Liderar en remoto

Por Manel Muntada Colell

A menudo suelen utilizarse los términos mandar, dirigir y liderar, si no como sinónimos, si con diferencias sutiles e imprecisas, pero es importante diferenciarlos ya que es muy distinto mandar a un equipo, que dirigirlo o liderarlo.

Respecto a mandar no hay ninguna duda, hay alguien que ordena y la otra persona obedece, como en la relación cabeza-miembro en nuestro cuerpo, el cerebro emite una orden y la mano ejecuta sin rechistar.

Dirigir conlleva reconocer una autonomía en las personas y está relacionado, principalmente, con establecer y facilitar directrices para que estas puedan orientar sus actuaciones y, en general  hacer lo posible para abastecer de todo aquello que pueda necesitar el equipo para el logro de sus objetivos [información, formación, coordinación, recursos, etc.].

Sucede que, como mandar tiene connotaciones negativas, hay muchas personas que prefieren pensar que dirigen cuando realmente mandan, creo que es importante tener muy en cuenta que dirigir personas es realmente un servicio que busca aportar valor al otro para apoderarlo el máximo permitido en el marco organizativo del que se trate, cuando alguien se limita a distribuir trabajo, dar órdenes o a hacer encargos esta mandando, por muy amable que sea mientras lo haga.

Liderar supone en cambio, añadir una capa más a la función de dirigir, aquella que tiene que ver con movilizar actitudes, con conectar anímicamente a la persona y despertar su compromiso hacia el equipo y su propósito.  Así que, cuando hablemos de liderar nos referiremos a esto, a ir más allá de marcar directrices y facilitar recursos, atrayendo el compromiso de las personas, un concepto este, el del compromiso íntimamente relacionado con la libertad, porque es como la persona decide prescindir de ella, comprometiéndose.

De la presencia al remoto

La expulsión de la mayoría de las persona de sus centros de trabajo (1),  ocasionada por la pandemia actual, y el confinamiento en sus domicilios transformados de un día para otro en improvisados despachos, ha visibilizado crudamente el grado de madurez directiva y de liderazgo de cualquier equipo y, al igual que en otras muchas cosas, ha puesto sobre la mesa las virtudes y deficiencias de lo que se venía haciendo y la necesidad de una buena dirección que esté rebozada de un liderazgo que dote al equipo de la resiliencia necesaria para hacer frente al impacto emocional que, de manera diversa, ha ocasionado en las personas esta situación extraordinaria.

En principio, nada debería ser diferente ya que la necesidad de dirección y liderazgo vienen a ser lo mismo tanto presencialmente como en remoto, pero la desubicación de la persona del centro de trabajo, la separación del equipo, la convivencia de lo personal con lo profesional y la atmosfera social generada por el problema de salud imprimen una singularidad que demanda, muy probablemente, una sobreactuación.

¿Qué cambia con el remoto?

Como ya se ha dicho, uno de los factores a tener en cuenta es que la persona está aislada de la organización y esto supone que:

  • No ve, literalmente, a las personas de su equipo: con lo que la actualización automática y simultánea que se da en un grupo de personas respecto a lo que sucede entre ellas mismas y en su entorno, no existe cuando están separadas, con el consecuente déficit de inputs facilitadores para la intuición y la empatía y las dificultades resultantes para asistir, cuidar o tomar la iniciativa.
  • Hay una dificultad evidente para la transferencia espontánea de conocimiento, de hecho, disminuyen las posibilidades de establecer conversaciones y, con ello, un empobrecimiento del intercambio espontáneo de información, de las relaciones, del trabajo colaborativo y del soporte emocional continuado entre las personas del equipo.
  • La arquitectura de la organización desaparece y con ello el andamiaje responsable de sensaciones psicoespaciales muy importantes que inciden en el sentimiento de pertenencia, que contribuyen a la implicación con la vida organizativa y en la compartimentación de la jornada y del espacio de trabajo.

Este último punto lleva a otro de los factores que caracterizan el remoto y es el de que la persona trabaja allí donde vive con lo que ello conlleva de:

  • Irrupción de lo personal en lo profesional con una disolución de los tabiques temporales que hacen absolutamente necesaria, ahora sí y de manera indiscutible, la capacidad de autoorganización de la persona para evitar la temida contaminación o invasión de una esfera sobre la otra.
  • Desorientación por parte de directivas y directivos que  desconocen el contexto diario de la persona, de su estado anímico o puede que crean perder el control sobre lo que la persona hace y del cómo lo hace.

Finalmente es importante tener en cuenta que si la persona que ha de liderar en remoto tiene ciertas deficiencias relacionales y falta de capacidades que, aunque molestas, se iban tolerando presencialmente, estas cobran especial relevancia y pueden ser devastadoras para un equipo cuando cambian las reglas del juego, como por ejemplo:

  • La pobreza del contacto interpersonal
  • El poco dominio de las tecnologías de la comunicación.
  • La falta de organización personal del tiempo y del trabajo.
  • La falta de claridad en las instrucciones.
  • La dificultad para integrar a las personas en la toma de decisiones de aspectos que conciernen al equipo.
  • La poca atención a las necesidades de la personas y a la distribución de las cargas de trabajo.

Claves para liderar en remoto

DIRECTRICES CLARAS

Es necesario acordar objetivos y prioridades para el equipo y con cada persona en particular buscando, en todo momento, que las expectativas depositadas se correspondan con las posibilidades reales.

ESTIMULAR LA AUTOGESTIÓN

La superposición de la esfera laboral sobre la personal y la disolución de los compartimentos horarios del trabajo presencial aconsejan que sea la misma persona la que organice su jornada laboral en torno a sus propias posibilidades, lo cual se puede facilitar:

  • Acordando con ella objetivos y calendario necesario para lograrlos.
  • Focalizando el control en los plazos y en los resultados.
  • Monitorizando de manera continuada, aquellas necesidades que puedan surgir.
  • Vehiculando recursos para el logro de los objetivos acordados.

REALIZAR REUNIONES PERIÓDICAS

Es muy importante instaurar un ritmo de reuniones periódicas con  el objetivo de:

  • Orientar a las personas en la organización informando sobre aspectos generales sobre su situación.
  • Hacer balance y valorar la macha del equipo.
  • Distribuir las cargas de trabajo.
  • Facilitar el contacto entre las personas del equipo.
  • Celebrar los logros.

CUIDAR

Situaciones de crisis como la actual que afectan en mayor o menor grado pero siempre de manera traumática a todas las personas, apelan a la capacidad  de resiliencia de cada cual. Es una necesidad que en esta situación se actúe “de oficio”, prestando especial atención al estado físico y emocional de los miembros del equipo, para ello es aconsejable periodificar un contacto directo con cada persona para calibrar sus posibilidades, contener su posible ansiedad y flexibilizar su agenda.

INTEGRAR EL ESTADO EMOCIONAL DE LAS PERSONAS

En relación con el punto anterior, las reuniones de equipo son una oportunidad para chequear el estado de ánimo de las personas y abrir pequeños momentos de apoyo en equipo. Una pequeña ronda inicial de exposición del estado de ánimo, cuidando mucho de evitar entrar en detalles, puede facilitar el interés por las situaciones difíciles o abrir espacios individuales para conversar y resituar a la persona respecto a sus objetivos.

ABRIR CANALES DE COMUNICACIÓN

La falta de presencialidad se debe compensar estimulando el uso de tecnologías que permitan compartir, colaborar y procuren una comunicación completa, a ser posible cara a cara, para disfrutar tanto de la riqueza del registro verbal como de aquellos aspectos no verbales que enriquecen el mensaje y facilitan la empatía.

PONER LÍMITES A LAS TIC

Pero del mismo modo que se han de abrir canales de comunicación, también se ha de regularizar su uso para evitar la fácil invasión de la comunicación profesional en la fragilidad de los espacios personales cuando estos también son espacios de trabajo.

TRANSMITIR CALMA

La ansiedad no disminuye, ni se gana en rapidez cuando se manifiesta preocupación o se genera prisa, más bien suele suceder lo contrario, tanto la preocupación como la prisa causan ansiedad, disminuyen la tolerancia a la frustración y ambas generan ofuscación mental, disminuyendo con ella la claridad y percepción de todas las posibilidades de las que se dispone. Es importante recordar que el estado de ánimo se contagia y esta es la razón por la que siempre es recomendable desplegar aquel que mejor sirve a neutralizar la desazón  y generar la sensación de que aunque sea poco, el tiempo del que se dispone es suficiente para gestionar la incertidumbre que planea sobre cualquier reto. De ahí lo importante de trasmitir calma cuando se fijan plazos, cuando se detectan errores o cuando se comunica cualquier información.

La primera imagen es de una obra de Peter Quidley

La segunda es de Jeffries Wyman, ca. [1951]

(1) el artículo original fué publicado el 7 de diciembre de 2020.

Publicado en CumClavis. Post original aquí.

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La importancia de un plan de negocios

por Luis Alberto Cámara Puerto

 (Shutterstock)

Los emprendedores necesitan documentar la visión, misión, estrategia y modelo de negocio para poder hacer que el negocio crezca.

Los emprendedores y los administradores de entidades existentes, independientemente del tamaño, necesitan documentar la visión del emprendimiento, desde un pequeño negocio o industria, una institución de beneficencia hasta la expansión de una gran empresa o reconsideración de sus estrategias a la luz de nuevas tendencias o ambientes económicos.

El plan de negocios es un documento en donde el empresario y/o administrador pone por escrito su visión, misión, estrategia y modelo de negocio que permiten conocer a profundidad cómo la entidad o el proyecto llevará a cabo las proyecciones de ingresos, operación, resultados y flujos de efectivo. Además, incluye las necesidades de financiamiento y la forma en la que la administración pretende obtenerlos.

La administración o el empresario elabora un plan de negocio para cumplir uno o varios de los siguientes objetivos:

  1. Documentar para dar a conocer a los miembros de la organización y a terceros interesados la visión, misión, estrategia y objetivos de una entidad o un proyecto. Esto lo logra mediante una explicación clara y objetiva de cada uno de los temas mencionados y de otros que complementan dicha información.
  2. Promocionar ante posibles proveedores de recursos financieros vía financiamiento o inyección de capital a la entidad y/o el proyecto específico a ser financiado.
  3. Detallar las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas a la empresa y/o al proyecto, de tal manera que el posible inversionista entienda tanto los beneficios que puede obtener como los riesgos que asume al otorgar el financiamiento.

El plan de negocio debe tener, por lo menos, la siguiente información:

  1. Antecedentes e historia de la entidad, sus fundadores y administración actual, incluyendo la experiencia profesional y de negocios de los miembros del órgano de gobierno, así como de sus principales funcionarios.
  2. Resumen de los estatutos de la entidad y de las principales modificaciones que ha tenido desde su constitución hasta el presente.
  3. Descripción actual de la entidad, sus divisiones y organización.
  4. Resumen de las principales políticas de contabilidad y de reporteo.
  5. Análisis de riesgos de la entidad y del negocio y/o proyecto, así como medidas implementadas para su mitigación.
  6. Descripción de sus principales operaciones y de los productos o servicios que ofrece, así como de los mercados que atiende y su posición en los mismos.
  7. Estrategia de mercadotecnia y planes futuros para desarrollar el proyecto/negocio.
  8. Resumen de información financiera histórica de por lo menos los últimos cinco años, así como un análisis financiero y explicación de los principales cambios entre los períodos.
  9. Planes de inversión necesaria para desarrollar el proyecto, describiendo los principales activos o grupos de activos a ser adquiridos / financiados junto con el retorno de inversión proyectado,
  10. Flujo de efectivo proyectado para los próximos años en los que se pretende liquidar el financiamiento u obtener un retorno de inversión adecuado y atractivo para los financiadores o inversionistas.
  11. Prospecto de financiamiento o capitalización esperada, incluyendo el costo financiero previsto y los períodos y la forma de pago (en caso de financiamiento) o método de capitalización y política de dividendos (en caso de colocación de capital).
  12. Medios de contacto y persona responsable de atención a los inversionistas.
  13. Estados financieros por los últimos tres ejercicios dictaminados por contador público independiente.

Para preparar el plan de negocios y el prospecto, es recomendable que la administración contrate a un consultor experto en colocaciones así como a asesores legales, fiscales y contables.

Publicado en El Economista. Post original aquí.

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La revolución estratégica de Gary Hamel

Por Cerem Comunicación

Olvidar el concepto tradicional de empresa y buscar una estrategia de desarrollo que se base en capacidades básicas, como la innovación revolución de ideas, es la clave de la filosofía de Gary Hamel, que le ha llevado a ser considerado como el mayor experto en estrategia empresarial del mundo.

Gary Hamel es mucho más que un especialista en estrategia empresarial. Este profesor de Dirección Estratégica e Internacional en la London Business School, que también ejerce su actividad docente en la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, está considerado como el máximo referente en el mundo de la dirección y estrategia de empresa.

Además de profesor y experto en empresa, Hamel también es un reputado escritor que tiene en su haber distintos artículos y libros de prestigio. Es autor de ocho artículos publicados en la Harvard Business Review, tres de los cuales recibieron el Premio McKinsey al mejor artículo del año. De hecho, puede presumir de ser el autor del artículo más leído en toda la historia de esta publicación: “La competencia nuclear de la empresa”.

Compitiendo por el futuro

El libro que marca un antes y un después en la prestigiosa carrera de Gary Hamel es “Compitiendo por el futuro”. Se trata de un libro de management, cuya gran aportación al mundo empresarial radica en que presenta un concepto de estrategia completamente innovador: “la búsqueda de oportunidades a partir de lo que la empresa sabe, puede y quiere hacer”.

Este libro representa la introducción en el mundo empresarial de otros conceptos que después se han considerado como elementos básicos para la creación de una estrategia de éxito. Entre ellos, las core competencies y performance y opportunity gaps. Igualmente, Hamel hace referencia en el texto a la arquitectura organizativa de la estrategia empresarial, al marketing expedicionario y a la necesidad de desaprender para aprender.

Los artículos de Gary Hamel

Evolución del concepto de estrategia

Por muy innovador que resultara, Hamel no se quedó con su planteamiento inicial del concepto estrategia y dio un paso más allá en el artículo “La estrategia como revolución”. En este caso, realiza una severa crítica de la falta de nuevas ideas en las estrategias empresariales, que tienden a seguir las normas ya establecidas. La escasez de recursos no es excusa para no innovar ni buscar nuevas vías de desarrollo empresarial.

La innovación estratégica según Hamel

Según Hamel, la digitalización de la sociedad actual ha creado un mundo fragmentado y discontinuo, en el que solamente la innovación estratégica puede aportar el valor que necesita el mundo empresarial. Para demostrar esta afirmación, el prestigioso profesor no duda en poner como ejemplo a Nokia, una empresa que ha sabido crear una verdadera estrategia de futuro involucrando a sus empleados en apuestas de futuro y de cuyas pruebas pueden aprender el camino a seguir.

Gary Hamel resume los puntos más importantes de la innovación estratégica en:

  • El surgimiento de nuevas voces de liderazgo en la creación de estrategia
  • El establecimiento de nuevas relaciones horizontales
  • La búsqueda de nuevos enfoques y nuevas perspectivas
  • La experimentación, para conseguir un mayor aprendizaje en la empresa

“La fusión equivocada, la lógica equivocada”

Gary Hamel publicó este artículo en el Financial Times durante 1998 para reflexionar acerca de que las industrias de éxito son las que tienen un planteamiento revolucionario, más allá de su tamaño. Por lo tanto, las alianzas y fusiones para conseguir una gran venta cruzada no tienen por qué tener éxito y originar una mayor competitividad. De hecho, este tipo de venta es, para él, una simple estrategia de producto.

Internet según Hamel

Los dos últimos artículos publicados por Gary Hamel son “La corporación electrónica; más que un sistema basado en la red, es un nuevo orden industrial” y “La innovación estratégica y la búsqueda del valor”. En ambos trata la influencia de Internet en la sociedad y estrategia empresarial desde diversos puntos de vista.

Una década antes de la verdadera eclosión de Internet, Hamel plantea la Red como la heredera directa de los antiguos sistemas de distribución comercial física, lo que genera diversos cambios clave en lo que espera un cliente de una empresa:

  • Los consumidores llevarán la iniciativa en el consumo y dejarán de lado la tele para decidir navegar por Internet.
  • Los consumidores encuentran todos los productos disponibles en la web.
  • Internet permite ofrecer a los consumidores un diseño personalizado de los productos que les interesan.
  • Los precios en Internet son una subasta, en la que el consumidor puede optar por la mejor oferta.
  • Internet hace desaparecer los límites geográficos para la compra.
  • La economía de búsqueda es la protagonista. Se busca en la Red lo más económico y lo que está disponible para el hogar.
  • Internet funciona durante las 24 horas al día y los 365 días del año.
  • A través de Internet, una empresa puede llevar información inmediata a sus usuarios de todo el mundo.

Hamel predijo en 2003 que Internet revolucionaría por completo el concepto de compra de los usuarios, ya que navegar por la Red eliminaría los monopolios locales e, incluso, acabaría con la publicidad televisiva tradicional. Esta situación provocaría, en sus propias palabras, otro cambio radical en el concepto de estrategia: “me parece que encontraremos la estrategia en conjunción con conceptos como emergencia, autoorganización, cognición y aprendizaje organizativo”.

“Liderando la Revolución”

Esta obra de Gary Hamel pretende hacer reflexionar a los expertos en dirección y estrategia de empresa acerca de las ventajas que representa el desarrollo tecnológico para el futuro de sus organizaciones.

El autor considera que las empresas actuales tienen un gran compromiso con sus clientes, sus trabajadores y ellos mismos, como propietarios. Solamente sabiendo asumir los cambios tecnológicos que se producen constantemente en la sociedad podrán mantenerse en lo más alto y cumplir con las expectativas de todos los involucrados de alguna manera en el negocio.

Hamel señala que esta adaptación y el mantenimiento de las empresas en el nuevo entorno tecnológico creado pasa por contar con “activistas revolucionarios”. Es decir, por contar con responsables que sean capaces de crear ideas innovadoras que vayan más allá de las establecidas tradicionalmente. Además, las empresas deben tener clara una serie de reglas básicas que les ayudará a evolucionar de manera paralela a los cambios tecnológicos que experimenta la sociedad:

  • Trabajar con expectativas no razonables
  • Manejar siempre conceptos flexibles a la hora de establecer un negocio
  • Establecer una meta más allá de los objetivos habituales de negocio y que permita poner en juego todo el potencial de la empresa
  • Escuchar las apuestas realmente revolucionarias
  • Estar siempre abierto a las nuevas ideas
  • Contar con recursos financieros que permitan afrontar las apuestas más arriesgadas y que rompan con la línea general de la empresa
  • Estimular en los trabajadores su talento y afán por ir más allá
  • No dejar de hacer pruebas de bajo riesgo que estimulen continuamente a los empleados

“Lo que ahora importa”

Sin duda, otra de las grandes obras de Gary Hamel. El libro “Lo que ahora importa” reafirma a su autor como la voz más experta en estrategia empresarial de las últimas décadas y permite que sus seguidores descubran unos cuantos consejos clave para asegurar el futuro de sus empresas.

De hecho, con este libro Hamel se pregunta por los elementos básicos que pueden decidir si una empresa funcionará y progresará en los próximos años o acabará hundiéndose y desapareciendo. Aunque la lista de factores que pueden influir en ello es realmente larga, el autor se centra en los 5 fundamentales:

  1. La existencia de valores. Aunque la economía de libre mercado sea la protagonista de la sociedad actual, Hamel cree que necesario “un renacimiento moral” de las empresas para conseguir que los ciudadanos vuelvan a confiar en ellas.
  2. La búsqueda constante de innovación. Para que una empresa consolide su éxito, sus empleados no pueden dejar de trabajar para buscar nuevas ideas de manera factible y no solamente en teoría.
  3. La adaptabilidad a los cambios como clave para conseguir el éxito. Las renovaciones estratégicas continuas pueden ayudar a que una organización consiga adaptarse a los cambios y seguir manteniendo sus parámetros de éxito.
  4. La pasión por trabajar y crear es fundamental para que se produzca la innovación y para una empresa tenga voluntad de cambio. No hay que olvidar que la sociedad actual se mueve por las reglas de la economía creativa y esto implica disfrutar de las emociones provocadas en el lugar de trabajo.
  5. La búsqueda de una ideología que permita encontrar el equilibrio entre el control y la libertad, para la correcta gestión de cualquier estrategia empresarial.

De hecho, Gary Hamel plantea con esta obra la necesidad de construir desde cero un nuevo tipo de organización empresarial que se centre en la nobleza de espíritu, la pasión, la libertad y el protagonismo de cualquier impulso creativo que aparezca en el seno de la empresa. Según su criterio, una organización adaptable, innovadora e inspiradora (las 3 principales cualidades de la empresa del futuro) siempre será capaz de ser eficiente en su rendimiento.

Fuente de información: Gary Hamel y los Maestros de la Estrategia

Publicado en Cerem International Business School. Post original aquí.

 

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La escucha como una aliada para establecer relaciones positivas en el entorno laboral

Por Isabel Carrasco González

Rachael Grail en SmartBrief on Leadership del pasado 1 de junio plantea que mientras los líderes enfatizan la importancia de una comunicación efectiva con frecuencia olvidan que la escucha es una importante en esa ecuación, ya que ayuda a las personas a prosperar en medio de los rápidos cambios del mundo actual. Utilizar la escucha como aliado es una práctica de comunicación bien establecida, y puede ayudar a los líderes a navegar a través de situaciones complicadas, a encontrar un terreno común con los demás y a restaurar relaciones de trabajo positivas.

Este enfoque implica adoptar la elección consciente de priorizar el entender a la otra persona, apartando los juicios, la necesidad de tener razón y el deseo de mostrarnos escépticos, para integrarnos  en el mismo equipo que la persona a la que estamos escuchando. Como líder esto significa estar dispuesto a dejar a un lado conclusiones predeterminadas y tratar de descubrir los beneficios de los pensamientos, valores, ideas y perspectivas de las distintas personas que componen nuestro equipo.

La autora recomienda para convertirnos en mejores oyentes:

1.- Entender que la escucha como un aliado es una competencia a desarrollar, ya que no es algo que surge de manera intuitiva, por lo que se necesita practicar para adquirirla y mejorarla.

Un patrón mental de crecimiento es indispensable. Esto puede ser especialmente complicado para los líderes que sienten que tienen que saber todo y ser todo para los miembros de su equipo.

Al principio puede resultar difícil pero con cada interacción tendremos la oportunidad de mejorar. Cuando aprendemos algo nuevo tenemos que ser muy conscientes de lo que estamos haciendo antes de ser muy competentes. Al ir practicando cada vez es más fácil, por lo que debemos concedernos espacio para practicar y cometer errores.

Debemos comprometernos a escuchar mejor y llegar a un acuerdo con nuestro equipo para que la escucha como aliada sea una expectativa y esfuerzo conjunto. Las personas inevitablemente lo harán imperfectamente, pero el compromiso colectivo puede producir resultados significativos y, además, al ser una actividad que demuestre vulnerabilidades, resulta  mejor cuando todos se mueven juntos.

2.- Enseñar al equipo las habilidades prácticas para que la escucha sea una aliada. Las técnicas empleadas para ello pueden incluir:

a).- Centrarse en la escucha y tomar la decisión de que escuchar a los demás es nuestra tarea más importante.

b).- Mostrar curiosidad por lo que los demás están diciendo.

c).- Expresar interés y preocupación por sus pensamientos y sentimientos para mostrar empatía.

d).- Repetir sus palabras para demostrar que las hemos escuchado.

e).- Parafrasear para mostrar que las hemos entendido.

Podemos comenzar definiendo que la escucha es un aliado y mostrando a nuestro equipo algunas de las habilidades involucradas, incluyendo la curiosidad, la imitación, el parafraseas y el comprobar que se ha entendido lo que queremos decir. Luego practicar estas habilidades en situaciones poco complicadas y ejercer de modelo frecuentemente. Con el tiempo se habrá creado la confianza y fluidez necesarias y se podrá utilizar la escucha como aliada en conversaciones  más complicadas.

3.- Cosechar las recompensas mientras continuamos mejorando. Si el equipo práctica las técnicas de escucha se crea una cultura de confianza y seguridad. Esto implica que las personas estarán más dispuestas a expresar sus preocupaciones, compartir sus ideas y conectar con sus equipos. Con este nivel de apertura se obtendrán mejores soluciones y mayor productividad. También que el equipo es más resiliente por lo que cuando surjan conflictos y desafíos se podrán superar con mayor facilidad y seguir delante de una manera más duradera.

La escucha es una competencia que deben dominar los líderes y deben practicarla, asumirla y ser modelo de ella si queremos que los equipos se abran y sus miembros se escuchen unos a otros.

Publicado en Hablemos de Liderazgo. Post original aquí04.

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Trabajo en equipo y decisiones irracionales. Victimas del groupthink.

Por Alexis Codina

Un equipo de gente brillante puede tomar las peores decisiones, y sentirse tranquilo…- Irving Janis.

Cuando se reúne un grupo de personas inteligentes en una organización, se sienten invulnerables y tienden a la estupidez colectiva..-Karl Albrecht.

No estoy hecho para el trabajo en equipo, ni siquiera en pareja.- Einstein.

El trabajo en equipo se ha hecho muy popular en la bibliografía sobre temas gerenciales en los últimos años. Se le dedican numerosos artículos y libros, se proponen nuevos enfoques y técnicas, tiene presencia obligada en las ofertas de programas de desarrollo directivo y aparece en cualquier listado de habilidades gerenciales fundamentales que se consulte.

Lo que prevalece en la mayoría de los trabajos es la exaltación de sus virtudes. Se presenta como la panacea (medicamento eficaz para todas las enfermedades, según el diccionario Larousse) del trabajo directivo. Su lógica es muy convincente varias cabezas producen más que una, propicia la generación de sinergia (2+2=5), además promueve la participación en las decisiones y, con esto, se generan mayores niveles de compromiso, plantean los especialistas.

Las referencias a importantes investigaciones y trabajos que demuestran que no siempre el trabajo en equipo produce las mejores decisiones virtualmente han desaparecido. Al parecer han quedado en el baúl de los recuerdos de cosas superadas. No obstante, resulta conveniente rescatar los resultados de algunos de esos trabajos, al menos para evitar que se presenten situaciones que nos sorprendan ante resultados negativos no esperados. Recordemos que el hombre es el único animal que tropieza varias veces con la misma piedra.

Algunas desventajas que se señalan al trabajo en grupo (equipo).

Aunque no son frecuentes, en textos utilizados en la enseñanza de la administración, cuando se aborda el tema de los grupos, comites y equipos, algunos autores incluyen un epígrafe sobre Desventajas de la solución de problemas en grupo. En el caso de Stoner, menciona las siguientes:

  1. El grupo tiende a ser demasiado rápido en la limitación de las alternativas que considera, tienden a enfocar las soluciones más tradicionales o las que se presenten con más habilidad.
  2. Los grupos tienden a ser dominados por líderes formales o informales que quizá no tienen buenas habilidades para resolver problemas.
  3. Los miembros del grupo algunas veces se sienten víctimas del criterio de grupo- la tendencia a conformarse a los juicios del grupo, sin sentido crítico, aun cuando estos juicios impliquen claros riesgos.
  4. Como la decisión se tomó en el grupo, los miembros sienten menos responsabilidad individual con las consecuencias de la decisión.

En el texto de Robbins, se presenta un resumen del trabajo La Tiranía de la Ideología del equipo, donde Sinclair plantea Las creencias acerca del beneficio de los equipos han logrado un lugar incuestionable en el estudio de las organizaciones. Pero, los equipos no son la panacea. Echemos un vistazo crítico a las cuatro suposiciones que parecen fundamentar esta ideología de los equipos. Las suposiciones que se cuestiona Sinclair son las siguientes.

  1. Los equipos maduros están orientados a las tareas y han minimizado exitosamente las influencias negativas de otras fuerzas del grupo. Sinclair: Los equipos de tarea todavía experimentan un comportamiento contra las tareas, y en realidad tienen mucho en común con otros tipos de grupo. Por ejemplo, sufren desacuerdos internos acerca de las tareas y resultados, baja participación y apatía de grupo.
  2. Las metas individuales, de grupo y organizacionales pueden ser todas integradas en las metas comunes del equipo. Sinclair: En contra de lo que los defensores de los equipos suponen, la gente no está motivada simplemente por la sociabilidad y autorrealización que supuestamente ofrecen los equipos de trabajo. Muchos sufren a causa de la competitividad, el conflicto y la hostilidad. Es raro que los miembros del equipo se apoyen mutuamente, cuando se trata de ideas y temas difíciles. La evidencia sugiere que los individuos experimentan tensión sustancial y continúa como miembros del equipo. Ciertos tipos de trabajadores y puestos se adaptan mejor en situaciones de trabajo solitario y nunca se desempeñan bien en un equipo. Para la persona tenaz, competitiva, que se nutre del logro individual, el equipo probablemente producirá tan sólo frustración y tensión.
  3. El liderazgo participativo y compartido es siempre eficaz. Sinclair: La ideología del equipo simplifica en exceso el requerimiento de liderazgo. Minimiza la importancia del liderazgo al sugerir que los equipos de alto rendimiento pueden dispensar o ignorar los asuntos del liderazgo. Supone que el componente del equipo con una meta común, une toda la acción del equipo y, por tanto, reduce la necesidad del liderazgo. Sin embargo, la abdicación del liderazgo puede paralizar los equipos.
  4. El ambiente de equipo expulsa las fuerzas subversivas de la política, el poder y el conflicto que apartan a los grupos de hacer eficientemente su trabajo. Sinclair: Las recetas para equipos eficaces califican a estos de acuerdo con la calidad de la toma de decisiones, la comunicación, la cohesión, aceptación de las metas, de puntos de vista de minorías y otros objetivos. Tales recetas traicionan el hecho de que los equipos están formados por gente con intereses propios que están preparadas para negociar, recompensar a los favoritos, castigar a los enemigos e involucrarse en comportamientos similares para hacer favorecer sus intereses. El resultado es que los equipos resultan entidades políticas, donde los miembros participan en juegos de poder y se involucran en conflictos. Ni el entrenamiento ni las acciones organizacionales alterarán la naturaleza política intrínseca de los equipos.

El argumento de la ideología del equipo, con la bandera de beneficios para todos, ignora el hecho de que los equipos son utilizados a menudo para camuflar la coerción, bajo la pretensión de mantener la cohesión; esconder el conflicto, bajo la máscara del consenso; transformar la conformidad en algo semejante a la creatividad; demorar la acción en el supuesto interés de consultar; legitimar la carencia de liderazgo y disfrazar los argumentos oportunos y las agendas personales, concluye Sinclair.

Victimas del Groupthink.

De las investigaciones que pueden consultarse sobre resultados negativos del trabajo en equipo una de las más consistentes y que, en su momento, tuvo una repercusión importante no sólo entre especialistas de temas gerenciales, sino también en medios políticos y diplomáticos, es la realizada por Irving Janis, profesor emérito de Comportamiento Organizacional de varias universidades, que se publicó por primera vez en 1971 con el título Víctimas del Groupthink. Sus resultados también se presentan en un video de 22 minutos titulado Dinámica de grupos, preparado para su utilización en programas de formación de equipos directivos.

Janis investigó procesos de decisiones estratégicas de política exterior en EEUU que resultaron fracasos, por graves errores en decisiones de equipos, según concluyó. Con un acceso amplio a documentos clasificados y entrevistas a algunos de los participantes analizó: el ataque imprevisto de los japoneses a Pearl Harbor en 1941 (el Almirante Kimmel, jefe de las tropas, había sido previamente informado); la invasión de Corea en 1956; la fallida invasión de Bahía de Cochinos (Playa Girón) en Cuba en 1961 y la escalada de la guerra en Viet-Nam.

Todas estas decisiones-plantea Janis-se tomaron por equipos de personas altamente preparadas e inteligentes. Probablemente el coeficiente de inteligencia más bajo de los que decidieron la invasión a Cuba superaba los 140 puntos, muy superior a la media de cualquier otro grupo. Entre los participantes de esta decisión estaban Robert Mc Namara (Secretario de Defensa, había sido Presidente de la Ford y, en años posteriores, Presidente del Banco Mundial); Dean Rusk (Secretario de Estado), Allan Dulles (Jefe de la CIA), Arthur Schlesinger, y el propio J.F. Kennedy. Considerados el think tank de gente más brillante que haya pasado por la Casa Blanca.

¿Qué fue lo que falló?– se preguntó Janis en su investigación. Mi conclusión– se respondió-después de estudiar cientos de documentos relevantes, informes históricos de reuniones formales, así como de conversaciones informales entre sus miembros es que, los grupos que cometieron estos errores, fueron víctimas de lo que yo llamo el groupthink.

En cada proceso estudiado Janis se sorprendió de descubrir fenómenos típicos de conformidad social; presión social de grupo, ilusiones compartidas, entre otros problemas que había identificado en investigaciones con otros grupos.

Un resumen de los ocho síntomas del groupthink (pensamiento de grupo) que describe Janis en su trabajo se presentan a continuación, con algunos de sus comentarios sobre evidencias de sus conclusiones.

  1. Ilusión de Invulnerabilidad. Los miembros del grupo sienten una superioridad intelectual por sus éxitos anteriores, con un sentimiento de seguridad que los lleva a ignorar situaciones de peligro, y a sobrevalorar sus posibilidades. Cuando el grupo asesor de Kennedy aceptó el Plan de Bahía de Cochinos que preparó la CIA operó la falsa asunción de que podrían mantener en secreto la responsabilidad de EEUU en la invasión a Cuba lo que tenía el peligro de generar el repudio internacional contra EEUU. Igual error cometió el equipo que asesoró al Presidente L.B.Johnson en la escalada de la guerra en Viet-Nam.. plantea Janis.
  2. Racionalización. Los miembros del grupo racionalizan las amenazas para propiciar un consenso. Según Janis, expertos externos al grupo que asesoró al Pdte. L.B Johnson en la escalada de la guerra en Viet-Nam alertaron de la complejidad de esas acciones y de la resistencia que encontrarían las tropas de EEUU. Sin embargo, en 1964, basados en la superioridad tecnológica de su armamento, los asesores plantearon que seis semanas de bombardeos aéreos persuadirían a Viet-Nam del Norte para que firmara la paz.
  3. Ilusión de moralidad. Creencia fuerte en la moralidad de sus miembros y, por tanto, en la imposibilidad de que tomen malas decisiones. Esto inclina a sus miembros a ignorar las consecuencias éticas y morales de sus decisiones. En el Plan de la invasión a Cuba, un miembro del equipo envió un memo a Kennedy con objeciones sobre las consecuencias éticas de esta acción, los miembros restantes se sintieron cuestionados moralmente, comenta Janis.
  4. Estereotipos compartidos. Desestiman información que no coincida con sus criterios desacreditándose la fuente. El equipo de asesores de Kennedy partió de la creencia de que la fuerza aérea del Premier Fidel Castro sería muy inefectiva, que los obsoletos B-26 no soportarían el ataque aéreo previo a la invasión. También creyeron que el ejército de Castro era muy débil, que el grupo de la brigada del exilio podría establecer una cabeza de playa bien protegida (que permitiera rápidamente solicitar el apoyo directo de EEUU al nuevo gobierno). Además, creyeron que Castro no tendría gente suficiente para sofocar un posible levantamiento interno que apoyara la invasión. Las tres creencias estaban erradas, concluyó Janis.
  5. Presiones directas. Se aplican sanciones de algún tipo (críticas, cuestionamientos de autoridad, otras) a los miembros que expresen dudas o reclamen la validación de argumentos que apoyen alternativas diferentes a los favorecidos por la mayoría. El Presidente Kennedy era más activo que nadie haciendo preguntas escépticas durante las reuniones de análisis del Plan de la CIA para la Bahía de Cochinos. Pero permitía a los representantes de la CIA dominar la discusión, que refutaran cada tentativa de duda de los otros, en lugar de preguntar si alguien compartía esa duda o quería adentrarse en las preocupaciones que fueran apareciendo. En la reunión más crucial, cuando preguntó a cada uno su voto a favor o en contra del Plan, no le preguntó a Schlesinger, con el que era conocido tenía serias discrepancias Cuando un miembro del grupo del Presidente Jonhson empezó a expresar dudas sobre el Plan de Escalamiento de la guerra en Viet-Nam, el grupo empezó a ejercer sutiles presiones para domesticarlo. No podía comentar con otros sus dudas, y sus críticas debían limitarse a determinados aspectos aprobados por el grupo. En una ocasión, cuando llegó un discrepante a la reunión con Johnson, este lo recibió con un saludo: Bueno, llegó Mr. Stop a los bombardeos.
  6. Autocensura. Los miembros tratan de evitar desviarse de lo que parece ser el consenso del grupo, silencian sus dudas, minimizan la importancia de sus discrepancias y evitan confrontaciones. Schlesinger no vaciló en presentarle al Presidente Kennedy por escrito sus objeciones al Plan de Bahía de Cochinos. Pero evitó discusiones dentro del grupo. Meses después del fracaso de la invasión se lamentó de no promover una discusión de sus criterios dentro del grupo, acota Janis.
  7. Ilusión de unanimidad. Concluyen que se ha llegado a la unanimidad cuando la mayoría de los que intervinieron favorecen una alternativa. Este síntoma está influído por lo que Janis llama la autocensura. Asumen que los que mantienen silencio están totalmente de acuerdo. En el caso del fracaso de la invasión a Cuba resultó doloroso para los miembros del grupo descubrir los desacuerdos internos que existían en el grupo. La ilusión del consenso se mantuvo porque muchos de sus miembros no revelaron, ni discutieron, sus discrepancias.
  8. Cuidado del pensamiento. Protegen al líder y a algunos de sus miembros de información adversa que pueda romper la complacencia a la que han arribado. En una actividad festiva, Robert Kennedy, Fiscal General y hermano del Presidente, le preguntó a Schlesinger por qué estaba opuesto al Plan de invasión a Cuba, lo escuchó fríamente y le dijo: Ud. puede tener la razón o estar errado, pero el Presidente ya tiene su criterio. No lo empuje en otro rumbo. Ahora es el momento de que todos lo ayuden.

Las referencias a la investigación de Janis son escasas en los textos de Administración, se presentan algunas en los de Comportamiento Organizacional. Afortunadamente, Jandt lo rescató y presenta un comentario amplio en Ganar-Ganar Negociando (1987) y Mainiero-Tromley lo incluyeron en su magnífica selección Developing Managerial Skills in Organizacional Behavior (1989).

Un comentario final necesario.

La investigación de Janis es muy convincente. Los que han trabajado con equipos de elevados niveles intelectuales (profesores universitarios, investigadores, científicos, ejecutivos) tienen evidencias de los comportamientos que identificó Janis como síntomas del groupthink.

No obstante, los procesos de decisión que tomó como objeto de estudio no pueden analizarse solamente en sus aspectos técnicos, omitiendo la ideología de los participantes en estas decisiones que, en última instancia, es lo que determina su comportamiento, su forma de ver el mundo. En tres de los procesos analizados (Corea, Cuba, Viet-Nam) se trató de invasiones y bombardeos a poblaciones. El propio Janis reconoce que, en todos los casos, se manejaron idénticos argumentos: 1-Luchar contra algo malo; 2-Llevar la libertad y la democracia a otros rincones del mundo; 3-Las fuerzas invasoras serían bien recibidas.

Mintzberg hace un análisis más consecuente de estos procesos de decisión. En Acoplamiento del análisis y la intuición en la dirección, comenta el trabajo de Halberstam Los mejores y más brillantes, que también analizó algunos de los procesos de decisión que investigó Janis, pero llegó a otras conclusiones.

Sobre la agresión a Viet-Nam, Halberstam deja claro que esto no fue un fallo normal del análisis, que realizaron, según expresa: los talentos analíticos norteamericanos más agudos, sacados de los centros de la intelectualidad liberal, que aplicaron las técnicas más modernas a las decisiones no programadas de la Casa Blanca y el resultado fue una guerra mal concebida e inmoral...

Al igual que Janis había hecho unos años antes, Minztberg se preguntó ¿Qué salió mal?. Pero, en lugar de analizar los aspectos técnicos del proceso decisorio, se planteó ¿Pudo ser la incapacidad del análisis para manejar los datos blandos- la expresión de la cara de un campesino frente a un recuento de cadáveres, los deseos del enemigo frente al número de bombas necesarias para deshojar una jungla?.

Para Minztberg, los resultados negativos de esas decisiones son el fruto de un comportamiento ético inmoral, cuando …los objetivos humanitarios, apoyados sólo por los datos blandos, se eliminan de los análisis Mc Namara pidió hechos, un poco de estadísticas que pudiera introducir en un banco de datos, cosas que pudieran tener algún valor, pero es difícil darle valor a una vida humana…, concluyó.

Realmente, las victimas del groupthink no fueron los miembros de los equipos que tomaron esas decisiones, sino los que pagaron las consecuencias de las mismas, entre otros, cuatro millones de muertos y una parte importante de su territorio devastado, en el caso de Viet-Nam.

Janis propuso un conjunto de prácticas y comportamientos que pueden aplicarse por los equipos directivos para evitar los síntomas del groupthink. Con independencia del enfoque tecnocrático con que analizó los procesos de decisión que tomó como objeto de estudio, sus recomendaciones pueden ser útiles para hacer más efectivos y racionales los procesos de decisión. Por su posible interés se presentarán en un trabajo posterior.

Publicado en De Gerencia. Post original aquí.

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¿Qué liderazgo tenemos? Miremos la calidad de los seguidores

por Juan Manuel Parra

Las elecciones no sólo dan muestras sobre liderazgo desde la perspectiva de los candidatos sino también desde el tipo de seguidores que los apoyan. Entre troles y fanáticos, los seguidores fueron grandes protagonistas, por la visibilidad que han adquirido gracias a las redes sociales, aunque lo que vimos no sea una seña necesariamente positiva sobre lo que podemos esperar.

En 2007, la profesora de la Kennedy School of Government, Barbara Kellerman, escribió un interesante libro sobre el tema “Followership”, en el que parte de una evidencia elemental: donde no hay seguidores, no hay liderazgo, siendo el liderazgo un tipo particular de relación en la que existe una asimetría de poder.

Al mirar un líder concreto, es frecuente suponer equivocadamente que todos sus seguidores son iguales. Por ejemplo, asumir que todos los de candidatos de derecha y votantes del “no” en el proceso de paz en Colombia, fueran reducidos a “paracos”, “enemigos de la paz”, “borregos”, “oligarcas” y “fascistas”, así como asumir que todos los candidatos de izquierda y los del “sí” al acuerdo con las FARC, sean reducidos a “aliados del terrorismo”, “guerrilleros”, “mamertos”, etc. Por lo visto en redes sociales, el comportamiento de unos y otros llegó a ser igualmente lamentable, con un matiz: no eran “todos” los de un lado, ni “todos” los del otro, sino unos que en cada lado hacían un ruido desproporcionado.

Por eso Barbara Kellerman sugiere definir a los seguidores según su conducta visible, aunque esto no ayude a definir exactamente quiénes son (efectivamente, como personas somos muchos más que solo lo que hacemos, pero también es verdad que lo que hacemos es una expresión, aunque incompleta, de quiénes somos).

Todos siguen a los líderes en función de sus intereses y motivaciones particulares. Pero, mirando su conducta, los seguidores no siempre actúan como tales; cada vez se perciben como agentes más libres e influyentes, capaces de actuar con autonomía. Por eso pueden cambiar de bando y abandonar al líder en un momento concreto, gracias a las nuevas tecnologías, la dispersión de los poderes, la aparición de nuevos liderazgos de opinión en plataformas diversas y por nuevos patrones culturales y generacionales. Siendo así, ¿cómo clasificarlos?

Kellerman reseña los trabajos de tres reconocidos autores, para construir su propia aproximación al tema. Así, Abraham Zaleznik, mirando el liderazgo corporativo, notaba que los seguidores o los subordinados podían clasificarse según su grado de sumisión y su nivel de actividad frente al líder, lo cual permitiría ver desde los seguidores totalmente pasivos y aislados hasta los estrictos seguidores de las órdenes y los activistas. Kelley, interesado en mirar al “seguidor ejemplar” más que al líder, los analizaba según su grado de independencia y nivel de actividad, para concluir que hay un mejor tipo de seguidor, que es clave para grupos, organizaciones o comunidades exitosos, lo cual se ve en su manera de actuar: de forma inteligente, independiente, valiente y con un fuerte sentido ético. Y Chaleff –también mirando el potencial que tienen como agentes libres- los clasificaba en función de su grado de apoyo al líder y en su capacidad y voluntad para desafiarlo en un momento dado.

La profesora de Harvard desarrolla entonces su propia tipología a partir del “nivel de compromiso”, según la cual los seguidores se mueven entre dos extremos: el que no siente ni hace absolutamente nada y el apasionadamente convencido y profundamente involucrado. Esto porque, al margen del contexto, el grado de participación determina finalmente la naturaleza de la relación entre líderes y seguidores (o entre un directivo y sus colaboradores), fundamental en una época donde priman las competencias blandas, el compromiso con la misión y la cultura interna y formas de motivación cada vez más variadas.

¿En qué grado la gente efectivamente compra lo que los líderes venden? Kellerman clasifica cinco tipos de potenciales seguidores (o contradictores), que aplican igual al país o a la empresa:

  1. Aislados: Totalmente desapegados de la coyuntura; a duras penas saben qué sucede a su alrededor y no averiguan mucho por sus líderes. Este típico abstencionista casi no participa, pasivamente apoyando el status quo. No se interesan porque, quizá por desengaños recurrentes, perciben que no verán mejorías al margen de por quién voten o a quién apoyen en la empresa.
  2. Espectadores: Observan y están enterados de la situación, pero tampoco destacan. Parecen desconectados, pues no se arriesgan a involucrarse, prefiriendo “volar debajo el radar” para evitar que sus intereses se vean amenazados o para esquivar cargas de trabajo que no desean porque no perciben recompensa alguna por su acción.
  3. Participantes: Su compromiso es moderado e impulsado por sus emociones e intereses más que por sus líderes. Son una mayoría muy autónoma, que fácilmente apoya, se aísla o contradice dependiendo de si aprueban o no las ideas y actuaciones de sus líderes o directivos, requiriendo constante convencimiento.
  4. Activistas: Fuertemente a favor (o en contra) de sus líderes u organizaciones, actúan enérgicamente para defenderlos (o deponerlos). Son aliados clave, incluso cercanos al círculo íntimo del líder, pero poco numerosos por la inversión de tiempo y energía que requiere. Su impacto es importante en los anteriores grupos como divulgadores.
  5. Fanáticos: Son poquísimos y aparecen en condiciones casi extremas, siendo un fuerte activo (o gran fuente de peligro). Incondicionales por su lealtad al líder (o su afán de derrocarlo), tienen dedicación absoluta por la causa. Dispuestos a acatar casi ciegamente las órdenes, pagan un alto precio por su conducta poco convencional, pues los vemos continuamente con sus emociones a flor de piel, al punto de no ser buenos puentes al momento de conciliar posiciones o entrar en diálogo con la contraparte.

Dada esta clasificación, ¿qué es un buen seguidor? Según Kellerman, es quien: 1) apoya activamente a un buen líder (a la vez eficaz y ético) o se opone a uno ineficaz y poco ético; 2) invierte tiempo y energía a informarse bien (de manera completa, balanceada y desapasionada) para tener claridad de quién es su líder y qué encarna, y actuando en consecuencia; y 3) hace algo por aportar a su organización o grupo, frenando al mal líder y promoviendo activamente al bueno. En la política, como en la empresa, vale la pena pensar: ¿cómo solemos actuar? Y llegados los momentos retadores y necesitados de transformación, ¿con quiénes podemos y debemos trabajar para mantener la unidad?

Publicado en Semana. Post original aquí.

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El experimento central sobre liderazgo

Por Visi Serrano @UvedeVisi

Una de las primeras y más influyentes investigaciones acerca de los efectos del estilo de liderazgo fue llevada a cabo en 1939 por K. Lewin, R. Lippitt y R. White. El experimento se realizó en un campamento de niños de 10 años, en el que los mandos (monitores) eran adultos.
Los monitores fueron seleccionados y entrenados por los investigadores para ejercer tres estilos diferentes de liderazgo (autoritario, democrático y dimisionario o “laissez-faire”); se trataba de estudiar las consecuencias que cada uno de estos tres estilos producía en el comportamiento de los niños.

Dispusieron tres grupos de niños interaccionando cada uno de ellos con un estilo de liderazgo adulto diferente. El primer bloque de estudios comparaba los resultados entre los esquemas autocrático y democrático de liderazgo. Un segundo bloque incluía estos dos estilos más el de “laissez-faire”, un tipo de liderazgo no directivo comparado con el estilo centrado en el líder (autocrático) y con el centrado en el grupo (democrático)”.

El experimento supuso llevar adelante minuciosos registros de observaciones de las acciones y las repercusiones en cada tipo de grupo. Los niños participaron en grupos conducidos de diversas maneras a los efectos de visualizar el impacto de determinadas acciones según el tipo de liderazgo.
Bajo el liderazgo autocrático, se producía menos iniciativa y mayor agresión (efecto de la frustración) contra los compañeros que en el resto de los  estilos de liderazgo adulto. Los grupos dirigidos democráticamente eran los mejores en estos aspectos y además eran los más preferidos por la mayoría de los niños. Los grupos “laissez-faire” mostraban una carencia en objetivos e insatisfacción que no se daban en los grupos democráticos.
Estas experiencias estimularon otras. Por ejemplo, Serraf (1971) realiza un experimento similar pero con adultos en grupos de trabajo en los que evalúa el grado de satisfacción personal y el grado de satisfacción en relación con el rendimiento ante el trabajo.
De esta investigación se dedujeron las principales características de estos tres estilos de liderazgo:
LIDER AUTORITARIO:

• El poder, representado por la posición de la persona en la estructura de la organización, es siempre utilizado aunque la situación no lo exija.

• Al analizar cualquier problema que surge en la organización, se tiende a buscar “quién es el culpable del error”, en lugar de identificar el problema y su solución adecuada.
• Las políticas, objetivos, programas, normas, etc. se determinan única y exclusivamente en el más alto nivel de la organización.
• La dirección utiliza sistemas de información incompletos, reteniendo datos importantes para el trabajo del empleado, de forma que éste tiene que recurrir constantemente al jefe/a para informarse. Con esta forma de actuación se logra que el jefe/a “lo sepa todo” con respecto al trabajo de los colaboradores/as.
• Las relaciones entre jefe/a y colaboradores/as se basan en que el papel de estos/as últimos/as consiste en apoyar a sus responsables para que puedan realizar su tarea. Esta característica hace que el/la jefe/a se aísle del personal a su cargo y bloquee totalmente la comunicación ascendente.
• La concepción del/de la jefe/a es la de que él/ella tiene a su cargo el control de la conducta de los/las colaboradores/as para lograr los objetivos de la organización.
• En conclusión: en el sistema autoritario de dirección, la responsabilidad es siempre del/de la jefe/a. Él/ella decide las actividades, realiza las asignaciones de trabajo y hace que éstas se cumplan.
LIDER DEMOCRÁTICO:
• El proceso necesario para la resolución de problemas se extiende y se comparte por toda la organización. Se actúa en el momento y donde el fallo se produce, no tratando de buscar el culpable, sino de solucionar el problema creado.
• La unidad básica de la organización es el “grupo deliberativo”, en lugar del individuo; la forma piramidal de la estructura empresarial tradicional, que ponía todo su énfasis en la relación jefe/a-subordinado/a, ha sido desbordada por complejos requerimientos respecto a especialización y competencia, que ha obligado a que sean los pequeños grupos los que constituyan las unidades básicas para la solución de los problemas organizativos. Esta evolución hace que los directores/as tengan que trabajar en equipo con pequeños grupos, obligando así a nuevas actitudes y capacidades.
• La confianza y la necesidad mutua son las fuerzas integradoras de la organización que han venido a sustituir a la “autoridad del puesto”. Esto supone que el clima de la relación jefe/a-colaborador/a se basa en la idea de que el/la jefe/a entiende que su misión, consiste en facilitar al/a la colaborador/a los medios y recursos necesarios para que ambos alcancen los objetivos de la organización.
• Ello implica un reconocimiento de la importancia que tiene en sí misma la tarea del colaborador/a.
• La dirección asume una importante función coordinadora y se convierte en el factor que establece y mantiene la comunicación interna y recíproca entre todos los grupos.
• La dirección alienta y estimula el desarrollo de su personal, que espera y desea poder asumir mayores responsabilidades.
 
LIDER DIMISIONARIO (“laissez-faire”)
• En el modelo dimisionario o permisivo la responsabilidad se distribuye entre los miembros del equipo. El/La líder deja que el grupo actúe como quiera, pero hace que sus miembros sepan, paradójicamente que él/ella siempre está “dispuesto/a” a ayudarles o aconsejarles.
• La actitud de este/a líder oscila entre una aparente total confianza dada al equipo y una suspicacia excesiva de quien siente que puede ser desplazado de su puesto.
• En el ejercicio del poder prevalece el clima de dejadez y desgana, con escasos momentos de explosiones de ira.
• Los/las líderes dimisionarios/as no entran en contacto con el equipo, no dan información a no ser que expresamente se le solicite. En esos casos, su comportamiento es amigable, pero carente de objetivos.
Bibliografía
  • Anzieu, D y Martin, J.Y. (1971) La dinámica de los pequeños grupos, Kapelusz, B.A.
  • Deutsch, M. y Krauss, R.M. ( 1970) Teorías en psicologia social, Paidos, B.A.
  • Schellenberg, James (1978) Los fundadores de la psicología social, Alianza Ed., Madrid.
  • Serraf, Guy (1971) Efectos de los estilos de conducción sobre los grupos de trabajo según la experiencia de Lewin, Lippitt y White, Dinámica de los grupos pequeños, Kapelusz, B.A. agosto 2002
  • Horacio C. Foladori: La concepción del liderazgo en Kurt Lewin

Publicado en Conversando con @UvedeVisi. Post original aquí.

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Teoría de las expectativas de Victor Vroom sobre la motivación

por Maite Nicuesa

Comprender qué es aquello que motiva a los empleados ayuda a comprender mejor al equipo de trabajo. El concepto de motivación no es lineal, ya que cada persona es diferente. Existen distintas teorías que abordan este asunto. Una de ellas es la teoría de las expectativas desarrollada por el profesor de psicología Victor Vroom. ¿Cuál es el mensaje esencial de su planteamiento? Según el punto de vista de este experto, el comportamiento de un profesional en el entorno laboral está condicionado por la expectativa del resultado final.

Cómo influyen las expectativas en el comportamiento

Cada ser humano es libre y, por tanto, tiene la posibilidad de valorar diferentes opciones en un escenario determinado. Sin embargo, la elección de una acción anticipa el deseo del cumplimiento de una expectativa. Por ejemplo, el deseo de una recompensa que parte de la propia creencia de que el esfuerzo produce un buen resultado.

Factores internos de la motivación en el trabajo

¿Cuál es la consecuencia de la aplicación de esta teoría de la motivación a la comprensión del entorno de trabajo? Esta explicación aporta luz a los motivos que alimentan el compromiso y el esfuerzo de los trabajadores que integran esta expectativa de un resultado y una recompensa. Por tanto, aunque en el ámbito corporativo es posible implementar medidas de reconocimiento externo para alimentar la motivación de los empleados, el grado de implicación de cada protagonista también está condicionado por factores internos como sus creencias sobre el esfuerzo y sus expectativas sobre el mismo.

La recompensa es un concepto aplicado en el ámbito de los recursos humanos para alimentar el salario emocional de los profesionales que forman parte del equipo. Sin embargo, más allá de la expectativa que un trabajador tenga sobre el resultado final de una iniciativa, eso no garantiza que se produzca definitivamente.

Publicado en Empresariados.com. Post original aquí.

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Qué es la “teoría del empujón” que le hizo ganar al estadounidense Richard H. Thaler el Nobel de Economía

Richard H. Thaler, ganador del Nobel de Economía 2017

El estadounidense Richard H. Thaler fue premiado con el Nobel de Economía 2017, por “su contribución a la economía conductual”.

Thaler nació en Nueva Jersey, Estados Unidos, en 1945 y es actualmente profesor de ciencias conductuales economía de la Universidad de Chicago Booth.

La economía conductual se encarga de la investigación científica en las tendencias cognitivas y emocionales humanas y sociales para una mejor comprensión de la toma de decisiones económicas.

Este campo también se aplica a la forma como esas decisiones afectan a los precios de mercado, beneficios y a la asignación de recursos.

El economista recibirá US$1,1 millones en concepto del premio. “Intentaré gastarlo de la manera más irracional posible”, dijo el profesor de 72 años.

“Empujón”

Thaler es coautor del best seller mundial Nudge (traducido en español como “Un pequeño empujón: el impulso que necesitas para tomar mejores decisiones sobre salud, dinero y felicidad”), junto con Cass Sunstein (2008), en el que los conceptos de economía conductual fueron utilizados para abordar muchos de los grandes problemas sociales.

El concepto del “nudging” (un término acuñado por Thaler) es la manera de “empujar” a la población a tomar decisiones que las beneficien a largo plazo, algo que tiene influencia tanto en la economía como en la política.

Thaler demostró cómo ese “empujón” puede ayudar a las personas a ejercer un mejor autocontrol para ahorrar de cara a una pensión, por ejemplo, o en otros contextos.

Richard Thaler es actualmente profesor de ciencias conductuales y economía en la Universidad de Chicago Booth, en la imagen.

“La teoría del empujón se basa en una premisa tan simple como que, entre dos opciones, las personas escogen a menudo la que es más fácil sobre la que es más adecuada”, dijo el editor de economía de la BBC, Kamal Ahmed.

“La falta de tiempo para pensar, la costumbre o una mala toma de decisiones hacen que, aunque se nos presente un análisis de datos y hechos (por ejemplo, sobre comida saludable), es probable que sigamos escogiendo la hamburguesa y las patatas fritas”.

Influencia

La teoría del empujón toma en cuenta esto colocando por ejemplo la comida saludable en el estante del supermercado que queda a la altura de la vista de los clientes. Esto “empuja” a la persona a comprarlo por hacerlo más fácil e incrementa las ventas.

Fue tanta la influencia de esta teoría que incluso el ex primer ministro de Reino Unido, David Cameron, creó una “unidad del empujón” en 2010 con oficinas alrededor del mundo para encontrar formas innovadoras de cambiar el comportamiento público.

En 2005 publicó Misbehaving: The Making of Behavioral Economics (“Portándose mal: la creación de la economía conductual”), entre otros libros.

La Real Academia de Ciencias de Suecia declaró que las contribuciones de Thaler “han construido un puente entre los análisis económicos y psicológicos de la toma de decisiones individuales”.

Agregó que gracias a los hallazgos empíricos y las ideas teóricas del economista “se han podido crear nuevos campos de la economía del comportamiento que se está expandiendo rápidamente”.

Y dijo que esto “ha tenido un profundo impacto en muchas áreas de la investigación y política económica“.

Los ganadores del año pasado fueron el economista británico estadounidense Oliver Hart y el finlandés Bengt Holmstrom por su trabajo pionero en la teoría de los contratos, que ayudó a diseñar las pólizas de seguros y se aplica en las áreas salariales.

El Nobel de Economía fue creado por el Banco Central de Suecia “en conmemoración de Alfred Nobel” y fue entregado por primera vez en 1969, a diferencia de las otras categorías, que fueron establecidas en el testamento de Alfred Nobel y otorgadas por primera vez en 1901.

Publicado en BBC Mundo. Post original aquí.

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Algunas causas que explican la mediocridad empresarial

por

Vivimos en una realidad donde se nos habla de excelencia empresarial, cuando lo que vemos día tras día es una mediocridad empresarial galopante. Un mundo disonante con líderes que exaltan y manifiestan un camino a la excelencia, a la disrupción… cuyos comportamientos, y acciones sin embargo evocan unas convergencias y unas igualdades preocupantes. No nos confundamos, en la empresa estamos gobernados y rodeados por Procustos.

Causas que explican la mediocridad empresarial

Éstas son algunas de las causas que explican la mediocridad empresarial.

El principio de Peter

El trabajador más productivo no es siempre el mejor candidato para los puestos de mando. Es lo que explica el Principio de Peter (Laurence J. Peter), que fue probado por el interesante estudio “Promotions and the Peter Principle” de Alan Benson, Danielle Li & Kelly Shue.

Dicho principio explica que en muchas ocasiones, el ascenso se pueda convertir en un camino hacia la incompetencia organizacional: el puesto original pierde a un profesional de máxima competencia, y el puesto gerencial se puede volver incompetente. En lugar de permitir al empleado brillar reconociéndole el éxito, el premio es un caramelo envenenado para el empleado (y un alivio para el que está jerárquicamente en la cúspide).

 

 

 

 

 

 

 

 

La proliferación de los ‘Bozos’ o complejo de Hipersimofobia

Para identificar síntomas avanzados de mediocridad en las empresas es interesante analizar lo que dijo Peter Thiel en Zero to One. Básicamente afirmaba que las organizaciones más disfuncionales eran justo aquellas en las que señalar que se está trabajando se convertía en una mejor estrategia para ascender. No es de extrañar la proliferación en la demanda de soluciones “tecnológicas” hechas por las consultoras de siempre para darle a esos directivos mediocres ese producto que les permita demostrar que se merecen el puesto (no te pierdas este artículo de Eduardo Manchón al respecto).

Sin embargo, se pueden identificar mucho antes los primeros síntomas de la expansión de la mediocridad en las empresas. Steve Jobs con su concepto Bozo, ha ilustrado mucha literatura alrededor de ese concepto, que no deja de ser el “Complejo de Hipersimiofobia”.

Al final, los mediocres imperan hasta que el reto decide que se terminó…. “‘You know who the best managers are? They are the great individual contributors who never ever want to be a manager but decide they have to be a manager because nobody else will do a better job than them”. El líder cree que elige al reto, pero no, antes o después es el reto el que acaba eligiendo al líder.

Síndrome de la Amapola alta

El síndrome de la alta exposición es especialmente cruel con los más competentes y sobresalientes. Los líderes incompetentes, y la propia organización, buscarán cortar aquellas cabezas que sobresalen, igualando por abajo. En general, los mediocres no se atreven a dejar volar demasiado en la organización a aquellos perfiles que sobresalen, no sea que destaquen demasiado, amenazando el status quo de la mediocridad empresarial. Para ello se preocupan muy mucho de dejar claro a los “nuevos”, hasta dónde se puede crecer, y cuáles son los senderos por dónde es peligroso moverse.

Al hacerlo, obligan al excelente a estar encerrado en una jaula. Es el motivo por el que en los colegios los niños con altas capacidades esconden su nivel, llegando incluso a suspender para no sobresalir.

Homogeneidad de pensamiento

Y sobre miedos e inseguridades, otro de los problemas que tienen los mediocres es encontrarse con críticas que siembren dudas. Ocurre mucho que personas y equipos y organizaciones que hablan con la boca grande de diversidad, tratan de expulsar más veces de las que se dice, y siempre bajo el pretexto de la toxicidad, a la diversidad de opinión, en lugar de aprovecharse de todo lo que aporta la afrenta al status quo.

Como decía Einstein, “una velada en donde todos los presentes estén absolutamente de acuerdo es una velada perdida”. Y a pesar de que es un hecho que los empleados díscolos son mejores empleados para la empresa que los serviles, la mediocridad empresarial elige siempre al servil y obediente.

El efecto Dunning Kruger

Lo del fenómeno del mediocre que se cree competente está muy extendido. Esto es un fenómeno conocido como síndrome Dunning-Kruger. Es un sesgo cognitivo, según el cual los individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren de un sentimiento de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas, midiendo incorrectamente su habilidad por encima de lo real. Imagina lo que puede potenciarse este sesgo en un empleado mediocre al ser ascendido.

La elusión de la responsabilidad individual

En 2019, la fundación BBVA publicaba el estudio Internacional de Valores y actitudes en Europa acerca de la esfera pública. En uno de los apartados se mide el rol que se atribuye al Estado en asegurar las condiciones de vida digna de los ciudadanos respecto al propio ciudadano (responsabilidad individual). El clásico, “he suspendido” vs “el profe me tiene manía”.

De acuerdo a esto, sólo el 20% de españoles (o el 29% de italianos), consideraban que es cada persona la que debe ser responsable principal de asegurar su propio nivel de vida digno.

La servidumbre al estado es una corriente muy implantada en Europa, (una de las causas por las que creo que China y USA están cada día más lejos) y se basa en una premisa fundamental: el estado paternalista, un ente que debe resolver mis problemas, en lugar de favorecer un entorno para que yo pueda desarrollarme. Lejos de alejarse de esta forma de enfocar el desarrollo de los trabajadores, las empresas están favoreciendo ese paisanaje de empresas paternalistas, generando un mindset en el que ilusoriamente se piensa que los problemas de uno, los debe resolver el otro, y la consecuencia es clara, empleados mediocres, INDOLENTES e IRRESPONSABLES. Y económicamente las derivadas son claras…

Yo soy de la opinión de Charles Dickens: “en todas las cosas debe el hombre confiar más en su propia actividad que en la ajena.” Lo contrario es un mindset que acerca peligrosamente al individuo a una senda de servidumbre para con el estado.

En la empresa, esta actitud también existe. No son pocos los empleado que evitan asumir responsabilidades y que consideran que es la empresa la que debe garantizarle su nivel de vida, su formación, y su estatus, pase lo que pase. Y es lógico, el sistema laboral en España es un sistema paternalista donde los empleados suelen considerar que la empresa les paga poco, aunque a su vez, parecen obviar que la gran mayoría de su Seguridad Social la paga la empresa.

Este caldo de cultivo genera una absoluta dependencia al puesto de trabajo, un incentivo perverso a la rotación y favorable a permanecer en la empresa, haciendo que por una mera cuestión de coste-beneficio, se tienda a favorecer que sea la empresa la que deba asegurar el sustento económico de cada trabajador.


¿Cómo atajar la mediocridad empresarial?

La verdad es que el camino es complejo, y el reto mayúsculo. Habrá quién diga que haciendo del I+D+i una parte intrínseca de la cultura de la empresa puede lograr esquivar la mediocridad… pero seamos honestos, eso es tremendamente difícil. Los procustos son un ejército con más armas que nunca (redes sociales y cámaras de eco) para no sólo opinar, sino decidir.

Ya lo dice Alain Deneault: “Los mediocres se organizarán para adularse unos a otros, se asegurarán de devolverse los favores e irán cimentando el poder de un clan que irá creciendo atrayendo a sus semejantes”. Y no lo olvidemos, si los mediocres medran, gobiernan y dirigen la actividad empresarial, la solución de cada problema tendrá efectos negativos multiplicados.

Tal vez la única manera de salir de un mundo lleno de Damastes sea construirse un entorno donde minimices la dependencia de procustos, evitando así que no te igualen por abajo. ¿Qué opinas tú?

 

 

 

Publicado en makertan. Post original aquí.

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