes en las que das siempre lo mejor de ti.
Por otro lado, trabajos como el publicado en Behavioral Sciencesinciden en que no es fácil alcanzar esta experiencia. El desafío está en pasar de un control cognitivo explícito (forzado) a uno implícito (automático). Para ello, te será útil reflexionar sobre lo siguiente:
Confía siempre en tus competencias.
Procura disfrutar del proceso y déjate llevar.
Apaga los pensamientos negativos y a tu crítico interno.
Recuerda que siempre que la tarea te sea motivadora alcanzarás el estado de flujo.
Reduce tu autoexigencia; no te obsesiones con ser un Leonardo Da Vinci o un Steve Jobs.
Centra tu atención en la tarea y piensa que, en ese momento, en el mundo solo existes tú y ese desafío.
6. Ten presente a los «bloqueadores» del estado flow
Todo proceso cognitivo tiene su propio elemento bloqueador o proceso que puede boicotear tu rendimiento. Es importante recordar que la experiencia de estado de flujo es un estado delicado que, como hemos dicho, cuesta alcanzar. Y la razón por la que no todos lo logran es porque no controlan una serie de procesos. Toma nota de esas variables que debes tener en cuenta:
La experiencia óptima de flujo no se alcanza si sientes ansiedad o estrés.
En caso de que la tarea no esté acorde a tus habilidades, no será posible materializarla.
Las distracciones son los peores enemigos para el flow. Asimismo, la falta de motivación y el cansancio también lo condicionan.
Beneficios del estado de flujo
Cuando Mihaly Csikszentmihalyi introdujo su teoría sobre este concepto, lo describió como una herramienta para alcanzar la felicidad. En cierto modo, cuando logras concentrarte en una tarea o situación, tu mente ofrece siempre lo mejor de sí. Gracias a ello, alcanzas metas, resuelves desafíos y se potencia tu bienestar. Se trata de un concepto tan útil como interesante.
Te describimos a continuación cuáles son los principales beneficios de implementar las claves para alcanzar el estado de flow:
Fortaleces tu autoestima.
Desarrollas la autoeficacia.
Logras crear ideas más innovadoras.
Mejoras tu compromiso con el trabajo.
Confías más en ti para lograr tus metas.
Trabajas con mayor sensación de felicidad.
Sintonizas tus emociones y pensamientos.
Mejoras la concentración y la aplicas a todas las áreas de tu vida.
Ámbitos de aplicación
Esta experiencia cognitiva es útil en muchas esferas de nuestra sociedad. Algunos ejemplos de ello son los siguientes ámbitos de aplicación:
Flow en el trabajo. Así es, las claves aquí descritas actúan como herramientas de gran trascendencia para elevar la productividad y el pensamiento innovador en todo escenario laboral.
En los ámbitos educativos. Si en la actualidad se incluyera en las escuelas la enseñanza de esta experiencia desarrollada por la psicología positiva, podríamos potenciar la creatividad y el desempeño de los alumnos.
En el mundo de los deportes. Todo atleta puede mejorar su rendimiento si aplica un enfoque mental más concentrado, en el cual se integren, a su vez, esas emociones positivas motivadas por la autoeficacia, la confianza y el bienestar.
Flow en las actividades artísticas. Seguro que lo habrás adivinado. Esta experiencia es idónea para potenciar esa mente creativa que desea desarrollarse en el mundo del arte en todas sus formas, como la pintura, la escritura, la música, etc.
Flow en el bienestar personal. Esta herramienta se alza como un mecanismo enriquecedor para optimizar el bienestar de toda persona. Es un modo de entrenar la mente para focalizarse en la realidad inmediata, dejarse llevar y sentir cómo la imaginación se expande y surgen ideas nuevas.
Fluir, un ejercicio que pueda mejorar tu vida
Las claves para alcanzar el estado de flow aquí citadas pueden ofrecerte el cambio que necesitas en tu vida. Si bien es cierto que casi siempre se orientan a la esfera laboral, como has podido ver, tienen también un gran impacto en la individual. Consiste en hacer de tu mente tu aliada para que toda actividad te sea gratificante.
Fluir con la vida gracias a un cerebro que regula el estrés y que disfruta del presente es un ejercicio idóneo. Es más, no solo te permitirá conquistar nuevos propósitos, sino que tu salud psicológica también lo notará. ¿Por qué no intentarlo?
Publicado en La Mente es Maravillosa. Post original aquí.
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Julia Di Gangi en la edición de septiembre – octubre de Harvard Business Review plantea que en su trabajo con distintas organizaciones con frecuencia escucha a los directivos decir que están estresados por que no cuentan en sus equipos a profesionales con iniciativa para empezar cosas.
Pero cuando analiza sus interacciones encuentra que esas personas frecuentemente están microgestionando a sus empleados, por ejemplo, haciendo demasiadas preguntas, controlando con demasiada frecuencia o dando muchos consejos. Con frecuencia escucha a los directivos decir a los miembros de sus equipos: “Quiero que asumas el liderazgo total de este proyecto, pero tienes que asegurarte de que me comentas todo antes”. Estos mensajes mandan señales que entran en conflicto y se anulan unas a otras y los profesionales confusos se preguntan si pueden comenzar de forma autónoma o si tienen que empezar por pedir permiso antes de hacer algo.
Los líderes están comunicando: “¡Comienza¡ No, detente¡ No, comienza¡” y luego no entienden las razones por las que el trabajo no avanza.
En teoría, el estilo ordeno y mando está siendo abandonado desde hace varias décadas. Las investigaciones y las experiencias reales han mostrado que las organizaciones funcionan mejor cuando los líderes empoderan, estimulan y hacen de coaches de sus profesionales en lugar de transmitir órdenes y buscar la disciplina. Pero ese estilo, que la autora llama de “energía de mando” se mantiene prevalente, aunque quizás no de forma tan agresiva como en el pasado.
No es que los directivos estén demandando explícitamente: “¡Haz esto ahora mismo!”. lo que ocurre es que están comunicando una energía emocional que claramente indica que “Estoy al mando y tú lo vas a hacer de la forma que yo quiera”. En teoría este estilo puede parecer adecuado: ” Si consigo que seas diferente, entonces lograré lo que quiero – ¡qué eficiente!”
El problema es que desde el punto de vista neurológico este control no se puede mantener. El cerebro humano está programado para la independencia. Cuando los expertos en gestión hablan de cosas como la elección de los empleados o el traer nuestra verdadera personalidad al trabajo lo que están describiendo es la necesidad del cerebro de autonomía. Regiones en el mismo como la corteza prefrontral ventrolateral y la ínsula representan al sentido innato de uno mismo. Son el motor por el que sentimos que tenemos nuestras preferencias, queremos hacer nuestras propias elecciones y expresar nuestros deseos individuales.
Luchar contra la naturaleza humana parece que es una batalla perdida por lo que no se comprende que los líderes continúen siendo tan controladores. En sus raíces estas tendencias a apoyarse en el estilo ordeno y mando surge de la propia ansiedad y falta de confianza del líder en sí mismo y, como cualquiera que haya trabajado con un microgestor puede atestiguar este estilo de liderazgo tiende a incrementar la ansiedad de los subordinados, también. Este hecho resulta especialmente problemático en la actualidad cuando porcentajes cada vez más elevados de la fuerza laboral manifiestan que ya están sufriendo ansiedad.
Como investigadora y clínica Di Gangi ha estudiado los efectos del estrés crónico sobre el cerebro y sobre el comportamiento y tratado dichos efectos en personas en contextos de los negocios, militares y comunitarios. Fruto de ese trabajo ha sido la creación de “neuroenergetics” que es un modelo para tratar de entender como construye nuestro cerebro la realidad y así poder dirigir nuestras vidas de forma más satisfactoria.
“Neuroenergetics” hace referencia a la energía de la mente y no de forma metafórica. Con frecuencia imaginamos que la forma en la que pensamos y sentimos es algo abstracto y no físico. Pero esto no es verdad. Nuestro cerebro es como una máquina eléctrica que envía impulsos eléctricos a través de los nervios con una velocidad de hasta 260 millas la hora y que cataliza más de 100.000 reacciones electroquímicas cada segundo. El poder de la energía de la mente impregna todas nuestras palabras y acciones como líderes y, con demasiada frecuencia, el resultado es un liderazgo con un estilo de ordeno y mando.
Imponer a los demás que se comporten de forma que se alinee con nuestros intereses, al tiempo que se les deniegan los suyos, no puede favorecer la creación de equipos fuertes, precisamente porque va contra la forma en la que el cerebro humano funciona. Aunque determinadas situaciones requieren la energía del mando (ejercicios militares, evitar que los niños crucen la calle sin mirar, etc), raramente funciona en la mayor parte de ámbitos de nuestra vida. Por ejemplo, si los padres no crean un espacio para la independencia emergente de sus hijos, pueden estar bloqueando el desarrollo de un sano sentido de autonomía y ocasiona los frecuentes conflictos padres hijos.
En el mundo laboral este tipo de energía puede ser destructiva en las relaciones entre compañeros y entre supervisores y los profesionales a su cargo. Las personas estamos programadas naturalmente para gozar de autonomía por lo que resienten que se pretenda controlar y dirigir todos sus pasos. Los líderes no suelen ser conscientes de que la utilizan, pero afecta profundamente todo lo que hacen.
Para detectar situaciones en las que utilizamos la energía del ordeno y mando debemos pensar, por ejemplo, si en las ocasiones en las que alguien no está de acuerdo con nosotros seguimos insistiendo que tenemos razón mientras la otra parte sigue reiterando que estamos equivocados. Si en estos casos tratamos de demostrarles que están equivocados o entramos en una dinámica pasivo agresiva con el otro , rechazando hablar con él o contestar a sus correos., al final lo que conseguimos es la frustración de todas las partes y el que la relación se enfríe.
La buena noticia es que podemos finalizar estos ciclos de “dolor en las relaciones” con facilidad. La forma de hacerlo consiste en ceder, lo que no implica que perdemos ya que quien voluntariamente deja de pelear finalmente se convertirá en el líder. Para comprender las razones debemos considerar estas situaciones en el contexto del liderazgo que queremos crear. Nuestro rol como líder es trasladar nuestra visión para movilizar a las personas desde donde están hasta donde tienen el potencial de estar. Nadie nos va a seguir mientras están ocupados peleándose con nosotros. Las personas se encierran en estas situaciones nocivas cuando sienten que no se está respetando su independencia, cuando sus necesidades son ignoradas y sus ideas devaluadas. La energía del ordeno y mando con frecuencia es la causa. Los seres humanos podemos aceptar no salirnos con la nuestra pero lo que no podemos gestionar es sentirnos dominados.
Para evitar depender en exceso del estilo ordeno y mando los líderes deben mirar hacia su interior para entender qué es lo que causa esta necesidad. Con frecuencia los líderes se sienten sorprendidos y tranquilizados cuando son conscientes de que este tipo de “energía” procede, normalmente, de la falta de confianza en sí mismos. Buscamos controlar solo aquello en lo que no confiamos. Por ejemplo no intentamos controlar si el sol sale cada mañana porque confiamos en que lo va a hacer, ni pedimos inspeccionar el motor de un avión antes de despegar porque confiamos en que los responsables han seguido los protocolos de seguridad. Podemos pensar que tenemos que dar órdenes a otras personas porque no confiamos en ellos. Esto, en algunos casos será necesario, pero en otros muchos la causa es que no confiamos en nosotros mismos y en que nuestros planes tengan éxito si las personas no hacen las cosas exactamente como les decimos que lo hagan, por lo que mandamos a través de la crítica. Como, también, pensamos que hemos preparado bien a nuestro equipo utilizamos la microgestión.
Los líderes con los que ha trabajado la autora con frecuencia se sentían aliviados al aprender que podían dejar de prestar tanta atención a los demás y enfocarse más en su propio trabajo. Pero, aunque muchos líderes se sienten emocionados por lo que pueden lograr con equipos menos controlados y más empoderados, también se sienten preocupados por lo que puede ocurrir cuando comiencen a controlar menos. Pueden sentir que implica “barra libre” para todo, pero la realidad es que abandonar este tipo de energía no significa crear una cultura de irresponsabilidad. Por el contrario consiste en generar una cultura poderosa e inspiradora de auto – responsabilidad.
Una vez que empezamos a entender cómo nuestra propia ansiedad e inseguridad ha alimentado nuestra energía de ordeno y mando podemos aplicar grandes mejoras a la forma en que lideramos nuestros equipos. Nuestro trabajo no consiste en controlar a los demás, lo que tenemos que hacer es controlarnos a nosotros mismos y confiar en que éstos nos sigan.
Para fortalecer nuestro liderazgo debemos empezar, pues, a prestar más atención a nuestra propia energía emocional como fuente de una potencial dificultad en las relaciones. Los siguientes 4 pasos nos ayudan a mirar dentro de nosotros mismos:
1.- Pensar en alguien en quien hallamos dedicado mucho tiempo tratando de ordenar, convencer, controlar, persuadir, influir o motivar. Puede ser un obstinado compañero de trabajo que nos incordia. Debemos seleccionar a alguien con quien es importante que mantengamos una relación positiva.
2.- Identificar dos o tres características de esta persona que nos afectan profundamente de forma negativa, como por ejemplo que el individuo es muy crítico y está continuamente juzgando a los demás.
3,. Considerar ocasiones en las que hemos inyectado similares energías en nuestras propias relaciones y nos hemos mostrado muy críticos o juzgado en exceso.
Debemos ser conscientes de si este paso del ejercicio hace que nos pongamos a la defensiva, pensando: “¡Yo no soy crítico, los demás si lo son!”
Si nos sentimos dolidos por las críticas que recibimos de otra persona, es muy probable que nosotros también exhibamos este tipo de energía crítica. Es posible que identifiquemos a esa energía con un nombre diferente de forma que sea más aceptable para nosotros, como por ejemplo diciendo que es que somos exigentes, precisos, difíciles de complacer, etc, pero estamos realmente transmitiendo el mismo tipo de energía que nos provoca dolor cuando la recibimos. Puede ser que resulte complicado detectar cuándo y dónde exhibimos estos rasgos ya que los puntos ciegos y mecanismos defensivos son reales. Si tenemos dificultades para identificarlos podemos pedir que personas cercanas a nosotros nos digan cuándo ven este tipo de energía emanando de nosotros y debilitando nuestras relaciones.
4.- Una vez que hayamos determinado cuándo somos críticos debemos monitorizar esos escenarios y detenernos si vemos que vamos a caer en mostrar el tipo de energía que encontramos dolorosa si somos nosotros los que la recibimos.
Al comenzar a cambiar de energía podremos observar cambios significativos en el comportamiento de aquellos que lideramos.
Muchas personas compartimentan sus vidas personales y profesionales, contemplándolas desde diferentes esferas. Pero si queremos convertirnos en un líder más eficaz es importante que reconozcamos que nuestro liderazgo no pertenece a una situación específica ya que, en realidad, va a ser definido por la energía emocional que tengamos y mostremos en momentos de estrés. Si nos volvemos más centrados, serenos y seguros en un área de nuestra vida, con frecuencia trasladaremos un área de nuestra vida a otra.
Cuando nos demos cuenta de que el estilo de liderazgo de ordeno y mando surge de nuestras propias ansiedades empezaremos a prestar más atención a nuestra propia energía y al hacerlo encontraremos las fuerzas necesarias para modificarlo.
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Entre las llamadas competencias sociales encontramos la comunicación asertiva y la empatía que es le tema que les queremos compartir en nuestro espacio del servicio psicológico, adscrito a Bienestar Institucional de la Universidad de San Buenaventura, seccional Medellín.
Para abordar este tema, primero trataremos un poco el tema de la comunicación en en general, para luego desarrollar el tema de la asertividad y de la empatía. Al hablar de comunicación, esta es tanto la verbal como la no verbal, en la primera encontramos tanto la palabra hablada como la escrita y en la denominada comunicación no verbal, tendríamos los gestos, las imágenes, el tono de voz, el lenguaje corporal, entre otros, a decir de expertos en el tema, un porcentaje alto de la comunicación recae en el lenguaje no verbal.
En la manera clásica de cómo se aborda la comunicación, se hace referencia de dos partes, de un emisor y de un receptor, el emisor es quien habla o escribe y se tiene un receptor que es quien escucha o que está leyendo, este último rol no es tan pasivo como en principio se podría creer, la escucha también se hace desde nuestras experiencias, expectativas, estado emocional, la actitud que tengamos en relación al tema y/o a la persona que está emitiendo el mensaje. Es de agregar que la comunicación se da en medio de un contexto o un referente, social, cultural e histórico que la influye, se da por canales tanto directos como indirectos y también está cifrada y codificada (idioma, modismos, comunicación técnica, entre otros).
Hablando de los tipos de comunicación y el tono emocional que esta pueda tener, se plantearían cuatro tipos de comunicación, la comunicación agresiva, la pasiva, la comunicación asertiva, que estaría en el medio de las otras dos, también se da una mezcla entre la comunicación pasiva y agresiva, que precisamente lleva el nombre de pasivo agresiva, la cual es cercana a la ironía y al sarcasmo, siendo borroso el límite entre ellas.
La comunicación agresiva, se relaciona con el enfado, con la ira, nos encontramos alterados en ese momento, es posible que se hable de más e incluso lleguemos al insulto y a la provocación, por su parte la comunicación pasiva, estaría más cercana a la tristeza a un estado de indefensión, mejor me callo para evitar más problemas, la asertividad parte de un estado de cierta tranquilidad, de no reaccionarse más de la cuenta pero tampoco asumir una postura pasiva. En el siguiente vídeo se ilustra este tema:
Si hacemos una comparación entre los tres estilos de comunicación, nos encontraríamos con lo siguiente:
La comunicación asertiva se basa en una actitud personal positiva a la hora de relacionarse con los demás y consiste en expresar las opiniones y las valoraciones, evitando descalificaciones, reproches y enfrentamientos, es la una de las vías más adecuadas para la interacción y la comunicación entre las personas, optimizar nuestras relaciones, no es solamente decir lo que pensamos y de qué manera lo decimos, es también comprender mis necesidades, las de las demás personas (la empatía), ser responsable de mis emociones y conectar con los demás.
La comunicación asertiva con relación al comportamiento externo, nos encontramos que las personas hablan de manera fluida, mantienen un contacto visual que no es amenazante, y hay comodidad en su postura. Pasando a otros componentes, nos encontraríamos que en cuanto al pensamiento y a la emoción, la comunicación asertiva se manifiesta por lo siguiente:
A su vez, las personas asertivas se caracterizan por lo siguiente:
Es de tener en cuenta además el tema de los derechos asertivos, en este punto queremos destacar los seis que consideramos más significativos y se ven de manera más frecuente en nuestro día a día:
Si deseamos de comunicarnos de manera asertiva con otras personas, además del contenido de lo que estamos diciendo o expresando, los cinco aspectos que debemos de tener presentes y considerar son los siguientes:
Veamos ahora un ejemplo de una situación de la vida cotidiana en la cual se llevan a cabo 5 pasos para comunicarse de manera asertiva, el vídeo es en relación al contexto laboral, pero puede ser llevado a otras instancias.
Complementando la información del vídeo anterior, presta atención a los elementos que se destacan en la siguiente infografía:
La empatía
Es definida por Davis (1996, citado por Fernández, 2008) como “la capacidad de representarse los pensamientos y motivos del otro ha sido reconocida en la noción de adopción de perspectiva cognitiva (…) la adopción de perspectiva afectiva se refiere a la inferencia de los estados emocionales ajenos.” Así mismo, este autor propone que estos dos procesos en relación con los antecedentes pueden producir diferentes respuestas, como pueden ser intrapersonales, que a su vez pueden manifestarse de forma afectiva, por ejemplo, una preocupación empática, y no afectivas como los juicios no atribucionales; e interpersonales, ocasionando, por ejemplo, la conducta de ayuda hacia el otro.
¿Qué ventajas nos trae la comunicación empatica?, entre otras mencionemos las siguientes:
Publicado en Universidad de San Buenaventura Medellín. Post original aquí.
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El pensamiento de grupo ocurre cuando el deseo de mantener la lealtad al grupo es más importante que tomar la mejor decisión posible. Las personas tienen dificultad al pensar de manera independiente en situaciones de grupo. Según el psicólogo Irving Janis, pensamiento de grupo, o ‘groupthink’ en inglés, se refiere a “la deterioración de la eficiencia mental, nuestra capacidad de medir la realidad, y hacer determinaciones morales gracias a presiones de grupo.”
Integrantes de grupos suelen sufrir de exceso de seguridad y sostienen una creencia exagerada de la moralidad y eficiencia del grupo. Cualquier tipo de disidencia por parte de los integrantes es mal vista, y hasta puede concluir con su expulsión del grupo. Ya que las personas suelen querer evitar este tipo de castigo, se mantienen callados. Esto crea la ilusión de pacto y conformidad, como también la unanimidad en el grupo.
Los grupos también pueden llegar a conclusiones o decisiones, incluyendo postulaciones morales, que van más allá de las creencias individuales de sus integrantes. Desafortunadamente si el pensamiento de grupo se apodera de los integrantes, estos posiblemente no cuestionaran decisiones o acciones antiéticas. Por ejemplo, algunas personas atribuyen la decisión que tomó la administración del expresidente Bush de invadir Irak al pensamiento de grupo o groupthink.
Por lo tanto, se puede deducir que el pensamiento de grupo puede llegar a causar que valoremos la armonía y consenso más que nuestro propio juicio, y puede producir un comportamiento poco ético.
Publicado en Ethics Unwrapped. Post original aquí.
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¿Debe tener toda compañía un plan de sucesión? ¿Cuándo debe planificarla? ¿En qué aspectos se debe basar a la hora de elegir o contratar un futuro sucesor?
Cuando hablamos de planes de sucesión no hay una ruta marcada ni una fórmula universal que pueda ser utilizada por todas las organizaciones: cada una de ellas debe planificar una sucesión que ponga de relieve su cultura organizacional y las habilidades y valores que sus futuros líderes deberán poseer para beneficiar a la organización. ¿Cómo podemos saber qué planificación es la mejor? Esa es una pregunta que sólo pueden responder los CEOS y profesionales de RR.HH. de cada organización, una fórmula imprescindible para la buena planificación del futuro liderazgo. Debe ser lo más detallada posible poniendo de relieve los valores culturales de las organizaciones, un plan empresarial de futuro y las características principales que deben ir acorde con el nuevo sucesor, entre algunos de los requisitos imprescindibles.
A continuación presentamos varios ejemplos de cómo distintas compañías han planificado y organizado la sucesión en función de sus intereses y estrategias empresariales:
Una sucesión de dos lustros: General Electric (GE)
La empresa estadounidense por antonomasia, fundada por Edison, suma miles de patentes y varios premios Nobel entre sus empleados. GE es famosa por sus planes de sucesión creados por su antiguo directivo Jack Welch, uno de los CEOs que mayores beneficios reportó: multiplicó por más de cuarenta veces el valor de mercado de la compañía a la que convirtió en todo un icono de la América Corporativa. Welch inició su plan de sucesión con una anticipación extraordinaria, empezó a buscar sucesores en 1994 con la idea de retirarse en septiembre de 2001.
El proceso tuvo varias etapas: en un primer momento definió el perfil requerido para el cargo y seguidamente se eligieron 26 posibles candidatos los cuales tuvieron que enfrentarse a diferentes retos. Paulatinamente el grupo se redujo hasta que solamente quedaron 3 posibles sucesores que debían tomar decisiones propias sin la asesoría de Welch.
Finalmente, después de 8 años de configurar y planificar la sucesión, Jeff Immelt tomó el timón de la compañía teniendo un conocimiento orgánico de la empresa y siendo un actor ampliamente conocido por la junta directiva. Welch siguió asesorando por medio del Consejo de Administración.
Este caso de éxito en sucesión es famoso por su previsión y por el detalle con que se llevó a cabo. El famoso plan de Welch lo diseño en base a siete puntos cuyos principios son:
Escoger al líder con más autoridad.
Buscar el candidato con más habilidades complementarias.
Retener a todos los candidatos en la transición y en la nueva administración.
Minimizar la cooperación disfuncional entre candidatos.
Crear oportunidades para todos los candidatos potenciales y analizar las reacciones.
Proporcionar un tiempo de transición necesario según la amplitud y complejidad de la empresa.
Anticiparse a los requisitos necesarios para volver a realizar anuncios de selección.
Uno de los planes de sucesión más interesantes lo experimentó la compañía de comida rápida McDonald’s en 2004 cuando tuvo que enfrentar tres sucesiones en menos de dos años. Dos de sus CEOs enfermaron repentinamente (James Cantalupo y Charlie Bell) teniendo que dejar sus cargos de forma inesperada. Ante un escenario tan particular la organización actuó inmediatamente atajando cualquier «miedo» entre los inversores y las bolsas.
¿Cómo se pudo sustituir en pocas horas al director ejecutivo de una de las mayores empresas del mundo de forma inesperada? Dos factores fueron claves, en primer lugar gracias a las reuniones periódicas que la junta directiva iba llevando a cabo de manera independiente a lo largo del año; y en segundo lugar gracias a que cada CEO venía preparando desde hace años un sucesor, dentro del plan llamado «plan to win» (planes para ganar) que idearon los CEOs Cantalupo y Bell y que más tarde heredó Skinner. Se trataba de un programa de reestructuración diseñado para hacer frente a períodos convulsos y que tenía como punto obligatorio el atraer y retener al mejor talento a la compañía. Gracias a la continuidad interna que sucedió durante los años convulsos, el plan siguió practicándose y engrosando el talento en medios y altos cargos.
En resumidas cuentas, esta situación no fue resuelta por casualidad, sino que tuvo continuidad y desarrollo ya que los diferentes CEOs la adoptaron como una estrategia propia. Una frase célebre que resume perfectamente la filosofía de la organización en cuanto a planes de sucesión la repetía Jim Skinner a sus managers «dime los nombres de dos personas que te puedan suceder ahora mismo» y los managers los nombraban.
3. Managers caza talentos: el caso de ICI
Otro caso interesante en el modelo de selección de posibles candidatos es el que aplicó Harvey-Jones, presidente de Imperial Chemical Industries (ICI) entre 1982 y 1987. A diferencia de otras organizaciones, Harvey-Jones supo incluir e incentivar en su organización cargos medios «promotores de talento«: managers que implantaban una estrategia para empoderar a otros empleados y detectaban el talento oculto dentro de la organización, promocionándolos y desarrollando sus habilidades y capacidades.
La innovación de Harvey-Jones fue empoderar a cargos medios, sin ganas de ascender, como creadores y promotores de talento. Esta misma actitud de los managers en otras organizaciones hubiese sido percibida como falta de ambición y bajo rendimiento, para ICI sin embargo, fue el mecanismo para aflorar el talento. Esta estrategia dio grandes resultados gracias a un cambio de política en RRHH al dar reconocimiento a los encargados de hacer prosperar a otros en la jerarquía empresarial, mediante reconocimiento público e incentivos económicos y emocionales.
La política caza-talentos no solamente motivó a los managers encargados de hacer aflorar el talento sino a gran parte delos empleados al percibir la posibilidad de ascenso como un hecho cercano y posible. Esta estrategia fue muy provechosa al motivar tanto al que deseaba prosperar dentro de la jerarquía empresarial como al que no forzosamente perseguía ese objetivo. De esta manera Harvey-Jones consiguió en palabras propias «crear el futuro de la compañía a partir del presente».
CONCLUSIONES
Como hemos podido ver a lo largo de los distintos ejemplos, para preservar el éxito en los planes de sucesión de cualquier empresa contar con una preparación previa resulta un factor trascendental. El denominador común de las empresas que realizaron con éxito sus procesos de sucesión, y apenas fueron cuestionadas interna o externamente, es la involucración de varios actores (juntas directivas, sucesores, CEOs…) de forma continuada durante un periodo previo de tiempo a la sucesión.
Por ello un programa de sucesión integral tiene que tener en cuenta las habilidades y objetivos de cada empleado, comparar las necesidades de los cargos presentes y futuros y realizar un seguimiento exhaustivo de los candidatos para prepararlos para ocupar los puestos críticos. Cada organización debe tener en cuenta sus propias influencias y valores culturales para construir un plan de sucesión acorde a sus necesidades, sin embargo, es imprescindible tener considerar algunos aspectos generales:
Tener bien definida una cultura organizativa y ponerla al alcance de los empleados.
Definir planes de carrera y desarrollo acorde a las necesidades de nuestra organización.
Establecer un plan de sucesión transparente para posiciones críticas.
Difundir el plan de sucesión para motivar y retener el talento de la organización acorde a nuestras necesidades presentes y futuras.
Contar con una solución tecnológica de Recursos Humanos para poder llevar a la práctica con éxito nuestro plan de sucesión. El uso de la tecnología permitirá gestionar el talento de los potenciales sucesores que cumplan con las características definidas por la compañía y poder convertirlos en sus futuros líderes.
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