Feel Good Management: Felicidad y productividad para tu organización

Por Héctor M. Meza

Qué es Feel Good Management y cómo lograr la satisfacción, compromiso del empleado y bienestar en el lugar de trabajo.

Feel Good manager” ¿Habías escuchado alguna vez este término? Yo sí, aunque jamás había tenido la oportunidad de conocer a alguien que viviera de ello. Sí, así me sucedió hace un tiempo cuando me encontré con Carina, una ex alumna mía quien trabaja como especialista de Feel Good Management para una compañía con oficinas en Colonia, Alemania.

Recuerdo cuando me topé con ella aquí en Ciudad de México, y le pregunté: “¿En dónde estás? ¿A qué te dedicas?”, y me respondió: “En Alemania, vivo de hacer feliz a los demás”. Fue entonces cuando parte de nuestra conversación giró en torno a este interesante tema del que hoy quiero compartirte un poco.

Siempre se ha considerado, de alguna u otra manera, que un colaborador que se siente feliz en su trabajo es un colaborador productivo y competitivo. Esto es algo sencillo de entender, pues una compañía crece cuando sus colaboradores se sienten plenos ya que esto los hace mucho más productivos. Sin embargo, en los últimos años, esto que parecía ser sólo sentido común, está tomando mayor fuerza en las organizaciones a nivel mundial.

Diversos estudios han demostrado que tener colaboradores felices eleva la productividad y los niveles de rentabilidad del negocio; es decir, la felicidad en el lugar de trabajo es un elemento que contribuye para que la compañía obtenga mayores ingresos. De acuerdo con estudio en 2023 de Workest, el 69% de los empleados considera tener un mejor rendimiento cuando se sienten valorados y cómodos en un trabajo. Los colaboradores felices presentan mayor energía y dinamismo, lo que resulta en mayor eficiencia y productividad para las empresas.

De acuerdo con Frederick Herzberg, una de las figuras más destacadas de la psicología organizacional, el Homo faber (el hombre que hace o fabrica) se caracteriza por dos tipos de necesidades que afectan de manera diversa su comportamiento humano: Factores higiénicos o extrínsecos (relacionados con la insatisfacción y que están fuera de su control) y los Factores motivacionales o factores intrínsecos (relacionados con la satisfacción en el cargo y que están bajo su control). El Feel Good Management se vincula con los segundos, pues se relaciona con los sentimientos, el crecimiento y desarrollo personal, el reconocimiento profesional y las necesidades de autorrealización.

Generar un ambiente de felicidad en las empresas se está convirtiendo en una necesidad; pero ¿cómo crear ese clima cuando por sí misma la felicidad es un concepto etéreo, personal y subjetivo? Ante esta situación, ha tomado fuerza el llamado Feel Good Management, una práctica de gestión organizacional surgida en Alemania y que se está extendiendo a otras partes del mundo, cuyo objetivo es la búsqueda, consecución y mantenimiento de un ambiente de trabajo saludable de manera estructurada y sistemática, con el fin de lograr el bienestar de los empleados en su jornada laboral.

En el contexto actual, la pandemia generó cambios significativos en el mundo laboral, donde muchas empresas se adaptaron a nuevas formas de trabajo que involucran nuevos retos y desafíos, en el que toda fuente de productividad y competitividad necesita ser capitalizada.

Transformando el ambiente laboral y aumentando la productividad   

Aquí te presentamos algunas razones por las que deberías considerar implementar estas prácticas de bienestar en la gestión organizacional:

Creatividad e innovación. La innovación y creatividad son dos elementos fundamentales para todo negocio, ya que permiten desarrollar procesos, servicios y productos que se pueden convertir en diferenciadores de tu compañía. En tu rol como CEO y líder de la organización necesitas impulsar o incluso “forzar” a tus colaboradores a volverse innovadores y creativos; promoviendo la investigación y el aprendizaje, para crear un ambiente laboral donde tus colaboradores se sientan con la confianza y capacidad de sugerir las implementaciones necesarias, resultado de su constante aprendizaje.

Felicidad y Motivación. Las oficinas, de manera especial, se distinguen por ser lugares sobrios donde existe un ambiente de silencio y seriedad. Hasta hace algunos años, ni quien pensara en decir que la oficina es un lugar en el que también nos podemos sentir felices. Hoy, este escenario está cambiando gracias a líderes de negocios que promueven técnicas para el manejo del estrés y la relajación con el fin de incrementar la productividad, mejorar el estado de ánimo y el clima laboral. ¿Has puesto a cantar a tus colaboradores o a escuchar música positiva por lo menos tres minutos antes de una pesada reunión de trabajo? Si no lo has hecho, inténtalo… es una buena manera de romper el hielo… ya verás los buenos resultados.

Espíritu de equipo. Sabes los extraordinarios resultados que tu compañía puede lograr con un buen trabajo en equipo; de hecho, se puede decir que el trabajo en equipo es básico en una organización, pues si cada quien hace lo que le toca, y lo hace bien, hará caminar bien el negocio. Tu reto es eliminar las actitudes individualistas con las que tus colaboradores, más que sincronizar ideas, se ponen a competir. Por ello, necesitas impulsar la convergencia de ideas, la discusión sana, la colaboración; así lograrás transformar a los “yo” en los “nosotros”.

Construye lealtad. Contrario a lo que sucedía hace algunos años, hoy el dinero no es la única fuente de motivación para los colaboradores. Hoy, existen otras motivaciones que hacen a un colaborador “ponerse la camiseta”, como creer en la Propuesta de Valor de la compañía, coincidir con los valores hacia los stakeholders, el gusto por lo que hace, sentirse necesitado e importante para la compañía, entre otras que seguramente tú habrás notado en tu propia organización. Dime, ¿quién no quiere tener colaboradores leales que estén dispuestos a estar en las buenas y en las malas?

Vayan juntos hacia el éxito. Empleados felices, con un buen balance de vida, son vitales para el éxito de tu compañía. La razón es sencilla: estas acciones ayudan a tus colaboradores a alcanzar sus más altos niveles de desempeño y productividad al orientarlos para establecer metas y buscar los medios para alcanzarlas. Lo mejor que puedes hacer como su CEO, es caminar con ellos y enseñarles hacia dónde y cómo deben avanzar para llegar a sus metas, que también son las metas de la organización.

De acuerdo con Informe Mundial sobre la Felicidad 2023, elaborado por la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible (RSDS) de la ONU,  México se ubica en el lugar 36 de 109 países, lo que puede indicar que para los mexicanos es importante este tema en la vida cotidiana; así que por qué no capitalizar este escenario y trasladarlo al ámbito de tu organización para aprovechar sus beneficios.

Mahatma Gandhi, uno de los grandes líderes espirituales que ha tenido la humanidad, dijo: «La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía». Así que no te pierdas la oportunidad de conocer más acerca del Feel Good Management o gestión en el bienestar de trabajo, y si te convence, adóptalo, practícalo y promuévelo. Te puedo asegurar que al valorizar el activo más importante que tienes, tus colaboradores, fortalecerás la cultura empresarial de tu negocio.

Algo que debes tener presente es que una compañía que busca tener colaboradores felices necesita, ante todo, de un líder feliz, capaz de contagiar su buen ánimooptimismo, mentalidad, y lograr que esto permee en la cultura corporativa. Si tú no estás completamente convencido de esta idea, jamás lograrás convencer a los demás.

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Huir de la estructura jerárquica en la empresa

por Juan Silva

El organigrama tradicional en las empresas representa aún el modelo organizativo más común, aunque los tiempos están cambiando, ya que cada vez más empresas están apostando por adoptar un modelo organizativo lineal.

Las ventajas de adoptar este cambio representan una gran oportunidad para tu empresa y para ti como profesional que tiene la función de optimizar la estructura y la productividad a nivel interno. A continuación te pasamos a detallar las ventajas de este tipo de estructura organizacional de una empresa donde todos tus empleados tienen libertad y autoridad en la toma de decisiones.

Ventajas de una empresa sin jerarquías

  • Mejor comunicación entre los empleados

La reducción de intermediarios provoca que no se ralenticen las comunicaciones y que la interacción sea mucho más fluida.

  • Más agilidad en la toma de decisiones

Al no pasar continuos filtros para que sean aceptadas, las decisiones se toman de una forma mucho más ágil.

  • Identificación con la empresa

En la organización horizontal, tu empleado nota que su trabajo y sus decisiones son importantes para el funcionamiento de la empresa. De esta forma, se refuerza el sentimiento de pertenencia e identificación con tu compañía.

  • Adaptación más rápida a los cambios

La mejor y más rápida comunicación, junto a la adopción de sistemas transversales, permite que tu empresa sea más adaptable a los posibles cambios que se vayan desarrollando.

Adoptar una estructura jerárquica horizontal en tu empresa no se realiza de un día para otro. Si quieres implantar este tipo de organización en tu organigrama, deberá seguir un modelo concreto. A continuación te detallamos los pasos a seguir una vez se ha decidido abordar una variación de esta magnitud.

Cambios para adoptar una estructura jerárquica horizontal

  • Revisar la cultura empresarial

Conocer la cultura actual de la empresa resulta básico para entender la situación inicial de cara a llevar a cabo un cambio organizativo. Una vez lo hayas detectado, deberás analizarlo e introducir nuevos valores culturales a través de un plan de acciones que puede incluir implantar cursos de formación, procesos continuos de evaluación o incluso tener en cuenta los cambios que se apliquen en los nuevos procesos de selección.

  • Nueva forma de evaluar

La valoración única del responsable directo ya no representa la única forma de evaluar para muchas empresas. En el cambio a una organización horizontal, la empresa deberá adoptar un método de evaluación donde se tendrán en cuenta las valoraciones de toda la organización.

  • Plan de carrera profesional

En la organización horizontal, el modelo de plan de carrera vertical desaparece, para dejar paso al plan de carrera de crecimiento profesional. En este nuevo modelo, el empleado va adquiriendo nuevo conocimiento que le aportará valor a él y a la organización.

  • Nuevo crecimiento salarial

La nueva estructura sin jerarquías no tiene en cuenta ni la antigüedad en la compañía ni el crecimiento jerárquico del empleado.

El salario variable gana importancia frente al fijo, para de esta forma relacionar el salario directamente con la consecución de objetivos empresariales y la contribución del empleado.

En conclusión, las ventajas para tu empresa de adoptar una estructura horizontal en las empresas son múltiples. No obstante, para adoptar este cambio tu empresa deberá realizar una valoración interna, empezando por revisar la actual cultura empresarial e introducir los cambios que sean necesarios para que los trabajadores se identifiquen al máximo con tu empresa.

Publicado en HRTrends. Post original aquí.

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8 estrategias efectivas de desarrollo profesional para equipos remotos.

El COVID-19 ha empujado a las empresas a reinventar su enfoque hacia la formación de los empleados y el desarrollo profesional. Si bien persiste la necesidad de crear programas de formación y desarrollo eficaces, quizás incluso más que nunca, llevarlos a cabo de forma remota se ha convertido en un desafío.

El desarrollo profesional es esencial para involucrar y retener a los empleados. Aquí discutiremos algunas estrategias en línea que se pueden aplicar al desarrollo profesional de un equipo remoto.

8 estrategias efectivas de desarrollo profesional para equipos remotos.

Realizar una evaluación de los empleados.

Para ayudar a los empleados con su desarrollo profesional, los gerentes de equipo deben comprender primero sus necesidades, fortalezas, debilidades, potencial y habilidades.

Una herramienta tan simple como un análisis FODA puede ser muy eficaz para realizar esta evaluación. Se puede utilizar de manera eficiente para centrarse en las fortalezas, debilidades, oportunidades (su potencial) y amenazas (es decir, riesgos) de los empleados.

Esta actividad es fácil de hacer – por ejemplo, Creately provee plantillas de análisis FODA en linea – y puede ayudar a los empleados a entenderse mejor a sí mismos y ayudar al gerente a identificar dónde se encuentran en términos de su carrera y su potencial futuro.

Lanzar un programa de tutoría.

Ya sea que el empleado sea el mentor o el aprendiz, tal asociación puede ayudar a avanzar en sus carreras. Crea oportunidades para mejorar las habilidades de comunicación y liderazgo, aprender nuevas perspectivas y crecer en su función.

Establecer metas y expectativas claras.

En función de las lagunas en tu conocimiento o experiencia actual; establece objetivos específicos, alcanzables y medibles para los empleados.

Un plan de desarrollo profesional para equipos remotos es esencial en este paso. Ya que ayuda al gerente a trazar los objetivos a corto y largo plazo de los empleados, y a comprender las experiencias (tanto formales como informales) que necesitan para lograr esos objetivos.

Una visión clara de su trayectoria profesional es una excelente manera de mantener motivados a los empleados.

Además, a medida que establezcas metas, puedes ayudarlos más desarrollando su plan de acción personal que describe los pasos específicos que deben tomar para alcanzar cada hito.

Realiza registros regulares.

Los controles regulares te permiten realizar un seguimiento del progreso de los empleados con sus programas de desarrollo y capacitación y sus objetivos profesionales. También te permiten dar retroalimentación periódica para guiarlos en la dirección correcta y discutir oportunidades para su crecimiento.

  • Para brindar a los empleados las oportunidades ideales de aprendizaje, el gerente debe comprender lo que quieren. La mejor manera de hacer esto es haciendo preguntas que le permitan obtener más información sobre ellos y sus requisitos.
  • Discute tanto los éxitos como los fracasos, sin juzgar. Felicítalos por lo que han logrado hasta ahora y señala los pasos que deben tomar para evitar el fracaso.
  • Incluso si su arduo trabajo no tuvo un resultado positivo, es importante reconocer su esfuerzo. Es más probable que aprendan de su experiencia cuando no se les castiga por sus fracasos.

Para discusiones productivas, confía en las videollamadas, que es lo más parecido a la comunicación en persona que se puede obtener cuando se trabaja de forma remota.

Invierte en los cursos en línea adecuados.

Ahora más que nunca es fácil encontrar y proporcionar la formación que tus empleados necesitan; con numerosos cursos en línea disponibles a precios asequibles. Estos recursos pueden ayudarlos a ampliar sus conocimientos y desarrollar las habilidades que necesitan para su desarrollo profesional.

Si bien pueden completar estos cursos a su propio ritmo, ayúdalos a seleccionar los cursos que mejor se adapten a sus necesidades en función de la evaluación de habilidades realizada anteriormente.

Capacitación en línea en tiempo real.

Esto puede incluir presentaciones; demostraciones de software o herramientas; seminarios web; lecciones o debates en línea; etc. La capacitación en línea en tiempo real a través de videoconferencia te ayuda a guiar a tus empleados a través del material de aprendizaje mientras lo ven; mejorando así el efecto que tiene sobre ellos.

También permite a los empleados presentar cualquier inquietud que puedan tener en el lugar, lo que les permite resolverla de inmediato. Esto abre más oportunidades de aprendizaje.

Reúne y almacena todos los recursos y el material de aprendizaje en una ubicación central que sea fácilmente accesible para los empleados.

Crea más oportunidades de aprendizaje en el trabajo.

Asígnales tareas desafiantes que coincidan con su potencial.

Esto abrirá oportunidades de aprendizaje en el trabajo, al permitirles aprender nuevas habilidades y expandir sus conocimientos mientras realizan sus tareas; con la guía de su gerente o un compañero de trabajo senior.

Dedica tiempo a las revisiones de desempeño ocasionales.

Ya sea que se realicen mensualmente, trimestralmente o anualmente; las revisiones de desempeño tienen mucho que ofrecer en el desarrollo de un empleado. Durante una pandemia como COVID-19, puedes priorizar el refuerzo de la cultura organizacional y sus valores en los empleados remotos sobre la clasificación de su desempeño.

Dadas las circunstancias y las condiciones ambientales físicas, mentales y emocionales en las que operan sus empleados; también es importante mostrar más compasión y empatía.

Ten conversaciones sinceras con personas de bajo rendimiento, sobre los problemas con los que están luchando y ofrece tu consejo sobre cómo superar estos desafíos. Además, asegúrate de reconocer a los de alto desempeño por su esfuerzo y éxitos.

Espero que estas estrategias efectivas de desarrollo profesional para equipos remotos te sean de gran ayuda.

Publicado en Modo Emprendedor. Post original aquí.

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Planeación Financiera para Generar Valor

por Diego Gaitán Amaya

“La planeación financiera no se refiere simplemente a la construcción de un flujo de caja para evaluar la liquidez y definir planes de acción. Los empresarios deben trazar una ruta que promueva la generación de valor y preparar al negocio para reaccionar ante situaciones imprevisibles para no quedar en condiciones de vulnerabilidad.”

Con un panorama global de incertidumbre económica, muchas empresas han visto afectada su relación de ingresos y gastos. La pregunta que surge es ¿En qué deberían enfocarse ahora los empresarios para sostener y hacer sus negocios rentables?

Para entender el contexto general debemos hablar del tamaño de las empresas y el impacto que generan en la sociedad. En América Latina y el Caribe (ALC), el 99,5% de las empresas son micro, pequeñas y medianas (MiPymes), responsables del 25% del PIB y del 60% del empleo de la región según datos de la OECD. 

El problema principal que enfrentan hoy estas empresas es la falta de liquidez, por la disminución de ventas y el incremento en la rotación de su cartera. En consecuencia, precisan disminuir costos de operación o acceder a créditos para cumplir con sus obligaciones.

¿Qué origina estos problemas? La falta de planeación financiera o la poca velocidad para  ajustar sus proyecciones, ya que nadie anticipaba una pandemia.  

La planeación financiera no se refiere simplemente a la construcción de un flujo de caja para evaluar la liquidez y definir planes de acción. Los empresarios deben trazar una ruta que promueva la generación de valor y preparar al negocio para reaccionar ante situaciones imprevisibles para no quedar en condiciones de vulnerabilidad.

Esta capacidad de reacción se deriva principalmente de un análisis de la estructura de costos y gastos, las empresas tienen la responsabilidad de variabilizar sus costos para lograr eficiencias y disminuir riesgos, además acelerar la consecución de puntos de equilibrio.

Hay varias formas de lograr una relación sana entre costos fijos y variables, por ejemplo, estructurar sistemas de comisiones más agresivos para los empleados, incentivando mayores ventas y al mismo tiempo aliviando el flujo dirigido al pago de nóminas cuando los ingresos no tienen un comportamiento tan positivo.

En segundo lugar, buscar eficiencia en inventarios para mantener niveles que permitan responder con rapidez a la demanda , pero que roten de forma frecuente. En ocasiones los empresarios tienden a adquirir materias primas en volumen para optimizar costos, sin embargo, sacrifican el flujo de caja teniendo inventario ineficiente. En la toma de decisiones se le debe dar prioridad al flujo de caja por encima del margen.

Otra alternativa para variabilizar los costos, es aligerar la planta administrativa y concentrar los esfuerzos en la operación. La inversión en tecnología juega un papel importante reemplazando los gastos administrativos.

En las últimas décadas la evaluación de la efectividad de la gestión ha contemplado principalmente estos indicadores: ROI y márgenes de rentabilidad; pero todavía algunas empresas no se han percatado que el valor de las compañías radica en su posibilidad de generar flujo de caja y mantener liquidez. Uno de los objetivos principales de los empresarios para sus modelos financieros es cómo ganar valor a través de la generación de flujos futuros.

Con las problemáticas de falta de liquidez y/o la falta de estrategia en la generación de valor en las compañías, ¿Qué pueden hacer los empresarios para enfrentar la incertidumbre? 

Lo primero es tener una estructura financiera organizada, clara y eficiente que permita la toma de decisiones en tiempo real. Esta recomendación está dirigida principalmente a los directivos que no tienen las cifras claras sobre sus negocios y utilizan los estados financieros exclusivamente para presentarlos ante entes fiscales o a entidades financieras. Las cifras precisas habilitan a los directivos para tomar decisiones acertadas y evitar así convertirse en víctimas de las circunstancias.

Una estructura financiera organizada contempla: flujo de caja, balance general y estado de resultados. 

El flujo de caja mide el nivel de ingresos y egresos de una empresa. Recordemos que el objetivo ahora es mantener liquidez para solventar la reducción de ingresos. Analizar el flujo de caja facilita tomar oportunamente acciones concretas:

 

  • Renegociación de plazo con proveedores, para extender plazos de pago y mantener liquidez. Esta política bien aplicada permite cumplir con las obligaciones y mantener buenas relaciones con los terceros involucrados en la operación.

 

  • Renegociación de plazo con clientes. Las empresas grandes aprovechan su posición dominante en la negociación para financiarse con pequeños proveedores que generalmente cuentan con un flujo de caja apretado, está renegociación es amparada por una nueva ley “ley de pago a plazos justos” que regula  el máximo plazo de pago, lo que permite a las compañías dinamizar su flujo de caja y detectar con más rapidez la cartera de difícil recaudo.

 

  • Disminución de costos es una de las políticas más adoptadas por las empresas durante esta época. La terminación de contratos con proveedores y la disminución de la planta de personal actúan como un acelerador ante la recesión en la economía de la región. Esta política debe ser muy bien evaluada en términos financieros, no únicamente en el corto plazo, sino contemplando escenarios en el mediano y largo plazo, porque el costo de estas medidas puede ser muy alto en estos dos últimos horizontes de tiempo.

 

  • Reducción de costos de créditos reducir tasas de interés y considerar la ampliación de plazo de la deuda con el ánimo de disminuir la exigencia de caja para el pago de obligaciones financieras. Esta opción es oxígeno puro en términos de liquidez.

 

  • Obtención de financiamiento: Empresas con proyecciones financieras post COVID-19, pueden considerar la alternativa de financiamiento que cubra las obligaciones del 2020 y parte del 2021, previendo un periodo de ventas reducidas.

 

Fondo de Reserva: La construcción de un presupuesto para imprevistos y el continuo mantenimiento de este rubro les permitirá a los empresarios tener un margen de maniobra mayor y evitar verse en la necesidad de implementar otro tipo de políticas.

El siguiente paso es hacer una evaluación minuciosa del Balance General para medir la rentabilidad de los activos, evaluar el costo de los pasivos y calcular el crecimiento del patrimonio, esta medición ayuda a los empresarios a entender qué tan bien han realizado su gestión y a identificar oportunidades de mejora.

El Estado de Resultados mide la rentabilidad de las empresas, pero es además una herramienta muy valiosa para analizar la relación de costos y gastos frente a los ingresos y visualizar oportunidades en planeación tributaria que disminuyan la carga fiscal.

Los gobiernos se han visto en la necesidad de tomar medidas para apoyar a las empresas y a la población en condición de vulnerabilidad como consecuencia del COVID-19. El costo de estas medidas lo estaremos pagando en los próximos años, ya se habla de reformas fiscales, por lo que se hace necesario hacer una buena planeación tributaria desde ahora, buscando aprovechar los alivios y evitando pagar de más en los próximos años.

Algunos empresarios suelen pensar que al tener contratado un servicio contable o un contador in house en sus organizaciones tienen todo cubierto en términos fiscales, pero desconocen que hay una gran diferencia entre llevar una contabilidad de registro y hacer una planeación tributaria. La primera registra todos los hechos, la segunda busca entender la historia, las proyecciones financieras y definir una ruta con el ánimo de aprovechar los alivios fiscales que ofrecen los gobiernos.

Todo lo anterior se resume en que los empresarios deben conocer muy bien su estructura financiera para tomar decisiones acertadas que les permitan la construcción de valor en sus organizaciones.

Publicado en Revista Empresarial. Post original aquí.

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Lo que no se mide, no se gestiona

La importancia de los indicadores en los procesos logísticos

“Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”.

Así mencionan las distintas fuentes bibliográficas sobre la importancia de la medición en cualquier tipo de sistema, que hizo Lord Kelvin en una de sus postulaciones. Sin embargo, a pesar de esta recomendación, aún en la actualidad, hay muchos sistemas que no se miden o simplemente que se resta la importancia a la medición.

Para no hablar de sistemas en su uso generalizado, será mejor que nos refiramos a procesos y, particularmente, al proceso logístico. Para acompañar este post, será oportuno realizar las siguientes preguntas: ¿Cuáles son los indicadores clave del proceso logístico? y ¿cuáles indicadores estáis utilizando en tu empresa para medir el proceso logístico? Pero antes de pasar a responder sobre cuáles indicadores serían adecuados controlar, expliquemos la importancia de medir.

Alguna vez hemos perdido un cliente sin saber los motivos. Otras veces notamos que la competencia comienza a ganar participación. En estas ocasiones es cuando comenzamos a preguntarnos qué estamos haciendo mal o qué es lo que la competencia hace mejor que nosotros. Para poder determinar la situación actual de nuestra empresa y poder colocar un objetivo de mejora, será necesario saber en dónde estamos posicionados. La única forma de conocer nuestra situación es por medio de la medición y es por ello que debemos definir cuáles serán los indicadores clave de desempeño (KPI por sus siglas en inglés Key Performance Indicator) de nuestro proceso.

Entre los KPI más importantes de la logística del mundo globalizado y los mercados internacionales, se encuentran los que hacen referencia a la flexibilidad de las operaciones, la adaptabilidad al cambio y la agilidad en el servicio. Obviamente los indicadores financieros, como los que hacen referencia al inventario, al costo del transporte y de almacenaje, continúan siendo parte del cuadro de mando, así como también los referidos a la calidad y satisfacción del cliente.

Una buena combinación de KPI para realizar una adecuada gestión de la supply chain, sería utilizar el concepto de R. Kaplan y E. Norton sobre el Balanced Scorecard (Cuadro de Mando). Estos autores focalizan en cuatro pilares: finanzas, clientes, procesos y personas.

Aplicando estos lineamientos a la logística, en el apartado financiero, una sugerencia de indicadores sería:

  • Working Capital: si bien es un indicador general, sirve para medir el nivel de inventarios desde un punto de vista estratégico. Este indicador puede ir acompañado del índice de rotación del inventario, así como con otros parámetros u poco más técnicos.
  • Costos: en general los costos medidos son los asociados al transporte y al almacenamiento de mercancías o productos. En este caso se deberá elegir aquellos costos que sean más representativos de la actividad de la empresa.

Los KPI relacionados con los clientes se enfocan en el nivel de servicio y en la satisfacción. Para la satisfacción se suelen realizar encuestas con los clientes, pero es un indicador cuya frecuencia de medición es muy baja y no es un buen parámetro para la toma de decisiones inmediata. Indicadores que midan el tiempo de entrega, son más adecuados:

  • Lead time: es el KPI más difundido en los procesos logísticos. Mide el tiempo desde que la orden es colocada por el cliente hasta el momento en que éste recibe el producto o servicio.
  • Takt time: si bien es conocido en los entornos lean, no todas las empresas lo miden. Relaciona la demanda de los clientes con la disponibilidad de tiempo productivo. El takt time lo define el cliente y no el ingeniero o las políticas de la empresa, dado que este tiempo está definido por la demanda y el tiempo disponible para cumplir con dicha demanda.

En lo que respecta a los indicadores de procesos internos, dependen del tipo de actividad de la empresa. Obviamente, estos indicadores al ser más técnicos, son más fáciles de identificar. En los procesos logísticos, generalmente hacen referencia a tiempos y productividades. Si hablamos de una empresa que tiene un servicio de cross-docking y/o picking, por ejemplo, el OEE (Overall Equipment Efficiency o Eficiencia General de los Equipos), es el indicador por excelencia. El OEE permite medir la productividad, la calidad del trabajo y la disponibilidad de los equipamientos utilizados en el proceso.

Para la parte más importante de una empresa, las personas, los indicadores más utilizados corresponden al absentismo, nivel de capacitación, turn over y a aquellos relativos a la seguridad e higiene y al clima laboral.

Para finalizar, cabe retomar las preguntas realizadas al inicio y dejarlas abiertas para la reflexión. La primer pregunta que debemos responder es: ¿Estamos midiendo nuestro proceso logístico? La segunda, ¿estamos utilizando los indicadores adecuados? La última pregunta está orientada a nuestra posición en el mercado: ¿cuál serán nuestros objetivos que harán que nos diferenciemos de la competencia?

Publicado en OBS Business School. Post original aquí.

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“Lo que no se puede medir, no se puede gestionar”

por Simón González de la Riva

¿Cuántas veces hemos leído esta frase? Parece un axioma, algo evidente en sí mismo, que no se puede cuestionar. Sin embargo, ese es el propósito de este post. Quienes trabajan en la empresa privada están acostumbrados a que la jornada diaria esté rodeada de indicadores, KPIs, índices, ratios,… A que, cuando los resultados no acompañan, al menos se intente “medir el desempeño”. A que, cuando los beneficios se esfuman, la reacción de la dirección sea apretar los nudillos con fuerza en las riendas aunque para al menos tener una pequeña sensación de seguridad. ¿Es verdaderamente rentable el tiempo que dedicamos a generar todos esos indicadores, que no son el fenómeno y a menudo no lo representan correctamente? Veamos.   ¿De dónde surge esta afirmación “lo que no se puede medir, no se puede gestionar”? Su origen, hasta donde he podido rastrear, está en una cita de William Pepperell Montague, filósofo estadounidense (1873-1953) de la escuela “nueva realista”:

“De acuerdo con la nueva física, lo que no se puede medir no existe físicamente”

Esto, que parece autoevidente en física (no tengo conocimientos para cuestionarla), sin embargo no es aplicable a las ciencias humanas. La imposibilidad de gestionar lo que no tiene medida parte de un razonamiento básico:

  • Si queremos controlar algo, tenemos que medirlo. No hay otra opción.
  • Para que medir tenga sentido, debe hacerse con un propósito concreto. Por lo general, mejorar nuestros resultados.
  • Para que la medición cumpla con su propósito, debe haber una comparación. Con una meta o marca objetivo, con un momento (cuándo ha de lograrse una mejora), o con otro (referente, modelo o testigo).
  • No basta con registrar el logro o no de la meta; interesa el alcance de la mejora y el análisis de las desviaciones.

La aplicación más radical de las ciencias exactas a las ciencias humanas es la Termoeconomía, que trató de aplicar física y matemáticas a la economía. Y fracasó. Porque siendo el ser humano el objeto de estudio, las valoraciones y las escalas son subjetivas, personales, y están en continua revisión. No crean que afirmo en ciencias sociales no se puede medir nada, o que medir es inútil siempre. Por supuesto que se pueden medir propensiones, tendencias, porcentajes,… Pero la unidad de medida siempre es el individuo y, como en física, al estudiar al individuo hay un principio de incertidumbre. Valga el ejemplo de Brené Brown, investigadora social, que partió del axioma que da título a este post para tras seis años de investigación alcanzar un resultado cualitativo (aquello que nos hace vulnerables es lo que nos hace felices). Tampoco afirmo que toda recolección de datos para la gestión de personas es intrínsecamente inútil. Afirmo que la recolección de datos y su uso para la gestión han de pasar por el tamiz de los incentivos que reciben quienes aportan los datos, quienes los recolectan y procesan, y quienes los valoran y analizan. Y solo después de esa criba podemos hacer una valoración coste-beneficio del propio análisis. Mi propuesta es la siguiente:  cuando gestionamos personas y su comportamiento, lo verdaderamente productivo es gestionar incentivos (los porqués) y no desempeños (los qués). Cuando la alta dirección de la empresa asume y practica unas actitudes, estas se van filtrando por la organización y acaban siendo parte de eso tan etéreo que llamamos “cultura de la organización”. Cuando Rafael del Pino y Moreno, fundador de Ferrovial, encargó la redacción del Manual contra el despilfarro en 1962 estaba reflejando en él sus propias convicciones, que se iban convirtiendo en la cultura de la empresa. Escribía @david_bonilla que “El manual oficial del buen emprendedor” dice que no debes contratar a nadie hasta que duela”, para enfrentarse a esa afirmación y contratar a alguien “en cuanto pueda”. Su visión personal trasciende y se convierte en la cultura. Yo mismo he repetido mil veces en los proyectos en que he participado que “tiene control sobre los costes todo el que tiene a mano un interruptor de la luz“, o que “podemos saber quién es el dueño de la empresa porque es el único que va apagando luces”. Y mi forma de entender la austeridad se impregna en la organización a la que pertenezco. Estas diferentes visiones son solo ejemplos de gestión de inmateriales, independiente de medidas, ratios y KPIs. Del mismo modo se gestionan la marca, la fidelidad… y la desafección. ¿Para qué? Hace muchos años, en la era anterior a las punto com, leí un estudio sobre las empresas con mayor rentabilidad en bolsa (crecimiento del valor de la acción y dividendo repartido), que llegaba a una clara conclusión: Lo único que todas estas empresas tenían en común es la gestión de las personas. Este estudio, recogido en el libro “Ventaja competitiva a través de la gente” (Jeffrey Pfeffer, de la Universidad de Stanford, 1994), detallaba cómo se concretaba esa gestión de personas; a través de un sistema de incentivos: Altos salarios, seguridad laboral, exigencia en el reclutamiento, igualitarismo simbólico, trabajadores que se convierten en accionistas, independencia y capacidad de decisión otorgada a todos los trabajadores, oportunidad y exigencia en la formación, abanicos salariales reducidos, foco en la rentabilidad,… y todo esto de acuerdo con la filosofía declarada de la empresa. Por desgracia no dispongo ya del estudio o del libro, pero sí recuerdo cuál era la compañía más rentable de ese selecto grupo: Southwest Airlines. Esta era, y sigue siendo, la compañía aérea más rentable de Estados Unidos (sí, cosas de números) hasta el punto de que, cuando las pérdidas aparecieron por primera vez, esto se convirtió en noticia. Porque su cultura de empresa, su gestión de lo que no se puede medir, sigue siendo la base de su éxito. Confirmando la importancia de gestionar lo que no se puede medir, hay empresas que están deshaciendo implantaciones de teletrabajo porque detectan que se pierde y diluye la cultura. La cultura real, la que impregna la organización, no las frases bonitas colgadas en la pared de la recepción. La cultura entendida como el sustrato y resultado de los incentivos que la organización o empresa genera sobre todas las personas que tienen algo que ver con ella. En este “juego de los incentivos” las relaciones no son necesariamente jerárquicas ni descendentes; todos creamos y recibimos incentivos hasta el punto de que, a largo plazo, todos tenemos el jefe que nos merecemos. Seguiremos hablando de esto último.

Simón González de la Riva

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Publicado en Sintetia. Post original aquí.

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La falacia de la planificación o por qué empezamos tareas que nunca acabamos

por Miguel Ayuso

A la hora de planificar lo que tardamos en hacer una tarea prima siempre el escenario más optimista, y es algo que provoca infinitos retrasos.

No es fácil estimar cuánto tiempo te llevará completar una tarea dada. / Pixabay

Es uno de los errores más habituales, tanto en la empresa como entre los autónomos. Aceptamos más tareas de las que podemos abarcar, con tiempos que no podemos cumplir, no solo por quedar bien con clientes y jefes, sino también porque somos demasiado optimistas al calcular lo que cuesta concluir una tarea dada.

Esto es un problema gordo a la hora de repartir el trabajo y realizar las entregas convenientemente, lo que tiene un impacto económico directo, pero también sobre la salud del trabajador, que puede llegar a vivir eternamente estresado, trabajando con plazos nada realistas.

Se trata este de un fenómeno bien conocido, y que tiene incluso un nombre entre los estudiosos de la psicología y el ‘management’: la falacia de la planificación.

“Es algo tan profundo [de nuestra naturaleza] que puedes saber sobre ello e, incluso, entender el principio, y seguir cometiéndolo”, explica en ‘The New York Times’ Greg McKeown, autor de ‘Esencialismo’ (Aguilar).

Somos demasiado optimistas

Hay diversas razones que explican el fenómeno. A la hora de planificar lo que tardamos en hacer una tarea prima siempre el escenario más optimista, y no tenemos en cuenta una serie de contratiempos que pueden ocurrir y ocurren –enfermedades, problemas con los proveedores, la aparición de nuevas tareas más urgentes…–, pero, además, solemos hacer una interpretación inadecuada del propio desempeño. En general, valoramos de forma demasiado positiva nuestras propias capacidades.

A esto hay que añadir que el hecho de empezar nuevas tareas funciona como una recompensa en nuestro cerebro, por lo que siempre nos apetece más hacer algo novedoso que terminar lo que ya hemos empezado. Es una de las principales razones por las que tendemos a procrastinar, esto es, a postergar la realización de tareas.

No podemos aceptar cualquier trabajo sin saber cuánto nos va a costar acabarlo. / Pexels

Cuando la consecución de una tarea se retrasa, la emoción que conlleva el inicio de esta se desvanece. Es la pescadilla que se muerde la cola: tendemos a acumular tareas inconclusas, que abandonamos en favor de otras nuevas que no llegamos a completar.

No es fácil romper este círculo vicioso, pero es posible si nos obligamos, de forma sistemática, a calcular el coste real que implica terminar cualquier tarea, incluyendo también las posibles contingencias.

Multiplica por tres

En opinión de McKeown la mejor forma de estimar el tiempo que realmente cuesta finalizar una tarea es multiplicar por tres lo que crees vas a tardar. Por supuesto, hay métodos más sofisticados para realizar la planificación, pero el consultor asegura que, pese a que parezca excesiva, esta regla funciona bien y permite hacer estimaciones realistas sin complicarnos la vida. Además, a diferencia de un retraso, un adelanto siempre es bien recibido por uno mismo y por los clientes.

Esto, sobre todo en el caso de los autónomos, es muy útil para saber qué trabajos merece la pena aceptar y cuáles no, pero una vez que comiences a hacer una tarea dado, es importante realizar un seguimiento para no retrasarse más de la cuenta y, mucho menos, abandonar esta.

En este sentido nuestro mayor enemigo es un perfeccionismo excesivo. El no poder alcanzar el estándar irrazonable que nos fijamos en un principio es la razón principal por la que renunciamos a las cosas. Así que, antes de plantearse el inicio de una tarea, además de pensar cuánto nos va a llevar completarla, debemos definir qué consideramos completarla con éxito. Nadie ganada nada prometiendo resultados poco realistas, algo que lleva a perder tiempo y dinero a todo el mundo y la razón por la que existen siempre sobrecostes y retrasos.

Todos podemos cometer errores cuando realizamos trabajos por primera vez, pero la experiencia nos dará una idea fiable de lo que exige cada actividad, al que es ideal añadir un tiempo extra, pensando en cualquier contratiempo que tengamos que aportar. Esto evita malentendidos y mucha frustración.

Publicado en La Información. Post original aquí.

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La cuarentena hace caer un mito: el teletrabajo mostró que el control no aumenta la productividad

Por Andrea Catalano

Cuando se calcula que hay tres millones de personas teletrabajando, expertos señalaron que la cuarentena hizo replantear bases. El rol de la comunicación

Si hay algo que el coronavirus parece haber dejado claro en el mundo del trabajo es que se cayeron todos los manuales de estrategia, que las restricciones que impone el aislamiento social preventivo y obligatorio obliga a reformular tareas, y que el home office siempre rechazado por las organizaciones -y que hoy está siendo ejercido por más de tres millones de trabajadores en la Argentina- no sólo hizo caer el eje del control sino que está revelando, además, que se está teletrabajando muchísimo.

A un mes del inicio de la cuarentena, estas fueron las conclusiones que se hilaron en una jornada llamada “El cambio llegó ayer. El impacto del COVID-19 en las organizaciones” organizado por la Universidad Austral, y en la que participaron expertos en recursos humanos y en comunicación organizacional.

Allí quedo en evidencia que las empresas debieron implementar nuevas formas de comunicación y gestión en tiempo récord además de plantearse los desafíos a resolver desde los recursos humanos ya no sólo para el día a día actual sino para lo que ocurrirá el día después, cuando se avance hacia la nueva normalidad.

Aquellas empresas que venían trabajando en la gestión del cambio, del tiempo, de la diversidad y de una nueva manera de abordar la escucha fueron las que se encontraron mejor preparadas para esta modalidad de trabajo que debió implementarse de un día para el otro.

También aquellas que venían haciendo un trabajo en la comunicación puertas adentro y afuera de la empresa, no sólo para evaluar el buen clima interno sino también el nivel de relacionamiento con clientes, proveedores, todos aquellos con los que las organizaciones tenían algún tipo de interacción.

Si bien hay un 40% de los trabajadores, es decir, unos 4,8 millones de personas, que no pueden realizar teletrabajo por el tipo de actividad que ejercen, hay otros 3,3 millones que sí están en condiciones de hacerlo, de acuerdo a un informe del CIPPEC que se publicó hace unos días.

Se trata de una cantidad de personas que, de un día para otro, tuvo que acondicionar un hogar no sólo para teletrabajar sino también definir una nueva convivencia en la que tal vez más de una persona hacía home office, y tal vez había uno o más chicos o recibiendo clases también de manera virtual, o que exigían otro tipo de atención por su edad.

“Se cayeron todos los manuales de estrategia. A tal punto que necesitamos compartir lo que nos pasa más que nunca. El home office fue rechazado siempre por las organizaciones y por la alta dirección que, ahora, está viendo, que se trabaja muchísimo por esa vía. Esto no sólo hizo caer la cuestión del control sino que mostró, además, que el control no es la forma de incrementar la productividad de las personas”, aseveró Damián Fernández Pedemonte, director de la Escuela de Posgrados en Comunicación de la Universidad Austral.

El foco en la comunicación

Aunque todavía es prematuro para obtener mediciones sobre el tiempo que está demandando el teletrabajo diario a quienes pueden hacerlo, la percepción generalizada es que se están cumpliendo muchas más horas que las habituales, que cortar se hace difícil o que se reciben mensajes laborales más allá, inclusive, de la cena.

“Esta crisis restringió la acción, más allá de la industria en que se esté. Y también la comunicación. Nadie puede comunicar más allá de este contexto de crisis, es necesario un anclaje permanente en lo que está sucediendo”, expresó, por su parte, Federico Gottfried, director de consultoría de Hauscom.

Esto se debe, en gran parte, a que la demanda de información pasa, justamente, con lo que sucede con el coronavirus en la Argentina y en el mundo. Las decisiones que se toman tanto desde la esfera gubernamental como desde las empresas, en relación con los trabajadores o con los gremios están en relación directa a los efectos que está provocando la cuartena

Para el especialista, esta necesidad de anclaje sobre lo que sucede, más allá de que se trata de una situación transitoria, está barriendo con otros límites en términos de comunicación puesto que ya no es sólo profesional sino que, inevitablemente, se aborda lo personal porque la preocupación es hoy un factor común en el mundo.

“Esta incertidumbre es transitoria. El tema es cómo la atravesamos y qué hacemos después”, siguió y consideró que hoy el objetivo es trabajar sobre el stress de las personas. En ese sentido, señaló que es primordial comunicar seguridad a los empleados porque “si la decisión es que no le voy a pagar más no puedo comunicar más nada”.

En este sentido, consideró que este cuidado de la comunicación, este manejo del estrés operan como “forma de minimizar el riesgo reputacional de la empresa porque el contexto hace que las compañías estén siendo observadas desde todos sus costados”.

Las empresas que ya venían implementando nuevas formas de trabajar, de comunicarse fueron las que mejor pudieron adaptarse a este cambio vertiginoso que se inició desde el 20 de marzo pasado, cuando se inició la cuarentena.

Martín Tomassi, director de recursos humanos de Century Link, una de los carriers de telecomunicaciones globales que opera en la Argentina, destacó que la empresa ya había incursionado en programas de desarrollo, de liderazgo, de metodologías ágiles y SAFe, entre otros programas, que permitieron “tener procesos y herramietnas para enfrentar una pandemia”.

Pero, admitió, “para lo que no estábamos preparados era para pasar de un día para el otro a trabajar todos de manera remota, sea en un contexto familiar o, inclusive, en un contexto de soledad”, alertó.

Tomassi señaló que “cuando la cuarentena se extendió la situación se puso más dura. Entonces el foco cambió pues ahora hay que cuidar a los empleados y a sus familias en paralelo a cómo cuidar el negocio. La comunicación fue, es y será clave para manejarnos en estos contextos”.

Así, en Century Link se implementaron actividades on line para los empleados, desde personal training hasta asistencia psicológica pasando por préstamos para aquellos que tenían alguna dificultad económica e, inclusive, el reconocimiento a aquellos trabajadores que estaban cumpliendo con una tarea de mayor exposición.

“También vimos que los horarios se ampliaron y hubo que ponerle un freno a eso. Se implementaron guías para ordenar las rutinas familiares porque hubo que ayudar a reestructurar una organización hogareña” que nunca había encontrado a todos sus integrantes haciendo lo mismo prácticamente al mismo tiempo.

Esto llevó reformular procesos, reorientar proyectos y a operar con mayor flexibilidad y capacidad “y hcer todo esto en tiempo récord. Pero quedó más claro que nunca que sin las personas las organizaciones no son nada”, sintetizó Tomassi.

Ese RE-planteo general también implicó que las emprsas comenzaran a tomar “gestionar un nuevo tiempo”, sostuvo Fernández Pedemonte. “Hay un tiempo de etas transición que será larga, y habrá actividades que no volverán y otras nuevas que aparecerán”, y detalló que esta nueva etapa se organizará en torno a tres ejes: la alta dirección, los líderes y los equipos.

“La alta dirección busca hoy datos del entorno para pensar en el largo plazo. Los líderes necesitan nueva pautas para encauzar la nueva normalidad para pasar de un 100% home office a un modelo híbrido y los equipos, las personas, deberán ser modularizadas por tiempos, por metas”, explicó.

Todo esto tendrá que ver con la comunicación, con la articulación de equipos en donde habrá que llevarle a la alta dirección el feedback de lo que sucede. “Porque la crisis nos puso a todos en el mismo nivel, estamos más horizontalizados. Y mostró que el control no era la forma de incrementar la productividad”, concluyó.

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Ejecución del plan estratégico: los 4 equilibrios del éxito

Llevar la estrategia a la práctica no es tarea fácil. Nuestros consultores lo saben por experiencia. El éxito de la implementación de todo plan estratégico depende, en gran parte, de encontrar el punto de equilibrio entre las diferentes tensiones que surgen en el momento de llevarlo a cabo. Hablamos de equilibrio entre meta y objetivos a corto plazo; entre autoridad vertical y capacidad de decisión individual; entre capacidades personales y obtención de resultados inmediatos; y entre disciplina y creatividad.

Analicemos cómo afecta al proceso de implementación estratégica cada una de estas tensiones.

1. Meta vs. exigencia a corto plazo

La visión de un futuro mejor es imprescindible para generar en las personas la motivación necesaria para asumir el compromiso y el esfuerzo que todo cambio requiere. Se trata de ofrecer una explicación clara e inspiradora de por qué el cambio es necesario y de los beneficios que tendrá alcanzar la meta marcada. Por su parte, los objetivos a corto y medio plazo proporcionan la orientación necesaria para avanzar en la buena dirección y generan la motivación que hace falta para esforzarse al máximo en el día a día. Pero la una sin los otros o la exigencia a corto sin una meta clara, derivarán con toda seguridad en situaciones indeseadas como la de avanzar sin confianza en llegar al destino deseado o la de no encontrar sentido al esfuerzo requerido.

2. Autoridad vertical vs. capacidad de decisión individual

Cuando los empleados de una organización sienten que pueden tomar decisiones que afectan de forma relevante al proceso de cambio, se produce una energía muy positiva que favorece el compromiso, el esfuerzo y la aportación de ideas. Pero si no existe una coordinación superior, se corre el riesgo de que los distintos departamentos avancen entusiasmados en distintas direcciones. La situación contraria, que sería la de unas instrucciones tan precisas y autoritarias que no dejen margen de decisión a las personas, puede derivar en desmotivación, con las consecuencias de falta de compromiso y falta de esfuerzo. Se hace pues necesario hallar el punto de equilibrio adecuado entre la autoridad vertical y la capacidad de decisión individual que se otorga a los empleados.

3. Desarrollo de capacidades vs. obtención de resultados.

Muchos planes estratégicos incluyen cambios radicales en los modos de trabajo de la organización, planteando durante su implementación la necesidad de desarrollar nuevas capacidades. Pero en ocasiones, la presión por la obtención de resultados a corto plazo es tan intensa que la organización se ve forzada a intentarlo con las capacidades existentes. En este sentido es importante identificar las necesidades y darles la respuesta adecuada, sin perder de vista los resultados que exige el día a día.

4. Disciplina vs. creatividad.

La creatividad forma parte de toda buena estrategia. El miedo a que la disciplina ahogue la creatividad es a menudo la razón por la que algunos directivos deciden dar total libertad a “los creativos”. La creatividad sin límites puede llevar, en el mejor de los casos, a ideas y soluciones totalmente innovadoras que funcionen, pero también se corre el riesgo de caer en el caos. En realidad, creatividad y disciplina no son mutuamente excluyentes, pero esta tensión puede ser la más difícil de poner en equilibrio.

En definitiva: por bien formulada que haya sido una estrategia, sus posibilidades de ser implementada con éxito son escasas si no se tiene en cuenta el equilibrio necesario entre las distintas fuerzas y tensiones que se pondrán en funcionamiento durante su puesta en práctica.

Ejecutar el plan estratégico con éxito requiere encontrar el equilibrio adecuado entre la obtención de resultados a corto plazo y la implementación de los cambios fundamentales que perdurarán en el tiempo.

El acompañamiento de especialistas con experiencia directiva en estos procesos de cambio maximiza las posibilidades de éxito, porque aplican conocimientos y métodos de trabajo probados y la visión experimentada que han adquirido en procesos anteriores en los que ha participado.

Fuente: “Good Strategy Execution Requires Balancing 4 Tensions” artículo de Simon Horan y  Michael Connerty publicado en Harvard Business Review

Publicado en trans}Forma Partnering. Post original aquí.

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Cinco consejos para controlar mejor nuestro cash flow y no morir en el intento

por Diego Lorenzana

Todas las empresas, con independencia de su tamaño y de su sector de actividad, deben tener controlada una serie de variables clave para la correcta gestión de su negocio. Entre ellas, cabe destacar aquellas que tienen que ver con la liquidez de la empresa, un aspecto fundamental para evitar situaciones tan complicadas como puede ser una suspensión de pagos que puede conducir de manera inexorable a una quiebra.

Entre ellas, quizá el indicador más importante en relación con la liquidez es el cash flow. Se trata de una variable que refleja cuál es el flujo actual de cobros y pagos, y que trata de explicar la situación de tesorería actual de cualquier empresa. Dicho de una forma llana, sirve para determinar de cuánto dinero contante y sonante disponemos para pagar a nuestros proveedores, a nuestros empleados, a las administraciones públicas y para acometer inversiones, entre otras muchas cosas.

Y como la actividad cotidiana del negocio no para ni espera por nadie, es fundamental llevar un control lo suficientemente exhaustivo para no tener sustos y operar con mayor tranquilidad. Por ello, mantener un control diario o semanal de nuestra tesorería es esencial. Pero, ¿cómo llevarlo a la práctica? Os dejamos con algunos consejos.

No te olvides de llevar tu cash flow allá donde vayas

Las actuales herramientas permiten llevarnos casi toda la contabilidad de nuestra empresa a cualquier lugar, y monitorizarlo desde nuestro teléfono móvil. Por eso, conviene elaborar hojas de cálculo más o menos complejas y reflejar ahí el estado de nuestro flujo de caja. De esta manera, podremos conocer en todo momento cuál es el estado actual de nuestra tesorería y establecer alertas cuando las cosas no marchen tan bien.

¿Crees que todos los clientes van a pagarte?

Lo más razonable es que todos los clientes paguen sus facturas a tiempo. Sin embargo, existen algunas circunstancias que pueden provocar retrasos en los pagos o incluso impagos. Por esta razón, es conveniente establecer un plan de contingencia por si surgen algunos clientes morosos a través de algún tipo de provisión que reduzca este riesgo.

Controla los costes de tu negocio

Si bien los ingresos de cualquier negocio son variables impredecibles que se escapan al control del negocio, los costes de operación siempre son susceptibles de ser reducidos. Calcula tus costes por áreas y los porcentajes que estos suponen sobre el volumen de tu negocio, estableciendo unos topes para limitar cuántos fondos se van en cada partida para no sobrepasarlos.

Determina tu punto de equilibrio

Desde el punto de vista del cash flowel punto de equilibrio es aquel en el que los ingresos menos los gastos dan como resultado cero. Es importante calcularlo para saber si llegas o no a los requerimientos de cobros que necesitas para mantener un margen con respecto a los pagos con el objetivo de reducir tu estrés de forma significativa.

Controla el periodo de pago a proveedores y de cobro a clientes

El proceso de facturación no termina hasta que no se recibe el cobro de nuestros clientes o se efectúa el pago a proveedores. Para tenerlo bajo control, es recomendable llevar un registro claro de las facturas emitidas y que te han emitido, así como los tiempos de cobro y pago de cada una de ellas, y que esta información esté estructurada de manera clara y visual, estableciendo alertas en caso de que sea necesario.

Publicado en PyMEs y Autónomos. Post original aquí.

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