Según la publicación Business Review, dividir a una organización en microempresas independientes y promover el emprendedurismo son herramientas efectivas para acelerar procesos. Se basó en el modelo Rendanheyi, de la multinacional de electrodomésticos Haier, basada en China
La burocracia es poco querida en el mundo de los negocios. Doug McMillon, CEO de Walmart, dice que es un fenómeno villano; Charlie Munger -vicepresidente de Berkshuire Hathaway- ilustra que sus tentáculos deben ser tratados como el cáncer, y el número uno de JP Morgan Chase, Jamie Dimon, la califica de enfermedad.
Una encuesta de Harvard Business Review, una publicación de la prestigiosa universidad, mostró que dos tercios de los ejecutivos consultados dijeron que sus organizaciones se volvieron más burocráticas en los últimos años. Y, particularmente en los Estados Unidos, la productividad en las compañías ha disminuido su crecimiento: mientras que desde 1948 y hasta 2004 fue de 2,5% anual, desde entonces solo alcanzó el 1,1%. “La burocracia es particularmente virulenta en las grandes empresas, que llegaron a dominar la economía de EE.UU.”, dijeron desde la publicación.
Pero, según Gary Hamel y Michele Zanini -autores del informe-, hay formas de resolverla, especialmente en el entorno digital. “El modelo más prometedor puede encontrarse en una empresa que, a primera vista, no parece ser un niño de la era digital”. Se trata de Haier, de China, actualmente el fabricante de electrodomésticos más grande del mundo, con ingresos por u$s 35.000 millones y 75.000 empleados, 27.000 de los cuales están fuera de ese país.
El modelo de Haier para evitar la burocracia se llama Rendanheyi, una mezcla de caracteres chinos que habla de la estrecha relación entre el valor creado por los clientes y el valor recibido por los empleados.
El primer método es pasar de una compañía monolítica a transformarla en micro empresas, ya que, según los autores, “las grandes corporaciones a menudo consisten en unas pocas empresas dominantes” que las convierten en “vulnerables a competidores no convencionales y la ciegan ante nuevos tipos de oportunidades”. Haier, en contraposición, formó pequeñas organizaciones que “comparten el mismo enfoque para el establecimiento de objetivos, la contratación interna y la coordinación entre unidades”.
En segundo lugar, las metas no deben pensarse sobre lo logrado el año anterior, sino en objetivos principales, basados en estadísticas de un determinado mercado en todo el mundo. Se espera que las empresas que se enfrentan al mercado aumenten sus ingresos y ganancias de cuatro a diez veces más rápido que el promedio de la industria.
Luego, las microempresas pueden contratar servicios de otras firmas internas o de otras organizaciones. “Los altos ejecutivos casi nunca interfieren con las negociaciones internas”, dijeron los autores sobre Haier. Esto desalienta monopolios internos, como recursos humanos, investigación y desarrollo, manufactura, finanzas, tecnología de la información y asuntos legales. También, desalienta la mediocridad. “Los nodos que no ofrecen altos niveles de servicio pierden sus clientes internos”, explicaron.
Para organizar este tipo de disposición, en Haier pasaron de la coordinación de arriba hacia abajo a la colaboración voluntaria y organizaron a las microempresas en plataformas, que en general reúnen a 50 equipos cada una. En sexto lugar los autores recomiendan promover el emprendedorismo a escala dentro de una compañía. Los servicios se desarrollan al “aire libre”, reunió a más de 400.000 solucionadores que opinan de los productos y utiliza crowdsourcing para recopilar información sobre los productos y sufragar los costes de desarrollo.
Por último, Haier busca que sus empleados actúen como dueños.
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Hoy voy a tocar un tema muy espinoso, ambiguo y que genera debates encendidos… pero creo que vale la pena comentar y discutir por su impacto en el futuro de la startup: la sabiduría popular dice que hay que intentar buscar ingresos lo antes posible, algo que yo no creo que sea tan absoluto, ya que depende mucho de cada startup, su modelo de negocio…etc.
Por si hay alguna duda, voy a empezar con una afirmación muy clara sobre lo que opino:
Enfocarse en ser rentable NO siempre es la respuesta correcta
El padre de Y Combinator, Paul Graham, dice en uno de sus ensayos más conocidos: STARTUP=GROWTH, y el abuelo del movimiento Lean Startup, Steve Blank, define una startup así:
Una startup es un experimento diseñado para descubrir un modelo de negocio rentable, repetible y escalable
Y la clave aquí está en las palabras en negrita: no se trata de una empresa ni debe ser gestionada como tal, sino de un experimento donde todavía no conocemos cual es el mejor modelo de negocio para explotar una necesidad de los clientes, lo que implica que lo primero (incluso antes de plantearnos si rentabilidad o crecimiento) SIEMPRE debe ser crear un producto que realmente consiga aportar valor (y por tanto retenga a los usuarios)… pero una vez hecho esto, debemos preocuparnos de la escalabilidad del modelo de negocio (es decir, de su crecimiento).
Es decir, para mi el ciclo correcto en muchos casos (que no siempre) es:
Para poder experimentar y hacer pruebas con tus usuarios y comprobar si perciben valor o no en lo que haces, vas a necesitar un número mínimo de usuarios… pero resiste la tentación y no sigas creciendo una vez alcanzado ese volumen, ya que cualquier gasto en crecimiento antes de haber validado si tu producto realmente aporta valor es un desperdicio.
¿CUÁNDO Y POR QUÉ CENTRARSE EN CRECIMIENTO EN LUGAR DE RENTABILIDAD?
A menudo la motivación sobre si centrarse en crecimiento depende de 3 factores importantes:
¿QUÉ TIPO DE MODELO DE NEGOCIO VAMOS A USAR?
Uno de los criterios base para decidir si centrarnos en crecimiento o monetización es el tipo de modelo de negocio que vamos a ejecutar (freemium, marketplaces o de varios lados…etc.), así como quién es el cliente (B2B, B2C, B2B2C..), el tamaño del mercado, la inversión, la velocidad de los competidores…etc.
Todos estos factores combinados nos dirán si es mejor centrarnos en crecer (modelos con efectos de red como freemium, marketplaces…etc), enfocados a B2C, mercados grandes / o en la rentabilidad (modelos de negocio de venta, negocios enfocados B2B/B2B2C…etc)
¿CUAL ES NUESTRA AMBICIÓN O ESTRATEGIA? Como muchas otras cosas, el qué aspiremos a conseguir y la estrategia a largo plazo de la empresa determinará si es mejor centrarse en crecimiento: El pastel más grande y más interesante no es necesariamente el más fácilmente alcanzable, y normalmente requiere asumir más riesgo y esperar más tiempo… ya que suelen ser modelos de más recorrido/escalabilidad pero a la vez mucho más complejos.
¿CUAL ES NUESTRO OBJETIVO COMO FUNDADORES?
Derivado del punto anterior, al final realmente todo trata sobre nuestra motivación al montar la startup, ya que entre los dos extremos siguientes existen muchos puntos intermedios:
Montar un negocio muy escalable –> tu objetivo es trabajar muy duro durante unos años para no tener que hacerlo más si no quieres.
Crear un negocio de “estilo de vida” –> para poder vivir como deseamos, pasar más tiempo con la familia/amigos y trabajar en lo que nos gusta sin grandes aspiraciones económicas
La decisión sobre si centrarnos en crecimiento o rentabilidad tiene un impacto importante en el futuro de la compañía, ya que en caso de que se opte por crecimiento van a existir unos costes que habrá que pagar… lo que habitualmente implica optar por buscar la inversión de business angels, de fondos de venture capital (algo complicado en España sin ingresos demostrados) o incluso por líneas de prestamos participativos (estilo ENISA, IVACE..etc.).
7 RAZONES POR LAS QUE EL FOCO EN INGRESOS PUEDE SER PELIGROSO
Seguramente llegado este punto muchos todavía sean escépticos con la tesis de este artículo: ¿por qué una cosa o la otra?¿ No podemos intentar crecer y focalizarnos en obtener ingresos a la vez?.
Cada vez se escribe más sobre crecer, growth hacking y demás, pero creo que debemos verlo desde un punto de vista estratégico y centrarnos en lo que a nosotros nos venga mejor: aunque absolutos puros nunca son buenos, y el hacer pruebas de monetización sin duda va a ser útil para validar el modelo de negocio, llegado un punto habrá que tomar una decisión: o ajustamos el modelo para afinar la rentabilidad o para el crecimiento.
Lo importante es escoger una opción u otra, no hay una “mala”, sólo debemos comprender sus implicaciones, ya que incluso los ingresos tienen su lado “malo”:
La gestión de todo el proceso de ingresos requiere recursos y tiempo que no se dedican a la captura de valor y al crecimiento, algo que es mala idea en modelos de negocio muy escalables.
El proceso no es inmediato: invertir en crecimiento no supone que automágicamente se produce éste, sino que habitualmente pasa tiempo (¡hasta un año!) en dar sus frutos
En mercados con pocos competidores o donde se tiene la ventaja de ser el primero es más importante captar la máxima cuota de mercado en lugar de crecer poco a poco y con foco en ingresos
Genera dependencia: como métrica clave de la startup que es, debemos intentar hacerla crecer cada mes (arriba y a la derecha), lo que hace que le dediquemos cada vez más tiempo y atención, creando además, un tipo de “esclavitud” que a la larga nos
Si no estamos en un mercado B2B (más pequeños, con procesos de venta más lentos pero con más volumen por operación) el hecho de focalizarnos en los ingresos puede comprometer nuestro crecimiento y dejar espacio a la competencia
En modelos de negocio donde se producen efectos de red, es decir, en aquellos que cuanto mayor sea la base de usuarios mayor es el valor que reciben (como modelos freemium, marketplaces/varios lados…etc) centrarnos demasiado pronto en la monetización puede reducir la velocidad de crecimiento, y por tanto el valor a los usuarios (lo que a medio plazo dañará los ingresos).
Y la más importante: la pérdida de un un objetivo de ingresos mucho mayor (máximo global) por la búsqueda de resultados a corto plazo de forma más sencilla (máximo local)Estas son algunas de las consideraciones que tenemos que tener en cuenta… pero ojo, la inversión en crecimiento tiene una cara B relacionada con nuestra propia financiación que debemos conocer y aceptar:
Optamos por CRECIMIENTO: El no poner el foco en la rentabilidad desde un principio implica que vamos a necesitar suficiente capital para financiar nuestras pérdidas, hasta que lo invertido realmente empiece a dar frutos
Optamos por RENTABILIDAD: Sin embargo si nos focalizamos en la rentabilidad e intentamos abrazar el bootstrapping desde el inicio tendremos más independencia y capacidad de adaptarnos y sobrevivir cuando las cosas no salgan bien y haya problemas… algo valioso especialmente en épocas turbulentas
¿Esto quiere decir que no hay que preocupase en monetizar, y que lo importante es perseguir tu visión? NI DE BROMA. Lo que quiere decir es que la monetización debe ser una decisión meditada en la estrategia de la startup, y debe suceder cuando tenga sentido… y esto a veces es DESPUÉS de habernos centrado en crecimiento, y a veces es ANTES.
Tu decides 🙂
¿QUÉ OPINAS?
Publicado en JavierMegías.com. Post original aquí.
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¿Que hace un gran lider? El teórico de la administración Simon Sinek sugiere que es alguien que hace que sus empleados se sientan seguros, que atrae a los empleados a un círculo de confianza. Pero crear confianza y seguridad, especialmente en una economía desigual, significa asumir una gran responsabilidad.
Simon Sinek explora cómo los líderes pueden inspirar cooperación, confianza y cambio. Es el autor del clásico “Start With Why”; Su último libro es “Leaders Eat Last”.
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Seguro que conoces a algún compañero que cuenta con unos conocimientos técnicos envidiables, pero que, cuando es colocado al frente de un proyecto, carece de las habilidades para dirigir al grupo. No sabe trasladar sus ideas y tampoco es capaz de comprender a los demás. De ahí la importancia de la empatía laboral en el liderazgo.
Como explica Daniel Goleman en su trabajo Qué define a un líder, “una persona puede tener un cociente intelectual elevado y una formación técnica impecable, pero ser incapaz de dirigir un equipo hacia el éxito. Solo pueden ser líderes efectivos quienes tienen inteligencia emocional, es decir, la capacidad para captar las emociones del grupo y conducirlas hacia un resultado positivo”.
¿Qué es la empatía laboral?
La empatía, según el psicólogo Gustavo Pérez, es “la capacidad de poder experimentar la realidad subjetiva de otro individuo sin perder de perspectiva tu propio marco de la realidad, con la finalidad de poder guiar al otro a que pueda experimentar sus sentimientos de una forma completa e inmediata”.
Se trata de una de las dimensiones o factores de la inteligencia emocional desarrollados por Goleman, para quien la empatía laboral hace referencia a la “consideración de los sentimientos de los empleados, entre otros factores, en el proceso de toma de decisiones inteligentes”.
Y es que la empatía no debe ser asociada como una muestra de interés o de cuidado por los demás, sino también como una herramienta beneficiosa para uno mismo. No se trata de hacer lo que los demás quieran -raras veces se conseguiría satisfacer todos los intereses-, sino de aplicar, como describe Ta-Nehisi Coates, en su artículo A Muscular Empathy, “una empatía muscular arraigada en la curiosidad”.
¿Para qué sirve la empatía en el liderazgo?
Hablamos constantemente de la alta competitividad del mercado actual y, en este escenario, la empatía ha sido desterrada como un requisito del liderazgo, apostando en muchos casos por un enfoque más agresivo e individualista de la carrera profesional.
Sin embargo, también afrontamos un momento caracterizado por el aumento del trabajo colaborativoen el seno de las compañías, la cada vez mayor globalización (con las interferencias que puede ocasionar la diversidad cultural) y la necesidad de las empresas de retener el talento en la empresa. Tres retos en los que las relaciones personales son ineludibles.
Cuando la interacción hace su aparición, es la empatía laboral de los líderes la que determinará el buen o mal estado de estos vínculos con trabajadores, compañeros, inversores, consumidores…
Por ejemplo, un líder sin empatía laboral puede conseguir puntualmente sus metas pero, tarde o temprano, necesitará la colaboración de otros profesionales. En cambio, los directivos que construyen sus relaciones de forma empática cuentan con el respeto y el apoyo del grupo en todo momento, obteniendo éxito en sus proyectos. Así, la empatía laboral de un líder, por ejemplo, le permite ponerse en la piel del cliente, de un empleado o del accionista, lo que le facilita una información valiosa sobre sus expectativas y necesidades. ¿Cómo va a motivar un jefe al equipo si desconoce qué importa o preocupa a los trabajadores?
Como señala Lisa Bennett en un artículo para Forbes, “un líder efectivo necesita comprender la perspectiva del otro para saber cuál es su interés y, de esta forma, mostrar cómo su idea o iniciativa también contribuye a ese interés”.
¿Cómo mejorar la empatía laboral?
Afortunadamente, la empatía laboral -igual que el resto de competencias de la inteligencia emocional- puede ser desarrollada.
En este sentido, si quieres empezar a poner a punto esta habilidad, te recomendamos que sigas estas tres sencillas pautas, recopiladas por Nureya Abarca en su trabajo Desarrollo personal: la empatía en los niveles personal, laboral y organizacional.
Analizar los sentimientos: tras la escucha es necesario plantearse qué ha querido decir la otra persona, es decir, ponerse en su lugar y tratar de desentrañar cómo ve la situación.
Prestar atención a toda la comunicación: el lenguaje no verbal aporta gran parte de la información que emite una persona así que, además de las palabras, importan, y mucho, los gestos, expresiones y posturas que realice el emisor.
Atendiendo a estos tres aspectos, tendremos las claves para poder comprender -en la medida de lo posible- el mensaje de la otra persona y poder adoptar las decisiones en base al mismo.
Publicado en Escuela Europea de Management. Post original aquí.
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El principal modelo de negocios que se nos ha inculcado a lo largo de los años identifica como cruciales y fundamentales los conocimientos técnicos propios de cada rol en la organización. La competencia técnica siempre ha sido la base de todo crecimiento profesional, de todos los sistemas de evaluación y de cualquier criterio de selección del personal.
Las competencias técnicas son las específicas de la función, ya sea administrativa, logística, de producción, comercial o de marketing: estamos acostumbrados a definirlas Hard Skills, mientras que las habilidades de relación y comportamiento se definen Soft Skills, la cuales, durante mucho tiempo, han sido consideradas secundarias.
Sin embargo ¿estamos del todo seguros de que para manejar las complejidades actuales no son las habilidades sociales justamente las más importantes? ¿De que nos sirve un técnico extraordinariamente preparado, que no es capaz de transferir sus conocimientos y favorecer el crecimiento de las personas que trabajan con él? Tal vez sea mejor un técnico un poco menos ‘perfecto’ (aunque sí competente), pero capaz de hacer crecer las personas y la organización, transfiriendo sus habilidades a un equipo que pueda funcionar. Al respecto, podemos citar una investigación de la Universidad de California UCLA, que establece que sólo el 7% del liderazgo es atribuible a la inteligencia (IQ), y que el 93% restante proviene de la confianza, la adaptabilidad, la presencia, la creatividad, la integridad, la autenticidad y la honestidad.
Estamos hablando de inteligencia emocional, un concepto que se sustancia en torno a dos aspectos principales:
Inteligencia intrapersonal, o autogestión, es decir la capacidad de entender lo que está sucediendo dentro de nosotros y actuar en consecuencia
Inteligencia interpersonal y social, la gestión de las relaciones, la capacidad de entender lo que está pasando a los demás, y entre los demás, y actuar en consecuencia.
Un celebre y exitoso artículo de Daniel Goleman y Richard Boyatzis publicado en el Harvard Business Review en 2008 ha puesto definitivamente de relieve la importancia de la inteligencia emocional (y social) para el desarrollo de un ejercicio efectivo de liderazgo.
A partir de los descubrimientos más recientes de la neurociencia (neuronas espejo, células fusiformes, osciladores), los autores sostienen que la inteligencia social es un conjunto complejo de habilidades de relación e interpersonales construidas dentro de circuitos neuronales específicos. En particular, puede que el descubrimiento reciente más importante en neurociencia conductual sea la identificación de las neuronas espejo en áreas dispersas del cerebro que nos revela como los seguidores reflejan, literalmente, a sus líderes.
La inteligencia social tiene, por tanto, una sólida base biológica y comportamientos como el de mostrar empatía o estar en sintonía con los demás afectan a la química del cerebro tanto del líder como de los seguidores.
Citando a los autores del artículo:
“Los investigadores han encontrado que la dinámica líder-seguidor no es un caso de dos (o más) cerebros independientes reaccionando consciente o inconscientemente el uno al otro. Sino que, las mentes individuales se fusionan, en un sentido, en un único sistema. Creemos que los grandes líderes son aquellos cuyo comportamiento aprovecha la fuerza del sistema de interconexión cerebral”. El punto central y la principal ventaja de la inteligencia emocional consiste en “actuar en consecuencia”. Si no somos capaces de dominar tan profundamente la relación con nosotros mismos, vamos a ser incapaces de dominar la relación con los demás y gestionar nuestras metas, nuestras prioridades, esencialmente nuestro ser activos valiosos para la organización. No es suficiente actuar, es esencial actuar en la dirección correcta y para hacer esto, es necesario leer y entender lo que no es objetivo, lo que no está en la capa exterior de los individuos y de los equipos dentro de la empresa: es necesario descender a un nivel diferente, más profundo, donde surgen las raíces de la conducta, de la influencia y de la motivación de personas y equipos.
La inteligencia emocional es lo que distingue a un líder de buen nivel de un líder muy competente en cuanto a la actitud y a la eficacia interpersonal. Un mundo de diferencia en términos de método y resultados.
Para evaluar la inteligencia social y crear planes de desarrollo, Goleman y Boyatzis proponen una herramienta de evaluación conductual basada en siete habilidades emocionales y sociales:
Empatía
Entender lo que motiva a los demás, incluso a los que vienen de diferentes ambientes y experiencias, desarrollar sensibilidad a sus necesidades Sintonía
Escuchar con atención, pensar en cómo se sienten los demás, sintonizarse en sus estados de ánimo Conciencia Organizacional
La capacidad de apreciar la cultura de la organización y entender sus redes sociales, las normas explícitas e implícitas Influencia
La capacidad de persuadir y reunir el apoyo de personas clave El crecimiento de los demás
Habilidades relacionadas con el coaching, mentoring, con proporcionar feedbacks útiles y eficaces Inspirar a los demás
Desarrollo de una visión convincente, la construcción de un tono emocional positivo, capacidad para infundir orgullo y sacar lo mejor de las personas Trabajo en equipo
Fomentar la participación y colaboración de todos los miembros del equipo
También podemos indicar algunas habilidades que son definitivamente fortalecidas por el desarrollo de la inteligencia emocional:
• generar confianza en nuestro equipo y colaboradores;
• estar presentes y sólidos en nuestro papel;
• aprender y desarrollar el instrumento de “preguntas poderosas”;
• capacidad de comunicarse de manera directa;
• capacidad de crear y hacer percibir la conciencia (de sí mismo, de la empresa, de las habilidades de cada uno);
• capacidad de desarrollar acciones en la dirección correcta;
• capacidad de gestionar los objetivos y las actividades que involucran a otros sectores;
• capacidad para asumir y delegar la responsabilidad;
capacidad para gestionar los progresos y el crecimiento de la responsabilidad en sí mismos y en los demás.
Si estamos de acuerdo con el hecho de que el papel del directivo se basa en elegir a las personas y hacerlas crecer con satisfacción y en consonancia con el logro de los objetivos de la organización, es importante preguntarnos cómo podemos asumir una responsabilidad tan grande sin conocer, dominar y gestionar el patrimonio emocional “personal” nuestro y de nuestros colaboradores. La inteligencia emocional es una herramienta crucial para entender y aprovechar todo el potencial de las personas y de los equipos dentro de la empresa y puede resolver muchos problemas y necesidades del negocio, sin recurrir a recursos externos, que pueden, a menudo, ser caros e ineficientes.
De esta manera, concluyen Goleman y Boyatzis, “el llamado lado suave del negocio empieza a ser no tan suave después de todo”.
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Las empresas son como los organismos vivos, tienen su propio ciclo de vida. Pero las fases por las que pasa se alcanzan solo si el empresario y su equipo hacen el trabajo necesario para avanzar. Reconocer en qué fase está tu empresa es clave para enfocar el esfuerzo y dar pasos en la dirección deseada.
¡Bienvenidos a una nueva entrega sobre gestión empresarial y mejora continua!
El propósito de este artículo es darte criterios para distinguir las etapas de una empresa, de manera fácil. Este conocimiento te ayudará a responder preguntas como: ¿en qué me enfoco para avanzar? o ¿qué debo hacer para mejorar?
En diversos artículos de este blog hemos insistido en que este es un tema clave. De manera particular, para emprendedores que se inician, sin experiencia, en la administración y gestión de una empresa.
Y una de las primeras distinciones que hacemos es entre dos acciones propias de todo tipo de organización: administrar y gestionar. Simplificamos estos términos, porque un empresario en las primeras etapas necesita un lenguaje sencillo y fácil de seguir.
¿Qué entendemos por administrar y gestionar? – Acá te lo explico:
Por administrar entendemos ejecutar tareas. Muchas de ellas, repetitivas. Lo común es que estas queden, en algún momento, en manos de personal contratado. Por ejemplo, una tarea es registrar comprobantes en la contabilidad, cuando ya se tiene definido el plan de cuentas. Otras: limpiar la oficina, llevar la encomienda, buscar un pedido, recibir mercancía.
Por gestionar entendemos tomar decisiones. Algunas son decisiones fáciles, porque los criterios son claros. Otras, demandan ingenio y creatividad. Son actividades más para gestores y empresarios.
La mayoría de los empresarios buscan “formas” de hacer las cosas más fáciles, sin perder la eficiencia. Sobre todo cuando la complejidad crece, al ritmo en que la organización también crece.
Por tal motivo, si el empresario reconoce en qué etapa anda la empresa, podrá orientar las tareas y actividades, en función de la próxima fase o etapa. Sin perder el foco de lo importante frente a lo urgente.
Ciclo de vida de las empresas
Como señalamos, las empresas tienen ciclos de vida, que sin duda dependen en parte del contexto y del país en que se desarrollan.
Pero aun estando en un mismo sector y bajo una misma legislación, cada empresa es un caso particular y su ciclo de vida depende de muchos factores. Estos factores son internos y externos.
Como ejemplo de factores internos podemos citar las competencias del empresario y los recursos disponibles en las primeras etapas.
En cuanto a los factores externos, hay muchos. ¿Cuáles reconoces en tu caso?
Al quitar los detalles particulares de cada tipo de empresa, es común que el ciclo de vida se divida en 6 fases: nacimiento, crecimiento, madurez, declive, liquidación o relanzamiento.
Por supuesto, este ciclo puede ser muy corto o muy largo. Un ejemplo es el caso de empresas centenarias, como IBM, por ejemplo.
¿Cuántas empresas conoces que duraron menos de 3 años, 5 años? – Con seguridad, unas cuantas.
Fases comunes de las empresas
Comenzamos por describir las fases comunes del ciclo de vida de las empresas. Luego te explicaré nuestro enfoque de las etapas por las que pasa una empresa, y sobre las cuales compartiremos planes de acción.
Es decir, planes para pasar de una etapa a otra hasta alcanzar el éxito. Sobre estos planes hablaremos en otros artículos.
El nacimiento de la empresa
Comencemos definiendo en qué consiste la fase de nacimiento. En esta, constituyes la empresa legalmente e instalas un local donde operará. Incluye, claro está, la etapa de la idea, en la que te entusiasmas y buscas información sobre su viabilidad.
Los procesos más difíciles en esta fase, los retos que debes superar, son conseguir el financiamiento para operar y mantenerse, además de contactar a tus primero clientes.
El financiamiento puede no ser una condición necesaria. Hay empresas que inician sin más que uno o dos socios en sus propias casas y con sus propios equipos. Pero si se trata de una zapatería de calzado deportivo, ultra ergonómico, pues con seguridad necesitarás equipos especiales y, por lo tanto, recursos financieros.
El crecimiento de la empresa
La segunda etapa es la de crecimiento. En esta, debes empezar a lograr estabilidad para la empresa, por sí misma.
Es decir, debe hacerse independiente del financiamiento e incrementar la cartera de clientes. Esto conlleva a aumentar el número de empleados, pues habrá más demanda en el volumen del trabajo, al crecer las ventas.
Es un punto importante en esta fase, gestionar técnicas de mercadeo para posicionarte en la mente de los clientes o consumidores.
Según sea el sector de la empresa y el crecimiento, es posible que necesites adquirir nuevos locales u oficinas. En esta fase un aspecto clave es que debes asegurar que el crecimiento sea sostenible. Puede ocurrir un crecimiento que luego decaiga, por razones diversas.
La madurez de la empresa
La tercera fase, y la más “deseada” por los empresarios, es la de madurez.
Una empresa madura ha alcanzado el éxito. Es una empresa estable. Los clientes son fieles porque tienes credibilidad y capacidades demostradas. Tienes personal que atiende la administración y parte o toda la gestión.
Para algunos, este período ocurre cuando logras alcanzar el máximo tamaño en el mercado. Lo que implica que compites, apoyado en una organización eficiente.
Esto implica además, que añades valor agregado a tus servicios o productos y desarrollas estrategias de innovación para mantenerte en el mercado ganado. E inclusive, para ir a nuevos mercados.
El empresario en esta etapa busca mantenerse, aplicando estrategias para adaptarse y no perder mercado o vigencia. Por supuesto, todo depende del sector al que pertenezca la empresa.
Hay sectores más volátiles que otros. En cualquier caso, el empresario debe aplicar algún tipo de vigilancia, para no perder mercado. Para algunos, lo difícil no es llegar a la fase de madurez, sino mantenerse allí.
La declinación de la empresa
Cuando tu empresa no logra mantenerse en esa atapa de la madurez, pasará a la etapa de la declinación. Esto se traduce en que “la empresa no anda bien”.
En esta etapa, la empresa comienza a perder participación en el mercado. Se debilitan los ingresos y se tienen problemas para mantener la infraestructura lograda. Es la declinación tal y como su palabra lo indica.
Esto puede pasar inclusive sin ser percibido a tiempo, cuando las empresas son complejas y la burocracia ha crecido de manera importante.
La liquidación de la empresa
De no implementar estrategias de posicionamiento, para llevar a la empresa a un “renacimiento”, llegará a la última fase del ciclo de vida: la liquidación.
La fase de la liquidación puede llegar por muchos motivos. Uno de ellos, una decisión adrede. Ocurre en empresas familiares, cuando la generación de relevo no se interesa por la continuidad de la empresa, por ejemplo.
En otros casos ocurre cuando la empresa agota todos los recursos que tenía para mantenerse operando y se ve en la necesidad de cerrar.
¿Qué otras razones pueden llevar al cierre?
¿Conoces casos en los que el cierre fue inevitable?
El relanzamiento de la empresa
Ahora bien, si como empresario logras, antes de llegar a la liquidación, reinventarte con nuevos productos o servicios, y así alcanzar nuevos mercados, estarás en una especie de renacimiento. Es el relanzamiento de la empresa.
Podría volver a crecer y llegar a la fase de madurez nuevamente. Y esto será, en la mayoría de los casos, por cambio de sector o una renovación tecnológica importante.
¿Conoces empresas que hayan logrado renovarse para evitar desaparecer? – Seguro que conoces unas cuantas.
En fin, como puedes ver por lo comentado, cada fase supone problemas y retos diferentes.
Como empresario, eres el único responsable de afrontarlos de la mejor manera. Para ello, requieres herramientas que te permitan prever situaciones y afrontarlas con buenas estrategias. Necesitas herramientas de gestión, desde la fase de crecimiento y, en particular, en la madurez.
De lo que si puedes estar seguro es que si aplicas planes de mejora y gestionas bien, saldrás airoso de cada problema que amenace la continuidad de la empresa.
Etapas de las empresas: nuestro enfoque
Si has leído artículos de nuestro blog, habrás visto que en muchos de ellos hacemos referencia a las etapas de una empresa. Y con seguridad, habrás notado que el enfoque es práctico.
El conocimiento no solo viene de teorías, también viene de la práctica. En este blog, apuntamos a eso, a la práctica. A la experiencia del día a día.
Acá nuestro vídeo clásico sobre las etapas de las empresas. ¡Vale la pena verlo! Duración: 13’ 14”.
Con las experiencias podemos acercamos y compartir aprendizajes para una gestión “fácil” de las empresas. Fácil acá se refiere a un enfoque práctico, concreto.
En la siguiente imagen verás las etapas de las que hablamos:
Veamos a qué corresponden estas etapas respecto al ciclo de vida comentado:
Madurez: funcionamiento óptimo + empresa en expansión
Las fases de declinación, liquidación y relanzamiento no las modelamos. Esto es porque en toda empresa, la permanencia depende de la vigilancia de los gestores o empresarios. Y nos centramos en planes para que una empresa no desaparezca, o al menos, no decline.
Una empresa, estando en funcionamiento regular, estable, óptimo o en expansión, puede retroceder en cualquier momento. Puede entrar en un proceso de declinación y hasta desaparecer.
Este blog se centra en comentar cómo puedes pasar de etapa y mantenerte en la misma, sin declinar. Claro está, son muchos los escenarios, por los tipos de empresas y las condiciones particulares de cada una. Sin embargo, las experiencias comentadas ayudan a visualizar y de allí, a aprender.
¿En qué fase del ciclo de vida está tu empresa?
No solo queremos que pienses en qué fase del ciclo de vida está tu empresa. También es importante determinar en qué etapa está: ¿puesta en marcha, funcionamiento regular, estable, óptimo o en expansión?
Una forma de aproximarse a la respuesta es con base a lo siguiente:
E2. Puesta en marcha: aún no facturas. Estás con el papeleo y todo lo demás.
E3. Funcionamiento regular: facturas, pero no tienes capacidad para contratar personal. Sigues haciendo de todo.
E4. Funcionamiento estable: facturas, hay clientes recurrentes; ya tienes holgura para contratar personal y delegar la administración.
E5. Funcionamiento óptimo: todo marcha súper bien, la empresa es madura, utilizas herramientas de gestión. Puedes inclusive, delegar parte de la gestión de la empresa.
E6. Empresa en expansión: puedes acceder a otros mercados, crear nuevas empresas a partir de la actual, crear franquicias, crear productos o servicios para ir a océanos azules, etc.
Para finalizar, te dejo 3 preguntas para tu reflexión:
¿En qué etapa está tu empresa y cuánto tiempo lleva allí?
¿Está en una fase intermedia? Por ejemplo, ¿entre regular y estable?
¿Está estancada, no avanza?
Sobre los planes para avanzar entre etapas, seguiremos comentando y presentando experiencias.
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Según Becker y otros, (Becker B., Huselid M., Ulrich D. /2002/ Cuadro de mando de recursos humanos de la empresa. / Barcelona/ Ediciones Gestión 2000, S.A.) “la herramienta más poderosa que los responsables de RRHH pueden utilizar para asegurar la contribución estratégica es, desarrollar un Cuadro de Mando Integral que, convincentemente demuestre el impacto de la gestión de RRHH en la organización. Este logra integrar la medición del rendimiento de la gestión de RRHH con la implementación de la estrategia organizacional”.
Estos 8 consejos Personales que quiero compartir contigo, son experiencias personales extraídos de mi vida profesional y laboral, que te facilitarán en gran medida, el camino hacia la comprensión, elaboración y la implementación eficaz, de un CMI de gestión de personas en tu empresa.
La necesidad de ejecutar la estrategia de una gran empresa o un pequeño negocio, con eficacia, es crucial en una era de globalización, conocimiento del cliente y rápidos cambios en tecnologías y mercados.
Si sigues estos 8 Consejos Personales (previos al desarrollo de un CMI) , ahorrarás tiempo y recursos y estarás en mejores condiciones, para demostrar el impacto de la gestión de personas, en los resultados de tu empresa.
El CMI, es un instrumento o metodología de gestión, desarrollada en la década de los 90 por Robert Kaplan y David Norton, que facilita la implantación de la estrategia de la empresa, de una forma eficiente, ya que proporciona el marco, la estructura y el lenguaje adecuado, para comunicar o traducir la misión y la estrategia, en objetivos e indicadores organizados en cuatro perspectivas: finanzas, clientes, procesos internos y formación y crecimiento.
Mi primera experiencia práctica con el Cuadro de Mando Integral (CMI), fue hace casi 13 años, cuando me desempeñaba como Especialista Principal de Gestión de Recursos Humanos, en una Empresa Pesquera, de tamaño medio.
En aquel entonces me sentía con la confianza necesaria, para poder empezar a implementar lo aprendido de mis lecturas sobre CMI (o al menos eso creía).
Cometí muchos errores, de los cuales aprendí muchísimo y que me sirvieron de guía en el resto de los proyectos de CMI que he tenido que liderar, tanto para la gestión de personas, como para la gestión global de empresas.
Sin más, te dejo con mis 8 Consejos Personales.
Convencimiento y pasión personal por medir la actividad de gestión de personas:
Debes estar convencido, que medir la actividad de gestión de personas, es importante, descubrir esas razones y asegurarte, de que serán el motor impulsor, para derribar los obstáculos que se te van a presentar.
Debes buscar las vías y formas necesarias para lograr, que esa pasión que tienes por medir, sea percibido por todos.
En este post, te describo las razones que me convencieron y me ayudaron a convencer a otros, dela importancia de medir en la gestión de personas, como única forma de contribuir, al cumplimiento de los objetivos de la empresa y algunos consejos de cómo lograr, que esa pasiónque tendrás por medir, sea percibida por todos y logres sumar adeptos a tu causa.
Preparación previa y suficiente en CMI.
Estudio de los referentes en este tema.
Honestamente considero, que es imprescindible estudiar las obras de los clásicos, sobre todo, la de los creadores y divulgadores de esta valiosa herramienta de gestión, medición y comunicación de la estrategia.
En mi caso personal, te cuento que ya venía influenciado por la obra de Jac Fitz-enz, (How to measure HRM. Jac Fitz-enz. 2nd edition. McGraw-Hill, inc. USA. 1995), que me estimuló la curiosidad por medir, que se completó cuando me acerqué a las obras de Robert Kaplan y David Norton y la de Paul Niven, relacionadas con el CMI.
Todas estas obras me las estudié e hice lo mismo que hago con todas las obras que leo: le hice resúmenes de los elementos más importantes que yo consideraba, me iban a servir en el futuro.
Estudio de buenas prácticas.
Después me convertí en un adicto a las lecturas relacionadas con el CMI, a investigar y buscar casos prácticos que me ayudaran a entender mejor el tema. Participé en innumerables eventos, encuentros, cursos y seminarios, donde se exponían buenas prácticas.
Contar con documentación relevante actualizada:
Estrategia de la Empresa: Bueno sin dudas el más importante de todos, nunca olvides que elobjetivo fundamental de un CMI, es precisamente traducir la estrategia de una empresa en objetivos e indicadores, organizados en cuatro perspectivas: finanzas, clientes, procesos internos y formación y crecimiento.
Si consideras que a la estrategia actual, deberías hacerle modificaciones, se las haces, pero te aconsejo, que no trates de desviar tu proyecto de CMI, a un proceso de planificación estratégica. Trata de entender y traducir, la que tienes. De todas formas, puedes hacer una valoración de la estrategia que tengas, utilizando algunas herramientas simples, que me han funcionado.
Estrategia de gestión de personas: Si no tienes una, aquí sí te recomiendo que la elabores de forma participativa con tu equipo y por supuesto, alineada a la estrategia de la empresa.
Resultados de auditorías internas y externas a la actividad de gestión de personas.
Trata de recopilar todos los resultados que puedas, de las auditorías externas e internas, que le hayan realizado al área de gestión de capital humano, durante al menos los dos últimos años.
Esto te permitirá conocer, que estás haciendo mal y te van a dar ideas, de cómo convertir toda esa información, en indicadores potenciales a medir en un futuro, con vistas a mejorar.
También sería muy útil, realizar un diagnóstico de la situación actual de tu gestión de personas.
Listados de indicadores más comunes utilizados por empresas exitosas.
Me fue muy útil apoyarme en un “Menú Preestablecido de Indicadores de gestión de personas”, que logré elaborar, a partir de las mejores experiencias de empresas amigas y de empresas exitosas en el mundo. Te recomiendo que hagas algo parecido.
Identificar necesidades y prioridades, en la gestión de personas por parte de tus clientes internos.
Prioridades de los directivos en materia de gestión de personas. Estas prioridades las puedes conocer, utilizando simples entrevistas o cuestionarios que le hagas directamente a los directivos. Podrás preguntarle o que te hablen de los siguientes temas.
Principales problemas y retos del negocio.
Evaluar si la estrategia de negocio y la de gestión de personas, están alineadas.
Evaluar el comportamiento por parte de los primeros ejecutivos en la aplicación de las políticas de gestión de personas.
Conocer la posición competitiva de la empresa, los factores clave del éxito en el futuro y posiblemente, de las medidas del cuadro de mando.
Si la Gerencia/Dirección de gestión de personas está gestionando de forma eficiente sus costos, si contribuye a los resultados financieros de la empresa.
Grado de eficiencia en la ejecución de los subprocesos propios de la gestión de personas, en términos de cumplimiento de planes y actividades previstas e indicadores de calidad asociados a dichos subprocesos.
Aspectos relacionados con el desarrollo y retención del personal clave de la empresa.
Quejas más frecuentes sobre las prácticas de gestión de personas. (Directivos y empleados). Para detectar estas quejas, te aconsejo estar alerta a lo que “hablan y comentan”los directivos y empleados, sobre las prácticas de gestión de personas. Pueden ser en reuniones, en los pasillos, en conversaciones informales o como resultado de aplicar encuestas.
Principales preocupaciones relacionadas con la gestión de personas.
Grado de satisfacción de los clientes internos, con los servicios prestados por el área de gestión de personas. (tiempo de respuesta, calidad de los servicios y costo)
Criterios que tienen, en cuanto a las soluciones que brinda el área de gestión de personas y conocer si dan respuesta efectiva a los problemas y retos de negocio.
¿Qué indicadores de gestión de personas miden las empresas de tu sector y cuáles son sus resultados?
Empieza por averiguar, dentro del propio sector donde se mueve la empresa, cuáles son las mejores empresas, en cuanto a resultados económicos-financieros y trata de investigar en ellas, las mejores prácticas de capital humano que tienen implementadas, así como el comportamiento de los principales indicadores de gestión de personas que están midiendo.
Prioridades de directores de capital humano de empresas similares. (leer entrevistas y tendencias)
En internet hay muchos sitios que publican entrevistas a directores de capital humano e incluso CEO’s, donde ellos exponen, además de sus buenas prácticas, las prioridades que tienen en sus empresas. Te recomiendo uno que he utilizado con bastante frecuencia: www.equiposytalento.com. Puedes acceder por igual a Iberoamérica: Retos en la gestión de personas
También debes estará atento a las últimas tendencias en materia de gestión de personas.
Buenas prácticas de las mejores empresas para trabajar en el mundo.
Te recomiendo que busques información, en las empresas de clase mundial, son muy inspiradoras. Si puedes, trata de leer los listados anuales de mejores Empresas para Trabajar en el Mundo y después sigue buscando y leyendo entrevistas que le hagan a los directivos de esas empresas. (Best Workplaces to Work).
Gestionar por procesos la actividad de gestión de personas.
Responsabilizar a una persona con el ciclo completo de cada subproceso de gestión de personas. (PDCA)
Aplicar un principio de la gestión de calidad, el ciclo PDCA o Plan, Do, Check, Act. En los últimos 15 años he aplicado este principio y me ha traído excelentes dividendos.
No descubro nada con decirte, que la responsabilidad individual por todo un proceso, evita muchísimos problemas, contratiempos, trabajo duplicado y un largo etcétera. Pero muchas veces pasamos por alto este elemental principio.
Te aconsejo que responsabilices a una misma persona, con la planificación, ejecución, control y mejora de cada subproceso de gestión de personas. Tiene que existir un compromiso personal, con la evolución general de cada subproceso.
Programa de diseño e implementación del CMI.
Te recomiendo que identifiques las actividades fundamentales para llevar a cabo el proceso de conformación del CMI, los tiempos estimados de cada una de ellas y mostrarlo de una forma simple y directa, a través de un Diagrama de Gantt.
Mi experiencia me ha confirmado que nunca son exactos los tiempos estimados, pero sin dudas sería muy caótico, si no se planificara antes.
Revisar si los actuales objetivos de la gestión de personas, apoyan a la estrategia de la Empresa en toda su magnitud.
Te aconsejo que hagas una tabla en Excel, con dos columnas, en una escribes todos los objetivos estratégicos de tu empresa y en la otra los objetivos de gestión de personas que servirán de apoyo al logro de los primeros.
Utiliza la técnica de trabajo en grupo con tu equipo de gestión de personas (lo ideal sería que invites a los principales directivos, pero no siempre es posible) y a través de una tormenta de ideas, vas reflejando todo lo que debes hacer para apoyar el cumplimiento de cada objetivo.
Importante: tener a mano toda la información que ya tienes y que obtuviste al aplicar los consejos anteriores.
Las siguientes preguntas te ayudarán a revisar o a definir los objetivos de gestión de personas.
Para el logro de este objetivo estratégico de la empresa, ¿qué puedes hacer desde gestión de personas para acelerar su cumplimiento?
¿Cuáles objetivos son críticos y qué factores te posibilitarán su cumplimiento?
¿Cuáles son los indicadores claves para cada objetivo?
¿Cómo podrás medir el cumplimiento y el progreso de los objetivos?
¿Cuáles son las barreras que debes derribar, para apoyar el cumplimiento de cada objetivo?
¿Qué competencias se requieren en tus empleados, para alcanzar los objetivos?
¿Estás proporcionando a tus empleados, las competencias necesarias para alcanzar estos objetivos?
¿Qué cambios necesitas realizar en tus prácticas de gestión de personas?
Después que tengas una primera propuesta o borrador de estrategia, la presentas en el órgano de dirección de tu empresa, para debatirla y aprobarla.
Si aplicas adecuadamente estos 8 Consejos Personales, estarás en inmejorables condiciones, para arrancar de manera efectiva, con un Proyecto de CMI asociado a la gestión de personas.
Créeme a mí me funcionó. ¿Por qué a ti no? ¿Me cuentas tus experiencias?
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Comparto ideas que surgen del azar, pero que tienen un trasfondo de mucha intuición y trabajo. Surgen sin orden, las anoto, las pienso, las trabajo. Son como misiles mentales.
Hay momentos, tras reuniones intensas, viajes largos, horas de reflexión, a veces de cansancio, que ciertas ideas surgen como si fueran un rayo. Son momentos de incomodad, de asumir lo que ves, de pensar y radiografiar situaciones que remueven. Son ideas que surgen del azar, pero que tienen un trasfondo de mucha intuición y trabajo. Surgen sin orden, las anoto, las pienso, las trabajo. Son como misiles mentales, que luego desarrollo en modo de artículos, y a veces acaban en mis libros.
Hoy comparto, para la familia de Sintetia, algunas de estas ideas en estado virgen. No busques orden o un hilo conductor, porque no lo hay. Pero lo que sí hay es la inspiración de gente admirable que me encuentro todos los días. Lo que sí hay es una celebración a la positividad. Nada más. Comparto 30 ideas por si a alguien más también le ayudan a encauzar momentos necesitados de positividad.
1.- Admirar en silencio a los admirables.
2.- Las cadenas de inspiración son más robustas que las cadenas de mando.
3.- Innovar es desafiarse a uno mismo.
4.- Sembrar las oportunidades en perímetros de confianza.
5.- La actitud y la pasión pueden ser más fuertes que la estrategia.
6.- La empresa crece bien si todos crecen: clientes, empleados, accionistas, sociedad.
7.- Dedicar más tiempo al talento que al no-talento.
8.- Dedicar más tiempo a los comprometidos que a los displicentes.
9.- Desintoxicarnos de los tóxicos.
10.- Contratar siempre a personas que, en algo o en todo, son mejores que nosotros.
11.- Aprender a preguntar puede llevar toda una vida.
12.- Construir brevedades que dejen espacio a los demás.
13.- Abrazar la diversidad.
14.- Minimizar las reuniones. Agilizar las decisiones.
15.- Un buen ejemplo ahorra muchas reuniones.
16.- Revolver la suma de inteligencias a favor de las personas.
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Entre las frases lapidarias que hacen referencia a la comunicación interesa recordar la que sentencia: “No todo es comunicación, pero todo comunica”. Un aserto que se cumple siempre y que, por lo mismo, alcanza el rango de ley. Un principio que olvidan algunos directivos que, por unos u otros motivos, optan por dosificar, limitar e incluso alterar la información que proporcionan a los trabajadores. Una actitud que se enraíza en el miedo ancestral de los poderosos a la pérdida de autoridad y que tiene origen en un vetusto sofisma que se resume en la frase: “La información es poder”.
No tengo certeza, pero dicha paremia me parece que es producto de una interpretación libérrima de la conclusión que hilvanara en 1597 Sir Francis Bacon en su obra Meditationes Sacrae. De haeresibus, donde dice: “Nam et ipsa scientia potestas est”, cuya traducción literal es: “Y, por lo tanto, el conocimiento mismo es poder”. Por ello creo que tal transliteración identifica información y conocimiento cuando el dato representa una unidad de información aislada, la información es un conjunto de datos y el conocimiento es un conjunto de datos relacionados entre sí en un contexto determinado que les permite cobrar significado. Luego, información (notitia) y conocimiento (scientia) no son términos absolutamente equivalentes. Y, a lo sumo, refieren sentidos cercanos que nos permitimos la licencia de utilizar como sinónimos.
Una hábil argucia mediante la cual se ha pretendido hacernos creer, en un mundo que todavía era exclusivamente analógico, que quien acaparara la información obtendría la autoridad. Pero hoy, en la era de los grandes datos, todavía tenemos que ser más conscientes de que aquel aforismo ha perdido su carácter de máxima. Y hay razones de peso para liberarse de tal infundio. Primero porque sabemos que no toda la información es relevante y porque las masas de datos más que información suponen infoxicación. Segundo porque el postulado presupone que quien posee los datos conoce los mecanismos para depurarlos, conectarlos e interpretarlos. Y, tercero porque tal afirmación presume que quien detenta la información sabe qué puede hacer con ella, cómo utilizarla a favor de un fin y en qué momento puede aprovecharla. Luego, per se, la información no es poder, lo que contiene es el potencial para hacernos poderosos. Precisa tener, además de los datos, la capacidad para procesarlos y saberlos explotar para producir un resultado. Y, además, acontece justo lo contrario: hoy en día la autoridad radica en saber gestionar con acierto la inteligencia colectiva y ello solo es posible compartiendo la información. Que es la manera de crear conocimiento provechoso.
Dejar de informar es dejar de influir
La efectividad de los dirigentes es directamente proporcional a su capacidad de influencia, pero hay sujetos que pretenden privilegiarse apropiándose de la información, seguramente porque están convencidos de que mediante dicho ardid podrán manejar mejor y más fácilmente a los subordinados. Al fin y al cabo, consideran, y no les falta razón, que hay informaciones especialmente sensibles, contenidos peligrosos, datos críticos, hechos comprometedores y asuntos interpretables que podrían poner en riesgo la docilidad entendida como el mal arte de un estilo de dirección caduco y amparado en la fuerza, en el poder del amenazante binomio copulativo “ordeno y mando”, propio de un estilo de autoritarismo todavía vigente en algunos centros de trabajo regidos por la intolerancia, aunque disfrazada de vana cordialidad.
Pero de lo que no se dan cuenta -esta clase de directivos- es que tal proceder les resta autoridad y toda capacidad de influencia sobre sus públicos internos. Sin embargo, tampoco reconocen que es, precisamente, su estilo directivo el que les imposibilita para aunar voluntades y conseguir alinear personas con una estrategia de empresa. No en vano, una de las primeras lecciones de comunicación podría enunciarse diciendo que “Todo espacio informativo que permanece vacío atrae informadores hasta saturarse.” En consecuencia, allí donde la información escasea o es alterada, allí donde la comunicación fracasa y allí donde el diálogo se ha roto florece la aparición de emisores alternativos que, a fuerza de rumores, consiguen tomar la delantera a los comunicadores oficiales, colocando a la organización a remolque suyo por no haber sabido prevenir situaciones que precisan satisfacer la natural necesidad de conocimiento de las personas. Casos en los que la clave para evitarlo -por parte de la organización- tendría que haberse atenido a los principios de sorpresa, anticipación, oportunidad y relevancia.
Quienes todavía siguen creyendo que su autoridad depende de la información que posean en exclusiva, tendrían que saber que la falta de información o la inoportunidad en comunicarla socava la credibilidad de los emisores institucionales, pone en solfa los buenos propósitos, declarados por los portavoces de la empresa con anterioridad y con ocasión de otros discursos, genera un ambiente de incertidumbre, de malestar. Y, finalmente, propicia que los receptores concedan más credibilidad a quienes ocuparon los espacios informativos antes que los comunicadores oficiales. Un caso especialmente trascendental (para centros de trabajo a partir de seis o diez empleados) es cuando los delegados de personal, o los representantes de los trabajadores, deciden suplir la carencia informativa haciendo circular noticias que, ante el vacío institucional, cobran la fuerza de forjar opiniones en la plantilla.
Colonizar espacios informativos
Ocupar un espacio informativo significa hacerse con la posibilidad de erigirse como principal fuente emisora y amortiguar los efectos que pudieran tener otros informadores haciéndoles perder fuerza; lo que se consigue hurtándoles la novedad y, por ende, desposeyéndoles de la originalidad a la que podrían optar cuando los principales datos son desconocidos por la mayoría.
Como es lógico, lo que está bajo el control de los órganos de dirección son sus decisiones, la forma en que se toman y los tiempos que se disponen para decidir. Obviamente también, el contenido de las determinaciones, la fijación de agenda para dar traslado de la información a la plantilla o a los destinatarios directamente afectados y, en su caso, a la representación legal de los trabajadores, los tiempos de ejecución para informar, los escenarios y los modos en que se producirá la comunicación así como las portavocías encargadas de su difusión.
Pero también hay que contar con el momento actual y repasar los antecedentes informativos que guarden relación con los nuevos contenidos a participar y que engrosan el gradiente de información previamente en conocimiento de los receptores. Transmitir una información, por trivial que pueda parecer, es un acto de empresa que nunca conviene dejar a la improvisación. Todo contenido ha de perseguir un objetivo, que no es otro que producir unos u otros efectos: cognitivos, actitudinales, emotivos o conductuales.
Una cuestión importante, que suele pasarse por alto, es que el interés del informante no es el mismo ni tiene por qué coincidir con las expectativas de los informados; luego la comunicación hay que elaborarla teniendo en cuenta las necesidades de los receptores y teniendo muy presente lo que es relevante para la audiencia. Importa, por tanto, prever el impacto que puede suscitar el mensaje y calcular la capacidad de los destinatarios para vincular la información que se les traslada con otros discursos anteriores y, por supuesto, con otros hechos de empresa cuya fuerza testimonial es indudable que supera con creces a cualquier alocución. Cuando las palabras se cotejan con los hechos estamos frente al análisis de la consistencia del pensamiento empresarial; uno de los pilares de la credibilidad.
Para que la información resulte creíble tiene que ofrecerse con consistencia, coherencia, transparencia y veracidad. Consistencia, para guardar relación con los principios generales; coherencia, para relacionar el hacer con el decir; transparencia, mediante un estilo de comunicación claro, directo y sencillo; y siempre ateniéndose a la verdad.
En conclusión, quiere ello decir que información y comunicación no son actos inocuos y que las consecuencias que depararán serán proporcionales al comportamiento que informadores y comunicadores adopten, respecto de sus públicos, por lo que convendrá ser muy conscientes de la trascendencia que revisten tales composturas relacionales. En esto, no vale improvisar. De manera que es absolutamente necesario controlar y hacer circular la información, pero antes de disponerse a ello, habrá que contar con que los mensajes pueden y deben valorarse y validarse, tienen que diseñarse en coherencia con el pensamiento y con la orientación estratégica de la empresa. Y ha de tenerse muy claro que es absolutamente necesario determinar qué conviene informar y qué no, cómo y cuándo, dónde, de qué manera, a quién y con qué intensidad, pero siempre con prudencia, con realismo y huyendo del catastrofismo porque la información se dirige a personas adultas con las que seguramente interese crear un diálogo constructivo que no puede omitir el cálculo del análisis previo sobre los posibles efectos de la comunicación que dimanan de los actos de empresa.
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Muchas veces nos encontramos en la tesitura de elegir que hacer primero entre varias cosas que parecen ser igual de importantes y no sabemos qué hacer. Una reunión, un informe y salir temprano para recoger a tu hijo, por ejemplo.
Nuestra reacción suele ser intentar hacer las 3 tareas a la vez, correr más para hacerlo todo, robar tiempo al sueño, a la familia y a nosotros mismos. Pero el resultado es siempre el mismo: cumplimos con las 3 tareas, no hacemos realmente bien ninguna de ellas, y pagamos un precio a nivel personal muy alto.
En función de tu trabajo y posición puede que te encuentres en esta situación de vez en cuando, o incluso constantemente.
Pero, ¿qué podemos hacer?
La respuesta que darían muchos expertos es asignar prioridades a las tareas, pero el verdadero problema cuando todo es importante no es priorizar las tareas que tienes delante.
Cuando todo es importante, lo importante es pararse a determinar que es lo realmente importante.
Me explico. La palabra “prioridad” o “importante” las deberíamos usar para distinguir lo que es clave para avanzar en la dirección que queremos, para crear dos conjuntos de acciones con una frontera clara:
las que me hacen avanzar hacia mi destino y las que mantienen las cosas en funcionamiento.
Cuando todo es importante, nada lo es. Cuando todo es importante la frontera entre los dos conjuntos de tareas desaparece.
Así que si quieres realmente poder decidir con claridad qué va antes y que va después cuando todo es importante no hay más remedio que:
Pararse a pensar “¿a dónde voy exactamente?”, pues sin saber a dónde vas con claridad, no podrás saber qué acciones son las que te hacen realmente avanzar, y que acciones no aportan más que mantenerse en movimiento. No podrás definir los dos conjuntos de tareas; como los llamamos en FAST®: el de foco y el de responsabilidad/objetivos secundarios
En un mundo de abundancia de información y comunicación globalizada donde puedes plantear pasos hacia tu destino de mil formas distintas, es obligatorio pararse a determinar de todas las posibles opciones, cuál (y cuáles NO) es la mejor (tu foco), y dentro de ella, que sub-acción es la mejor, y dentro de ella qué sub-sub-acción es …
Tener el coraje de apostar en uno mismo, de apostar en nuestro criterio para enfocarnos en una sola cosa. Tener el coraje de ignorar la desaprobación derivada de no complacer las tareas que te piden los demás sino buscar su respeto por ser alguien con las cosas meridianamente claras (pasos 1 y 2) que avanza en una única dirección. La dirección, el destino por el que he apostado. Tener el coraje de arriesgarse a haber escogido la dirección incorrecta y la templanza para reajustarla cuando veas que no es el camino.
Tener principios/reglas innegociables que apliques sin pensar un instante cuando te enfrentes a una decisión. Por ejemplo: el tiempo con mi familia es sagrado de 17:00 en adelante, no entró en proyectos con personas que X, etc.
Aclara tu foco o págalo con tiempo personal
En esencia, si quieres priorizar varias cosas que parecen importantes, tienes que pararte a revisar tu esquema de prioridades y reordenarlo para centrar tu foco, determinar qué es lo clave, y qué es secundario; definir el conjunto de tu Foco y el de Tus Responsabilidades/Objetivos Secundarios.
Por definición todo no puede ser importante/prioritario, si lo es, tienes un problema muy grave, pues acabarás robando tiempo a las cosas que realmente son importantes en tu vida y no deberían ser negociables: tu mismo y tus seres queridos.
Si te gusta, ¡comparte por favor!
Contéstame en comentarios: ¿te pasa esto? ¿Te paras de vez en cuando a aclarar el camino y tus prioridades? ¿Qué reglas tienes del tipo del punto 4?
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